Capítulo 2
MEW
Gulf, ese es su nombre. Cuando Max me pidió que le acompañara al club no esperaba encontrar algo que me devolviera a la vida. O en este caso a alguien. Hace más de un año que no he tenido un sumiso, en realidad nadie me ha atraído lo suficiente como para ofrecerle mi collar. Todo en este mundo se está volviendo algo superficial, nadie se compromete a largo plazo y solo quieren algo de diversión.
Para mí esto es más que una inclinación sexual o una fantasía, es mi estilo de vida. Cuando Gulf entró en mi campo de visión mi corazón saltó de emoción. Su cuerpo grita sométeme por todos lados, pero en su mirada puedo ver que no será fácil llegar hasta él, todavía no entiende que sumisión no es lo mismo que humillación.
Max nos presenta y cuando mi mano toca la suya puedo ver que no le soy indiferente. Gulf es arquitecto, se dedica a fabricar viviendas sostenibles para países en desarrollo. Es un buen hombre, inteligente y muy guapo, además sería un sumiso excepcional, pero esto último todavía no lo sabe.
Lo invito a bailar y él acepta, su cuerpo quiere cosas que su mente todavía no acaba de asimilar, así que le propongo probar lo bueno que puede ser que acepte ser mío, en principio por esta noche. Y aunque no esperaba que aceptara él lo hace, así que lo llevo a un reservado y cierro la cortina. Quiero hacer esto bien, así que esta noche solo le mostraré una parte de lo que podríamos ser juntos y ¡dios mío!, jamás pensé que sería tan fantástico. Tengo que conseguir que quiera ser mi sumiso, tengo que jugar bien mis cartas si quiero que lleve mi collar.
Cuando su cuerpo se rompe entre mis brazos gritando de placer absoluto, sé que estamos hechos el uno para el otro. Gulf ha entrado en el subespacio, puedo verlo en su mirada perdida. Cojo una manta del aparador de la entrada y lo envuelvo con ella, me pongo mis pantalones y lo siento sobre mi regazo. Cuando vuelva del espacio donde se encuentra en estos momentos quiero que se sienta protegido, que sepa que estoy aquí para él.
Pero algo pasa, no sé muy bien el qué, Gulf salta de mi regazo, recoge su ropa a toda prisa y sale corriendo hacia la salida. Intento hacer que me explique qué le pasa, lo llamo sin parar, pero él no me responde, solo corre hasta que lo pierdo de vista.
— ¿Qué coño ha pasado? — me pregunta Max saliendo de su reservado con Tul a su espalda.
—No tengo ni idea, todo ha ido bien, y de repente se ha levantado y ha salido corriendo— le explico.
—Amo — lo llama su sumiso.
—Habla cariño, ¿sabes que le ha pasado a Gulf?
—Gulf todavía no ha superado la muerte de su novio, hace tres años tuvo un accidente de tráfico y estuvo atrapado varias horas viendo como Teerapat moría. Hoy ha decidido acompañarme contra todo pronóstico y la verdad me parece mentira que se fuera contigo. Tienes que saber que no ha estado con nadie desde hace tres años y si de verdad te interesa tendrás que tener paciencia con él. Yo hablaré con Gulf, pero tómatelo con calma — me explica su amigo.
Ha sido un momento memorable, pero ¿vale la pena el esfuerzo que me supondrá romper todos los muros que ha alzado Gulf para defenderse del dolor? Me pregunto si estoy dispuesto a tener la paciencia necesaria para llegar hasta él. Y la excitación que siento correr por mis venas me dice que sí, que por primera vez en mucho tiempo deseo que llegue el día en que alguien sea totalmente mío. A partir de mañana se abre la veda, y mi objetivo se llama Gulf Kanawut.
GULF
Mi mente repasa todos los detalles de mi noche con Mew una y otra vez. Como sus manos se apoderaban de mi cuerpo, como dejé que me azotara, como permití que me follara sin miramientos y como lo volvería a repetir infinitas veces.
Estoy en mi oficina delante de mil asuntos que atender, mil correos que contestar y después de una semana de lo sucedido sigo sin centrarme del todo, sin olvidar su cara mientras me susurraba que nos diera una oportunidad.
— ¿Qué coño me está pasando Tee?— lanzo mi pregunta al aire.
—Pues que estás recuperando tu vida, porque te lo mereces— oigo a Tul desde la puerta de mi despacho, ni sé cuánto tiempo lleva ahí.
—Tul, ¿cuánto llevas en la puerta espiándome? — le pregunto.
—No es espiar si toco la puerta, que por otro lado está abierta, y no te dignas a contestarme— me espeta sentándose frente a mi escritorio.
—Perdóname estoy un poco disperso esta semana.
—Ya, Mew Supassit es tu distracción y no me extraña — me dice guiñándome un ojo como el coqueto irremediable que es.
—Para Tul, no quiero pensar en ese hombre — le replico.
—Pero no puedes dejar de pensar en él o en su enorme... — empieza a decirme, pero lo paro con un gesto de mi mano.
—Tul... - le advierto.
—Personalidad, mal pensado, te iba a decir personalidad, pero por lo que he oído su polla no está nada mal — me suelta tan fresco.
— ¡Señor, tú no tienes filtro! — le reclamo suspirando derrotado, si con alguien puedo hablar de esto es con Tul.
— ¿Para qué lo necesito contigo? — me responde y tiene toda la razón.
— ¿Entonces hay un sitio donde se reúnen los sumisos a hablar de las pollas de sus amos? ¿O cómo funciona todo esto? — me rindo y decido informarme de la clase de vida que lleva en profundidad. Después de saber cómo funciona sabré si me olvido definitivamente de esta locura o me tiro de cabeza en ella.
—Realmente este tipo de vida no se diferencia mucho de una relación convencional, tu relación con tu amo es íntima y personal, pero a veces los sumisos buscan información sobre ciertos amos para saber a qué atenerse — me explica.
— ¿Y qué dicen de Mew? — tengo curiosidad por saber qué clase de amo es ese hombre.
—Mew es un hombre de relaciones largas, no le gusta jugar, se toma muy en serio este tipo de vida. Pero también he oído que jamás ha llegado a consolidar una relación con sus sumisos — me explica.
— ¿Consolidar? — no sé a qué se refiere.
—Llegar a tener una relación, como la mía con Max. Somos amo y sumiso durante las sesiones y en el club, pero fuera de eso él y yo somos una pareja como cualquier otra — me explica.
—Ya veo.
—Tienes que pensar que quieres de ese hombre. Ser sumiso de alguien es un compromiso serio. Tú le das tu confianza ciega y él promete merecer esa confianza, no hay términos medios o zonas grises, todo está estipulado de antemano. Pero si te enamoras y él decide terminar con vuestro contrato sé que lo pasarás mal — me dice sinceramente.
—No voy a enamorarme de él, creo que perdí esa capacidad cuando Tee murió — le contesto sinceramente.
— ¿Puedo preguntarte algo? — me mira seriamente.
—Claro.
— ¿Qué sentiste estando con él?
—Fue todo muy intenso, como si no fuese yo el que estaba ahí. Me sumergí en un estado de paz que sinceramente no había experimentado nunca, fue muy extraño — le intento explicar.
—Eso se llama caer en el subespacio, ¿has oído hablar de ese concepto alguna vez? — me pregunta.
—No, la verdad.
—Realmente más que una sensación es un estado mental alterado que algunas personas experimentan durante una sesión especialmente intensa.
No es igual para todo el mundo, cada uno lo siente de manera distinta, euforia, paz, felicidad o pensar que te han drogado. Pero lo que sí está claro es que durante ese tiempo estás a merced de tu amo, él debe estar atento y cuidar de ti en esos momentos, y después de salir del subespacio también, ya que la reconexión puede ser bastante abrumadora, sobre todo las primeras veces — me explica.
— ¿Y es normal sentirse así siempre? — le pregunto.
—A mí me pasó por primera vez con Max, todo depende. Supongo que lo que me ha hecho sentir desde el principio tiene mucho que ver, es muy intenso en sus sesiones y mi cuerpo reacciona fuertemente a él.
—Estoy muy confuso, no sé qué pensar, ni siquiera ser por qué dejé que pasara — intento poner en palabras toda la tormenta de sensaciones que tengo en mi cabeza.
— ¿Estás confuso o te sientes culpable? — me pregunta y como siempre mi amigo aprieta algo dentro de mí que me hace reaccionar.
—Tul, por favor no empieces.
— ¿Empezar qué?, no puedes ni responder a esa simple pregunta. Han pasado tres años y él ahora mismo estaría muy enfadado contigo por tirar tu vida a la basura — me espeta de frente, sin paños calientes.
—Tee fue el amor de mi vida, no me puedes pedir que lo olvide así sin más — le contesto, esta conversación está empezando a molestarme.
— ¿Olvidarlo? ¿Quién te pide eso? Tee era mi mejor amigo, prácticamente nos criamos juntos como hermanos, sé muy bien que duele. Pero también me duele ver cómo te cierras a sentir cualquier cosa por alguien, eso no es vida Gulf es solo sobrevivir y como conocía a Tee mejor que nadie sé que no querría eso para ti.
Estoy por decirle que me deje en paz cuando mi secretaría toca a la puerta cargando con un ramo de flores enorme. Jenny lo pone encima de la mesa y Tul me mira con una sonrisa de suficiencia en la cara, como me gustaría borrársela de un guantazo.
— ¿Quién te manda flores?
—No lo sé.
—Pues lee la tarjeta, son para eso — me contesta el muy cretino.
Saco la tarjeta del sobre blanco nacarado en la que viene envuelta. Dentro una sencilla frase "El hombre valiente no es el que no siente miedo, sino aquel que lo conquista".
«No he podido dejar de pensar en ti, espero puedas acompañarme al Bienal de Arquitectura y así conocernos un poco mejor.»
Mew Supassit
Junto a la tarjeta hay una pulsera de las que dan acceso a ciertos eventos privados, en ella una inscripción "Bienal de Arquitectura. VIP"
—Joder, ¿eso es lo que creo que es? Hace meses que intento que nos den acceso a esa muestra, este año presenté el proyecto de vivienda sostenible que estamos implantando en Kholg Toei, pero siguen sin contestarme si nos dejarán espacio para exponerlo.
Estoy en shock, no sé cómo sentirme al respecto, está claro que Mew lo está intentando, ¿debería ir?, al fin y al cabo, solo es acompañarlo a un evento público. Todavía lo estoy procesando cuando Jenny vuelve a llamar a la puerta buscando a Tul, parece ser que los organizadores de la bienal quieren hablar con él.
Mi amigo sale disparado a atender esa llamada y me deja con mil preguntas en la cabeza. Vuelvo a mirar la tarjeta y detrás de ella un número de teléfono. Lo marco a toda prisa antes de arrepentirme de lo que voy a hacer y al tercer tono la voz de Mew me hace estremecer.
—Gulf, me alegro de que me llames — me dice.
— ¿Tienes algo que ver con que la Bienal haya llamado a Tul después de ignorarlo durante meses? — le espeto sin ni siquiera saludarlo.
—No — así sin más, me contesta con una voz que noto un poco molesta.
—Perdona mis modales, pero no me gusta que los demás interfieran en mi trabajo sin consultarme.
—Muy bien lo tendré en cuenta. ¿Podrás acompañarme a la muestra? — no se anda con rodeos.
Lo pienso por un instante, necesito verlo fuera del ambiente de ese club, quiero saber si lo que sentí fue algo propiciado por mi estado de ánimo del momento o hay algo más.
—Será un placer acompañarte, te veré allí — le contesto.
—De eso nada Gulf, te recogeré en tu casa a las siete el sábado – me contesta con un tono que no me da opción a la réplica. Accedo a darle esa pequeña victoria, después de todo, lo dejé tirado y salí corriendo sin más.
—Está bien, ¿cómo sabes dónde vivo?
—No lo sé, pero tú me mandarás la dirección en cuanto cuelgues y Gulf — me ordena.
— ¿Sí?
—Estoy deseando que llegue el sábado — me responde colgando la llamada inmediatamente después.
Mew no es un hombre corriente, tiene muy claro lo que quiere, ahora solo falta que yo sepa que mierda estoy haciendo.
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