Capítulo 11
GULF
Hoy no es mi día, para empezar es lunes, el peor día de la semana y para terminar las entrevistas para el nuevo puesto de contable no están yendo bien. Zee es muy quisquilloso y ha espantado a varios buenos candidatos.
—Zee llevamos más de tres horas con esto, yo tengo una vida que llevar y un novio que follar, así que aligera – le dice Tul harto de este tema.
—Tul eres muy grosero, pero puedes irte si te fías de mi instinto para contratar a alguien que se ocupe del dinero – le dice Zee un poco ofendido.
—Entonces me retiro, la cosa del dinero te la dejo a ti – le dice y se larga sin ningún remordimiento.
—Nos queda un candidato Zee, yo no tengo novio que follar pero si este no te gusta me largo y te quedas solo en esto – le suelto tan fresco.
—Parece que todo se pega menos lo bonito, está bien hazlo pasar y terminemos con esto – me dice tan cansado como yo.
Entonces un chico moreno, alto y bastante guapo hace acto de presencia. Zee lo mira incrédulo y yo ahogo la risa que amenaza con salir de mis labios.
—Hola, Saint Suppapong, ¿verdad?, háblanos un poco de ti – le digo al chico que mira a Zee como si fuese un extraterrestre. No me extraña su reacción, podríamos decir que la apariencia exterior de mi amigo no sea la que en principio relacionarías con un hombre de negocios. Pelo oscuro echado hacia delante, totalmente informal, pero sexy. Por las mangas de su camisa se pueden ver los mil tatuajes que pueblan su cuerpo trabajado en el gimnasio.
—Hola, soy Saint, tengo veintiséis años y soy licenciado en economía y derecho por la facultad de Bangkok. He trabajado desde los veinte en Harby y asociados en su sección de inversiones internacionales.
— ¿Y por qué quieres trabajar para nosotros? – le pregunta Zee.
—En realidad admiro lo que hacen aquí. Todo el mundo piensa que para ganar dinero tienes que ser un tiburón despiadado sin sentimientos y a veces es verdad, pero su empresa es el claro ejemplo de que se puede ganar dinero y además hacerlo de forma ética ayudando a los demás – nos explica de forma muy convincente.
— ¿Cuándo puedes empezar? – Zee no pierde el tiempo.
—Mañana mismo si es necesario – nos dice con evidente alegría.
—Bienvenido a nuestra pequeña familia, espero que podamos hacer muchas buenas cosas juntos – le digo tendiéndole la mano.
—Gracias señor Kanawut, lo haré lo mejor que pueda – me dice estrechando mi mano.
—Te dejo con Zee, será tu jefe directo y dependerás del departamento que él dirige, pero mi despacho siempre está abierto para lo que necesites – le digo y me despido de los dos, ahora solo tengo ganas de un baño con una copa de vino y un buen libro.
Al salir de la sala de juntas Jenny me intercepta en el pasillo y me dice que tengo una visita en mi despacho.
— ¿Visita? – le pregunto, estoy exhausto y ahora mismo solo quiero llegar a casa.
—Es el señor Supassit – me dice con un hilo de voz.
—Lo que me faltaba para redondear el día – le digo.
— ¿He hecho mal al permitirle el paso? – me dice algo alarmada.
—No Jenny no te preocupes, yo me ocupo de mi invitado – le digo tranquilamente.
Camino lo más lentamente posible, por dos motivos; uno, no quiero que crea que corro solo porque haya venido hasta aquí, y dos porque quiero prepararme para mandarlo a paseo. No me fío de mí mismo cuando de Mew se trata, me mira con esos ojos negros y estoy a sus pies al momento, y eso es algo que definitivamente no va a pasar.
—Mew, ¿qué haces aquí? – le suelto sentándome en mi mesa.
—Venía a disculparme en persona por el trato que he tenido contigo – me dice y tiene la decencia de parecer avergonzado.
—Disculpas aceptadas, ahora si me permites ha sido un día agotador y quiero irme a casa – le digo haciendo el amago de acompañarlo hasta la puerta.
—Gulf, sé que la he cagado, no puedo hacerte saber hasta qué punto me arrepiento de haber sido un capullo integral. No creas que es porque no me importas, me importas mucho, solo me dejé llevar por el pánico y por lo que me haces sentir – intenta explicarme.
— ¿Y qué es exactamente lo que te hago sentir que te asusta tanto? – le reto a que se sincere conmigo, quiero ver si es capaz de dejar esa máscara de señor perfecto y me confiesa lo que realmente pasó el domingo.
Mew me mira sopesando sus siguientes palabras, quiere mantener su dominio y no sabe cómo hacerlo sin dejarme ver sus debilidades.
—Ya veo que no tienes nada que decir, así que pases buena noche señor Supassit – le digo rodeándolo para salir por la puerta.
—Tengo miedo de que veas más allá y no te guste lo que encuentres – me dice cogiéndome por el codo para evitar que me vaya.
—Bueno Mew, tienes que decidir si te arriesgas o no. Yo no quiero medias tintas, ya no me conformo con algo superficial y sin futuro, eso ya lo tenía antes de que tú aparecieras. Decídete Mew, y si no es lo que quieres déjame en paz, por favor – le respondo deshaciéndome de su agarre y por fin saliendo del despacho que empezaba a hacerse demasiado pequeño.
No sé qué tiene este hombre que hace que mis piernas tiemblen y que todo lo que siempre me ha parecido lógico y cabal se convierta de repente en caos, mi vida tranquila es un torbellino de emociones por su culpa y no sé porque tengo la sensación que nuestra historia no ha hecho más que comenzar.
Esta noche que yo preveía tranquila y relajante, de repente se transforma en una sucesión de sueños húmedos que no puedo controlar. ¡Maldito Mew!, solo con unas palabras ha vuelto patas arriba mi vida de nuevo.
El resto de la semana lo paso bastante ocupado, el cambio en el diseño ha dado más problemas de lo que creíamos en un principio y la nueva incorporación al equipo de contabilidad está en fase, digamos de adaptación. Zee es una persona metódica y con una visión muy realista de los negocios, Saint es algo más flexible, con tendencia a arriesgar un poco más y los roces entre ellos es de lo más normal. Espero que sepan limar asperezas porque me parece que podrían hacer un buen equipo.
Llega el viernes y estoy realmente agotado, no he sabido nada de Mew y me he prohibido pensar en él, necesito centrarme y él necesita aclararse de una vez.
Son casi las ocho cuando me decido a volver a casa y preparar algo ligero de cenar. Mi fin de semana se prevé tranquilo, quizá invite a Tul y a Max a comer conmigo el domingo, pero poco más. Mi vida vuelve a su cauce y no sé por qué me siento tan decepcionado, es lo que tenía antes de conocer a Mew y era feliz con ello.
—Gulf, ha llegado esto para ti – me dice dejando un ramo de rosas blancas sobre mi escritorio.
—Gracias Jenny – le digo cogiendo la tarjeta que viene con el ramo.
"No solo practiques tu arte, sino que esfuérzate en adentrarte en sus secretos, en busca del conocimiento que pueda elevar a la humanidad hacia lo divino".
Ludwig van Beethoven.
"No quiero quedarme en la superficie, así que si tú estás dispuesto a mirar dentro de mis secretos, te espero a las 23.00 horas en el club"
Tuyo Mew Supassit.
Leo el mensaje varias veces para saber si he entendido bien lo que me quiere decir, lo he retado y él ha aceptado el reto. Nunca hubiese pensado que un hombre como él hiciera algo así, abrirse a alguien y estar vulnerable por una vez en su vida, dejando el control en mis manos. Tengo que reconocer que se está esforzando mucho por disculparse, pero no sé si deba ir a esta cita. ¿Realmente está dispuesto a tirarse por la borda conmigo o es una estratagema para hacerme volver? Y en cuanto formulo la pregunta la respuesta llega a mi cerebro como un rayo, si no acudo a la cita nunca lo sabré.
Así que está decidido, iré a esa cita, veré que es lo que quiere y si no me gusta, acabaré con lo que sea que tengamos entre nosotros.
—Buenas noches señor Kanawut – oigo que me dicen desde la puerta entreabierta de mi despacho.
—Llámame Gulf, aquí no somos tan formales Saint – le digo con una sonrisa.
—Bonitas flores Gulf, ¿un admirador? – me pregunta devolviéndome la sonrisa.
—Algo así, no lo sé todavía – le respondo con sinceridad.
—Voy a tomar una copa con algunos chicos de la empresa, ¿te apetece acompañarme? – me invita, tiene arrestos, eso debo concedérselo.
—Quizá otro día, tengo una cita esta noche – le respondo recogiendo mis cosas.
—Otro día entonces, que te diviertas Gulf – me dice despidiéndose de mí.
—Igualmente Saint, hasta el lunes – le respondo y me dirijo a los ascensores.
Tengo menos de una hora para prepararme si quiero llegar a tiempo a mi cita de hoy. Pero pensándolo mejor quizá lo haga esperar un poco, será mi pequeña venganza por su tratamiento del domingo.
Cuando salgo de la ducha reviso mi armario en busca de algo que ponerme. Realmente no sé qué esperar de esta noche, pero que no quiero que Mew la olvide nunca, es un hecho. Me decido por algo informal, pero de líneas limpias y elegantes. Un vaquero azul oscuro, un jersey con cuello de cisne y una chaqueta de cuero negra, creo que refleja cómo me siento esta noche. Me decido en último momento por pedir un coche que me lleve hasta el club, la noche parece que va a ser lluviosa y no me apetece conducir bajo el agua.
De camino me planteo los diferentes escenarios que puedo encontrarme al llegar. Mew abriéndose para mí y que como él teme, no me guste lo que vea. Mew haciéndome caer de nuevo en sus garras y yo huyendo despavorido. No sé por qué solo pienso en que esto no va a salir bien. Respiro con tranquilidad y me obligo a pensar en positivo, si al final no hay nada para mí en ese club puedo marcharme cuando quiera.
El conductor me avisa que hemos llegado a mi destino y me da su teléfono para que lo llame cuando haya terminado.
El club como siempre está bastante concurrido, el portero tiene mi nombre en la lista VIP, así que uno de los camareros me acompaña hasta el reservado donde supongo está Mew. Son casi las once y media, y por los angostos pasillos se desarrollan las escenas de siempre. Un hombre trajeado con un cuerpo de infarto y unos dientes perfectos me susurra al oído lo caliente que me veo con mi chaqueta de cuero, pero el chico que me acompaña le dice algo en voz baja y de repente don sonrisa perfecta desaparece de mi vista.
—Perdona, ¿pero qué ha sido eso? – le pregunto al chico rubio que me ha traído hasta aquí.
—El señor Supassit me ha dado instrucciones precisas, debo llevarlo hasta su reservado sin demoras, y así se lo he dicho a ese cliente – me resume fríamente.
— ¿Y él ha hecho caso, así sin más? – le pregunto.
—El señor Supassit es alguien respetado en este mundo, si usted es su sumiso o aspirante a serlo, los demás dominantes deben saberlo – me explica mientras me mira despectivamente. Parece que este chico cree que no soy merecedor de ese honor, o lo quiere ser él, todavía no lo sé bien.
Son casi las 23.45 cuando descorro la cortina que me indica el rubio y entro al reservado de Mew.
No cabe duda que Mew es un hombre dominante por naturaleza, camina de un lado a otro de la sala poco iluminada, como un león enjaulado. Este reservado es algo diferente al que estuvimos la primera vez. Una mesa puesta para una cena formal, nada de lubricantes ni condones y el sillón acolchado se ha sustituido por dos sillas mullidas de aspecto muy cómodo.
—Hola – le digo para llamar su atención.
—Hola – me responde con sus ojos llenos de sorpresa y alivio, supongo que pensaba que ya no iba a acudir a esta cita.
—Estás muy guapo – le halago y es la verdad más absoluta, su cuerpo embutido en un traje negro sin corbata es lo más sexy que he visto desde hace mucho.
—Tú estás muy sexy, supongo que has tenido que apartar muchos hombres de camino hasta aquí – me dice dando dos pasos en mi dirección.
—Tú rubio camarero se ha encargado de hacerles saber que estoy aquí por ti y por nadie más, pero te aclaro que eso puedo hacerlo yo solo – le digo con una sonrisa.
—No quería arriesgarme a que encontraras a alguien menos capullo que yo y decidieras que esto no vale la pena – me confiesa.
Cierro el espacio que nos separa y rozo mis labios con los suyos suavemente, después los poso sobre su oído y le susurro:
—No quiero ser el sumiso de nadie más Mew, parece que todavía no has comprendido que si hago esto es solo por ti.
Mew ahoga un gemido en su garganta y yo me separo de su cuerpo, me quito la chaqueta y me siento en la mesa que tiene preparada para nosotros. Esta noche sabremos si realmente Mew está dispuesto a lanzarse a la piscina por nosotros y si de verdad vale la pena intentar abrirle mi corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top