Capítulo 1
GULF
Quizás Tul tenga razón y hoy sea el día que despierte de este largo letargo que arrastro desde hace tres años, que mi encuentro con Mew sea el punto de inflexión en mi vida que me impulse hacia delante.
Pero otra parte de mí siente que no podré hacerlo, que no puedo someterme a alguien ni depositar mi total confianza en Mew como para dejar que me domine al nivel que él necesita. Y si no puedo ser lo que él necesita debo hacerme a un lado y dejar que encuentre a otra persona que sí pueda hacerlo.
Entonces el simple hecho de ese pensamiento hace que mi corazón deje de latir, dejar que sea otra persona quien esté a sus pies, que sea otra persona a la que él someta hasta que nada importe excepto sus caricias, excepto su piel contra mi piel, hace que quiera vomitar.
Mi mente es un caos, uno profundo que me arrastra a un estado de nerviosismo total. Pero a pesar de mis dudas, a pesar de mis miedos, todos mis pasos me han llevado hasta su puerta, donde descubriré hasta qué punto estoy dispuesto a ofrecer todo de mí.
SEIS MESES ANTES
—Tul, ¿se puede saber dónde me has traído? — le susurro al oído intentando no llamar la atención de nadie.
—Gulf no me seas mojigato, te he hablado mil veces sobre este sitio, además tú no eres precisamente virgen, así que compórtate— me espeta en mi cara como si nada.
—Joder Tul, no me dijiste que la gente se enrollaba delante de todo el mundo— le replico intentando no mirar a nadie en particular.
Tul sigue caminando como si a su alrededor no se apiñaran parejas, de todo tipo y género tocándose, besándose o teniendo relaciones sexuales. En nuestro camino hacia la sala del fondo del local muchos hombres se acercan a Tul mirándolo con un brillo intenso en sus ojos, y no me extraña, mi amigo es luz pura en movimiento, atractivo hasta decir basta. Pero ninguno de ellos va más allá del saludo inicial cuando ven en su cuello el collar de cuero negro con incrustaciones de plata y amatista. Ese collar lo distingue como sumiso de alguien más, por lo tanto, tiene dueño y nadie se atreve a coquetear abiertamente con él.
Debo reconocer que este lugar, aunque parezca un lugar caótico o de libertinaje sexual, tiene unas reglas muy claras que todos siguen sin excepción. Esto hace que me sienta seguro, nada pasará si yo no quiero, si algo me incomoda lo digo y para inmediatamente. Aun así, me cuesta no centrar mi mirada en ciertas escenas que suceden ante mí, no estoy acostumbrado a esto.
—Relájate por favor, solo echa un vistazo y si alguien te gusta simplemente acércate, pero creo que ese tipo de ahí ya te ha puesto el ojo encima— me dice sin pestañear.
Miro hacia la dirección que me indica su cabeza y veo a un hombre de unos treinta años, atractivo y con un porte que grita dominante por todos lados. Reconozco que podría tener un revolcón con él esta noche, pero sigo sin tenerlo muy claro. Entonces el hombre me mira intensamente y me invita a ir a su lado con una inclinación de su mano, está claro que no vendrá hasta mí, él es el que manda y tengo que ser yo el que vaya hasta donde está sentado.
Creo que, de momento paso, si no le gusto lo suficiente como para tomarse el tiempo de venir a hablar conmigo no creo que vaya a funcionar. En realidad, nada esta noche parece que vaya a funcionar, yo no funciono como el resto del mundo y no creo que vaya a encontrar lo que busco en este lugar.
Voy a decirle a Tul que me marcho a casa cuando aparece su novio acompañado por el hombre más sexy que haya visto en mi vida. Alto, guapo, castaño y de intensa mirada, todo en él rezuma masculinidad en estado puro. No puedo evitar un jadeo cuando se acercan a nosotros caminando relajadamente y sus ojos se topan con los míos.
—Amo bienvenido — le dice mi amigo acercándose a su dom con la mirada en el piso.
—Mi precioso, ya estás aquí, estás hermoso esta noche— le dice levantando su barbilla y dejando un beso suave en sus labios.
—Gracias amo— le responde y yo nunca lo había visto tan lleno de vida, todo su cuerpo vibra con sensualidad y deseo, es algo increíble de presenciar.
—Buenas noches Gulf, me alegra que al final te decidieras a venir. Te presento a mi amigo Mew Supassit— me dice señalando al hombre que ha venido con él.
—Encantado de conocerte Gulf — me dice con una voz ronca y sensual que hace a mi cuerpo saltar, joder con Mew, unas palabras y ya estoy a sus pies.
—Lo mismo digo— le respondo cogiendo la mano que me tiende. Mala idea, en cuanto me toca pierdo la capacidad de hilar dos palabras juntas, mierda, esto no es lo que esperaba.
—Y este es mi adorado duende, Tul te presento a Mew, ya te he hablado de él — le dice poniendo una mano en su cintura.
Tul en principio no dice nada, se queda esperando a algo que no sé muy qué es, entonces Max le habla con una voz que hasta a mí me hace temblar.
—Tul, mira a nuestro invitado y saluda como se debe— le dice.
—Hola Mew, encantado de conocerte al fin, Max habla mucho de ti— le dice mi amigo, y no reconozco en este chico al reportero de guerra que tantas desgracias y muertes ha presenciado en su vida. Sin embargo, puedo ver que su esencia sigue intacta, pero cuando estamos en este lugar deja todo atrás y se entrega cien por cien a Max, deja que sea él el que maneje toda la situación.
No sé si yo sería capaz de confiar en alguien de esa manera tan extrema, en dejar de lado mis convicciones y ceder el control de todo a otra persona.
—Es un sumiso admirable Max, tenías razón—le dice Mew, supongo que en este mundo eso es un halago porque Max lo mira con un orgullo que roza lo ridículo.
—Tul acompaña a Gulf a nuestro reservado, nosotros iremos a por las bebidas— le dice Max.
— ¿Qué te gustaría beber Gulf? — me pregunta Mew muy cortésmente.
—No tomo bebidas alcohólicas, así que cualquier cosa que no contenga alcohol me irá bien— le respondo intentando que mi voz suene natural. Por la mirada que me regala Tul sé que no lo he conseguido.
Max no le pregunta a mi amigo que prefiere beber, supongo que de eso también se encarga él.
Tul coge mi mano y me guía a través de la sala hasta unos reservados que se separan del resto del local por unas pesadas cortinas de color rojo sangre. En este sitio todo grita sensualidad, la decoración, los camareros, la cadencia de la música que suena suavemente por los altavoces, es como sumergirte en un mundo lleno de posibilidades.
—Deja de babear encima de Mew, es muy vergonzoso— se ríe de mí en cuanto nos sentamos en el reservado.
—No estoy babeando, ni siquiera lo conozco— le miento sin pudor, no quiero aguantar sus tonterías.
—Joder Gulf, ese hombre suda testosterona por cada poro, si Max no fuese el amor de mi vida no me pensaría ser su sumiso— me responde.
—Yo no sé si puedo ser sumiso de nadie Tul, mi mente se revela con cada cosa que veo que te hace Max. Sé que es de mutuo acuerdo, pero no puedo dejar que nadie me domine de esa manera, solo de pensarlo me cuesta respirar. Ya te dije que esta noche iba a ser un fracaso— le resumo.
—Vamos a hacer un trato Gulf, y si lo superas haré los informes de campo de los próximos seis meses— me reta.
Vale, odio hacer los informes de campo y él lo sabe, por lo que su propuesta es muy tentadora.
—Si estuviese de acuerdo con ese trato, que no digo que lo vaya a estar, ¿qué es lo que tendría que hacer para ganar?— le pregunto, y él sabe perfectamente que mi espíritu competitivo no me dejará negarme al reto que me proponga.
—Solamente tendrás que dejar que Mew coquetee contigo y escucharás con la mente abierta todo lo que te proponga, por esta noche dejarás de ser un maniático del control y te dejarás llevar por tus instintos. Mañana volverás a la rutina de tu aburrida vida de siempre— me propone.
Supongo que eso es algo que podría hacer, escuchar y sopesar lo que Mew me ofrezca, en caso de que tenga algo para mí. Podría ganar esta apuesta, Tul está presuponiendo que Mew me pedirá algo esta noche, cosa que dudo mucho, no creo que un hombre como yo sea el tipo de Mew, quizá alguien como Tul sería más de su gusto.
—Acepto, seis meses Tul, es un trato — le recuerdo.
—Trato hecho entonces— me dice justo a tiempo para ver llegar a su novio y al amigo de éste.
Mew pone delante de mí un refresco de naranja y veo que él también tiene un refresco. Max le sirve a Tul una copa de vino blanco de la botella que ha traído con él y se sirve una para sí mismo.
—Max me ha dicho que eres arquitecto— me dice Mew.
—Así es, Tul, Zee y yo somos socios de una firma que se dedica a construir viviendas ecológicas y económicas para países en desarrollo – le explico.
—Eso es genial, cualquier ayuda es poca — me responde.
— ¿Y tú a qué te dedicas? — le pregunto mientras sorbo un poco del refresco que me ha traído.
Él me mira directamente a los labios y por un segundo me parece que le pongo nervioso, pero inmediatamente sonríe irradiando tanta seguridad que me deja mudo.
—Tengo una empresa de desarrollo en telecomunicaciones, mucho más aburrido que ser un arquitecto que salva al mundo — me dice guiñándome un ojo.
Cuando mi cerebro registra su coqueteo casi me atraganto con mi refresco, ¿en serio está ligando conmigo este maromo? Entonces Tul me mira con cara de "acuérdate de la apuesta", y no sé por qué me parece que esto ya se lo esperaba, es más parece que he caído directamente en una trampa urdida por mi amigo y su novio el dominante.
—Este mundo no tiene salvación, pero pretendo que el tiempo que nos toque estar en él podamos darle una oportunidad, a los que no han tenido tanta suerte como nosotros, de tener una vida digna— le explico.
Mew me mira con una expresión que me tiene temblando por dentro, es como ver una pantera a punto de lanzarse contra su presa y por lo que parece esa presa soy yo.
— ¿Te apetece bailar?— me pregunta directamente y estoy pensando en negarme, mi cuerpo reacciona muy raro cuando me toca, pero entonces Tul me da un pequeño empujón que hace que no me pueda negar.
—Acuérdate, seis meses Gulf — me susurra al oído.
—Claro, vamos — le respondo a Mew que se levanta y me acompaña a la pista de baile.
A nuestro alrededor las personas siguen el ritmo sensual de la música, mientras se besan, se acarician, incluso meten sus manos dentro de la ropa del otro. Mi corazón late desenfrenado, en mis oídos el bombeo de mi sangre suena de manera atronadora, tengo miedo de que Mew note mis latidos enloquecidos.
—Relájate, no va a pasar nada que tú no quieras — me susurra al oído mientras sus manos rodean mi cintura suavemente. Apoya mis brazos en sus hombros y de esta guisa rotamos por la pista.
—En realidad ni siquiera sé que quiero que pase — le digo sinceramente.
—Eres un hombre increíblemente atractivo Gulf, creo que no tienes ni idea de la energía que desprendes. Si te fijas en la barra que está detrás de mí hay por lo menos tres hombres que no dejan de mirarte, esperando su turno para probar suerte. Pero hay una cosa que ninguno de ellos sabe, que no voy a dejar que se acerquen a ti — me dice con un tono de voz tan seguro que mi piel se estremece por completo.
— ¿No? ¿Por qué? — le pregunto.
—Porque quiero que seas mío— me suelta así sin más.
—Estás muy seguro de ti mismo señor Supassit — le respondo con mi sonrisa más cínica.
—No soy yo, es tu cuerpo que me pide a gritos que lo toque, eres todo tú el que me llama — me contesta con sus labios a un centímetro de los míos.
Mew es hipnótico, mi parte más racional me pide que lo mande a la mierda y que salga corriendo de este local. Pero también está mi parte masoquista que necesita dejar de pensar y que alguien con experiencia la lleve a dar un paseo. Alguien como Mew Supassit, demandante, pasional y totalmente sensual.
Decido rendirme a mi parte masoquista y dejar que Mew me lleve lejos, solo esta noche, solo por hoy quiero dejar de pensar en ese día, quiero que ese día deje de existir por unas horas.
—Entonces parece que mi cuerpo no grita lo suficiente, porque todavía estamos aquí y vestidos— le doy luz verde y a él se le iluminan esos preciosos ojos castaños.
Después de oír mis palabras Mew me gira sobre mí mismo y me lleva hasta un reservado detrás de unas de las cortinas que hay en el fondo, que él cierra para que solo la música llegue hasta nosotros. El reservado solo tiene una mesa y un banco acolchado en un lateral. Un poco más allá puedo ver una mesita donde hay unas urnas de cristal con condones y lubricantes individuales.
—No me gustan los espectáculos públicos, nadie entrará aquí, ¿verdad? — le pregunto directamente.
—Las cortinas cerradas indican que no se debe pasar bajo ninguna circunstancia, además tampoco me gusta que miren lo que es mío— me responde quitándose la chaqueta y dejándola sobre la mesa.
— ¿Tuyo? ¿Cuándo hemos llegado a ese acuerdo? — le pregunto.
—En cuanto has pasado esas cortinas, y aunque sea por el tiempo que estemos aquí, tú eres mío. En el caso que aceptaras ser mi sumiso ese sería un trato diferente — me explica.
—No creo que yo tenga madera de sumiso Mew — le explico.
—La tienes, créeme, tengo mucha experiencia en esto y tú serías un sumiso perfecto si alguien te entrenara de verdad — me dice quitándose la camisa dejando al descubierto su pecho.
Después de eso me cuesta pensar con coherencia porque sus labios han empezado a besar mi cuello suavemente. Sus dedos se enredan en mi pelo y me mira directamente antes de hacerme la siguiente pregunta.
— ¿Dejarás que esta noche te enseñe lo que podríamos ser juntos?
—Sí —así sin más dejo que Mew tome las riendas, solo por unas horas. Me repito eso mismo mil veces para convencerme a mí mismo de que esto es temporal.
Una vez esa afirmación sale de mi boca Mew me ataca sin contemplaciones. Sus labios se mueven sobre los míos con fuerza, su lengua se abre paso buscando la mía, me absorbe por completo.
—Déjate llevar Gulf, danos esa oportunidad— me susurra y esas palabras acaban por hacerme ceder, si no pruebo ¿cómo sabré si me gusta o no?
—Sí, señor— le digo, como Tul le decía a Max al principio de su relación. Él me dijo que hasta que haya un acuerdo en firme no puedes llamar amo al dominante.
—Buen chico — gime en mi oído.
—Soy nuevo en esto, por favor ten paciencia conmigo— le digo, no quiero que se decepcione si hago algo que se supone no debo hacer.
—Solo relájate, deja que yo te lleve y quítate toda esa ropa. Ahora Gulf — me ordena.
Aunque me tiemblan las piernas hago lo que me dice, me deshago de toda mi ropa y me quedo esperando, desnudo y temblando, a que Mew me ordene el siguiente paso. Tengo que reconocer que es vergonzoso, pero a la vez tan liberador no tener que pensar, solo dejarme llevar.
—Eres hermoso Gulf, no te avergüences de tu cuerpo. Ahora ven aquí y arrodíllate— me ordena mientras se sienta en el banco acolchado.
Yo obedezco en todo lo que me dice y me arrodillo ante él. Sus manos se apoyan en mi cara alzándome la barbilla para mirarme a los ojos.
—Nadie puede humillarte, Gulf, eso solo puedes hacerlo tú. Ahí desnudo y de rodillas tienes más dignidad que muchas personas que he conocido a lo largo de mi vida. Eres tan especial y yo haré que te des cuenta de todo tu potencial. ¿Estás bien hasta ahora? — me pregunta.
—Sí señor — le digo, aunque por dentro estoy hecho un flan, tembloroso y lleno de expectativas a la vez, este hombre me deshace por completo.
—Ahora acércate y quítame la ropa — me pide.
Me acerco hasta él y le quito los zapatos y calcetines dejándolos a un lado. Después desabrocho su cinturón y sus pantalones. El bóxer negro que lleva no deja nada a la imaginación, sus piernas son fuertes y su torso es perfecto, me siento poca cosa de repente.
—Levántate y ven aquí Gulf — me ordena.
Yo camino hasta estar a su altura y cuando sus ojos se encuentran con los míos el deseo que veo en ellos me desarma por completo. Mew me besa profundamente, se hace con el control de la situación y yo me dejo llevar.
Sus manos recorren mi cuerpo sin control, su boca se posa en todos lados haciéndome arder por dentro.
—Eres delicioso, necesito que me digas si algo es demasiado para ti, aunque esta es nuestra primera vez y no iré muy lejos quiero que confíes en mí — me dice.
—Te lo diré si algo es demasiado — le contesto.
—Bien.
Después de eso todo se vuelve el sexo más caliente, sensual e intenso de mi vida. Mew sabe cómo llevarme a la lujuria más extrema.
Me sube a la mesa y recorre mi cuerpo con su lengua, de arriba hacia abajo, crea un camino húmedo hasta mi ombligo, después sus dedos rodean uno de mis pezones y tira fuertemente sacándome un grito, el calor se extiende desde el pezón hacia el resto de mi cuerpo en una oleada de placer que me deja sin aliento.
— ¿Estás bien?— sigue tanteando el terreno y que se preocupe de mi bienestar es algo que hace a mi corazón volar.
Asiento con mi cabeza porque he perdido la capacidad de hablar.
—Palabras Gulf, necesito que hables conmigo — me ordena con esa voz que seguramente hará saltar a todos sus empleados.
—Sí, estoy bien, más que bien— le respondo cómo puedo.
—Eres muy receptivo pequeño, y eso me enciende muchísimo.
Entonces empieza su carrera por llevarme al cielo. Vuelve a poner su boca en mi estómago, sus dedos vuelven a mis pezones pellizcándolos sin compasión y cuando creo que va a ser demasiado, su lengua recorre mi erección desde la raíz hasta llegar al glande. Un gemido desesperado sale de mi garganta, es un sonido tan extraño que me sorprende que haya salido de mí. Mew sigue su tortura en mis pezones y su delicioso recorrido por mi polla, mezclando dolor y placer de tal manera que ya no sé dónde empieza uno y acaba el otro.
—Sabía que eras perfecto, pero no sabía hasta qué punto — me dice jadeando, su cuerpo cubierto de sudor y sus ojos en llamas hacen subir mi temperatura.
Mew se separa un poco de mí para observarme desde arriba, después se quita su ropa interior liberando su erección que salta orgullosa hacia delante. Ese hombre es una obra de arte, su cuerpo escultural pegado a la polla más magnífica que he visto nunca me hace la boca agua.
—Ahora te vas a dar la vuelta, tus manos sobre la mesa y tu delicioso culito arriba para mí— me ordena.
Yo enseguida acato su orden y me pongo en la posición que me ha indicado. Enseguida siento unos dedos lubricados acariciando mi entrada, el líquido es caliente y hace que arda un poco más.
—El lubricante te hará sentir caliente y abierto, es uno de mis favoritos, te gustará— me susurra al oído.
Después oigo cómo rasga un condón, me doy la vuelta y veo como lo rueda por su impresionante polla y lo lubrica también.
—Quiero que esto sea bueno para ti, pero te advierto que no siempre será así de fácil, no quiero que te asustes — me explica.
—Sí señor — le respondo, y él gime en compensación.
—Perfecto, eres perfecto, ahora voy a follarte sin compasión porque ya no puedo aguantar más, pero no quiero que te corras hasta que te lo diga ¿entendido? — me pregunta.
—Sí señor.
— ¡Joder, si no dejas de decir eso...!
Mew se retira un poco hacia atrás y sin esperármelo siento su mano cayendo sobre mi culo fuertemente, se me escapa un jadeo, y mi polla salta de excitación.
— ¿Te gusta esto? ¿Quieres más? — me susurra.
—Sí — siseo mi respuesta.
— ¿Sí?
—Sí señor, por favor — estoy suplicando y no me lo creo.
—Eso está mejor.
Otra nalgada resuena en el espacio cerrado, y una corriente de placer vuelve a recorrerme.
— ¿Más?
—Por favor, señor — le vuelvo a suplicar, y me importa una mierda.
Otra nalgada y después otra, mi mente abandona este mundo por un instante y me transporta a otro donde solo siento sus manos sobre mí y mi polla que late por liberarse. Oigo a Mew que me pregunta si estoy bien, yo sólo puedo contestarle que sí y suplicarle que me folle de una vez.
Y después de no sé cuánto tiempo siento como su polla se abre paso a mi interior. Hace tres años que no estoy con nadie, mi cuerpo se tensa por la intrusión, pero Mew sabe lo que hace, acaricia mi polla suavemente y su lengua se apodera de mi espalda. Aprieta un poco más y no tarda nada en estar dentro hasta que sus muslos tocan mi culo. La sensación de plenitud que me invade es abrumadora, floto en una nube de placer infinito y cuando él empieza a moverse sin dejar de acariciarme en ningún momento toco el cielo.
Me ha dicho que no me corra sin que me dé permiso, pero no soy dueño de mi cuerpo en este momento, no puedo controlar nada de lo que pasa.
Mew se estrella contra mí fuertemente, sus gemidos y gritos de placer debilitan mi control. Cuando el ángulo cambia un milímetro su polla se encuentra directamente con mi próstata arrancándome un gruñido de placer. Dos embestidas después el orgasmo más potente que he sentido nunca me destroza en pedazos, no he podido contenerlo. Me deslizo por un placer infinito, una espiral demoledora que me deja sin aliento.
Poco después siento el cuerpo de Mew ponerse tenso y sus manos se agarran tan fuerte a mis caderas que mañana tendré marcas, pero eso es lo menos que me importa ahora mismo. Lo único que siento es una paz que hace mucho no sentía.
—Gulf, ¿estás bien?— oigo a Mew preguntarme, pero lo oigo como si estuviese muy lejos de mí.
—Gulf pequeño, sé que estás en un sitio cómodo, pero tienes que volver conmigo, vamos abre tus ojos y vuelve conmigo — me pide dulcemente.
Y muy a mi pesar abro los ojos y vuelvo a su lado, su voz tiene algo que me empuja a obedecer.
—Está bien pequeño, eres un buen chico. Ha sido espectacular Gulf — me halaga.
Lo vuelvo a mirar y veo que estoy envuelto en una manta y él se ha puesto sus pantalones de nuevo. Estamos sentados en el banco y Mew me abraza con delicadeza, entonces me doy cuenta de lo que he hecho. He dejado que un hombre que apenas conozco me azote y me folle sin miramientos, he perdido el control y me ha encantado.
Miro mi ropa que está regada por el suelo, entonces me levanto como un rayo, la recojo y me visto lo más rápido que puedo, tengo que salir de aquí.
—Gulf ¿qué haces? ¿Qué pasa? — me pregunta Mew preocupado.
—Lo siento, tengo que salir de aquí, perdóname — le digo y salgo corriendo sin mirar atrás.
Oigo cómo Mew me sigue llamando mientras corro hacia la salida, subo las escaleras que llevan a la calle sin hacer caso a su voz que hace a mi corazón temblar. Necesito pensar, necesito llegar a casa y derrumbarme en soledad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top