Vivo con mi hermana y su esposo en un barrio de clase media en la ciudad de Ontiva. Me mudé hace seis años desde el pueblo en el que crecimos.
Natalia, mi hermana, es buena conmigo. Me permite ocupar una habitación en su casa sin pagar renta. Sólo debo ayudar con los gastos de la comida y a veces cuidar a mis sobrinos, que no es ningún trabajo porque los amo.
Sin embargo, quisiera ser más independiente y vivir en otro lugar. Lo hemos platicado con Vanesa: mudarnos a un apartamento juntas y compartir la renta. Pero yo sólo he tenido trabajos inestables y las dos ganamos una miseria, porque a ella sólo le aumentan la carga laboral; y, a mí, tía Inés me paga lo justo y necesario. Pero no me quejo, para alguien que ama los libros, trabajar en una librería no es exactamente un trabajo.

Me desvisto y pongo mi pijama con mi teléfono móvil en una mano. Le estoy timbrando a Vanesa.

—No es tan malo como parece —digo cuando contesta.

—¿Empezar la dieta en diciembre?

—¿Crees que necesito hacer dieta? —me quejo.

—¿Qué mujer no necesita hacer dieta? Porque si necesitas hacer dieta no eres delgada, sólo eres gorda en pausa.

—Entonces soy gorda en pausa.

Escucho que Vanesa suspira. —También soy gorda en pausa. ¿Qué dices que no es malo?

—Alexander.

—¿Te sigues escribiendo con él? 

La he sorprendido. 

—Hoy me dio a entender que le entretienen mis correos.

—¿Le adjuntas fotos desnuda? 

—Con poses gatunas.

—Eso imaginé. ¿Lo harán por Skype un día de estos?

Entorno los ojos. —Bueno ya. Te decía que no está tan mal. Se compara con un personaje de Kafka, pero aparte de eso es normal.

Normal... claro. 

—Pero no va a reescribir La cama.

—No.

—¿Tampoco un cuarto libro?

—Tampoco.

—Lo odio, Caro.

Yo estoy en la fase de resignación. 

—Supongo que tiene sus razones. —lo defiendo. ¿Por qué lo defiendo? Trato de concentrarme—. Oye, escucho mucho tac tac tac  ¿Qué estás haciendo?

—Tecleando rápido.

—¿Wattpad?

Vanesa se siente realizada desde que encontró una red social en la que publicar historias, sin importar el género, para que la lean y le comenten de la A la Z lo que opinan de sus ocurrencias. 

—No he actualizado en una semana. Mis lectores ya me amenazaron con enviar a un sicario.

—Lo dicen en broma, ¿no?

—Eso espero.

Intento rascar mi cabeza. —Te animará saber que hoy le envié el enlace de tu fic a Alexander.

—¿Cómo? —Escucho que Vanesa se sobresalta—. ¡Oye, no! Ese fue mi primer fic. Ahora escribo mejor.

—Pero es el único que tienes sobre La cama.

—Ay, no ¿Al menos le gustó? ¿Le dio votos?

Me río. —Es un fic gay, Vanesa.

—¿Y? ¿El tipo es Homofóbico?

—¿Cómo te sentirías si te liaran con tu jardinera en un fic lesbico?

Escucho que deja de teclear. —Eso depende —dice. No puedo creer que lo esté pensando—. ¿Ella sería físicamente como Jennifer Lawrence?

—No, como Rosie O'Donnell.

—Ay, te odio.

Me termino de poner la pijama. —Otra vez dejaste de teclear, ¿ya publicaste?

—Sí.  A esta historia sólo le faltan tres capítulos.

—Genial.

—Y creo que estoy lista para empezar una nueva.

Finalmente me meto en mi cama. Leeré lo que escribió Vanesa desde mi teléfono. —Doble genial. ¿Esta vez sobre quiénes...

—Historia nueva, Carolina —insiste.

—Sí, pero, ¿qué personajes serán los...

—Nueva. Esta vez no será un fanfic... Voy a escribir algo original.

Me incorporo. —¿Hablas en serio?

Esto es importante. Realmente importante. Hasta ahora Vanesa únicamente ha escrito sobre personajes que pertenecen a otros escritores.

—Yep. Estoy lista. Yo no tengo un profesor de Escritura creativa deteniéndome a saltar al agua. 

Gruño. —Oye, esto no es sobre mí. 

—Esta historia será única —continúa, ignorándome—. Sin duda digna de un premio Nobel de literatura. 

—¿Tanto así? ¿Y cómo se va llamar?

—"Me voy follar a mi jefe".

—Vanesa...

—Categoría +18

Niego con la cabeza. —Dudo que ganes un Nobel de literatura con eso.

—Yo sé. Esos jueces suecos son tan esnobs como Aníbal.

Otra vez Aníbal. —Oye, Anibal es un gran escritor.

—¿Cuántos libros dices que tiene publicados? —pregunta ella con sarcasmo. 

Odio cuando hace eso.

—Ya te lo he dicho: Ninguno porque todavía no tiene esa gran idea que sí valdrá la pena escribir.

—Bla. Bla. Bla ¿Y por eso te detiene a ti también?

—Vanesa...

—Y lo odio por eso, porque eres mejor que yo escribiendo.

Aquí vamos de nuevo...

Tengo un sin fin de borradores en mi ordenador personal, aunque jamás he terminado de escribir alguna novela. Imagino el final, sí... pero no lo escribo. Siento que de alguna manera lo echaré a perder y mi idea se convertirá en basura. Además me desanima recibir malas críticas. 

—Oye, no hablemos sobre Aníbal hoy —No quiero discutir con ella—. Entonces, ¿vas a escribir sobre Marco?

Siempre consigo distraerla cuando incluyo el tema "Marco" en la conversación. 

—Pero cambiaré nuestros nombres. Alexander me dio la idea.

—¿Y si se entera? Grupo M no es una empresa tan grande. 

—Llena de más esnobs arrogantes que sólo leen a Cortázar y que subestiman a los autores nuevos. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Ninguno de nuestros compañeros de trabajo tiene cuenta en Wattpad.

—No te confíes.

Soy la más sensata de las dos, creo que eso ya quedó claro.

—No hay nada de qué preocuparse. Tú tranquila. Escucha con qué frase empezará mi novela —Me cambia de tema—. "Mi jefe tiene las mejores nalgas de esta ciudad"

—Vanesa...

La admiro porque no tiene miedo a la hora de iniciar algo. No le faltan agallas, la cague o no, para tirarse al agua. 

—Shhh. Cállate y escucha, que desde el primer capítulo hay mucho sexo.

Oh, cielos. 

Cuando termino de hablar con Vanesa salgo otra vez de mi cama y busco en mi librero los libros de Alexander. El primero es una novela corta sobre un pianista que después de un accidente se queda ciego. Los otros tres son: La cama arreglada, la cama desecha y la cama sin almohadas. Los tres libros de la trilogía La cama. Me tomo mi tiempo para acariciar cada portada. Mis libros favoritos. Mi escritor favorito. A veces me pregunto si te puedes enamorar de alguien por cómo escribe.

Abro uno por uno los libros  y leo las dedicatorias.

Para quien esté viviendo en las tinieblas, se lee en el primer libro.

Busco el año de edición. Lo publicó el mismo año que el primer libro de La cama.

Los otros tres libros no tienen dedicatoria.

¿Qué es lo que escondes, Alexander?

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