Erase una vez, en un pueblo llamado "Heart Flower" localizado en "El Valle de los Milagros" en Inglaterra, vivía una mujer de mayor de edad llamada Linda Pingrey, en su casa ella vivía, en un gran bosque no lejos del pueblo.

          Tras el fallecimiento de su querido esposo tristemente se quedo sola en casa, pero no siempre lo estaba, pues era visitada por su hijo Thomas Pingrey; su esposa Beatriz; y su pequeña hija y nieta Carol Pingrey.

          Cada vez que ellos la visitaban, la pequeña Carol convivía y gustaba jugar con su abuela quien inventaba los mas divertidos y alocados juegos.

          Siempre fueron unidas. Hacían fiestas de te (solo que, a diferencia de las fiestas y reuniones que tenían las personas de clase alta que eran educadas y elegantes, las fiestas Linda y Carol eran locas y desordenadas, divirtiéndose y riendo sin parar), algunas noches Carol pasaba la noche en con su querida abuela, juntas limpiaban la casa, cantaban, bailaban, pero lo que mas disfrutaban juntas era pasear por los campos, jugar a las escondidas, mirar los arboles, los pájaros, observar al igual que oler las flores y con ellas ver a los pequeños animales que se encontraban entre las plantas.

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          En un paseo por el campo, en el hermoso pasto verde, las flores bailando al soplar del viento y las mariposas volando.

          —¡Mira abuela, una oruga azul! —vio Carol en una planta de la cual la oruga se alimentaba

          —¿De verdad querida? —pregunto Linda

          —Si, mira —recogió con cuidado y cariño al pequeño animalito y se lo mostro a su abuela

          —Oh, que bello amigo encontraste. 

          —Me gusta como se deslizan especialmente cuando se convierten en mariposas, los colores que tienen parecen como un arcoíris.

          —¿Sabias que las orugas son las criaturas mas sabias del mundo? —comento mientras las dos caminaban por el campo

          —No —contesto la pequeña asombrada por lo que dijo su abuela

          —Ellas han vivido en la tierra desde hace millones de años, conocen el pasado perfectamente bien a lo largo de la historia. Vuelan y se cuentan entre ellas todo lo que han visto, permaneciendo así su conocimiento a toda su descendencia a pesar de vivir poco tiempo

          —¡Cuéntame mas, cuéntame mas! —insistió emocionada

          —Esta bien —Acepto riendo—.  Me recuerdas tanto a mí cuando tenía tu edad... Aunque debo admitir que mis aventuras de niña eran un poco... diferentes.

          —¿Diferentes? ¿Cómo qué, abuela?"

          —Bueno, verás... hubo una vez que encontré un lugar al que pocas personas han llegado. Un lugar lleno de maravillas, donde nada es lo que parece y todo está lleno de magia. y las criaturas mas maravillosas y alocadas existen. Solo si prometes no decirlo a nadie.

          —¡Claro que si! Espera... ¿La magia? ¿Criaturas mágicas? Creí que solamente existían en los cuentos de hadas

          —Claro que no, la magia es real, si no, dejare de llamarme: Linda La Aventurera —dijo haciendo reír a su pequeña nieta.

          —¿Y como es ese lugar abuela?

           —Te lo diré, pero escucha bien Carol. El País de las Maravillas es un lugar, no esta en el cielo no esta en la tierra, ni en el mar, si no en un lugar oculto 

En un mundo de ensueño, lejos de la realidad,
Se encuentra un lugar mágico, de pura fantasía.
El País de las Maravillas, donde los sueños cobran vida,
Donde lo imposible es posible, en cada esquina escondida.

          >>Los animales y criaturas que ahí viven hablan, caminan como humanos, tienen capacidades peculiares

En un mundo de ensueño, donde el cielo se hace azul,
Hay un lugar mágico, donde todo es anormal.
Con conejos que hablan y gatos que desaparecen,
Es un lugar de maravillas, donde todo puede suceder.

          >>Puedes ver cosas alocadas, difíciles de creer, pero increíblemente maravillosas

Oh, País de las Maravillas, tierra de fantasía,

Donde los ríos son de té y la hierba siempre es verde.
Donde las flores hablan y los naipes cantan,
Es el lugar más maravilloso, donde el corazón se encanta.

Oh, País de las Maravillas, tierra de encanto,
Donde los sueños se hacen realidad con un solo canto.
Con criaturas mágicas y personajes únicos,
Es un lugar donde la magia brilla en cada rincón.

En cada rincón del País de las Maravillas,
Un misterio espera ser descubierto, entre risas y maravillas.
Es un lugar de magia y asombro, donde el tiempo se detiene,
Y donde cada momento es un regalo, que el corazón retiene.

Así que ven, aventurero, y déjate llevar,
Al País de las Maravillas, donde los sueños no tienen final.
Donde la imaginación es la única guía, y la locura es el rey,
En un lugar donde todo es posible, solo hay que creer.

          —Wow —Se impresiono Carol—. ¿Algún día iremos a ese mundo abuela? ¡Quiero ir allí algún día! ¡Quiero ver el País de las Maravillas con mis propios ojos!

          —Algún día querida algún día.  Pero, ten cuidado Carol, eres una niña maravillosa, pero tu curiosidad es grande, debes ver a donde iras, si no, tendrás problemas. Y no lo olvides, nunca dejes jugar, de usar tu imaginación, de explorar nuevos mundos, nunca dejes de ser una niña, feliz y amable ¿Me lo prometes? 

          —Lo prometo abuela —dijo la pequeña dándole un fuerte abrazo a su abuela brotando algunas lagrimas de alegría 

          —Ahora ven se nos hace tarde para el te, tu papa se pondrá impaciente

          —Te reto a una carrera

          —Oh no podrás ganarme —Las dos corrieron de vuelta a su hogar pasando deslizándose por las colinas donde los grandes arboles que crecían, jugando como nunca

          En ese tiempo, Carol tenia 11 años, pero cuando llego a los 17 ocurriría un triste acontecimiento.
          Su amada abuela Linda, enfermo, llegó como un susurro sutil, casi imperceptible al principio. Los primeros días, la anciana mujer apenas mencionaba el dolor en sus articulaciones o el cansancio que sentía tras los largos paseos que solía disfrutar con Alicia. Seguía jugando con su nieta en el jardín, relatando con entusiasmo historias del País de las Maravillas y de sus curiosos habitantes. Para Carol, su abuela parecía invencible, alguien cuya energía jamás se agotaría. 

          Los días pasaron. Finalmente ella falleció. Esto dejo una gran tristeza en su hijo y su esposa, pero mas aun en Carol con quien compartió su infancia, cariño y amor. 

          Tras la muerte de su abuela, la vida de Carol cambió drásticamente. Lo que antes eran días llenos de risas y aventuras imaginarias junto a su querida abuela se convirtió en una estricta rutina. Su padre, afligido pero determinado, asumió por completa la responsabilidad de su educación. A partir de entonces, Carol fue moldeada bajo las expectativas de la alta sociedad, y su padre, siendo un hombre rígido y orgulloso, no permitió espacio para la fantasía ni la imaginación.

          Las tardes largas en las que jugaba en el jardín con su abuela, corriendo libre entre las flores, se convirtieron en algo raro. Su padre insistía en lecciones de etiqueta, danza, historia, y todo lo necesario para que ella creciera como una dama distinguida. Carol apenas tenía tiempo para ella misma. Los libros que le entregaban no eran cuentos llenos de maravillas y criaturas mágicas como los que su abuela le leía, sino tratados sobre comportamiento y normas sociales.

O eso parecía...