Comienzan las clases
Eran las 8 de la tarde y Carlin estaba en su cama leyendo "Historias de Avonlea", de Lucy Maud Montgomery.
Las clases ya habían comenzado hacía unos días. Los gatos estaban discutiendo sobre el infinito, como siempre. En un momento, Carlin detuvo la lectura para escuchar el debate de los gatos.
- El infinito no puede ser más grande que Dios - dijo Musta - No tiene sentido.
- Puede ser del mismo tamaño, Musta. Sé más astuto - dijo Valcainen.
- No. Nada iguala el tamaño de Dios. ¿Por qué no escuchas las palabras de tu hermano mayor?
- Tal vez Dios es el infinito...
- Dios es eterno, no infinito, no puede igualarse con el infinito. No es lo mismo infinito que eterno.
- ¿Cuál es la diferencia?
- Lo eterno además de no tener fin, no tiene comienzo, y lo infinito, si tiene comienzo.
- ¿Por qué Dios no puede ser infinito?
- ¡POR LO QUE TE ACABO DE DECIR, VALCAINEN! Dios es eterno pero mi paciencia no, y te la estás acabando. ¡No te pases de lista!
Carlin, al escuchar todo esto, soltó una risita.
- ¿Qué les parece que leamos un cuento y nos vamos a dormir? Ya es hora de descansar. Mañana siguen discutiendo. - dijo Carlin.
- Oooh justo nos estábamos divirtiendo - dijo Musta.
- Por favor, Carlin, danos un ratito más para discutir - dijo Valcainen.
- Bueeno, bueno, un ratito más.
Luego de que los gatos discutieran un rato más, leyeron un cuento y se fueron a dormir.
A la mañana siguiente, Carlin fue a la academia con su amiga Úrsula Cake.
Úrsula tenía el pelo negro y los ojos color café oscuro, como Carlin, pero a diferencia de Carlin, Úrsula usaba el pelo más bien corto y lo tenía ondulado. Carlin usaba un largo medio (un poco después de la nuca) y muy lacio. La familiar de Úrsula era una conejita gris muy dulce y trabajadora. Se llamaba simplemente "Conejita Gris". Había salido de un cuento de la conejita gris de Alison Uttley por un hechizo de su hermano mayor y ahí se quedó viviendo con Úrsula.
- Bueno, chicos, hoy lo que vamos a hacer es una flor de los mundos. A esta flor se la llama así porque en cada pétalo tiene un mundo distinto, y en su centro está el tiempo, por eso les advierto algo: por nada del mundo toquen el centro. Básicamente lo que van a hacer es crear el mundo que contendrá cada pétalo, conteniéndolos todos en una semilla. Listo, comiencen. - dijo la srta. Gag.
- Qué interesante - le susurró Úrsula a Carlin - ¿Y si agregáramos el mundo de Beatrix Potter? ¿Y el de los cuentos de hadas? ¡Y EL DE LAS HADAS!
- ¡Claro! Si la flor tiene 20 pétalos, nos alcanzan muchos mundos. Pero dijo la señorita que debemos crear los mundos.
- Podríamos agregar detalles que les den más originalidad.
- Puede ser ¿eh? Puede ser.
Todos los magos crearon sus propias flores de los mundos, incluida la señorita, porque le pareció divertido.
Cuando terminaron, todos se llevaron sus semillas y les dijo la señorita que esperen a la próxima clase para aprender a plantar la semilla.
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