"La madre que no es"
(Marzo, 1997)
Poppy se desperezó lentamente en su habitación.. Sonrió levemente, al pensar que hoy era el Día de las Madres... Ella no tenía hijos, pero para ella era un día especial.. Desde que comenzó a trabajar en la enfermería de Hogwarts, hace tanto tiempo, ya, en 1971 y recién recibida de Medimaga, cada Día de las Madres recibía un pequeño obsequio. Nunca traía remitente, nunca nadie le había confesado abiertamente ser el responsable de ese pequeño gesto... Pero no necesitaba que le dijeran quién era el que cada año tenía ese detalle, quién era el que le demostraba su cariño en silencio... Poppy sabía que ese regalo venía de quien fuera su primer paciente...
Se levantó de su cama, se quitó el camisón y fue a darse una ducha, con calma, sabiendo que no había nadie que atender en la enfermería, y que tampoco había ninguna emergencia que atender hasta el momento, en ese amanecer.. Se puso su túnica bordó y su delantal, ajustó el tocado sobre su cabeza y entró en su despacho, sabiendo que sobre su escritorio estaría su regalo... Un pequeño paquete verde esmeralda, con un hermoso moño plateado descansaba sobre la pulida madera.. Sonrió abiertamente, mientras lo contemplaba, sintiendo una oleada de amor por él.. no amor romántico, porque ella no lo veía de esa forma, y sabía que él tampoco pensaba en ella como una pareja, sino con un amor puro y sincero por ese hombre al que cuidó desde que era un niño.
Tomó el paquete y antes de sentarse, llamó a un elfo doméstico para pedirle café y galletas para desayunar, y una vez que tuvo su taza frente a ella, desenvolvió el regalo y suspiró de asombro.. Una bellísima rosa de cristal descansaba en una cajita, acompañada por una pequeñísima botella de Felix Felicis.. La poción era el obsequio habitual, pero cada año, una figurita diferente de cristal la sorprendía.. La rosa entre sus manos era de un etéreo cristal rosado, tan hermosa y delicada, que hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas.. Y lloró, frente a su escritorio, recordando ese primer día en que lo conoció...
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(2 de Septiembre de 1971)
Poppy estaba en la enfermería, ordenando el armario donde guardaba las medicinas. Estaba contenta, y algo nerviosa, ya que era el segundo día en el que estaba a cargo de la enfermería de Hogwarts.. Su primer día fue excepcionalmente tranquilo, no tuvo estudiantes que atender, pero esa mañana, la Profesora McGonnagall entró como un huracán, trayendo a remolque, sujeto de un brazo, a un desgarbado chiquillo de primer año, que forcejeaba intentando soltarse.
-"Poppy, creo que traigo a tu primer paciente del día.. Lo pesqué peleando con dos niños de mi Casa. Creo que tiene un brazo fracturado, cayó por una de las escaleras corriendo tras el altercado.. Revísalo, por favor, yo iré a buscar a Slughorn para que venga a hacerse cargo de este pequeño alborotador".
Poppy tomó de la mano al chico, y lo hizo sentarse en una camilla. Tenía su túnica desarreglada y sucia, como si se hubiera revolcado en el suelo, y su corbata de Slytherin estaba enroscada en su cuello, como una bufanda. El chiquillo se negó a mirarla, cruzándose de brazos con gesto adusto, pero sin poder evitar una mueca de dolor al hacerlo, y Poppy vio que hacía enormes esfuerzos por contener las lágrimas... La joven sintió una oleada de simpatía por ese pequeño, tan delgado y sombrío. Su cabello negro estaba más largo de lo que lo llevaban otros niños y se veía tan frágil... Tomó su barbilla, para hacer que la mirara y quedó absorta en sus ojos negros, negros como la noche, y llenos de una profundidad y desdicha que no había visto jamás en los ojos de otros niños... Con trabajo recompuso su semblante y le sonrió, preguntándole su nombre..
-"Severus- susurró el niño- Yo no quise pelear, ellos me persiguieron! Y cuando llegó la profesora y sólo me regañó a mí, quise escapar y me caí. Pero lo de mi brazo no fue por la escalera.. Ellos lo retorcieron."
-"Ellos.. ¿quienes, cariño?"- le preguntó Poppy.
Severus miró hacia un costado, con desdén y se negó a responder.
Poppy suspiró, y con cuidado, le quitó la sucia túnica y empezó a desenrollarle la corbata, y lanzó una exclamación al ver algunas marcas lívidas en su cuello. Parecía que hubieran tratado de ahorcarlo, pero no podía ser.. no era posible que otros niños hubieran llegado a tanto.. Miró interrogativa a Severus, y él desvió la mirada otra vez.
-"No pasó nada. Simplemente até mal la corbata"- masculló.
Poppy resolvió investigar después, lo primero era su brazo.. Lo revisó con su varita y no, no estaba roto, pero había sufrido una fuerte torsión. Hizo un hechizo, para desinflamar, y luego masajeó el cuello con unas gotas de díctamo, para borrar las marcas.. Intentó quitarle su camisa, para constatar que no hubiera algún otro golpe que revisar, y la ferocidad con la que el niño se revolvió, para impedir que le desnudara el torso fue tal que la sorprendió, pero decidió ser expeditiva, y con un golpe de varita, la blanca camisa desapareció. Poppy jadeó de horror al ver tantas marcas y cicatrices en el pequeño torso. Severus, vencido, ya no pudo contener las lágrimas, y bajó la cabeza, ocultando su rostro tras el cabello... Poppy, tomando aire, comenzó a aplicarle el díctamo en las marcas más recientes, sin decir una palabra y al terminar, le puso nuevamente la camisa, anudó con cuidado la corbata verde, y haciéndole un hechizo Fregotego a la túnica, se la puso, dejándolo impecable y listo.
Severus seguía sin mirarla, por lo que Poppy volvió a sujetarlo de la barbilla para levantar su rostro, y los ojos negros se clavaron en los celestes, con una mirada de muda súplica. Poppy suspiró.
-"Comprenderás que debo informar esto"-, le susurró.
Severus abrió enormes los ojos y la miró con espanto.
-"Por favor, no es necesario- le dijo suavemente, intentando contener las lágrimas nuevamente.- No sucede nada raro, es que soy torpe y me caigo seguido, no hay nada importante que informar.. Por favor, no lo haga.. No volveré a tener ningún accidente de este tipo, se lo prometo, pero no diga nada..".
Poppy Pomfrey lo miró. Contempló esos ojos negros suplicantes, tan profundos y llenos de dolor. Y contra la voz de la razón, que le gritaba que debía informar el maltrato, su instinto le decía que por esta vez, debia concederle al niño lo que le pedía. Sin poder evitarlo, lo abrazó, y sintió el alivio que recorrió el pequeño cuerpo. Lo apartó un poco de sí, para volver a mirarlo
-"Por esta vez, lo dejaré pasar. Pero prométeme que vendrás a verme si crees que estarás en problemas".
Severus asintió, con una pequeña sonrisa, y le devolvió el abrazo, lleno de gratitud.
El niño volvió a sentarse en la camilla, y al rato, entró en la enfermería el Profesor Slughorn, que al verlo, revolvió los negros cabellos, con una sonrisa , e inclinó la cabeza en dirección a Poppy, a modo de saludo.
-"Vengo a llevarme a esta pequeña serpiente a su Sala Común, si ya está bien, Señorita Pomfrey".
Poppy asintió y le firmó el alta, y le tendió su mano a Severus. Los vió marcharse, y de corazón esperaba que ese niño no tuviera más problemas..
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(Marzo, 1997)
Poppy sonrió, y se secó las lágrimas, contemplando su rosa.. Ese lejano 1971, vio a Severus muchas veces.. La mayoría de esas ocasiones, el niño (y a medida que pasaban los años, el muchacho), entraba como una tromba en la enfermería, sin aliento tras correr, y con simulado desinterés se ponía a ayudarla a acomodar las pociones, o a hacer el inventario de medicinas.. Poppy sabía que en realidad venía escapando de esos dos matones de Gryffindor, Black y Potter, que parecian tenerle un odio especial a Severus, pero que se salvaban de los castigos con su arrollador encanto.. y Severus, como le habia prometido, se refugiaba en la enfermeria cada vez que notaba que el malvado par lo andaba buscando. Poppy torció el gesto al pensar en que muchas veces, Severus no lograba escapar de ellos, y ella terminaba curando un montón de heridas, raspones y moretones en el cuerpo delgado del chico de ojos negros.
Ese primer año, 1971, Poppy recibió, en el Día de las Madres, una pequeña serpiente de cristal enrollada en un corazón. Sin saber quién se la habia obsequiado, dejó la figurita adornando su escritorio, y notó, varios días después, mientras Severus le llevaba algunas botellas de poción Crece-Huesos de parte de Slughorn, que el niño contempló la serpiente con sonrojo y un innegable gesto de satisfacción, al verla exhibida en un lugar tan visible. Poppy quiso preguntarle al niño si él le habia dejado ese obsequio, pero sabía que por orgullo no admitiría nada, aunque confirmó sus sospechas al año siguiente, cuando lo vio dejar a hurtadillas un nuevo paquetito verde con el listón plateado sobre el escritorio.. ese año, recibió una pequeña ave de cristal...
Poppy se sacudió los recuerdos, guardó la botellita de Felix Felicis en su habitación (las reservaba para algún día triste), y acomodando la rosa sobre su escritorio, salió a dar una vuelta por el castillo, disfrutando la quietud de ese domingo, tan temprano por la mañana.. Cerca del lago, vio una oscura y alta silueta y sonrió. Se acercó a él, y se puso a su lado, a contemplar el agua. Severus la miró de costado, embozando una sutil sonrisa mientras susurraba con sarcasmo.
-"Es muy temprano para venir a ver si hay estudiantes ahogados, Poppy"
Ellá rió con ganas, y posó su mano en la espalda de él..
-"No, sólo vine a ver si estás entero, Severus.."
Él hizo una mueca..
-"Sí. El Señor Tenebroso no me ha llamado esta semana, y Longbottom aún no estalló ningún caldero este mes.. Estoy entero todavía".
Poppy suspiró, y lo miró de lleno... Había sufrido tanto cuando se enteró que ese chico al que había atendido tantas veces se había unido a los Mortífagos... Cuando él terminó la escuela, ella le perdió el rastro, pero con mucha alegría más tarde supo que él volvía a Hogwarts, ahora como maestro.. y con la vuelta de Lord Voldemort, a veces Severus regresaba de sus reuniones tan herido que apenas podía tenerse en pie. Y ella lo curaba, como siempre, sin pedirle explicaciones. Dumbledore confiaba en el joven Maestro de Pociones, y ella tambien.
Poppy Pomfrey sabía que cuando la guerra finalmente estallara, Severus sería el más herido.. y sabía que lo cuidaría, como siempre. De veras lo quería. Suspiró.
-"La rosa es muy bella, Severus"- dijo, dando la vuelta, y emprendiendo el regreso al castillo,- espero recibir esos regalos durante muchos años más.."
La voz susurrante y aterciopelada de Severus la clavó al piso cuando lo escuchó.
-"Eso espero, Poppy... me gustaría poder seguir conjurando figurillas de cristal el próximo año.. pero el momento se acerca, lo sabes, ¿no?"
Poppy se volteó a verlo... Severus seguía mirando el lago. Ella volvió a su lado y lo abrazó.
-"Prométeme que vendrás a la enfermería si ves que todo se está complicando, Severus.. Promételo".
Él no dijo nada, sólo se limitó a rodearla con un brazo.. De veras quería a esa mujer... Era una madre, una hermana para él.. No se atrevió a prometerle nada, porque sabía que en menos de tres meses debía matar a Dumbledore e irse de Hogwarts.. No pudo prometerle nada, porque sabía que el año que viene, en el próximo día de las madres no habría paquetito verde para Poppy, no habría figurillas de cristal sobre su escritorio.. Tragándose la angustia que sentía, Severus depositó un beso en la frente de Poppy y le sonrió con un leve gesto burlón.
-"Vamos, Madame Pomfrey.. deje de abrazarme que arruinará mi imagen frente a los estudiantes.. Regrese a la enfermeria, que yo me voy a preparar el salón para las clases de mañana."
Poppy lo soltó, con una suave risa y regresó al castillo, esperando que las cosas estén tranquilas un tiempo más...
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(30 de Junio, 1997)
Poppy corría de aquí para allá, atendiendo heridos. De algún modo, un grupo de mortífagos había entrado en el castillo y estaban atacando a los estudiantes. Volvió a la carrera a la enfermería, por más pociones y vendas, y cuando iba saliendo, llena de prisas por volver al Gran Salón, vio algo sobre su escritorio que la hizo detenerse en seco. Se acercó con cuidado, y todos los frascos que llevaba en brazos cayeron al piso, rompiéndose algunos... Sobre el escritorio había una pequeña y bella cierva de cristal, un cristal tan negro que no podía ver a través de el... Con el corazón a mil, y tratando de contener las lágrimas, acarició la figurilla con un dedo y tragó saliva, mientras mil ideas rebotaban como locas en su mente, hasta que una frase se formó, sólida y pesada como un montón de ladrillos, en su cabeza.
"Esta es la última".
Lloró amargamente.
Tras un largo momento, recordó porqué estaba ahí, se secó las lágrimas y buscando más medicinas y vendas, volvió al Gran Salón, a atender a los heridos.
Pocos minutos más tarde, escuchó por boca de McGonnagall, que Severus había asesinado a Dumbledore y había huído con los mortífagos...
Poppy recordó que esta vez, Severus no le había prometido nada. Y volvió a llorar, porque nunca más vería a Severus de nuevo en la enfermería.
FIN.
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