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Sabía el resultado por lo que no necesitaba verlo, no abrió el sobre y lo dejo como se lo entregaron, lo coloco en su bolso y siguió con sus actividades, aún tenía que ir a recoger otros papeles.

Estaba cansado, ir de un lado para otro le había fatigado pero si quería que todo saliera bien tenía que esforzarse. Mientras conducía miraba la foto de su familia que estaba puesta en el espejo, sonreía melancólico al ver las sonrisas tan genuinas.

Era cómico como todo se derrumba con un ventarrón.

Pero bueno, así era la vida. Las cosas eran efímeras y los momentos frágiles como un diente de león. Y aunque le doliera, Jimin tenía que hacerlo.

La confianza es lo primordial en un matrimonio, va incluso antes que el amor, la lealtad a tu pareja es la que te tiene que mover y despertar todas las mañanas; si esa confianza se desvanece el matrimonio ya no funciona, si no hay lealtad no hay un lazo eterno que los amarre.

Por eso Jimin tenía que forjar ese lazo, tenía que amarrar aún más del cuello a Jungkook y tenía que poner la soga sobre su propio cuello para que cuando uno se aleje la cuerda les corte la respiración.

Al llegar a su hogar suspiro, la casa que su papá les había comprado para vivir en ella se veía tan gris, la tensión se reflejaba en el aura que envolvía a su hogar y Jimin no soportaba eso. Quería que todo alrededor de su matrimonio fuera perfecto.

Y cuando quieres algo debes trabajar duro para conseguirlo, moldear con tus propias manos la perfección. Eso haría.

Al entrar a su hogar se encontró a Jungkook quien tenía a su hija entre brazos, jugaba con ella mientras reían. Y Jimin suspiro.

¿Por qué, Jungkook? ¿Por qué tenías que arruinarlo?

Era momentáneo, después de todo.

"Jimin." Le saludo con una sonrisa enorme, el brillo se veía en sus pupilas y el amor en sus mejillas sonrojadas.

"Hola." Dejo su bolso en el piso, caminando hacia Jungkook para tomar a su bebé en brazos.

El omega beso a su cachorra en la mejilla y llamo a su nana para que la llevara a su habitación. Cuando la pareja se quedo sola la tensión se volvió abrumadora. Jungkook se sentía acorralado con la presencia y mal humor de Jimin.

"¿Cómo te fue hoy en la uni?" Pregunto tratando de apaciguar las cosas entre ambos.

"Bien." Respondía cortante y aburrido, tomo su bolso y saco los dos sobres que tenía. "Ya tengo los resultados."

"No son necesarios."

"Claro que lo son." Empujó los papeles al pecho de Jungkook. "Abrelo y comprueba el origen de Haerin."

"Jimin..." Tomo los papeles entre sus manos y quiso devolverlos a su omega, pero una vez más se los empujó así que no tenía otra opción que conservamos.

"Lee."

Jungkook suspiro e hizo lo que Jimin le dijo, abrió el sobre y leyó el informe, confirmando lo que ya sabía pero por una inseguridad dudo; Haerin era su hija. Fue como si alguien echara un balde de agua fría en su espalda, como si todo se congelara y solo pudiese ver la expresión de decepción de Jimin.

Quería caer en sus rodillas, tomar su mano y pedirle perdón por haberle herido tan gravemente. Quería abrazarle y rogarle que le perdonará. Quería mover el mundo para volver en el tiempo para así no reunirse con aquellos que trataron de destruir sus matrimonio.

"Jimin-" Fue interrumpido por otro sobre que golpeó su pecho.

"Abrelo y lee." Una vez más su voz era vacía y con tonos que delataban la decepción en él.

Repitió la misma acción pasada, pero esta vez no era un balde de agua que caía en su espalda, sino piedras filosas que rasgaban su piel y le dejarían sangrando por mucho tiempo.

Sintió como su vida le era arrebatada, sus pulmones dejaron de darle oxígeno a su cerebro y su corazón dejo de bombear sangre, su vida entera se derrumbaba frente a sus ojos y sentía como era tragado por un agujero negro que lo escupiria en una infinidad incierta. Jungkook estaba perdido, lo iba a perder todo. Lo había perdido todo.

Jimin le dio una demanda de divorcio, Jimin, su Jimin, quería separarse de él.

"¿Q-qué? ¿J-jimin, por qué haces esto?" La voz le temblaba y todo el cuerpo también, estaba aterrado.

"Porque la confianza es esencial en un matrimonio y tu no confiaste en mi." Dijo dando un paso atrás, alejándose del toque suplicante del alfa quien estaba a punto de caer sobre sus rodillas.

Todo era perfecto.

"P-pero Jimin podemos arreglar esto, yo-yo cometí un error y lo admito, pero por favor no hagas esto. Te amo, eres mi vida entera."

"No te creo, Jungkook." Suspiro triste, como si también le afectará todo lo que pasaba; cuando no era así. Disfrutaba mucho descubrir que se había vuelto el centro del universo de Jungkook.

"Jimin, por favor." Le tomo fuertemente de las manos, tan fuerte que las manos del omega se tornaban rojas y no podía moverlas.

La desesperación de Jungkook debería asustarle, debería lograr que prenda todas sus alarmas, pero no era así, la desesperación de su alfa solo era una gran prueba de amor.

La prueba del molde que había hecho para su alfa.

"Sueltame." Se quejó, fingiendo un lloriqueo para probar lo que Jungkook podría hacer.

Suavizó su agarre pero nunca le soltó, no quería dejarle ir, no podía dejarle ir. A Jimin le encantaba.

"Jimin, amor..."

"Que me sueltes."

"Perdón, perdón." Le soltó pero aún se mantuvo cerca de su omega, sentía que si se alejaba moriría. "Ángel, hablemos las cosas, ¿sí?"

"No hay nada que hablar, ya tomé mi decisión y mis padres están esperándome en su casa." Dio pasos lejos de él, sosteniendo su mirada para contemplar todas las emociones que transcurrían en Jungkook.

"¿Tus padres? Jimin, hablemoslo, por favor, te lo suplico."

"No." Le dio la espalda, camino lejos de él y subió por las escaleras mientras sentía la presencia de Jungkook siguiendo sus pasos.

Constantemente le repetía que le perdonará y que hablaran las cosas con tranquilidad, pero Jimin le ignoraba mientras tomaba sus maletas y metía lo esencial. Lo tenía como a un perro siguiéndole a todos los lugares, parecía un perro apedreado que venía a él a pedirle algo de cariño.

El ruego y el llanto que tenía Jungkook le confirmo a Jimin lo bien que le había moldeado a su amor, estaba tan desesperado como él, tan obsesionado como él.

Aún así, comprobando que tenía a Jungkook donde quería, no se detuvo, llevaría las cosas tan lejos como podría. Fue a la habitación de Haerin y tomo unas pañaleras en donde metió todo lo esencial de su bebé.

Aún escuchando el ruego de Jungkook cargo a su hija tomando sus maletas y salió de la habitación. Se sentía bien, nada le remordia.

Se fue de su hogar dejando a un lloroso Jungkook en sus rodillas, se fue sin mirar atrás y sin tocarse el corazón.

Nunca se divorciaria de Jungkook, jamás le dejaría pero era algo que tenía que hacer, tenía que escarmentarlo por haber puesto a otros por encima de él. Era por el bien de ambos, era por el bien de su matrimonio.

Por el bien de su amor.

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