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Era desolador aquel sentimiento que se postró en su pecho en cuanto ambos entraron al restaurante, la mano cálida de su novia le atormentaba de sobre manera porque sabía que después de estas horas juntos no volvería a sentir aquella suave y tersa piel sobre la suya.
Era triste, ver el brillo que emanaban los ojos de su novia cada vez que le hablaba hacia un hueco profundo en su pecho, le hacían sentir la mala persona que era.
Apagaría con el fuego de su amor que se expandió por años quemando sus almas, con un vaso de agua extinguirá todo lo que habían sentido por mucho tiempo, su amor se desvaneceria entre las cenizas de las promesas que no cumplieron.
Que Jungkook no cumplió.
Mientras comían y hacían tiempo para lo inevitable, Jungkook se deprimia más y más, no quería hacerlo, no quería alejarse de la persona que más había amado en su pequeña vida, no quería decirle adiós al sentimiento tan cautivador que aleteaba en su pecho.
Pero tenía que, tenía que asumir su responsabilidad por todos los errores; desde no saber el nombre de Jimin hasta el haber callado a su 'te amo'.
El postre era agrio, el shuffle le sabía a vomitó y lágrimas, el pescado a la parrilla que cenaron le supo a cartón y la sopa de camarones le supo a agua sucia, nada se sentía bien al ser oprimido por el tiempo que se le escapaba de las manos.
Quería detener todo a como era en el instante, aunque la comida le haya sabido a basura quería conservar la sonrisa que Yerim le dirigía.
Pago la cuenta y tomando de la mano a su novia salieron del restaurante, era hora.
Caminaron tomados de la mano mientras conversaban sobre su día y cosas que se les ocurría en el instante, era una noche con luna y estrellas en el cielo; una noche hermosa que guardaría sus lágrimas desoladas.
Se sentaron en una plaza, Yerim recostó su cabeza en el hombro de Jungkook mientras contaba las estrellas que brillaban sobre sus cabezas. El alfa cerro los ojos y soltó un suspiro pesado, tomo las manos de su novia y le miró a los ojos.
Sentía como el nudo se formaba en su garganta y como sus ojos se cristalizaban, no quería hacerlo, no quería hacerse infeliz.
Pero tenía que.
"Yeri, tenemos que hablar." Dijo en un tono que preocuparía a cualquiera.
"¿Qué pasó? ¿Algo malo?" Sus ojos redondos y brillantes se tornaron oscuros.
"El-el papá de Jimin habló conmigo." Noto el malestar que le provocaba el nombre del omega, se sintió peor. "Y decidí...que lo mejor para el bebé y su futuro es que...Jimin y yo nos casamos."
Sintió en sus palmas el momento en el que Yeri comenzó a temblar, vio en primera fila como la primera lágrima cayó de sus ojos miel. Pero ella nunca se soltó de su agarre, aún se mantenía en sus manos.
"No, no, no me digas eso." Negó con la cabeza con desesperación y con más lágrimas arruinando su máscara de pestañas. "Jungkook..."
"Lo siento mucho, Yeri, en serio, lo siento demasiado." No pudo mantener su mirada en los ojos llorones de su novia, no era fuerte. "Es lo mejor para mi hijo."
"Jungkook....no." Tomo el rostro del alfa entre sus manos e hizo que le mire. "Tu no quieres esto, ¿por qué lo haces?"
"Tengo qué." No podía llorar, no era la víctima de nada. Pero tenía tantas ganas de desmoronarse y abrazar a su amada.
Aunque era una víctima después de todo.
Eran víctimas.
"¿Y que hay de nosotros?" Pregunto Yeri en un susurro.
"Ya no...ya no puede haber un nosotros." Fue cuando Yeri le dejó de tocar.
Yeri sollozo fuertemente mientras cubría sus ojos, Jungkook quería consolarla pero ella se alejaba de su toque, estaba herida y se sentía en aquellos lamentosas lágrimas.
"Entonces eso es todo." Sollozo Yeri. "Me dejas por él."
"No es que yo quiera."
"Si quieres, siempre hay opciones, Jungkook." Limpio sus mejillas, pero se volvían a empapar. "Podíamos encontrar una solución pero tú... tu ya decidiste."
"No tengo opción, Yeri."
"Entiendo." Asintió varias veces levantándose de la banca.
"Perdón." Susurró mirándole desde su lugar, sintiéndose pequeño entre sus muchos errores.
"Entonces eso es todo, eso fue todo de nosotros." Dijo. "Realmente espero que no sea una mala decisión tuya, no quiero que te veas atado a un maníaco." Suspiro limpiando sus lágrimas. "Adiós, Jungkook."
No quería saber nada más, no quería seguir al lado de Jungkook, se sentía tan dañada que solo deseaba encerrarse en su habitación para llorar toda la noche.
Su vida, tranquilidad y felicidad una vez más le era arrebatada por una misma persona.
Jungkook vio a Yeri caminar lejos de él, todo paso tan rápido que no supo cuando exactamente comenzó a llorar. Veía al amor de su vida dejándole atrás y él solo podía llorar.
Llorar y atenerse a lo que el destino le había amarrado.
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