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Chaeyoung se quitó de encima de su amada rugiendo de gozo. Su pecho subía y bajaba rápidamente a la vez que cerraba los ojos con el entrecejo fruncido.

El aire se sentía como vapor adentro de esas cuatro paredes rojas que habían sido testigos de un acto de lujuria descomunal, casi primitivo entre una pareja que a duras penas pudo llegar a la cama del cuarto sin romper con aquel beso voraz que las estaba consumiendo como fuego.

Al percibir movimiento en la cama con forma de corazón, ladeó la cabeza a la derecha y vió a su mujer rodar de lado. No dudó entonces en pegar el frente de su cuerpo a la espalda de su amada en un abrazo de cucharita.

—Perdona si fui un poco ruda —dijo la joven de rasgos felinos rodeándola con sus cuatro extremidades—. No sabes cuánto extrañaba estar contigo. Estos meses fueron un verdadero infierno sin ti pero ahora puedo decir que valió la pena —Volvió a presionar intensamente los labios en el cuello de cisne de su amada—. Me quemaría en estas llamas por siempre y moriría feliz —Mordió el hombro rosáceo, la nuca, lamió su oreja, toda la anatomía de esa mujer encendía su libido al mil por ciento.

Mina tenía la mente en blanco, seguía tratando de capturar algo de aire para sus pulmones y la boca de la más joven no hacía más que generar y expandir un nuevo hormigueo por todo su cuerpo. No estaba acostumbrada a tantas sensaciones juntas, necesitaba respirar antes de poder continuar pero unos fuertes brazos y piernas le impedían moverse.

—Chaeyoung... —dijo entre suspiros descontrolados.

—Ya lo decidí. Voy a hacerte mi esposa.

Casi se desmaya al escuchar tal declaración en medio de las constantes respiraciones en su sensible oído. De alguna manera logró que Son la soltara para darse vuelta y así poder devorar hambrientamente los labios de su amante.

—Mañana mismo te llevaré al registro civil para casarnos lo antes posible —Avisó Son reanudando el beso y pegándola más a ella como si eso fuera posible—. Serás mía ante la ley y ante los ojos de todos.

—No hables de eso —Se esforzó en decir en medio del beso.

—¿Por qué no?

Mina ignoró la pregunta para volver a unir sus bocas pero la más joven la detuvo.

—Dijiste que me amas.

—Sí... pero no es momento para... —Su respiración estaba acelerada, mucho, no le permitía formular una oración completa de corrido—...para hablar.

La contraria sonrió y volvió a adueñarse de los labios que tanto había necesitado morder en sesenta días.

Siguieron amándose por más tiempo, sin preocuparse por lo que sucediera fuera de su burbuja de amor, sin pensar en las horas, nada más importaba darse y recibir el fuego del amor de la otra.

Después de un largo rato terminaron abrazadas en el centro de la cama. Mina descansaba satisfecha en el pecho de su joven amante mientras esta la rodeaba con su brazo derecho. No estaba arrepentida en absoluto de lo que había pasado, de hecho desde el momento que su chica de ojos felinos le había ordenado subir a la moto en el estacionamiento supo que terminarían así, conocía esta parte la veinteañera y sabía bien que para que tuvieran una plática seria primero debían saciar sus pasiones.

—No hay otra mujer que me haga sentir como tú, haces que mi corazón esté al borde de la explosión. Es increíble lo mucho que puedo amarte, es tanto que no existe palabra que abarque el tamaño de este sentimiento.

—¿Cómo sabes que no hay otra que pueda hacerte sentir lo mismo? —dijo jugando la mayor.

—Solo a ti te amo y nunca quise ni quiero conocer a nadie más. Cuéntame, ¿acaso pediste algún tipo de deseo en una fuente mágica para que el cielo cree a una chica que te ame con locura y te la envíe? Porque estoy segura de que nací para ser tuya y protegerte, amada mía.

—Quizá —Rió bajito.

—Eso explica todo —dijo dejándole un besito en la coronilla—. Soy tan feliz ahora que no quiero que esto se acabe nunca.

—Chaeyoung...

—Deberíamos casarnos, Mina.

—¿Deberíamos? Creí que eras más romántica.

—Es mi deseo y te prometo que seré la esposa más romántica del mundo si me aceptas.

—Sí lo creo —Murmuró sin borrar su sonrisa.

No era la respuesta que deseaba escuchar la menor pero en lugar de sentirse insegura tomó más valor.

—¿Entonces qué dices?

—¿Qué digo de qué?

—Sobre casarnos.

—¿Quién se casa estos días a los veintiuno, Chae?

—Yo, si es contigo. Compraré anillos de compromiso y será un honor pedirle tu mano a la antigua a tu familia.

—Puedes comprarme un anillo de caramelo si quieres, nunca tuve uno —Rió al imaginarse con uno puesto.

—Sigues sin tomarme en serio.

Mina notó un cambio en la voz de su pretendiente además de que las caricias en su hombro se habían pausado. Levantó un poco la vista y vió que Son tenía la mirada seria desviada a un costado.

—¿Te enojaste?

La contraria negó con un movimiento de cabeza.

—Chae...

—Casi caigo en la locura por no saber de ti, quería buscarte pero no sabía dónde, cuanto más me esforzaba en no pensarte era peor, hasta se me cruzó por la cabeza chocar a propósito con algo para terminar con todo.

—No lo digas ni de broma —dijo recargándose en un codo.

—Me había ilusionado tanto, nos vi como una pareja y cuando dijiste que aceptarías ser mi novia si pasaba mis exámenes puse todo de mí para que así fuera. Me dije "debes gustarle mucho para que se preocupe así por tus estudios" y luego resulta que te mudaste y me bloqueaste.

—Sí me gustas.

—¿Por qué te fuiste entonces?

—Por eso mismo —Se sentó estirando la sábana para cubrir su desnudez.

—¿Tu madre te convenció de que me dejaras? —Hizo lo mismo.

—No. Digamos que algunas cosas que me dijo me hicieron dar cuenta de que no estaba del todo segura de este amor. Eres casi quince años menor que yo, hoy pasamos una hermosa tarde juntas pero ¿qué hay de mañana?

—Mañana te seguiré amando tan intensamente como hoy.

—¿Y pasado mañana? Probablemente también. ¿Qué tal en cinco años? ¿En diez? ¿Qué pasará en veinte o treinta años? Ahora quieres casarte pero-

—Pero nada. No soy una niña, soy una adulta, tal vez no como tú pero soy capaz de conocer mis propios sentimientos a la perfección y te digo que esto será para siempre.

—¿Y si no?

—¿Y si sí? Escucha —Rodeó la cintura de su chica con su brazo—. He esperado prácticamente toda mi vida para que esto se de, ahora siento que te tengo y todo lo que pido es una oportunidad a cambio de darte todo lo que tengo que no es otra cosa que lo que ves. No soy brillante como tú, no tengo un apellido importante como el tuyo, no tengo la experiencia que tú tienes, no puedo prometerte cosas que por mi edad aún no poseo, pero tengo mucho amor que dar, soy fuerte y hábil, aprendo rápido y me gusta ayudar. Déjame ser la persona que te ame incondicionalmente y te cuide con el alma por favor. Deseo despertar y verte a mi lado, ser lo primero que tus hermosos ojos nuez dorados se encuentren en las mañanas, ser tu familia y tú la mía. ¿Me darías ese honor?

—Chaeyoung...

—Me duele la piel cuando estoy tantas horas sin tocarte, todo se oscurece si no te veo, pierdo la respiración cuando no sé dónde ni cómo estás. Es como si tuviera una conexión física y espiritual contigo, no puedo vivir sin ti y no exagero. Necesito tu amor como las plantas al sol, no resisto estar sin ti, simplemente no lo resisto. Eres-

Los suaves labios de la mayor la callaron. El beso fue lento y más corto que los anteriores para calmarla, lo cual funcionó para aliviar un momento sus ansias.

—Mina, cásate conmigo por favor.

Volvió a sonreír. Quería pedirle que guardara silencio por un minuto, pues las palabras de la más joven no hacían otra cosa que enamorarla más y más.

—Está bien. Me casaré contigo... —Los latidos de Chaeyoung agitaron todo su ser y Mina lo notó, ni siquiera parpadeaba—...en un año.

—¡QUÉ! ¡¿Un año?!

—En ese tiempo te graduarás de la universidad, cosa única en la que debes enfocarte ahora. Si logras graduarte con honores estaré encantada de convertirme en tu esposa.

—No, nada de tratos.

—Nada de boda entonces.

—No es justo.

—Un paso a la vez Chae, hazme caso y en un año seré tuya en todas las formas que tu quieres.

—Uf, si me lo dices así cómo puedo negarme.

—Tienes mi palabra.

—Es un trato entonces —Susurró en la oreja de su mujer.

—Y pu-puedes...—habló con dificultad—...puedes venir a vivir conmigo.

—Lo que tú dig... ¡¿Qué?! ¿Lo dices en serio?

Mina asintió.

—Si quieres.

—¡POR SUPUESTO QUE QUIERO! Perdón por levantar la voz, dios, esto es demasiado para mí —No habían palabras para describir lo inmensamente feliz que era. Sus brazos se movieron solos y apretaron a su futura esposa contra su pecho para llenarla de besos cargados de mucho sentimiento— Mañana mismo me mudo.

—Ch-Chae...

—Pero me gustaba mucho tu casa de hobbit, era muy bonita y hogareña. ¿Podemos vivir ahí?

—Sí, primero tengo que sacarla del mercado inmobiliario así que cuando tenga todo listo podremos habitarla. No llevará mucho tiempo, yo te avisaré.

—Okay, hadita mía. Yo hago todo lo que tú me digas.

—Solo espero que no te arrepientas en el futuro. No quisiera que un día te despertaras y te horrorizaras de ver a una anciana durmiendo a tu lado —Rió, solo era una bromita pero a Son no le hizo ni una pizca de gracia.

—Lo único que me horrorizaría sería despertar sola en treinta o cuarenta años, si es que no perezco antes de la tristeza, y darme cuenta de que no estoy contigo por no haberlo dado todo cuando pude. Mina, mi amor, lo único malo que podría suceder es que tú dejaras de amarme y ni eso podría alejarme de ti. Aún si dejara de gustarte en algún futuro haría hasta lo imposible para enamorarte una y millones de veces más, pero darte el divorcio, eso jamás.

Le creía, sí, Myoui creía en todo lo que le decía porque estaba tan loca como ella y bien dicen que locos no mienten.

¿Como era posible que una sonrisa felina con dos tiernos dientes caninos puntiagudos le despejaran todas las dudas? ¿Era normal que su corazón martilleara tan salvajemente dentro de su pecho como si fuera a romperlo?

Sin decir nada, se recargó en el hombro de su enamorada.

Ya era de noche cuando finalmente salieron de aquel hotel para encuentros amorosos. Regresaron al estacionamiento por el auto de Mina y Chaeyoung le insistió en llevarla hasta la casa donde se estaba hospedando. Sí, en esos dos meses se había encargado de renovar su licencia de conducir.

—Descansa, mi amor. Debes estar muy cansada —dijo la de ojos felinos acariciando su mejilla de su ahora novia cuando se hallaban enfrente de la puerta.

La mayor asintió igual de sonrojada que la joven delante suyo.

—Mi novia... Qué hermoso suena —Arrulló su cara con cariño—. Mía, solo mía —Y no pudo contenerse a besar una vez más los labios rosados de los que era esclava. La besó con tanta pasión para que soñara con ella que ni la falta de oxígeno las detuvo de disfrutar del sabor a caramelo de sus bocas.

Estaban tan sumidas en su propio mundo que si alguien no hubiese aparecido probablemente hubieran vuelto al auto.

—Ejem... —Carraspeó Irene.

Myoui apartó como pudo a su novia al ver a su amiga del otro lado de la puerta.

—Ha-Hablamos luego Chae. Por favor cuídate de regreso a tu departamento.

—Eh, sí... Buenas noches.

—Buenas noches.

La más joven se rascó un poco la sien nerviosamente y dando unas reverencias de respeto se apresuró a ir a buscar su moto con una enorme sonrisa en la cara.

La contraria, por su parte entró rápidamente a la casa a servirse un vaso de agua fría. Irene la siguió.

—No me incumbe pero me interesa mucho saber qué pasó el día de hoy. ¿De qué me perdí?

—Pues... de nada.

—No, claro que no. Esa sudadera que tienes puesta no es tuya, pareces salida del set de grabación de una película triple equis y te acabo de ver con la dongsaeng dándose un beso francés pero no pasa nada.

—Está bien, sí pasó.

—Cuenta.

Myoui respiró hondo.

—Te hice caso —Hizo una pausa—. Decidí agarrar la felicidad con mis manos.

Irene abrió bien los ojos sorprendida.

—Ustedes finalmente... ¿Se volvieron pareja? ¡¿En serio?!

—Sí.

—¡Por fin!
















Dos caps. más y se termina este fanfic de dos pesos rotos que da conjuntivitis severa 😼👍

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