Capítulo 1: LA BODA ROJA (parte II)
Lisa se detuvo ante él al reconocerlo. Jungkook se la quedó mirando, completamente sorprendido. No sabía que había regresado al país. Irónicamente, ese pequeño detalle no había surgido en la conversación que sus padres habían mantenido momentos antes. Ese era el motivo por el cual Jungkook había sido tomado con la guardia baja, y resultaba evidente que Lisa lo había notado.
— Parece que hubieras visto un fantasma —fue lo primero que dijo ella, que no se veía ni remotamente sacudida por la situación. A pesar de que hacía mucho tiempo que no se veían, Lisa estaba hablándole con el desenfado que siempre la caracterizó.
Jungkook suprimió una expresión de fastidio. No le hacía gracia que Lisa pudiera -aún- leerlo con tanta facilidad.
— No sabía que habías regresado a Cardinal Nation.
La chica se le acercó un poco, con algo muy parecido al sarcasmo en sus ojos.
— Y es por no saber que había regresado que no pudiste evitarme... como lo has estado haciendo durante los últimos tres años.
Jungkook se respingó levemente. No había olvidado lo brutalmente honesta que Lisa podía llegar a ser. Al parecer, tres años no habían cambiado esa parte de su personalidad.
Lo que sí había cambiado, era su aspecto. La chica que había visto por última vez a los 17 años tenía el cabello de color negro. La que ahora estaba frente a él se lo había teñido de un rubio anaranjado que hacía resaltar el color natural de sus ojos. Estaba, al igual que CL, vestida de negro de los pies a la cabeza, en lo que Jungkook fácilmente supuso que sería un gesto de solidaridad hacia su madre. El detalle podría haberle causado gracia, si no fuera porque esta nueva versión de Lisa estaba incomodándolo con su sola presencia.
Jungkook pudo notar que Lisa también tenía un aire de madurez y experiencia que contrastaba con la frescura del rostro que él recordaba. Supuso que lo que todo el mundo decía de su hermana últimamente era lo que también pensarían de Lisa: que ya no se veía como una adolescente y que se había convertido en una mujer.
— No sé por qué dices que he estado evitándote —contraatacó él, aún sabiendo que Lisa estaba en lo cierto. Sin embargo, jamás lo había admitido en voz alta, ni siquiera a sus hermanos o primos. No creía que tuviera que dar tantas explicaciones sobre lo que hacía o dejaba de hacer con respecto a Lisa. Así que, para evitar que esa conversación se extendiera hacia territorios peligrosos para él, Jungkook decidió que debía ponerle punto final—. Ya no soy el mismo de hace tres años.
Jungkook vio que Lisa alzaba una ceja, en un gesto de leve confusión.
— ¿A qué te refieres?
El morocho entonces le dedicó una sonrisa que denotaba sus verdaderas intenciones. Había logrado captar la atención de Lisa, por lo que no estaba dispuesto a desperdiciar semejante oportunidad.
— Quiero decir que hoy, luego de tantos años, puedo verte como un miembro de la familia. Como una prima, quizá.
La chica abrió levemente la boca, pero al cabo de un segundo volvió a cerrarla. Por su expresión, Jungkook creyó que ese comentario la había desconcertado, pero pronto entendió que se equivocaba. Lo que en un principio fue una sonrisa de incredulidad en el rostro de Lisa, se convirtió en un gesto de burla casi de inmediato. Sacudió la cabeza, como si él acabara de contarle la mejor de las bromas. Y fue entonces cuando Jungkook comprendió que, efectivamente, se estaba riendo de él.
Lisa dio un paso hacia su interlocutor, quien se tensó sin poder evitarlo.
— Así que una "prima", ¿eh? —repitió ella, acortando aún más la distancia entre sus cuerpos—. Me resulta un poco difícil de creer...
Lisa reparó en que la mirada de Jungkook se había vuelto muy intensa de un segundo para el otro. Era consciente de que estaba demasiado cerca de su cuerpo, pero sin embargo no podía leer su rostro. Por razones que no pudo explicar, Lisa se encontró a sí misma pensando en lo mucho que él había crecido. Jungkook se había convertido en un hombre alto y fuerte, y los rasgos de su rostro, que ahora ostentaba un piercing en su ceja y otro en su labio, habían perdido todo rastro de inocencia.
Cuando lo vio pasarse una mano por el cabello negro, notó por primera vez los tatuajes que cubrían sus dedos. Jungkook se había arremangado la camisa, por lo que Lisa pudo recorrer su mano y antebrazo con la mirada. Tenía tatuajes por todos lados, pero ninguno que ella hubiera visto antes, puesto que la última vez que se habían encontrado no estaban allí. Lisa reparó en que algunos parecían símbolos y otros se veían como palabras en idiomas que no conocía. Una repentina punzada de curiosidad se alojó en su interior. Se preguntó qué significarían todos esos arabescos para Jungkook.
Lisa entonces concluyó dos cosas. En primer lugar, Jungkook representaba ahora una gran interrogante para ella. La sensación de familiaridad que solía invadirla cuando lo veía ya era parte del pasado. Sin embargo, y como segunda conclusión, la chica podía asegurar sin temor a equivocarse que seguía siendo uno de los hombres más atractivos que había conocido en su vida, y los años no habían hecho más que enfatizar sus notorias cualidades físicas. Pudo comprobarlo cuando vio que Jungkook le mostraba una repentina pero letal sonrisa.
— Sí, una prima —Jungkook hizo una breve pausa, y luego añadió—: Podría incluso besarte ahora mismo y seguiría viéndote como tal.
El morocho pestañeó. ¿Realmente acababa de decir eso? Era evidente que el alcohol había comenzado a efectuar cambios en su comportamiento, pero más le valía controlar lo que decía.
Sin embargo, ya era demasiado tarde. Lisa entrecerró los ojos, con la diversión plasmada en su semblante.
— Entonces... pruébalo.
El desafío en su rostro se había materializado con esa simple palabra. Ya era una realidad. Pero Jungkook, sin dejarse intimidar, le mostró el amago de una sonrisa.
— ¿Estás segura? Podrías salir perdiendo...
— No tengo nada que perder —contestó ella, echándose el cabello hacia atrás, y fue su arrogancia la que terminó por convencerlo.
— Yo tampoco.
Jungkook no se detuvo a pensar en nada más. Eliminando la escasa distancia que existía entre sus cuerpos, tomó el rostro de Lisa con una mano y juntó su boca con la suya.
No fue hasta percibir que los labios de Lisa se movían al compás de los suyos que Jungkook comprendió que, efectivamente, estaban besándose luego de lo que se había sentido como una eternidad. Decir que no recordaba lo que besar a Lisa le había generado en el pasado sería una mentira. Y era debido a que lo recordaba perfectamente que Jungkook podía admitir para sí mismo que la sensación le resultaba igual de abrumadora que hacía tres años.
Era algo que no podía explicar con palabras. Jungkook había perdido la cuenta de las bocas que había besado a lo largo de toda su vida. Sin embargo, sólo la de Lisa le había generado una clara y lacerante adicción. Lo supo en el preciso instante en que la oyó suspirar. Jungkook había estado viviendo en abstinencia, y nunca lo había sabido.
Nunca, hasta ese momento.
Así que aceleró el ritmo del beso, pensando en que la boca de Lisa se sentía justo como la recordaba: de labios carnosos y extremadamente suaves, con un dejo de sensual picardía en su manera de besar. Picardía que se hizo notoria cuando ella le dio un pequeño mordisco a su labio inferior, para acto seguido soltar una risita y lamer con lentitud el lugar que había mordido.
Jungkook la dejó hacer, sin quitarle la mirada de encima. Con un simple acto como ese, Lisa había logrado que la sangre se le alborotara en las venas. Si volvía a repetir algo por el estilo, no estaba seguro de poder mantenerse cuerdo.
Fue entonces cuando Jungkook comprendió que no debía bajar la guardia. Era dolorosamente consciente de que su cuerpo ya había comenzado a responder por su cuenta a todo lo que Lisa hacía. Cada vez que la rubia ladeaba la cabeza para poder acariciar su lengua con la suya, una alarma sonaba en la cabeza de Jungkook.
Decidió que no le permitiría hacerse con el control de la situación. Si Lisa pretendía intensificar el beso con cada segundo que pasaba, que así fuera. Dos podían jugar ese juego... y a él no le gustaba perder. Después de todo, no tenía por qué significar nada más.
No significaba nada más.
Con ese último pensamiento en mente, Jungkook la tomó de la cintura con la brusquedad suficiente como para hacerla suspirar nuevamente y, sin dejar de besarla, la instó a retroceder hasta hacer que su espalda diera con la pared del pasillo. Para su sorpresa, Lisa no opuso resistencia alguna, sino que pareció disfrutar del cambio de posición debido a que ahora se encontraba atrapada entre la pared y el cuerpo de Jungkook.
Lisa sonrió para sus adentros al apreciar los notables cambios en el ritmo de la respiración de Jungkook. Al parecer, las cosas que solían volverlo loco no habían cambiado. Mientras arqueaba su cuerpo con toda la intención de poder sentir el de Jungkook aún más cerca de sí, reparó por primera vez en el exquisito perfume que emanaba de su piel y su ropa. Era el perfume de un hombre... y de uno peligroso. Pero esa era una conclusión a la que Lisa ya había arribado, desde el momento en que la mirada de Jungkook se había fijado en ella al cruzarse en ese lugar.
Él realmente había cambiado, pensó mientras apoyaba sus manos en los hombros del morocho, que le resultaron más anchos y firmes que antes. Las manos de Jungkook, por su parte, encontraron su camino hacia las caderas de la rubia. Lisa creyó sentir que una de esas manos rozaba su trasero con intención, y fue entonces que, tomando el impulso necesario, terminó envolviendo con sus piernas la cintura de Jungkook, sin apartar su boca de la suya.
Su cuerpo había reaccionado antes que su mente, puesto que Lisa no recordaba haber enviado las señales. La posición en la que ahora se encontraban distaba de ser inocente, con sus piernas alrededor del torso de Jungkook, la espalda de Lisa aún contra la pared y las manos del morocho, ahora sí, sosteniéndola firmemente por el trasero.
Un pensamiento se introdujo en la mente de Lisa. Pronto reconoció que ese pensamiento aparentemente espontáneo era, en realidad, un recuerdo. La vaga sensación de familiaridad que había comenzado a sentir de manera imprevista se debía a que, en el pasado, era usual que Jungkook la instara a colocarse en esa misma posición. Solía decir que le parecía una excelente manera de utilizar a su favor el hecho de que Lisa tuviera las mejores piernas que había visto en su vida.
Lo recordaba con mucha claridad. Con tanta, que para cuando Lisa pudo darse cuenta su mente ya había sido inundada por muchas otras imágenes del pasado, que eran, para su sorpresa, extremadamente nítidas.
Lisa, finalmente, abrió los ojos. Un par de orbes oscuras y penetrantes le devolvieron la mirada. Y entonces supo, con total seguridad, que ella no era la única que había sido visitada por los fantasmas de un pasado compartido. Por primera vez desde que habían vuelto a verse en esa boda, Lisa pudo divisar algo que no fuera distancia y frialdad en el semblante de Jungkook. Sin embargo, no pudo distinguir con exactitud de qué sentimiento se trataba, porque no fue más que una sombra, que desapareció con la misma rapidez con que se había presentado.
Lisa se encontró a sí misma deseando haber tenido más tiempo, haber podido observar su rostro con más detenimiento. Pero Jungkook le negó esa posibilidad al alzar una ceja, ladeando ligeramente la cabeza.
— ¿No piensas bajarte?
Su voz, cuyo tono denotaba lo que Lisa interpretó como desinterés, le pareció mucho más hostil que hacía tan sólo unos momentos, cuando se habían enfrascado en el diálogo que los había conducido a esa situación. Sus ojos, que se habían mostrado expresivos instantes atrás, ahora estaban completamente vacíos.
Lisa trató de recomponerse, sintiéndose repentinamente incómoda y fuera de lugar. No le gustaba sentirse de ese modo, pero lo cierto era que Jungkook se había vuelto frío como el hielo y no parecía querer prolongar su contacto con ella durante mucho más tiempo. Así que se bajó de su torso como si la hubieran retado, y esa sensación le produjo una repentina pero intensa molestia.
No estaba dispuesta a prolongar ese momento con otra discusión sin sentido, pero Lisa no pudo evitar que su boca se curvara en una sonrisa irónica.
— Realmente no te entiendo, Jungkook —soltó, acomodándose la ropa y el cabello y evitando los ojos del otro intencionalmente. Aún así, pudo apreciar que Jungkook se pasaba una mano por el cabello, como si fuera el ser más imperturbable de la Tierra.
— No hay nada que entender —respondió, encogiéndose de hombros—. Querías que te probara algo, y eso hice —Lisa creyó que él no agregaría nada más, puesto que, tras dignarse a dirigirle una última mirada, pareció querer retomar su camino hacia donde estaban los demás invitados a la boda. Sin embargo, para sorpresa de la joven, Jungkook se detuvo al cabo de unos pocos pasos y volteó a mirarla nuevamente—. Si necesitas que te lo pruebe nuevamente, puedes llamarme cuando quieras.
Y, sin más, volteó y emprendió su camino de regreso. Como en piloto automático, Jungkook se dirigió hacia donde estaba su hermano, ya ubicado en las sillas que habían sido colocadas frente al altar de los novios. Su rostro debió delatarlo, porque BI alzó una ceja y le preguntó si ocurría algo. El menor lo ignoró durante unos cuantos segundos, pero el otro volvió a insistir, por lo que Jungkook se limitó a responder:
— Lisa ha regresado.
No tuvo que explicar nada más porque su hermano percibió un leve dejo de conmoción en el tono de su voz. BI abrió la boca, seguramente para hacerle una pregunta, pero justo en ese instante fue interrumpido por las primeras notas de la marcha nupcial que comenzó a resonar por todo el predio. Poniéndose de pie al igual que el resto de los invitados, BI le dió una suave palmada en la espalda. Ya tendrían tiempo de hablar sobre Lisa en otra ocasión.
Jungkook imitó a su hermano y dirigió la mirada hacia el umbral por el cual entraría la novia. Al cabo de unos segundos, Krystal hizo acto de presencia, tomada del brazo de TOP. Jungkook pensó que el hecho de que no estuvieran relacionados de manera sanguínea era sorprendente, dado que ambos eran extremadamente refinados y poseían un andar muy elegante. Eran, a todas luces, miembros de la misma familia. TOP era el ex-esposo de Jessica, la hermana mayor de Krystal, pero Jungkook sabía que la novia no habría querido entrar a su boda con nadie más, puesto que TOP representaba una figura paterna para ella.
Jungkook recordó que Kai también tenía un muy buen concepto de ese hombre. Fue ese pensamiento el que lo hizo voltear, deseoso de ver qué expresión tendría su primo en ese preciso momento. Jungkook no se sorprendió al notar que Kai parecía completamente abstraído de la realidad. No era para menos, porque su futura esposa se veía absolutamente deslumbrante de los pies a la cabeza, pero el morocho se prometió a sí mismo que luego se burlaría de Kai por haber puesto semejante cara de tonto al ver ingresar a Krystal.
Jungkook estaba sonriendo ligeramente por ese último pensamiento cuando se oyeron los primeros disparos.
Al principio no fueron más que un par de ecos a la distancia, provenientes de un lugar desconocido. Lo próximo que supieron, fue que el Infierno se había desatado. Decenas de hombres y mujeres con armas de fuego se abrieron paso hacia el predio ante las confusas miradas de los que allí se encontraban. Jungkook sintió que el tiempo se ralentizaba, lo suficiente como para que pudiera apreciar que todos los intrusos llevaban un uniforme de color negro con un símbolo que él conocía muy bien sobre el brazo derecho: el tigre blanco que representaba a la Casa del Oeste.
Sin embargo, no pudo procesar dicha información porque el tiempo se aceleró de golpe a partir del instante en que las armas comenzaron a disparar.
Y esta vez no estaban lejos.
Con absoluta desesperación, los invitados de la boda comenzaron a correr en todas direcciones, en medio de un torbellino de gritos y llantos. El sonido de las copas y botellas explotando al ser alcanzadas por las balas sacó a Jungkook de su ensimismamiento. Lo primero que notó fue que alguien lo había tomado del brazo con una fuerza que parecía sobrehumana. Ese alguien resultó ser BI, que estaba tratando de arrastrarlo hacia una de las salidas laterales. En medio de la confusión, Jungkook se dio cuenta de que habían terminado a escasos metros de Jennie, lo cual comprendió que había sido la intención de BI desde el principio, por lo que se apresuró a tomarla de la mano. Su hermana le dijo algo, pero no pudo escucharla debido al caos reinante. Sólo notó que estaba pálida como el papel.
Fue entonces cuando BI tuvo que alzar el tono de su voz para que sus hermanos pudieran entender lo que decía:
— NO VEO A NUESTROS PADRES.
El miedo les hizo un nudo en la boca del estómago. Jungkook volteó la cabeza en el acto, tratando de escanear el lugar con la mirada pero sin detenerse. Vio mesas y sillas regadas por doquier, vio personas que aún corrían y gritaban, vio cuerpos tendidos en diversas posiciones sobre el césped manchado de sangre, pero no pudo encontrar ni rastro de sus padres.
Lo que sí alcanzó a divisar, fue que Jessica y TOP, junto con varios de sus hombres, habían comenzado por su parte a dispararle a los intrusos, en lo que tal vez fuera una estrategia para ganar tiempo.
— ¡ALLÍ! —la exclamación de Jennie lo sobresaltó. Jungkook dirigió la mirada hacia el lugar que su hermana estaba señalando, y él también los vio: su padre estaba cubriendo con su propio cuerpo a su esposa mientras trataban de avanzar hacia la salida. Jungkook notó que su madre, a juzgar por la expresión de su rostro, parecía estar sintiendo algún tipo de dolor, y debido a la forma en que estaba caminando el morocho supuso que debía haberse torcido un pie con violencia en medio de la huida. GD evidentemente podría haberla cargado, pero eso la habría expuesto aún más a la trayectoria de las balas, por lo que su padre había decidido cubrirla en lugar de hacer lo primero.
Jungkook comprendió que ese era el motivo por el que estaban avanzando con tanta lentitud, por lo que no discutió con su hermano cuando les ordenó que continuaran hacia la salida sin detenerse ni un solo segundo. Acto seguido, BI se dispuso a ir en auxilio de sus padres.
Jennie, a diferencia de Jungkook, quiso oponerse e ir con su mellizo, pero su hermano menor se lo impidió. Debían confiar en BI. Además, no tenía sentido que echaran a perder los esfuerzos que había hecho por ponerlos a salvo.
Jungkook notó que los hombres que estaban a cargo de la seguridad de su familia habían hecho acto de presencia. Intercambió unas palabras con uno de ellos, que le indicó que tenían automóviles blindados esperando en la salida a la que estaban aproximándose. Los hermanos Kwon aceleraron el paso, pero sus frenéticos ojos no podían dejar de buscar a familiares y amigos.
Jungkook sintió que la respiración se le entrecortaba sin previo aviso al caer en la cuenta de que todas las personas que amaba se encontraban en ese lugar. Toda su familia cercana, sus padres, sus hermanos, sus primos... todos se encontraban allí. Los rostros de todos los que le importaban se le vinieron a la mente. El morocho intuyó que podría marearse de un momento a otro, por lo que apretó con fuerza la mano de su hermana, quien no parecía estar en mejores condiciones que él.
Juntos llegaron finalmente a uno de los automóviles blindados que habían sido dispuestos en fila. Jungkook le indicó a Jennie que subiera primero, pero no la siguió hacia el interior del vehículo sino que permaneció de pie en su lugar, sosteniendo la puerta, con la mirada perdida en el tumulto de personas que continuaban corriendo de un lado a otro.
Pronto encontró lo que tanto había estado buscando. Inmediatamente después de haber localizado a sus padres, sus pensamientos se habían dirigido a sus primos Jimin y Taehyung. Varios guardaespaldas estaban escoltándolos hacia otro de los automóviles, y afortunadamente parecían estar bien. Jungkook pudo notar, sin embargo, que Taehyung había colocado una firme mano sobre el hombro de Jimin, probablemente para evitar que el otro se detuviera de camino al vehículo.
Como si hubieran sido llamados por la sangre que corría por sus venas, ambos alzaron la mirada de repente y descubrieron que estaban a cierta distancia de Jungkook. Asintieron en su dirección, visiblemente aliviados al comprobar que él también estaba bien, e ingresaron al automóvil con rapidez.
— ¡Jungkook, entra de una vez! —oyó que le decía Jennie, pero sus pies parecían haber echado raíces en el suelo. No podía moverse. No hasta que sus padres y hermano también estuvieran dentro del automóvil.
Jungkook no alcanzó a responderle a Jennie porque Kai y Krystal aparecieron ante sus ojos sin previo aviso. El morocho parpadeó, impactado por la imagen. El blanco vestido de novia de Krystal, quien estaba visiblemente angustiada, tenía manchas de sangre por doquier. Jungkook supuso que la sangre no debía ser de la propia Krystal, pero justo entonces reparó en la expresión de Kai. Jungkook comprendió que su primo no tenía idea del paradero de su hermano, por lo que se apresuró a comunicarle que lo había visto entrar con Taehyung a uno de los vehículos. Kai se lo agradeció y procedió a abrir la puerta de otro automóvil para que Krystal pudiera entrar, desapareciendo tras ella al cabo de unos segundos.
Jungkook no tuvo tiempo de procesar nada más porque sus padres y hermano, finalmente, habían llegado a la zona de los automóviles. Sin mediar palabra alguna con ninguno de los tres, ayudó a su madre a posicionarse en el asiento delantero, al tiempo que su padre le daba una pequeña palmada en la espalda.
BI, entonces, ingresó al asiento trasero del vehículo, creyendo que Jungkook lo seguiría prontamente para que pudieran alejarse de ese lugar de una vez por todas.
Sin embargo, se equivocaba.
Jungkook escuchó que su padre rechazaba categóricamente la idea de que uno de sus guardaespaldas oficiara de chofer del automóvil en el que viajaría toda su familia. Sin detenerse a discutir, puesto que después de todo sus órdenes eran las que todo el mundo debía acatar, GD se posicionó en el asiento delantero mientras otro de sus hombres le daba un breve y rápido informe de la situación.
Jungkook sabía que el tiempo se le estaba agotando, pero no podía dejar de buscarla con la mirada. Había mantenido a Lisa en el rincón más apartado de su mente, pero ahora era en lo único que podía pensar. Vaya ironía.
Estaba volviéndose loco. Pero no importaba cuánto se esforzara en enfocar la vista, no conseguía dar con ella.
— Jungkook.
El morocho ignoró el llamado de su hermano. Sabía que no podría ignorarlo dos veces.
Y así fue, porque BI extendió un brazo y tomó uno de los bordes de su chaqueta con el fin de llamar su atención.
— Jungkook, no hay nada que puedas hacer en este momento —el menor se dio cuenta de que las palabras de su hermano tenían en realidad otro significado: "no hay nada que puedas hacer por Lisa en este momento". Y aunque no le gustara, debía admitir que tenía razón.
Así que antes de que pudiera arrepentirse, entró al automóvil y cerró la puerta de un golpe para que pudieran ponerse en marcha y dejar atrás todo lo que había sucedido esa noche.
-x-
Parte II de este primer capítulo, ¡publicada!
Sabemos que la historia recién está comenzando y que puede que tengan muchas dudas sobre qué rumbo tomarán tanto la trama como los personajes, pero les pedimos que confíen y disfruten a partes iguales <3
Cabe aclarar, además, que esta historia cuenta con capítulos larguíiisimos (realmente), por lo que hemos optado por este estilo de publicación, en la que todos los 1° de cada mes tendrán una escena publicada.
Esperamos que esta segunda parte les den ganas de seguir leyendo en un futuro, y no duden en dejarnos un comentario: ¡toda impresión será bien recibida!
Sin más que decir, nos despedimos hasta el próximo 1°, ¡hasta pronto! :)
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