• 003 | home is love.


Doce horas.

Doce horas era el tiempo que le quedaba a Hoseok en la isla Jeju.

Miró de soslayo a Yoongi, que se había hecho una bolita en el sofá de la sala dentro de una manta, sus sollozos destrozaban sus oídos, taladrándolos de culpabilidad; suspiró, pasándose una mano por el rostro con desesperación.

No quería irse, si pudiera tomar la decisión de quedarse, lo haría, pero su padre lo había llamado furioso, gritándole que necesitaba que el director general de su más grande empresa regresara a su puesto y se olvidara de su escapada de ensueño; el clan Kim había lanzado una campaña publicitaria de su último teléfono inteligente, y debido a ello las cifras de sus compras iban en picada, los usuarios se estaban cambiando a KimSung por el económico precio que ofrecían sus dispositivos y los regalos por cada compra, dejando a JungXiao no en el segundo, sino el quinto puesto en ventas de aparatos electrónicos, ni siquiera la colaboración con aquél reconocido grupo de música los había ayudado. Hoseok sólo pudo inhalar mientras tiraba de sus cabellos con fuerza, contestándole a su padre que para el mediodía del día siguiente estaría llegando a la empresa, sin notar que Yoongi había estado detrás suyo, escuchándolo todo el tiempo, el omega se había envuelto en una manta y llevaba tres horas ignorándolo, sin importarle que el león pudiera escuchar sus quejidos.

Desde que Yoongi perdió su casa y había accedido a mudarse con Hoseok, algo entre ellos había cambiado, el tiempo que pasaban juntos los había unido en demasía, tanto, que la necesidad de sentir el contacto del otro, más que una costumbre, se convirtió en un estilo de vida. Yoongi había abierto su corazón por primera vez, luego de tantos intentos por parte del mayor por acercarse a él, y Hoseok, había insistido con gestos simples, unos que aunque no significaran nada para alguien más, a Min Yoongi sí le habían afectado, sus visitas a la cafetería, sus preguntas casuales para ir a pasear, comer, bailar y el cómo se preocupaba por su salud, el "¿Comiste bien?" o la sola mención de "¿Haz dormido bien hoy? Recuerda que debes dormir lo suficiente para venir con energías al trabajo", le dieron al omega el apoyo y la fuerza que nunca nadie le había brindado, él sabía que era un cascarrabias, que tal vez nadie quería acercarse a él porque era tajante y frío, y nunca permitía que el mundo viera su verdadera personalidad; pero en el fondo, debajo de la coraza que lo protegía del exterior, Yoongi era un omega sensible, uno que también necesitaba sentir cariño, amor y comprensión, y durante esos tres meses, Hoseok le había entregado todo eso y más, y por eso no podía... No podía dejarlo ir, por más que la llegada de Hoseok a Jeju fuese sólo una visita temporal.

"Yoonie..." Llamó el rubio suavemente, sentándose detrás del pequeño bulto de mantas revueltas, el omega gimoteó, acercándose para abrazar al mayor sin salir de su escondite.

Hoseok levantó las mantas para acariciar su cabello oscuro, haciendo una mueca de dolor cuando vió el rostro empapado en lágrimas del menor.

Yoongi se apoyó en su mano, reposando su cabeza en el abdomen de Hoseok.

"Quédate" Pidió en un hilo de voz. Hoseok tragó grueso, dejando de acariciar su cabello.

Ayudó a Yoongi a sentarse correctamente, colocándolo sobre su regazo, y abrazándolo por la cintura.

"Mi padre me matará si no regreso...él, me necesita allá" Respondió en un susurro, hundiendo su rostro en la fuente de aroma de Yoongi como tanto le gustaba.

El omega se alejó, llevando sus manos al rostro del mayor para sostenerlo.

"¿Tú quieres ir?" Preguntó, escaneando a su hyung con la mirada, Hoseok lo observó de vuelta.

"No quiero hacerlo, pero es mi deber al ser el director de la empresa, no-no puedo renunciar tan fácilmente como quisiera...realmente lo lamento" Su voz se quebró, bajó la vista a sus manos, que estaban entrelazadas con las del omega, Yoongi sonrió con tristeza, alzando el rostro contrario para acariciarlo de nuevo.

"Supongo que no volveré a verte después de mañana..." Dejó salir, pasando sus caricias a la nuca de Hoseok, que frunció el ceño, repentinamente molesto ante la negatividad del omega.

"¿De qué estás hablando, Yoon? No me importaría pagarte un boleto de avión para que fueras a Tokyo tres veces a la semana, o comprar uno para mí y venir a visitarte, sabes que podemos hacerlo, es un beneficio que podemos permitirnos...no hables así, por favor" Apoyó su frente contra la del menor, tenía sentimientos encontrados, no podía entender porqué Yoongi no le veía un futuro a su relación.

Yoongi soltó una risa seca, negando.

"¿Y qué? ¿Hasta cuando estaríamos así? Estamos hablando de una relación a distancia, Hoseok, no es cualquier cosa, yo...yo sé que podría sobrevivir a ello, porque haría lo que fuera por ti pero...también sé que, me estaría matando lentamente el no verte con tanta frecuencia, y llegará un punto en el que no podré seguir, y antes de hacerte daño, diciéndote que sí podemos, prefiero despedirme hoy y no lastimarnos más" Murmuró con voz rota, alejando las lágrimas silenciosas que rodaban por sus mejillas.

Hoseok asintió, no aceptando que no volvería a ver a Yoongi, pero fingiendo hacerlo frente a él.

"Entonces...¿Éste es el fin?" Preguntó, entrelazando su meñique derecho con el izquierdo de Yoongi.

El omega hizo una mueca, intentando sonreír.

"Éste es el fin, Hobi" Afirmó, el silencio los inundó por unos minutos, en los que procesaban que la existencia del otro no estaría nunca más cerca de ellos, no era lo mejor para ninguno, pero era lo correcto.

Hoseok atrajo al omega a un efímero abrazo, sus aromas mezclándose como un símbolo de su unión, una unión que ya no estaría nunca más.

Yoongi rompió el abrazo, acercándose al rostro del rubio y rozando su nariz con la del mayor en anticipación, el hecho de que Hoseok se fuera al siguiente día, terminó por darle el impulso de aquella delgada línea que ninguno se atrevió a cruzar en esos tres meses, viviendo bajo la fachada de una amistad, cuando en realidad nunca lo fue, siempre se trató de algo más, mucho más que una mundana amistad.

Sus labios gomosos se estrellaron contra los finos del contrario, danzando entre ellos en un suave roce. Hoseok rugió, tomando al omega por las caderas, sintiéndose derretir por la timidez de Yoongi en el momento en que empujó su lengua contra sus labios juntos pidiendo permiso, Hoseok abrió la boca con un suspiro, acostumbrándose rápidamente al ritmo del pelinegro y gruñendo cuando el omega tiró de su cabello y mordió su labio inferior al mismo tiempo; sin poder evitarlo, el beso subió de intensidad, haciendo que se besaran con vehemencia y una nueva necesidad que comenzaba a surgir, el león de Hoseok se hacía presente, reclamando a su omega con cada gemido que salía de los belfos contrarios, Yoongi envolvió sus piernas alrededor la cintura del mayor, sus manos hicieron un camino curioso hasta la sudadera, adentrándolas allí y acariciando la piel bronceada de su hyung con cariño. Hoseok sonrió, alejándose levemente para comenzar dejar besos castos por todo el rostro del omega, consiguiendo que éste riera, sin embargo, todo rastro de risa desapareció cuando el mayor desvió sus besos al cuello blanquecino de Yoongi, lamiendo entre su clavícula y hombro, dónde iría la marca de la futura pareja del pelinegro.

El omega suspiró entrecortado, inclinando su cuello para darle más espacio a Hoseok, que rozó sus colmillos sobre la fuente de aroma, Yoongi enterró sus cortas uñas en la espalda del mayor, el olor a cerezas se hacía cada vez más intenso, y Hoseok lo supo, Yoongi estaba lubricando, su omega estaba lubricándose para él.

Llevó sus labios al cuello del menor de nuevo, sin poder contenerse a succionar la piel expuesta, dejando un rastro de manchas rosas que posiblemente se verían peor al día siguiente, pero en ese momento, nada de eso importaba, sólo importaba el tiempo que les quedaba para estar juntos.

"H-hobi, por favor...¡Ah!" Chilló, sintiendo un tirón de su parte inferior, su almizcle natural había comenzado a deslizarse por sus muslos, cayendo en pequeñas gotas sobre el sofá al traer sólo un short cubriendo sus partes bajas, Hoseok besó su barbilla, sus manos amasaron la tierna carne de los glúteos contrarios, y uno de sus dedos rozó la entrada del pelinegro, siendo guiado por sus más bajos instintos, pero no iría más allá de la ropa a menos que Yoongi se lo pidiera. "Por favor Hobi, te necesito ahora..." Yoongi lo miró suplicante, sus ojos brillando en un intenso amarillo. Hoseok besó la nariz del omega, riendo cuando lo vió quejarse y hacer un puchero.

"¿Quién me lo pide? ¿Tú o tu omega? ¿Qué necesitas de mí, Yoonie?" Preguntó, besando repetidas veces sus labios, por mucho que le emocionara conocer un aspecto diferente de su destinado, no continuaría si Yoongi no estaba consciente de lo que hacía, el celo del omega había sido tan sólo dos días atrás y sabía que aún quedaban rastros de su celo en él, y lo que lo hacía peor, era el hecho de que Hoseok se había rehusado a ayudarlo y puede que el omega de Yoongi quisiera aprovecharse de eso.

Los ojos del pelinegro volvieron a su color castaño habitual; le sonrió a Hoseok y besó una de sus mejillas con una sonrisita.

"Te lo pido yo, hazme el amor Hobi, permíteme recordarte por siempre, y saber que al menos una vez fui tuyo y tú fuiste mío" Yoongi juntó sus frentes, escuchando atentamente cómo sus latidos se sincronizaban con los de Hoseok.

El león no dijo nada, sólo se dispuso a cargarlo con cuidado y besarlo como si al día siguiente el mundo se iba a acabar, el cuerpo de Yoongi rebotó contra la puerta de la habitación de Hoseok, la única del apartamento, que en su tiempo viviendo allí nunca fue usada con propósitos tan carnales como aquellos, pero de ahora en más, cada rincón de ese lugar sería testigo del amor que se tenían.

Lo siguiente que pasó fue historia, marcó el pasado y el futuro de ese evento efímero que nunca más volvería a repetirse, de una nueva aventura y al mismo tiempo un final inconcluso e injusto, que en vez de ayudar, no los prepararía jamás para la despedida del día siguiente.


☕️🍰🍼

Hoseok revisó sus maletas en una rápida ojeada, viendo que no le faltara nada; había salido temprano para chequear su equipaje en el aeropuerto tras darle a Yoongi un beso de buenos días, su omega sólo asintió y le dijo que lo alcanzaría dos horas después con una sonrisa, una sonrisa que rompió toda la estabilidad emocional que Hoseok creyó tener para ese día, su vida definitivamente era un asco.

Resopló, masticando lentamente el croissant que había pedido de desayuno en uno de los restaurantes del aeropuerto, pasándolo apenas con un nudo en la garganta. Tomó el resto y lo guardó dentro de la bolsa de papel de su compra, no tenía hambre, la ansiedad cerraba su estómago, extendiéndose hacia todo su cuerpo como un virus intruso, caminó para sentarse en una banca mientras miraba cada dos minutos el reloj de su muñeca.

No vendrá, no te esfuerces por esperarlo - Le habló su león, reposando su cara peluda sobre sus patas con cansancio.

Hoseok se mordió el labio, sintiendo su corazón bombear con fuerza y sus ojos lagrimear.

"¿Cómo estás tan seguro de eso?" Le preguntó en un hilo de voz a su parte animal con nerviosismo.

Si fueras más atento, habrías notado que sólo faltan tres minutos para que llamen a nuestro vuelo - Respondió, sacudiendo su melena para después hacerse una bolita en una esquina.

Como siempre, su león estaba al pendiente de todo lo que él ignoraba, nunca aprendió a utilizar sus sentidos felinos correctamente, y lo odiaba, porque su parte animal siempre tendría la razón, lo quisiera o no.

Es por ello, que no le sorprendió que cuando la hora de su vuelo llegó, Yoongi siguió sin aparecer, y supo que estaba bien, porque de esa forma sería menos doloroso para los dos.

"Pasajeros con destino a Tokyo, del vuelo seiscientos trece, por favor acérquense a la puerta de embarque número cuatro" Se escuchó la voz de una mujer por los parlantes de todo el aeropuerto, las pantallas de los televisores se iluminaron mostrando el número del vuelo. Hoseok empezó a caminar a paso lento, rodando las maletas con pesadez. "Pasajeros con destino a Tokyo, del vuelo seiscientos trece, por favor acérquense a la puerta de embarque número cuatro" Volvió a repetir la voz, Hoseok vió a un grupo de personas apresurarse para llegar antes a la puerta de embarque que él, ¿Por qué corrían si todos iban al mismo lugar?.

La fila para entregar sus documentos superaba las cincuenta personas, y en cuanto ocupó un lugar detrás de una familia, otras treinta personas se colocaron detrás de él.

Hobi, no te vayas

Hoseok se quedó estático, volteando de lado a lado para observar todos los rostros que lo rodeaban...no, era imposible, Yoongi no podía estar allí, ya estaba imaginándose cosas.

Hobi, por favor no te vayas

Quédate

Quédate conmigo

La voz de Yoongi se volvió a escuchar fuerte y clara en su mente, Hoseok negó, no podía ser posible, a menos que él...no, recordaría haberlo hecho de haber sido así.

"No eres real, Yoonie está en casa" Dijo en voz alta, llamando la atención de algunos pasajeros.

Estoy hablándote a través del lazo, león tonto

Vuelve a casa conmigo, hyung

Hoseok se llevó una mano a la boca, callando un grito que intentó salir, miró hacia el frente con ojos brillosos, sólo faltaba una persona para que fuera su turno.

¿Yoongi?

Te amo, te amo, por favor vuelve a casa hyung

Hoseok comenzó a llorar, tomó sus maletas con manos temblorosas y a pasos torpes se alejó de la fila trotando en dirección a la entrada, en cuanto llegó al estacionamiento, llamó con un silbido a un taxista, el auto amarillo se estacionó al frente suyo; subió rápidamente, acomodando sus valijas como pudo en los asientos traseros, una playa de un inmenso océano verde agua se mostró en su mente ésta vez, Yoongi le estaba diciendo a dónde ir.

"Lléveme al centro, a la cafetería The Little Cup, por favor" Dictó la dirección con voz gangosa, el conductor pareció notar su urgencia por llegar, porque pisó el acelerador y comenzó a manejar esquivando autos y motocicletas como maniático y pitando para advertir a los peatones, Hoseok se sobresaltaba cada que frenaban, tratando de sostenerse de los asientos y colocándose el cinturón, quería llegar con Yoongi, pero estando vivo.

Veinte minutos y cinco semáforos después, el auto estaba estacionándose frente a la cafetería donde conoció a su destinado.

Bajó del auto a trompicones, dejándole el cambio al taxista sin importarle que era demasiado dinero, y levantando sus maletas para correr del otro lado de la acera antes de que algún vehículo lo pisara por creerse inmortal.

Fue allí cuando lo vió, estaba recostado en su silla reclinable favorita mientras tarareaba una canción, moviendo sus pies al ritmo de la música; se veía hermoso, radiante y entre su cuello y clavícula se exponía una reluciente marca, producto de lo sucedido la noche anterior y que su león no recordaba haber hecho.

No hubo necesidad de anunciar su llegada, Yoongi giró a observarlo en cuanto entró en su campo de visión.

"¿Qué te trae por aquí?" Preguntó, apoyando su mentón en su mano a la vez que esbozaba una pequeña sonrisa.

Hoseok dejó caer sus valijas, corriendo en su dirección para arrodillarse ante él y tomar las manos del pelinegro entre las suyas.

"Vine de vacaciones a Jeju y terminé enamorándome del omega más gruñón de toda Corea...creí que podía irme de regreso y olvidarlo, pero...mi corazón no pertenece allí, porque mi hogar está aquí, al lado de Min Yoongi, el único omega al que amo" Juntó sus frentes, rompiendo en un llanto sanador, estaba en casa, no tendría que volver a rendirle cuentas a su padre nunca más, sólo serían su Yoonie y él a partir de ahora.

Yoongi lo abrazó, refugiándose en la calidez que le transmitía Hoseok, el lazo les permitía sentir con más intensidad hasta la más mínima de sus emociones, y Yoongi lo entendió por sobre sus inseguridades: Hoseok nunca quiso irse, su león no quería alejarse de él, pero la necesidad de sentir la admiración de un padre que nunca lo apoyó lo mantenía atado a Tokyo.

"Te amo mucho, león tonto" El omega lo besó con cariño, dejando besitos por sus mejillas y cabello, Hoseok sonrió, apoyando su rostro en el pecho de Yoongi.

Sacó su teléfono de su bolsillo, desbloqueándolo bajo la mirada curiosa de su omega.

"Espero que con esto le quede más que claro mi decisión" Avisó al pelinegro, el menor no entendió a qué se refería, hasta que Hoseok se acercó a él para tomarse una foto, sonrieron a la cámara y posteriormente, Hoseok presionó un par de veces en su teléfono y comenzó a hablar:

"Nunca me gustó trabajar para ti, siempre te rendí honor para buscar una aprobación que me diera a entender que realmente tenía a un familiar, pero tú sólo querías que fuera tu sombra, algo que pudiera mantenerme atado a ti para pagar por la muerte de mamá, una muerte que no causé, pero tú te encargaste de hacerme ver lo contrario durante toda mi vida. Hoy entendí la verdad y hallé a alguien que me ama y acepta como soy, con quien no tengo miedo a ser yo mismo, y quiero que sepas...que no volveré. Tú y tu empresa nunca me necesitaron, pero yo sí necesito seguir adelante, por favor, no me busques más...soy feliz aquí" Concluyó, enviando la nota de voz al contacto de su padre. Yoongi rió, tomándolo por los hombros para juntar sus labios de nuevo.

El último día del verano, Jung Hoseok descubrió el significado de la palabra hogar: un lugar donde te sientes cómodo y a gusto, donde eres amado y valorado por existir, así lo hacía sentir Min Yoongi, su omega, su destinado, a quien pertenecería por siempre.

Y aunque vinieron días grises, Yoongi y Hoseok encontraron la forma de continuar, porque después de todo, cuando se tiene un hogar, las dificultades se pasan rápido con apoyo y amor recíprocos, y por supuesto que ellos tenían más que eso.

FIN.


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Hola, si llegaron hasta acá, quiero agradecerles por leer<3, esta historia me hizo reír, llorar, sufrir y me dió dolores de cabeza mientras la escribía, quería plasmar el cómo se siente vivir un amor real desde mi perspectiva, no uno de colores pasteles con la clásica versión del proceso de enamoramiento (que necesita de la perfección para existir), sino uno que comienza con detalles simples como el que un turista desconocido se preocupe por tu salud mental y emocional, por si comiste hoy o si necesitas hablar con alguien, son esas acciones las cuales marcan la diferencia entre el idealismo surreal que conlleva "enamorarse" según los estereotipos de la sociedad y la mayoría de las películas románticas, y el "sentir amor" en sí, nunca lo olviden ;)

Cuídense mucho.

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