〔 O9 〕Especial 4K


Las lágrimas caían por sus mejillas pálidas sin tener ganas de siquiera detenerse, por más que ya por una hora había huido por crisis nerviosa de la escuela, y ya se encontraba oculta tras un enorme roble de algún recóndito lugar de España, no sabía a dónde había huido pero no quería encontrarse con su madre, ya no quería que la viera así. No quería ganarse más enojo por parte del pueblo extranjero, ya no quería ganarse más desprecio, desde hace un año que varios niños y niñas no se acercaban a ella por el rumor que esparcieron algunos bocones; que aunque su madre lo intentó acallar por lo sano y correcto sin entrar en crisis pero la vida que sus ancestros habían dado no era nada fácil. Y no quería ser encontrada, por lo que la nieve la camuflaba totalmente, no sentía frío pero si temblaba por el llanto, no podía sentirse tan mal por lo que pasaba día a día.

Se abrazaba intentando calmarse, pero los hipos, los sollozos que intentaba acallar y ya su cabello blanco suelto hacia de tienda que la mantenía oculta en un hueco del tronco, había perdido el control por momentos, y el dolor acojonante de sentir como a aquel pequeño hiño rubio platinado despreciaban los demás, la hizo perder su paz.

«¿Porqué es tan difícil ser yo?...»

«Soy una niña diferente... Papá dice que no es malo... S-ser diferentes»

«Mamá... A mamá le prometí no causar nervios... Y solo hice que que se altere mas...»

Los pensamientos que eran ahogados por aquellas cascadas de agua que salían sin reparo de sus hermosos ojos celestes, no podían siquiera dejar de sentir la necesidad de llorar, dolía, dolía mucho el pecho. Yin estaba llorando, su amiga de luz estaba llorando por su culpa, ni siquiera podía evitar hacerse daño a sí misma.

«¿y... Si en verdad sí soy un monstruo...?» pensó tras una gota grande sentir que se resbalaba por sus labios agrietados.

«No lo eres... No lloro por tu culpa... Pequeña, lloro mas por el dolor de haberlo encontrado siendo dañado por los demás...»

Los labios de la pequeña de 13 años se apretaron con molestia, molestia al recordarlo tan débil en sus brazos, de solo pensar que le habían hecho daño por su culpa se sentía peor. Quería cuidarlo, era como un cachorro que tontamente creyó ser de escudo sin ser de roca de acero, primero.

«No quiero alejarme de él... No quiero, pero no quiero atarlo a lo malo que paso todos los días... No quiero dañarlo... N-no quiero que también se aleje, yin»

La vocecita en su cabeza solo siguió callada y por un buen rato solo emitía una canción suave pero algo melancólica, como si estuviera tarareando con la boca cerrada. Yin no podía decirle que ese niño a quien sentía tan cercano y especial no iba a alejarse de ella, porque aunque quisiera ser egoísta, no iba a atarla a ella solo porque le gustaba y porque su amor perdido estaba en esos ojos hermosos. Dolía saber que la historia se repetiría pero está vez, su portadora era distinta y esperaba que siguiera así.

Leongina, se había quedado con pechos saltitos en su pecho por el llanto que aún seguía saliendo como gotas de una canilla sin reparo, ahora solo miraba una hormiguita que iba pasando por encima de pie, sin embargo, una manito pequeña la alejó de un manotazo. Frunció el ceño pero no tuvo fuerza ni ánimos de levantar su cabeza.

—Si es-estuviera ne-nevando... Ah... Uffa... profundamente no te hubiera encontrado...—la voz aterciopelada e infantil y totalmente titiritando por el frío pero también por que se escuchaba su corazón latiendo muy rápido.

«Nos encontró...» se manifestó yin.

Tragó saliva la pequeña niña que se encontraba totalmente quieta ante la presencia del niño que había sido reconocido. Tragó saliva varias veces para intentar que no se notara que estuviera llorando, se suponía que ella era niña grande y las niñas grandes no lloraban por tonterías...

—Deberías... Estar descansando, Elay.

Ni se notó ni salió sollozo alguno, sin embargo su congestión nasal se escuchó y salió recogió más su cuello para que su cabello siguiera nublado su feo y patético aspecto.

—No puedo. No cuando duele el pecho y no te encuentro cerca.—el niño era sincero, no parecía tenerle miedo.—Hazme un espacio, Leo.

La niña dócil y sin hablar cedió, no quería que su nieve lo congelar fuera del hueco del roble. É hizo un espacio en ello, recostandose en el lateral derecho del mismo.

—Cómo será que hace tu Mami con esa terquedad tuya. —murmura con un puchero resguardado tras la cortina de su cabello.

—No sé, lo saqué de ella. —ríe un poco el pequeño mientras parece estar recuperandose del cansancio.

—¿Elay?

—¿si?

—¿Te iras de mi lado algún día?

La pregunta parece tomarle desprevenido al niño, debido a que su corazón se queda paralizado por unos momentos cortos y luego se le acelera, escucha como unos nudillos crujen.

—Si pasara, volvería a ti.

—¿D-de... snif... De verdad?

—uhm... No sé, pero sé que contigo nunca me sentiré solo.

Las palabras habían hecho que su corazón se volviera a encoger en esa calidez de sentirse importante para alguien, por lo que sin poder evitarlo se tiró sus brazos y no pudo evitar llorar con más fuerza.

—Te quiero... T-te... Quiero... No quiero sentirme nunca sola... Ya nunca más... ¡Se que soy un monstruo pero no te quiero perder a ti!

Los balbuceos de la niña mayor salieron como pedidos de ayuda, el niño se sentía totalmente pequeño ante la sensación abrumadora que le llegó al tenerla abrazándolo como si realmente tuviera miedo que se esfumara como polvo de tizas. Por lo que, tragó saliva y la abrazo como pudo, aun cuando se sintiera ahogado con el abrazo fuerte y peso de la niña, se sintió como si estuviera en los brazos de su casa, de un hogar cálido y seguro, por lo que solo correspondió fuertemente a abrazarla. Robándole el calor que necesitaba de haber estado corriendo por varios kilómetros hasta el segundo bosque más cercano a la escuela. Literalmente había seguido su aroma y por cosas de la vida podía ver un rastro luminoso que lo guió hasta ella.

—No eres un mostrou... Eres una flor... Una flor que siempre buscará florecer.

Leongina al escuchar la comparación solo se acurrucó mejor en el pecho del niño, tras sollozar aún.

—¿Cómo...? ¿Cómo ... Si todos me queman y sa-sacan los pétalos?

—Porque seré tu sombra y lluvia si lo necesitas, no se como haré para que no me hagas hielo pero... Lucharé por ser tu omega plotector.

—¿Protector?

—Si. De grandes viviremos juntos y comeremos muchos helados, te cuidaré hasta que seas una anciana sin pelos en la lengua.

—¿porqué en la lengua?

—Porque... En algún momento serás gruñona y pues, no se, siento que en ese momento serás más fácil de encontrar.

—hmmm....

—Pero si no soy gruñona.

—Aja si.

—Aja no.

—Si.

—No.

—¡Que sí! ~

—¡Que no, tonto Elay!

Gruñó, y allí fue cuando se sonrojo la albina al levantar la cara y resoplar su cabello dejándose ver.

Y allí fue cuando Elay la vio tan tierna, mona y pequeña, con las mejillas rojas, ojitos hinchados pero iluminados al conectar con sus ojos, y sus labios siendo mordidos.

Solo allí, Elay sonrió victorioso, mientras limpiaba dulcemente y torpe las lágrimas que quedaron en las comisuras de las pestañas de la niña.

—Gané yo. Ahora sígueme regalando de tu calor, hasta que nos encuentren tus papás.

La Albina tan solo se acurrucó más hacia su pequeño omega que daba fuerzas para seguir adelante. Tras la pelea tonta, la ventisca de nueve había parado, la nieve se estaba descongelado y por algún motivo un trazo de pisadas de palo en la tierra pudieron seguir la manada de lobos y el Rey Zicam. Elay había demorado bastante porque había dejado un rastro para encontrarlos, era creativo e inteligente, no por nada sus padres siempre buscaban tenerlo fuera y no estancado en la cama.

No habían demorado más de 24 horas en encontrarlos, totalmente dormidos, el alfa sin duda se sintió aliviado y los demás tan solo vieron el comienzo de lo que bien podría ser el caos pero también sabían que podría ser la salvación. Porque literalmente la nieve había congelado a varios de los suyos cuando Leona salió del territorio seguro de la manada Española.

Podrían haber sido secuestrados o algo, pero no, la nieve los cuidaba. Yin estaba cuidándolos.


#¡AAAAAAH! ESTOY MUY FELIZ POR COMO ESTO CRECE. Estoy tan feliz que capaz vuelva a hacer maraton muy pronto. ¡Muchas gracias por esas lecturas y votos, realmente muchas gracias! Se los quiere mucho. <3

Publicada: 17 de enero de 2022

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