〔 15 〕Especial 1O K
Ese sábado por la mañana Leongina tenía la intención de ir a Port Ángeles, pero en el camino se había cruzado con una pareja poco amigable de vampiros, dejándola varada en Seattle. Los vampiros, eran de esos típicos chupasangres de ojos rojos: una mujer de cabellos pelirrojos y un hombre de barba y cabellos rubios, un rastreador y una con el don desorientador; se habían interesado en ella, lo pudo ver.
—James... Su aroma es deleitable.
—Vic, ya sabes que hacer.
Había escuchado completamente las frases sin mucha explicación, sus sentidos estaban afinados pero la vampira se arrojó primero como ataque defensivo. Pero los ojos celestes de la albina tomaron un deje bicolor, celeste y amarillo. Maxam no permitiría que tocarán un pelo de su amada Yin, mientras que por el lado del cazador hizo otro movimiento, en cuanto vio como la pelirroja fue lanzada por el bosque.
—Maldita, haznos un favor y danos tu sangre a buena voluntad. —dijo el rubio vampiro.
—Una falta de respeto. Deténgase o los Volturi, sabrán de su falta.
James al escuchar aquello en vez de temer fue más como un desafío, un desafío para batallar. Porque no era una mujer albina cualquiera, y con mirarle a más detalle, pareció reconocerla. Mostrando una sonrisa llena de soberbia y desafío.
—Eres la mujer que asesinó a sus padres, la gran aclamada Alfa. Una asesina benevolente. ¡Patético! —exclamó con gracia y humor negro, el rubio vampiro.
Aquella forma en la que había entablado conversación fue el detonante de Maxam al sentir el dolor de ser llamada así, sin haber sido la culpable. Pero Yin, se negaba a demostrar aquello por lo que intentó que no le afectara, mandando un respiro y aire de tranquilidad por todo su cuerpo para calmar Maxam. Aquello empezó a estabilizar el humor del yang.
—Patético que escuches chismes, y no sepas que a palabras sonsas como esas, en mi, encontrará usted oídos sordos.
James tensó la mandíbula y sin dudar fue rápido hacia la mujer, agarrando del cuello a la albina que solamente sonríe de costado al sentir la fuerza del vampiro. Una cosa que siempre debía tener en cuenta el enemigo era que Leongina O'Riaver nunca sonreía por buenos motivos entre una pelea. Y la situación era de esta forma.
—Disfrutaré matarte inmunda abominación.
Seguidamente del atrevimiento del vampiro, Leo lo agarró del cuello sin ápice de amabilidad pero si con total tranquilidad y elegancia en sus movimientos, estapandolo contra el suelo, soltando un gruñido total de enfado. Yin era una mujer de principios que no iba por la violencia pero cuando querían pasarse de listos con su amable ser, no había quien pudiera calmarla, o bien solo habían dos entes y medios en el mundo que la podían calmar.
—Ser diferentes... No nos hace una abominación. —sentencia Leongina.
El cuello agrietado de James se escuchó resonar en aquel callejón, el suelo y manto oscuro los hacía invisible ante cualquier ser humano en aquella noche. Sin embargo, una mujer loca se había lanzado encima de la espalda de la albina, incrustando sus dedos sin ningún problema en los hombros, logrando que el dolor dilataran los ojos celestinos del Yin.
—¡Suelta a mi James! ¡Maldita chucha! —gritó totalmente histérica la pelirroja.
En el fuero interno de almas de Leongina, Maxam sintió el dolor, y esta sensación en abundancia era el único que podía destaponar el corcho que lo frenaba de salir. Ambos, tanto Yin&Yang se habían fusionado, Yin al sentir el dolor apretó el cuello de James y lo desnucó sin ningún problema pero entre el despiste el rubio en sus últimas y desesperadas ganas de batallar incrustó sus garras en las costillas de la albina.
Mientras que Maxam con la otra mano agarró la melena pelirroja con total autoridad y enojo, logrando escucharse perfectamente como el cabello se deslilachaba en cuanto fue arrojada nuevamente al fondo del callejón pero esta vez, estampada contra el suelo.
—J-James... M-maldita perra sarnosa. —gruñía enojada la pelirroja.
Maxam totalmente cegado por el dolor y el aroma de la sangre que destilaba su portadora agarró la mandíbula de la pelirroja agrietandola con ganas de matarla. Sin ninguna piedad incrustó sus garras en los costados de la pelirroja, uno por turno, sin soltarla ni una vez.
—La piedad que vosotros dan, os la daré. Una advertencia, no los mataré pero deberán marcharse de Washington, hoy no serán exterminados. —Yin&Yang habían sentenciado con dolor, cansancio y mordiéndose la lengua, resignando sus ganas de matar.
Si los mataban, equivaldría a un nuevo debate entre los reyes de Volterra. Y no estaba en posición para viajar y dejar a su luna sola.
—¡¿CREES QUE POR ESTO NOS SENTIMOS ALAGADOS!? ERES UNA SABANDIJA, MIRA COMO HAS DEJADO... —exclamó totalmente iracunda Victoria, arañando las manos, cuello y clavícula de la albina con desesperación en sacárselo de encima.
Pero el aroma de la sangre como el de Alfa, la dejó sedienta, muy hambrienta pero el otro aroma la cegó por completo, volviendo sus ojos totalmente blancos tanto los de Victoria como James no pudieron saber que era lo que les hizo la albina porque sólo habían quedado sin cabeza y brazos, totalmente alejados de sus cuerpos. Llevarían tiempo para reconstruirse, sin embargo, no sabían dónde había huido la albina.
Aquel encuentro con la Reina de los lobos, había sido sólo una advertencia. Los Volturi no tendrían motivos para matarla, porque la evidencia estaba contada, si querían denunciarla, Maxam estaba siendo carcomido en enojo y rabia, deseando matar con creces a los dos vampiros. Pero no podía en este estado, sólo pudo una vez que salió de Portland llegar a Forks, se transformó en lobo totalmente manchado de sangre, sus ojos eran los claro ejemplo que estaba en equilibrio el Yin-yang, los lobos lo supieron pero por el estado de su alfa sabían que no era por una buena razón, por lo que rápidamente la escoltaron hasta la biblioteca en busca de la única curandera capaz de calmar a ambos, y de otro grupo para buscar al doctor de la manada.
Se notaba perfectamente que los daños habían sido hechos por vampiros, por el hedor y los rastros eran evidentes. El enojo de los vigilantes, guardias se olía en el ambiente al igual que la preocupación.
Sin embargo, todos se alteraron al ver que el lobo imponente entraba a la biblioteca, gruñendo con amenaza a todos, haciendo que inmediatamente estuvieran a 10 metros de distância del lugar. Todos olieron un aroma suave y mezclado con la de su alfa, en cuanto este pudo abrir la puerta con tanta ansiedad y felicidad, tanto había parecido su propia adrenalina por llegar hasta Urana que la revelación de la posible Luna estando en el mismo lugar los hizo desplomarse en el suelo al abrir la puerta, totalmente dañados y sentidos en dolor.
—¡M-maxam! ¡L-leona!
El grito de terror, preocupación salieron de la garganta de Bella, totalmente desgarrador al verlos tumbados ensangrentados y totalmente cedidos al suelo.
Siendo eso lo último que el Alfa hembra pudiera escuchar antes de caer al suelo inconsciente.
━━━━━━Hell9!
Ya se que estoy re atrasada con los especiales, pero he estado re liada con problemas de salud y familiares. ¡Espero que este especial les de una idea de como Bella reacciona ante la charla con el concejo! Saludos!
Publicado: 10 de mayo de 2022
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