〔 11 〕Especial 6k
El niño de mis ojos -Yin Ging
La mujer de complexión delicada pero salvaje de cabellos blancos pero de ojos celestes, con ligeras patas de gallo en las esquinas de sus ojos, se encontraba sentada en una rama de árbol, admirando la belleza del mundo terrenal; su nombre era Yin Ging, su porte parecía muy maduro pero también su postura daba a entender que la seriedad era portada por todo el que se pusiera frente a ella. Era una nómada solitaria, su única misión en el mundo era simple: curar, proteger y guiar a los demás por el buen camino, jovial pero protectora, luchadora de la justicia. Si fuera en contra de su nindo, su misión, todo en ella perecería.
Vagando por la vida y el mundo, durante varios siglos, tanto que ya había perdido la cuenta, en esa oportunidad se sentía distinta, pisando tierras occidentales, donde algunos humanos estaban a muy poco tiempo de llegar a batallar por las tierras inhóspitas de un pequeño país de España, ella había quedado preocupada al principio por tantos niños que perderían vidas pero también de las familias, más no podía intervenir, ya todo iba viento en pompa, solo podría interferir en el momento que la necesitarán para curar heridas y ayudar en el alimento.
Por semanas estuvo mirando triste y con el corazón empuñado al ver tantas almas partir al reino de los cielos, su alma sentía impotente pero solo fue acercándose al campo de casas maltrechas que habían quedado luego de la batalla, los que ganaron habían marchado directo a sus tierras tal vez para notificar su victoria, mientras que ella, aprovechando que ningún humano la pudiera ver se fue colando, en busca de ayudar a quien lo pudiera necesitar.
Tras varias rondas, pululando entre todo el destrozo tan sólo encontraba peluches quemándose, mujeres que intentaron cuidar de sus hijos pero los fusiles habían hecho más estrago para muchos en algunas viviendas, iba con lágrimas amargas y con la mano en el pecho buscando a quien poder salvar, no quería rendirse, mientras más se acercaba a un lugar en específico más un camino iluminado sus ojos de luz marcaban, su boca seca quedó al ver una escena totalmente desgarradora.
Un hombre apuntaba a una mujer que estaba manchada de sangre, intentando que su hijo rubio de ojos grises pudiera escapar, ambos estaban mal heridos y la orden del señor con fusil en manos era clara, pero su gran impulsividad y protección fue más cuando lo escucho, escuchó los disparos y sin poder evitar se cruzó en el camino de esas balas. Un gran estallido de luz fue a cegar los ojos de los tres individuos, sin embargo, su acción había sido muy lenta la mujer yacía en el suelo sin vida, el hombre con la pistola encajada en el estómago y el pequeño entre los brazos de Yin.
-Salva a mi madre, por favor.
La voz tenue y dolida, pero llena de preocupación del varón trajo en sí a yin, quien por un momento pudo detener el ascenso del alma de la mujer que yacía a sus pies, solo aquello pudo hacer, la albina se sentía muy impotente, se había confiado en que el hombre tal vez recapacitaría ante el daño a una mujer, pero en cuanto vio sus intenciones consumidas por la oscuridad, su reacción fue tan tarde que notaba como el espectro luminoso del alma de la madre del pequeño; que ahora podía inspeccionar más de cerca no debía de tener más de dieciséis años, se notaba como la mujer lloraba y pedía que fuera fuerte, que se cuidara y que viviera por ella.
Pero en cuanto conectó miradas con la protectora Yin, la madre sólo suplicó: -Cuida a mi bebé, mi señora.
Tras aquellas palabras en un último aliento, la mujer entre las manos del pequeño rubio que lloraba en silencio, se despedía de la figura materna que se iba elevando al cielo y perdiendo entre las nubes celestiales. Yin tan sólo pudo asentir, prometiendo que lo cuidaría, tan solo en ese momento cayó en cuenta un detalle.
-Tu... Tu me ves.
-T-te veo...-afirmó el joven tras voltear la mirada cristalizada y la nariz con ojos rojizos por el llanto.
Yin y el pequeño se observaron por un tiempo que ni sabían cuánto fue, pero la albina tan solo cayó al suelo y se arrodilló ante el niño avergonzada mientras lloraba por no haber conseguido que ese rostro nunca estuviera puesta en su niño.
-Lamento mucho no haber sido más rápida, pude... Pude haberla protegido, pude... Yo...
El joven de dieciséis años se acercó hasta ella y la levantó con cuidado, hasta que pudiera acunar el rostro de la joven más bella, hermosa y su salvadora en esos momentos, tan solo acunó e hizo rozar sus frentes mientras que las lágrimas de ambos fluía por sus pieles.
-Tranquila... Mamá ya estaba en sus últimos días... No hay porque pedir perdón señorita. Y si aun así n-no me cree... Esta perdonada... Solo... Solo no me deje por favor.
Las palabras sonaban tan maduras, duras y tan sinceras que solo hizo que Yin deseara ya nunca separarse del joven que le daba la calidez que nunca pudo sentir antes.
-Se lo prometí a tu madre, no te abandonare. Te cuidaré.
-¿P-porque...?
El pequeño niños de ojos grises desamparado e ilusionado por las palabras se quedó admirando la confundido, sabía que la desconocida podía negarse, estaba en su derecho. ¿Quién querría a un huérfano?
-Porque eres el niño de mis ojos.
El ceño del joven de dieciséis se frunció mucho más confundido.
-No entiendo... Soy un huérfano... No me conoce, ¿c-como puede saber eso?
De los labios de la albina una suave sonrisa se dibujó, y acarició las mejillas de su pequeño rubio.
-Soy un espíritu, más específico del Yin, soy luz y jovialidad... La protectora y curadora de quien lo necesite en el mundo, y... Porque eres el único que puede verme, Por eso eres mi niño.
El rubio pasmado queda, pero no deja de acunarla entre sus manos. Como si tuviera miedo de que ahora desapareciera de tan solo tenerla.
-Y yo soy solo un joven huérfano, sin hogar ni familia.
-Entonces yo seré a partir de hoy, tu núcleo, te cuidare...
-E-Elyan... Mi nombre es Elyan Muñoz.
Yin se queda sonriendo de lado, y afirma ahora sus propias manos sobre las del contrario, con propia seguridad y dulzura.
-Pues, es un gusto conocerte. Soy Yin Ging. Tu futura compañera.
Siendo así como una curiosa aventura había nacido en aquel mal trago del inicio de la vida del niño de los ojos grises, el niño y único amor de Yin.
#¡ya vamos con 6K de vistas!!! Aaa que emoción, casi no se me vino nada para el especial que llegó tan rápido, pero aquí esta un pequeño extra. Muchas gracias por su apoyo! ¿Qué les pareció este extra? Nos leemos en otra oportunidad.
Publicada: 29 de enero de 2022
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