Capítulo 54 - La verdad



Eloy cumplió su palabra y empezó a visitarme una vez por semana, aunque a veces tardaba más de la cuenta porque se le atravesaba uno de sus casos, de los que rehusaba contarme nada.

Fue en aquellos días cuando me cansé de intentar parecer cuerda, ya que sólo servía para que consideraran que intentaba engañarlos, y pasé a hacer lo que me placía, que podía ser hablar sola, cantar canciones de los Mapaches o jugar a que el suelo era lava. Irónicamente, los loqueros anotaron en sus libretas que yo estaba, por fin, abriéndome.

Un día, Eloy, que ya se tomaba ciertas confianzas, me preguntó quién me había enseñado modales. Evidentemente, le respondí que Hilde.

–Hilde... ¿es alguna de las mujeres de...?

–Oh, no –exclamé al ver por dónde iba–. Hilde es mi amiga –aseguré y le señalé el último dibujo que había hecho de ella.

–Ah, la de la túnica negra, sí. Parece que manda a los demás.

–Sí, ella se encarga de organizarlo todo.

–¿Para quién? Si ella no es de los... bueno, del grupo que te adoptó.

–No, ella no es una sectaria loca –atajé yo y seguí dibujando, pero no tardé en dudar–. Eloy, si te cuento la verdad, no te lo vas a creer –advertí con seriedad.

–Inténtalo, por favor –pidió sin dudar, era evidente que había estado esperando aquel momento.

–Tengo miedo de que creas que miento y te enfades y no vuelvas –reconocí sincera–. O que te dé miedo... y no vuelvas.

–Caprice, te prometo que, me cuentes lo que me cuentes, seguiré viniendo a verte.

–¿Sí? ¿Me lo prometes? –insistí cogiéndole las manos.

Eloy dudó.

Recordemos: Niña de diez años con inexplicable salto temporal, ojos inhumanos, fuerza sobrehumana, delirios...

Era normal que dudara. Pero me acabó dando su palabra.

El muy loco. Cómo le quiero.

Entonces yo cogí aire y empecé a contarle mi delirante historia, empezando por cómo me habían adoptado y llevado a la mansión, siguiendo con cómo había sido sacrificada para invocar a Agarés, resumiendo mi estancia en el Infierno y terminando con mi resurrección en la camilla del hospital.

Mientras se lo contaba, iba viendo en la cara de Eloy que era incapaz de creérselo de la aparición del Duque en adelante, pero, al menos, lo de antes sí que se lo tomaba en serio, y con el resto procuró mostrarse serio e interesado.

–Caprice... no creo que me estés mintiendo –dijo cuando terminé.

–¡¿Crees que es verdad?! –pregunté sin poder evitar ilusionarme.

–Eso... es otro asunto.

–¿Seguirás viniendo? –musité algo decepcionada.

–Tal y como he prometido –respondió con una sonrisa amable y salió.

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El otro día descubrí una canción y creo que su letra, por referirse a una Alicia que ya ha vuelto del País de las Maravillas, encaja bastante bien con el momento actual de Caprice. De modo que la comparto con mis lectores.

https://youtu.be/m_iy71v46r4

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