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Despues de mi confesión me fui a mi habitación, sin intenciones de seguir hablando y castigandome mentalmente por haberle compartido esa parte de mi vida, ese secreto que ocultaba hasta conmigo misma

No dormí nada, pero como ya puedo ver el sol iluminando el distrito 1, me levanto a desayunar

Al hacerlo, me encuentro a Flora, Mags y Annie, pero Finnick no estaba. Las saludo y me siento para empezar a comer unas tostadas con café, esta vez sin licór

- ¿Donde está Finnick? - me atrevo a preguntar después de un corto silencio

- Ya desayunó - responde Annie

- Pero son las ocho de la mañana ¿como pudo haber desayunado tan temprano?

- No lo se, pero cuando llegamos ya estaba terminando de desayunar

Lo primero que siento es enojo, seguramente hizo esto para evitarme. No tiene porqué, no tengo pensado volver a tocar el tema, pero el hecho de que sea el quien me evite me provoca un enojo enorme. Yo soy la que contó el secreto, soy yo quien no se despidió de su madre, y sin embargo, es el quien me está evitando

- ¿Saben a donde fue? - pregunto pretendiendo que no me importa

- Creo que está en el último vagón, querida - responde Flora con su acento del Capitolio

Y cuando termino de desayunar, disimuladamente me dirijo hacia el último vagón. Cuando las puertas se abren, lo veo cabizbajo atando un nudo

- ¿Tienes alguna idea de lo estúpido que es evitarme? - le digo enojada y con tono acusador

- No estaba intentando evitarte - se defiende sin dejar de mirar su nudo - simplemente me desperté-

- Más temprano - continúo rodando los ojos - mira, soy demasiadas cosas, egoísta, inmadura y un tanto inestable, lo puedo aceptar - me acerco a Finnick, quien sigue haciendo su nudo - pero no soy estupida. No te conté esto con intenciones de entablar un-

- Lo siento - me interrumpe Finnick

Me quedo callada mirándolo sorprendida, empiezo a sentir como la confusión se mezcla con el enojo y siento que podría explotar

- ¿Lo sientes? - pregunto intentando disimular la confusión con una risa - ¿Por qué lo sientes?

- Dije demasiadas cosas - el chico sigue con su nudo, cosa que me irrita de manera irracional - sin nada de contexto. Hablé y escupí palabras que hieren, siempre lo hice. Toda esa ira que tenía contra ti, pensando que eras culpable por... ya sabes. Nunca pensé en nada, si hubiera sabido que Snow - Finnick tira de su nudo tanto que pienso que sus manos podrían sangrar - había sido el verdadero culpable yo... es decir, quizá me hubiera tomado el tiempo de escucharte

Me quedo callada mientras lo escucho. No se como reaccionar, una parte de mi quiere gritarle hasta que mi garganta sangre, quiere asesinarlo ahí mismo, pero la otra parte escucha sus disculpas y sabe que está vez, no tengo nada para atacarlo

- De un momento a otro todas las razones de tu odio cobran sentido - continúa el chico - pero creeme, no hay nada que odie más que ser el maldito chico del Capitolio. Si pudiera hacer que Snow muera en este preciso instante, lo haría. Lo odio, lo odio por tener tanta sangre en sus manos, por matar niños, por disfrutarlo, por venderme

- ¿Venderte? - logro soltar en un hilo de voz casi inauldible, cosa que Finnick responde con una risa amarga

- Bueno, claramente esas dos semanas en el Capitolio no eran vacaciones ¿No, Seawood?

No logro procesar tanta información, mi idea de Finnick se acaba de destruir ante mis ojos. Ese chico arrogante aliado del Capitolio se había disculpado y admitió odiar a Snow, todo en un lapso menor a 5 minutos. También, mencionó el hecho de que Snow lo "vendía" ¿A que se refería con eso? ¿Prostitución?¿Publicidad?¿Trabajos forzosos? No tengo idea, pero antes de atreverme a preguntarle, todo el vagón se oscurece y se que estamos por entrar al Capitolio

Salgo inmediatamente del vagón y voy corriendo al comedor donde están Mags, Flora y Annie. Las tres me miran preocupadas y antes de que pueda darles una explicación, el tren se ilumina tanto que la luz me cega y tengo que taparla con mi mano

Habíamos llegado al Capitolio. Cuando lleguemos a la estación de tren, estará todo el maldito Capitolio esperando un saludo de nuestra parte. Mi ventaja al jugar con Finnick es que la mitad de personas vienen por el y solo por el, a pocas personas les interesará mi presencia, sin embargo, me quedo pensando en mi conversación con el chico, en como odiaba ser el chico ¿Disftutaré verlo sufrir o me permitiré tenerle piedad?

No tengo mucho tiempo de pensarlo porque cuando quiero darme cuenta, los gritos del Capitolio se escuchan y Finnick está a mi lado. Se acerca a la ventana a saludarlos y yo solo lo miro. Definitivamente no me provoca placer verlo fingir alguien que no es, y no logro entender porqué

De todas maneras, yo me quedo ahí, paralizada. Había llegado al Capitolio, todos los ojos estaban en mi, mañana será ceremonia de apertura y en menos de una semana ya estaré poniendo pie en la arena. Noto como mi garganta se seca del pánico y las lágrimas amenazan por salir

Flora señala la ventana invitandome a saludar, pero yo no me muevo. Se que eventualmente los agentes de la paz nos guiarán hacia nuestro domicilio temporal y tendré que enfrentarme al Capitolio, sin embargo

- No puedo - digo con la voz entrecortada. Finnick voltea con expresión preocupada

- Si puedes - me contradice seriamente, aunque sin sonar grosero - Ven, es solamente sonreirles

- No les sonreiré - mi voz suena más molesta, y aunque realmente no tengo razones para enojarme con el, se perfectamente que encontraré la manera de hacerlo ver culpable - No lo merecen, no cuando apuestan por mi muerte. No todos tenemos el lujo de ser chicos del Capitolio

Siento una punzada de arrepentimiento al ver a Finnick un tanto dolido, aunque su expresión cambia una vez que vuelve a saludar al Capitolio

Mi comentario fue un tanto cruel considerando que el chico me había confesado cuanto odiaba tener ese papel. El pánico repentino podría justificarlo, pero sigue siendo un comentario innecesario. De todas maneras, intento no pensar tanto en eso, no voy a permitir sentirme culpable en un momento así

Los agentes de la paz entran al tren en cuanto este frena y nos escoltan para llevarnos a nuestros departamentos del Capitolio. Al salir del tren, los gritos de los ciudadanos son ensordecedores, la mayoría grita el nombre de Finnick con emoción y deseo, incluso algunas personas (en su mayoría mujeres adultas) gritan comentarios obscenos que el chico recibe con una sonrisa

Todo se vuelve silencio cuando nos meten en una camioneta que se dirige directo al departamento. Los mentores y escoltas viajan en otro transporte por lo que Finnick esta a mi lado, saludando a las personas por la ventana

- ¿Asi de bien tratas a las personas que odias? - pregunto con sarcasmo mirando hacia la ventana

- ¿Como esperas que trate a las personas que son capaces de mantenerme con vida? - responde sin dejar de saludar

- No pueden mantenerte con vida

- ¿No?

- No son patrocinadores

- Despierta, Seawood - dice ahora mirándome - todo el Capitolio te mantiene con vida mientras les caigas bien

Me quedo callada mirándolo irritada. El solo sonríe satisfecho y vuelve a saludar. No puedo evitar ver razón en sus palabras, pero de nuevo, me niego a admitirlo en voz alta

El viaje transcurre en un silencio que no tardó en volverse tenso apenas Finnick deja de saludar a la ventana. Cuando llegamos al lugar, los agentes de la Paz vuelven a escoltarnos y nos llevan a nuestro departamento

El lugar es tan ridículamente grande que me provoca escalofríos. La sala de estar tiene un balcón con vista al Capitolio y tanto los sofás como las mesas son de un azul marino

Tiene alfombras turquesas, parecidas al color de ojos de Finnick y las lámparas tienen forma de estrella de mar. En cuanto a la decoración, no tengo nada de que quejarme

Un avox castaño y de ojos oscuros nos guía a nuestras habitaciones. No me tome el tiempo de ver la de Finnick, pero la mía tiene un suelo de madera y la cama tiene sabanas de seda que me siguen recordando muchisimo al mar

Me parece cruel que una habitación tan bonita no se sienta acogedora, pero es un lugar en el que me quedaré antes de mi inminente muerte, no hay nada de acogedor en eso

Las mentoras y Flora no tardan en venir, la escolta parece muy emocionada con la habitación, a diferencia de Mags y Annie que miran todo con tristeza

Depués de esto, almorzamos salmón con ensalada y hablamos sobre qué podíamos hacer antes de la ceremonia de apertura de mañana

Finnick nos traduce las señas de Mags, quien sugiere que practique hacer anzuelos hoy. Aunque recordamos que no tenemos los materiales así que simplemente acordamos en ver con qué tributos nos enfrentaríamos

Nos sentamos en el sofá de la Sala de estar y la grabación de todas las cosechas empieza. Hay veinticuatro tributos y conozco a cada uno de ellos, pero sólo considero fundamentales unos cuantos nombres. Están los hermanos del Distrito 1, Cashmere y Gloss. Unos tributos del Distrito 6 que parecían haber consumido morflina desde el momento que salieron de la arena. También está Johanna Mason, a quien conozco bastante. Es amiga de Finnick por lo que no tengo una imagen muy favorecedora de ella, aunque su notable odio hacia el Capitolio genera que no me caiga mal. Por último, los tributos del Distrito 12, Katniss y Peeta. Me sorprende muchisimo que jueguen dos años seguidos, pero supongo que a Snow no le molesta, incluso llego a sospechar que todo fue planeado

Y estos últimos dos tributos son lo único en lo que pienso en lo que resta del día, incluso en la cena, mientras comemos calamares y Flora esta asquerosamente emocionada diciéndonos que había estilistas nuevos por lo que seguramente deleitemos al Capitolio (cosa que dudo), en lo único que puedo pensar es en Katniss y Peeta

Cuando termino el postre, que se basó en pasteles de limón y naranja, me voy a mi cama e intento dormir. Miro al techo y el pensamiento de la ceremonia de apertura me revuelve el estómago, pienso en lo que usé en mis juegos, un vestido azul con las puntas blancas imitando a las olas. El vestido era precioso y el Capitolio lo adoró, pero acordarme de todo lo que sucedió después me hace odiarlo

Me doy cuenta que vagar en mis pensamientos iba a ser inútil, así que decido ir a la sala de estar. Había un reloj pegado arriba del sofá que marcaba las once de la noche. Pienso dirigirme hacia el balcón para tomar un poco de aire y lo veo a Finnick, sentado mirando hacia el Capitolio. Entro al balcón lentamente y el se voltea sobresaltado

- ¿No puedes dormir? - pregunta

- La pregunta es estúpida - sueno un poco irritada, aunque después suspiro pesadamente al darme cuenta de que quizá exageré un poco - No pienso dormir, es inútil

- Me alegra que estemos en la misma página, Seawood - dice, recordándo lo que me había dicho después de la gira de la victoria. Evito mirarlo aunque se me escapa una risa nasal que intento disimular inmediatamente

Finnick adopta una expresión seria y baja la cabeza solo para mirarme y hablar

- Sabes que no sobreviviremos un segundo si seguimos odiandonos

- Lo se - le doy la razón después de un suspiro - pero no podemos hacernos amigos de la noche a la mañana, ya es muy tarde

- Tenemos unos cuatro días para conocernos

- ¿Conocernos?

- Exacto - afirma - Piensa ¿Por qué me odias?

- Porque eres el chico del Capitolio - respondo sin pensarlo - todos te aman ahí, eres como uno más y pareces disfrutarlo, aunque estos últimos días lo puse en duda - Finnick se nota un poco tenso pero sonríe mirando abajo - ¿Tu por qué me odias a mi?

- Bueno, te odiaba porque creía que eras egoísta, que habías causado la muerte de tu madre y tu insolencia me irritaba demasiado - me sorprende que esté hablando en pasado - pero con lo que me enteré ayer en el tren... quizá mi odio eran prejuicios, quizá no conozco a la persona que odiaba

- ¿Entonces ya no me odias? - pregunto con una curiosidad sincera

- No lo se - responde - Creo que me estoy dando la oportunidad de conocerte

Lo miro extrañada, lo que dice tiene todo el sentido del mundo y al mismo tiempo es lo más estúpido que escuché

- ¿Como piensas conocerme?

- Bueno, quizá podríamos hacernos preguntas simples pero personales a la vez. Por ejemplo... ¿Cual es tu tipo de pez favorito?

- ¿Camarón? - respondo extrañada por la pregunta

- El mio el salmón - dice Finnick y ríe al verme confundida - Ok, una más normal ¿Cual es tu color favorito?

- El verde marino - me permito sonreír un poco

- ¿Como el de mis ojos? - pregunta sarcásticamente y por alguna extraña razón me sonrojo

- ¿Que? ¡No! - digo un tanto irritada, aunque después de unos segundos suspiro y río nasalmente - Bueno, si, algo así. Pero no es mi favorito porque sea el de tus ojos

- Esta bien - sonríe - si yo tuviera que elegir uno, probablemente sería un marrón claro, como el de la arena del cuatro - vuelve a mirar para abajo por un segundo

Logramos mantener un minuto de silencio extrañamente cómodo. La situación es tan extraña que no paro de pensar ¿Por qué empezó a actuar amablemente de la nada? Mi sonrisa se va desvaneciendo poco a poco y empiezo a desconfiar de las intenciones de Finnick

- ¿Que intentas hacer? - pregunto un tanto paranoica

- Ya lo dije - responde Finnick tranquilo - Solo intento conocerte

Después de esto, el se para diciendo que intentará dormir y yo me quedo mirando a la ciudad del Capitolio con todas sus luces prendidas por quien sabe cuantas horas. Sin darme cuenta, esas luces se opacan con la luz del sol y una sacudida de hombro de parte de Annie me despierta. Me había quedado dormida en el balcón

Me levanto y decido que antes de desayunar me ducharía ya que el ambiente en el que dormí no era el más limpio. Al salir de la ducha, me coloco un vestido de tela celeste con bordados blancos

El desayuno consistió en un jugo de naranja con pan del Capitolio y en Flora explicandonos todo lo que sucedería en las próximas horas, nuestros estilistas, la ceremonia y el entrenamiento, por lo que al terminar, dos avox nos dirijen a Finnick y a mi hacia un ascensor

Nos dejan ahí solos, donde el chico me pregunta si estoy muy nerviosa y yo solo le respondo que no, siendo un poco cortante. Me quedé pensando en nuestra conversación toda la noche, pero todavía no estoy segura si confiar en sus palabras. Aunque no tengo mucho tiempo para seguir pensando en eso ya que al llegar a la planta baja, cuatro agentes de la paz nos esperan para escoltarnos y llevarnos hacia nuestras respectivas sesiones de preparación

Los agentes me dejan en una habitación simple de cuatro paredes, sola, aunque una mujer de unos 30 años no tarda en entrar por la puerta. Es rubia, de unos ojos color gris y tiene un delineado azul, y me sorprende que, a pesar de que nadie en un distrito se maquillaría así, su aspecto luce bastante normal

- Astromelia Seawood - su acento del Capitolio no es tan notorio - Siempre me pareció un nombre precioso - sonrío levemente aunque con un poco de desconfianza - Yo soy Pamela Balliol y llevo diseñando un vestido perfecto desde que apliqué como estilista del Distrito 4 ¿Quieres verlo?

Yo no respondo, hay algo en ella que no me causa mucha confianza, sin embargo, sospecho que es la poca costumbre a capitolenses amables. Ella toma mi silencio como un si por lo que abre un closet que ni siquiera había notado que estaba ahí

Pamela saca un vestido dorado parecido a una red de pesca. Es más hermoso de lo que pensaba, y antes de que pueda decir algo, entran dos personas más del Capitolio que se presentan com Harmony y Laurene y parecen ser del equipo de preparación. Ellas dos si tienen un aspecto más llamativo digno del Capitolio y, por lo tanto, me resulta imposible soportarlas

Las tres me ayudan a colocarme el vestido y al mirarme al espejo, mi estilista sonríe satisfecha mientas las otras dos exclaman elogios. Todo menos la falda y el sostén es prácticamente invisible. Se logra ver mi abdomen y parte de mis piernas, cosa que me hace sentir un tanto expuesta, aunque también me siento extremadamente bella

Me maquillan con un delineado dorado y labios bordó y me sacan de la habitación, donde encuentro a Mags y a Annie sonriendome. Ambas me acompañan el enorme lugar de reunión de tributos antes de la gran ceremonia y me dejan en el carruaje que llevarán dos corceles blancos

Acaricio a uno y me doy cuenta de que hay una canasta llena de cubos de azúcar en el carruaje. Supongo que son para los caballos, pero se me antojaba algo dulce así que agarro uno y me lo como

Mientras masticaba mi cubo de azúcar, noto a Katniss a lo lejos. Pienso en ir a presentarme, pero cuando me doy cuenta de que Finnick estaba hablando con ella de manera coqueta, en lo único que pienso es en lo imposible que me será tolerar al chico

Eventualmente dejan de hablar y el se dirige hacia el carruaje. Intento disimular el hecho de que estuve mirandolo de lejos acariciando al caballo

- ¡Seawood! - exclama Finnick y cuando se acerca noto la poca ropa que lleva - no te ves nada mal

- Tu... Bueno, no tengo mucho que juzgar - digo sin mirarlo a los ojos sintiendo como mis mejillas se calientan gracias al enojo - Apuesto a que Katniss piensa lo mismo que yo, aunque mirándote tan de cerca no creo que haya prestado mucha atención

- Solo buscaba secretos, Seawood, no te vayas a poner muy celosa

- No son celos - niego rápidamente - solo me parece ridículo que busques "secretos" de Katniss sabiendo que no conoce a nadie aquí y tiene diecisiete años

- Todos guardamos secretos - se empieza a acercar a mi - más que nada a los diecisiete

- Pero ¿Realmente es fundamental?

- Todo puede servir cuando intentas conocer a tus aliados

- ¿Entonces eso es lo que hiciste conmigo? - pregunto molesta

- No exactamente - el sonríe de manera coqueta y mastica un cubo de azucar

Bufo irritada sin intenciones de pensar mucho en lo que significaban las palabras de Finnick, aunque cuando me doy cuenta, deberíamos subir a nuestro carruaje para dar por comenzada la ceremonia. El chico se sube sin dificultades, a diferencia mia, que lucho por subir con el pesado vestido

Finnick me ofrece su mano para ayudarme y después de unos intentos más, me rindo y acepto su ayuda. Sus manos estaban calientes y su fuerza me sorprende a pesar de que se noten sus músculos a metros de distancia. Al subirme le suelto la mano rapidamente y empiezo a tronarme los dedos

Me doy cuenta de lo nerviosa que estoy cuando el carruaje del Distrito 1 empieza a moverse. Me recuerda a mis juegos pasados y me aterra la idea de revivir todo eso en menos de un minuto, pero no hay nada que pueda hacer para evitarlo

- No estés nerviosa - dice Finnick notando mi preocupación - no tendrás que sonreirles esta vez

- ¿Que? - pregunto confundida y casi de inmediato, el carruaje se empieza a mover, generando que tropieze y esté por caerme. Por suerte, Finnick me ataja agarrandome de la cintura y ayudandome a incorporarme. Una vez que me estabilizo, me suelta delicadamente y susurra acercándose a mi oido

- No te atrevas a sonreírles

- No lo planeaba - digo con tono molesto

Y sus siguientes palabras suenan tan irreales saliendo de su boca que me pregunto si escuché bien

- Haremos lo posible para cancelar los juegos

~𓆟~

Hola!!

Se que dije que esta historia no iba a tener notas de autor, y mantengo mi palabra. Pero necesito aclarar un par de cosas

Primero, mil perdones por tardar TRES MESES en actualizar se lo horrible q puede llegar a ser. Empecé las clases y dejé de tener tanto tiempo así que no estuve ni escribiendo ni publicando

Segundo, borre mi cuenta de tiktok x temas personales y pienso hacerme otra!! Todavía no la hice pero cuando la haga lo voy a avisar

Por último, esto no es un aviso pero cambie la portada POR FIN!! La hizo @-GIMEVERLAK- quien es parte de la @Editorial_Silver
Así que muchas gracias y sigan tanto a la editorial como a la creadora de la portada que hacen trabajos muy lindos 🤍

Bueno, eso es todo, gracias x leer, si les gusto voten y comenten!!

y repito, no voy a volver a hacer notas de autor JAJAJA

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