Cabeza hueca
Su mirada iba desde el reloj hasta el espejo, llevaba casi quince minutos tratando de hacer el nudo del corbatín sin éxito alguno. Unos golpes en la puerta lo hicieron sobresaltarse, hechó un último vistazo a la hora antes de abrir. No podían ser ya las cinco.
Su padre iba vestido muy elegante, no había duda de que había sido Valka quien eligió el traje, tal vez demasiado ajustado para su gusto, pero tendría que acostumbrarse, después de todo era una ocasión especial, su único hijo no se casaba todos los días.
-¿estás listo?
-ya casi. –le enseñó la corbata algo apenado, Estoico la pasó por detrás del cuello del menor y en pocos segundos había conseguido lo que Hiccup no pudo en varios intentos. El joven finalmente estuvo listo para salir a la iglesia.
-te ves muy bien hijo. –dijo palmeándole el hombro con una de sus enormes manos. -¿estás feliz?
-por supuesto, hemos estado planeando la boda por mucho tiempo. –se ajustó el traje al cuerpo de un tirón. –sé que estoy haciendo lo correcto.
Estoico lo miró serio durante unos instantes que al muchacho se le hicieron eternos, nunca se había sentido cómodo bajo la mirada inquisidora de su padre, mucho menos ahora que los nervios se lo estaban comiendo vivo. La mirada del hombre se paseó por toda la habitación para detenerse en el lecho. A paso firme se acercó para tomar el libro de historias. En sus manos se veía mucho más pequeño y por supuesto... muchísimo menos mágico.
-no has dejado de leer estas cosas.
-solo lo estuve ojeando ayer antes de dormir.
-Hiccup, tienes que dejar atrás todas estas cosas de niños. Ya eres un adulto y es mejor que te comportes como tal.
-pero aun es muy pronto.
-hijo, tienes la vida asegurada, una mente brillante, una esposa hermosa. No puedes dejar pasar todo eso por tus fantasías de niño. –Hiccup había abierto la boca para decir algo pero de inmediato se arrepintió por el rostro serio de quien lo había tomado por el brazo para jalarlo hasta la puerta. –ya es tarde, vámonos antes de que Astrid se arrepienta de casarse contigo.
~
La suave música no lograba tranquilizarlo, los violines estaban sonando justo a su lado cuando la vio entrar, con su vestido blanco parecía un ángel. La acompañaba su padre con los ojos llorosos mientras ella sonreía. Hiccup siempre había tenido la sensación de que Astrid era demasiado para él, y todas sus sospechas se confirmaban entonces, ella se veía como una reina, Hiccup era más bien un pez fuera del agua, temblando y retorciéndome por tomar un respiro.
Estaban juntos, bajo la mirada atenta de todos los presentes, ella lo estaba mirando también, sin embargo el joven estaba ido en algún lugar del inmenso mar que se alcanzaba a vislumbrar por una de las ventanas. Tal vez los milagros no existían, no veía ninguna forme de salir de ahí, de sacarse esa ridícula corbata y correr muy, muy lejos. Esperar que pase un milagro era justo lo que su padre hubiera clasificado como una cosa de niños. Pero tal vez ese sería el día de suerte del joven.
En medio del discurso se escuchó un fuerte estruendo por los aires, luego dos más lo siguieron perturbando todo el puerto, se miraron los unos a los otros con preocupación, no tenían que preguntar, ya sabían de sobra lo que estaba a punto de pasar, pero si nadie lo decía parecía un poco menos terrible. Hiccup avanzó hasta la ventana que daba hacia la costa, hasta ese momento no había notado el barco que se alzaba en altamar. Imponente con todas sus velas negras luciéndose como un augurio de mala suerte. No podía creer que algo así estuviera pasando, no en el día de su boda.
-piratas... -algunas veces los milagros llegan de la forma que menos esperamos.
~
La gente había comenzado a evacuar el puerto, aunque no había mucho que pudieran hacer además de esperar la ayuda de la policía y encerrarse en sus casas a rezar. Hiccup solo los había visto en persona dos veces en su vida, suficiente para saber que estaban en peligro. En cosa de segundos la iglesia quedó vacía, el párroco había salido corriendo en cuanto escuchó el primer disparo de cañón. Las mujeres gritaban, los hombres fueron a buscar las armas, los padres de los novios fueron empujados por la multitud. Solo quedaron Hiccup y Astrid. Se habían tomado de las manos al momento de salir del lugar.
El infierno de balas y gritos había comenzado, podías distinguir en seguida cuales eran los piratas, los que se estaban riendo mientras la gente del puerto corría desesperada.
-vamos a casa. –Astrid jalaba de la mano el cuerpo de Hiccup que se había quedado inmóvil ante la escena. -¡HICCUP!
-¿Ahh..? Si... a casa. –le siguió el paso a trote, habían logrado esquivar la muchedumbre enloquecida rodeando el puerto, todo iba bien. "demasiado para ser verdad" pensó el joven, mientras corría siguiendo a su prometida. Iba tan perdido en sus propios pensamientos que solo se percató de lo que ocurría cuando escuchó el grito de la rubia. Levantó la vista de sus pies para ver al hombre vestido con harapos y barba crecida arrancando del cuello de la chica un collar.
-¡No te atrevas a ponerle un dedo encima!- dijo Hiccup, el hombre empujó a la chica haciéndola caer en los brazos del castaño. el pirata había salido corriendo con una carcajada estrepitosa.
-mi collar. –de pronto los ojos azules de Astrid se inundaron de lagrimas, Hiccup nunca antes la había visto así. –era el collar de mi madre.
El castaño la soltó con cuidado y comenzó a correr lo más rápido que le daban las piernas. Confundida la muchacha gritó a sus espaldas. -¡¿A DONDE VAS?!
-¡A BUSCAR TU COLLAR! –quiso detenerlo, pero Hiccup ya estaba a una gran distancia, conocía de sobra la cabeza hueca de su prometido como para saber que tratar de convencerlo de que volviera atrás sería inútil.
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holi C: ayer fui a una de las actividades de la teletón y me quemé :C triste vida. ¿COMO ESTANNNNN? espero que muy bien y tambien que les haya gustado el cap. Tengo mil cosas que hacer hoy dia TwT asi que voy voy a dejar de hablar y ponerme a trabajar.
Les dejo un beso gigante a todos >3< muchas gracias por leer, dejenme su estrellita y su comentario (si fueran tan amables :3) BYE <3
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