Al borde de las lágrimas

Dos semanas habían pasado ya, dos semanas en las que Hiccup había ido de un lado para otro dentro de aquel navío, podía decir que ya lo conocía al revés y al derecho, y en lo que respecta al capitán de este... digamos que estaba intentando conocerlo.

Quizás había descuidado un poco sus tareas a bordo, ya casi no se lo veía fregando la cubierta o tirando la basura por la borda, era el favorito del capitán y aunque no fuera algo de lo que pudiera estar orgulloso tenía muchas regalías. Como por ejemplo quedarse enrollado entre las sabanas y los brazos del albino por las mañanas mientras los demás preparaban el desayuno, una copa de vino de la reserva especial de Jack y sobre todo su atención a todas horas, llenándolo de besos y abrazos ya sea en privado o en público. Esto último desconcertaba un poco al castaño, y es que nadie en el barco hacía ningún comentario con respecto a la sexualidad de su capitán, o lo cariñoso que se ponía a veces.

-si no les gusta bien pueden saltar por la borda. –le dijo Jack cuando se lo comentó. Hiccup aun no lograba entender cómo alguien podía tener tanta confianza, o tanto desdén por las opiniones ajenas. Sea cual fuese la opción de Jack, era admirable. –no voy a dejar mi felicidad de lado por lo que vayan a pensar los demás, Hic.

Y luego de decir algo así, el albino siempre le revolvía el cabello con una sonrisa. Hiccup protestaba, más que nada por costumbre, tanto él como el capitán sabían que amaba cuando lo tocaba de ese modo.

Con tantos sentimientos aflorando, el castaño apenas había pensado en su familia y todo lo que había dejado atrás, de pronto tierra firme le parecía una fantasía muy lejana, como un sueño del que Jack lo había despertado. Sus padres, su prometida, ¿lo estarían extrañando? ¿Acaso el los extrañaba a ellos? Un sentimiento de culpa lo invadía cuando recordaba su vida pasada, porque aunque no fuera a admitirlo, muy en el fondo sabía que ya no quería volver.

-¿Qué pasará entonces? –dijo en un suspiro, de pronto su vida se había vuelto demasiado incierta como para saber lo que pasaría incluso al día siguiente.

-¿en qué piensas sirenito? –Hiccup pegó un salto por la sorpresa, Jack había salido de la nada para abrazarlo por la espalda.

-¡Jack! No me asustes así.

-perdona, perdona. Es que no te había visto desde la mañana.

-estaba en la cocina trabajando con los demás. No todos podemos ser unos capitanes vagos. –Hiccup le quitó el sombrero poniéndoselo el mismo, Jack le siguió el juego tratando de quitárselo, así fueron persiguiéndose por la cubierta hasta llegar al timón.

-está bien. –dijo rendido. –puedes dejártelo puesto un rato. Después de todo te queda bien.

-¿me veo como un capitán?

-no. – el mayor tomo la mano de Hiccup, llevándolo hasta el mando, nunca antes había podido dirigir el barco, ahora con Jack a sus espaldas dirigiéndolo parecía como si hubiera nacido para eso. –ahora si pareces un capitán.

Hiccup se giro hasta poder verlo sin quitar las manos de la gran rueda de madera, aun no se acostumbraba a las mariposas en su estomago cuando Jack le hablaba de esa forma. –me gustaría que durara para siempre.

-puede ser así, si tu quieres.

Tal vez fuera un forajido y un ladrón, sin embargo Jack sabia como volverlo loco. Dejó un corto beso en los labios del menor, tomándolo de la mano y arrastrándolo detrás por la cubierta y los pasillos, habían llegado hasta el cuarto del capitán, que en estas últimas semanas se había convertido en su pequeño nido. El fogoso amor que ambos sentían a veces ni siquiera los dejaba ver más allá del otro, estando los dos en esa habitación, ya no necesitaban más mundo que el que se habían armado entre esas cuatro paredes.

Fueron a parar a la cama, manos inquietas y bocas hambrientas, Jack ya se había deshecho de su camisa mientras Hiccup lo esperaba recostado y nervioso. La mano del albino bajó sin permiso hasta los pantalones del menor, tocando a sus anchas la entrepierna ya despierta que Hiccup se esmeraba en esconder. Trataba de cerrar las piernas, rojo de vergüenza, pero Jack no se lo iba a permitir. Con brusquedad se las volvió a abrir, dejándolo expuesto mientras bajaba la tela de los pantalones.

-J-Jack... no vayas tan rápido. –dijo con sus mejillas rojas como dos tomates, pero no recibió respuesta más que un húmedo beso en su cuello y las manos del mayor metiéndose ahora en su ropa interior. –esp... espera

Al momento de sentir aquellas experimentadas manos envolviendo su miembro le dio un fuerte empujón que lo hizo moverse hacia atrás también. –¡no hagas eso!

-maldita sea Hiccup, no vengas a decirme que no te gusta. –hizo el intento de acercarse otra vez pero fue detenido por la mano del menor que ponía distancia entre ambos. –tu amigo allá abajo te está delatando.

-no quiero que vayas tan rápido. –le dijo cabreado y con el latente tono rojizo en sus mejillas.

-deja de actuar como chica, demonios. –soltó de pronto el mayor, molesto y caliente como estaba. La expresión en el rostro del castaño había cambiado, ya ni siquiera estaba avergonzado. Hiccup se apartó un poco más para ponerse de pie, cuando Jack trato de tomarlo por el brazo, el menor le respondió con una mirada enojada antes de zafarse. Se arregló la camisa antes de salir hacia el pasillo.

Justo en ese momento iba entrando Thomas a la habitación, ambos jóvenes se toparon en la puerta por unos segundos, lo suficiente como para saber que algo pasaba. Thomas había llegado a conocer bastante bien al pecoso, y a pesar de la poca luz que había en el lugar, hubiera apostado a que Hiccup estaba al borde de las lágrimas.

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holiii C: ¿que tal están? espero que super bien y que también les haya gustado el capítulo. vieron que contesté sus comentarios 7w7 soy responsable o no?? jeje. 

déjenme su sensual comentario y una estrellita para alimentar mi alma vacía. nooooo es broma, ustedes ya llenaron mi alma hasta el borde :)) los amo demasiado. 

bye <3

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