Capítulo 24: Una visita sorpresa
Ansiedad: Estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad. Justo lo que padezco ahora mismo.
No sé si será cosa mía o no, pero esto de llevar cinco días ingresada en el hospital no me ayuda lo más mínimo. Se suponía que me darían el alta ayer pero aquí sigo, esperando sentada en la cama, resolviendo crucigramas que no me distraen una mierda. "¡Cómo siga aquí un día más me tiro por la ventana!" pienso histérica, aunque no es para menos, no me han dejado ver a Steve desde que nos ingresaron a ambos, a él en la Unidad de Cuidados Intensivos y a mí en la cuarta planta, después de realizarme una trasfusión de sangre, que por cierto me sentó como una patada en el culo y estuve vomitando durante horas. Esto de que tu cuerpo asimile sangre de otra persona es bastante complicado dicen los médicos y yo doy fe de ello.
Los dos primeros días fueron horribles, me dolía todo, no pude comer nada porque no hacía otra cosa que no fuera vomitar, con lo cual tuvieron que ponerme suero con una vía intravenosa para evitar que me deshidratase. Eso sin contar los diez puntos de sutura que me han dado para cerrarme la herida de bala del hombro. "Menuda cicatriz bonita me va a quedar..."
Por suerte, a partir del tercer día comencé a mejorar notablemente. Empecé a comer y a no marearme, y fue en una de las tantas visitas de Sam y Nat en la que el médico explicó que me darían el alta ayer, aunque no querían correr riesgos por mi mal estado hace tan pocos días. Y sí, lo entiendo pero parece que no comprenden que necesito ver a Steve, con mis propios ojos. Escucharle respirar de verdad, y no recordar cómo le vi la última vez, a punto de morir en mis brazos.
Se supone que no podía ir a verle porque ambos estamos tan débiles que era un riesgo para los dos que me dejasen salir. Habría ido engañando a los médicos, sacando información y obligando a gente con mis poderes a que hicieran lo que quiero, pero si no lo he hecho, es por él. No quería que pudiera empeorar por culpa mía, así que aquí sigo tirándome de los pelos, con lo poco que se por boca de Natasha.
—El cirujano, asegura que la operación fue un éxito. Extraer la bala les llevo un par de horas pero todo salió bien. La puñalada, por fortuna, no perforó el pulmón con lo cual la intervención fue mucho menor. El resto son heridas y cortes que se curarán con rapidez. El médico afirma que su cuerpo se cura diez veces más rápido que el de una persona normal, pero lo malo es que su temperatura es tan elevada que evapora los calmantes en segundos, así que a Rogers, le toca pasar dolor, como otras muchas veces... —explicaba Natasha, sentada a los pies de mi cama, midiendo sus palabras para no preocuparme más de lo necesario pues acababa de vomitar, otra vez.
—Menos mal que todo ha salido bien...—suspiré. —Es impresionante como actúa su cuerpo la verdad, aunque eso de que no puedan ponerle calmantes no me hace gracia...Y no dejaré de preocuparme hasta que no pueda verle. —dije incorporándome pues las náuseas me venían de nuevo cubriéndome la piel de sudor frío. — ¿Has podido hablar con él? —pregunté esperanzada.
—Ahora tienes que descansar. Estás pálida. ¿Quieres que te acompañe al baño? —me acarició la frente con cariño pero yo negué con la cabeza mirándola con ojos intimidantes para que no evitase mi última pregunta. —Está bien...—resopló poniendo los ojos en blanco. —Continúa inconsciente Aira, le operaron ayer. Es pronto, dale tiempo, todo estará bien ya verás.
—Vale,... tendré paciencia. —Prometí a medias, porque con eso no se puede tener paciencia. — ¿Qué tal llevas tu herida? —pregunté preocupándome por ella. El balazo que sufrió por parte del Soldado de Invierno fue bastante feo.
—Bien, no te preocupes está curando con normalidad. —sonrió tumbándose en la cama a mi lado. — ¿Cuándo me vas a contar lo que pasó con el soldado? —susurró mirando al techo.
—Cuando Steve se recupere. —dije sintiéndome culpable por no contárselo.
— ¿Crees que te voy a juzgar? —preguntó girándose para mirarme. —No soy quién para juzgar a nadie, créeme, a veces hay que tomar decisiones a última hora sin consultarlas con nadie... —explicó entendiéndome a la perfección. —Aunque lo del saltar del helicóptero fue una locura, todavía no estás lo suficientemente entrenada para ese tipo de cosas. —Se puso a reñirme como si fuese mi madre, lo cual me hizo bastante gracia.
—Fuese o no una locura, era necesario. ¿Encontré y reanimé a Steve, no? Creo que ya está todo dicho. —asumí orgullosa.
—Estando el soldado allí, podría haberte matado, te pusiste en riesgo. —Continuaba sin darme la razón.
—Era un riesgo que estaba dispuesta a correr. Además cuando me secuestraron le conocí, y comprendí que era una víctima a la que le borraban la memoria cuando les venía en gana y lo usaban a su antojo. El me ayudó... y fue él mismo quien sacó a Steve del agua. Estaba tan confuso y asustado... comenzar a recordar cosas después de tantos años debe ser un choque descomunal, ¿no crees? —revelé sin poderlo ocultar más.
— ¡¿Estás de broma?! —preguntó abriendo los ojos como platos.
— ¿No querías que te lo contase? Pues esa es la verdad.
***
La satisfacción que se siente cuando te quitas la horrorosa bata blanca del hospital y te pones unos jeans cortos, y tu camiseta favorita de tirantes azul celeste, es incalculable.
Hace un par de horas, vino mi médico para examinarme y finalmente darme al alta. He de decir que he estado asustada por el hecho de ser mutante, la sangre y demás, pero este no es un hospital normal y corriente. Trabajan para el FBI, y lo que queda de SHIELD, en áreas privadas del hospital para no mezclar a los agentes con los ciudadanos. Con lo cual no tengo nada de qué preocuparme.
Diez minutos después de recibir mi alta, Natasha me trajo una maleta llena con mi ropa, y cuando digo mi ropa es que ha ido a mi apartamento y me ha vaciado literalmente el armario. "Es un amor esta mujer"
Estuvo conmigo media hora explicándome que tenía que marcharse con Sam y Nick para resolver ciertos asuntos, sobre la fingida muerte de Steve, por lo que estarían fuera durante horas. Así que, nerviosa y desesperada por que por fin podría ver a mi capitán, me di una ducha y me vestí hace solo cinco minutos, después de peinarme y dejarme el cabello mojado suelto. "Necesito mantener la mente fría." Me digo a mi misma, no hay tiempo que perder.
Camino por el pasillo hacia la (UCI), Unidad de Cuidados intensivos, con el corazón martilleándome contra el pecho. "¡Malditos nervios!" pienso a punto de abrir la puerta de la habitación que le han asignado, la doscientos trece, pero me detengo al escuchar una voz desconocida al otro lado. "¿Quién será?" me pregunto pero desecho la idea de pegar la oreja a la puerta porque no sería para nada educado por mi parte. "Esperaré fuera". Trato de convencerme aunque estoy deseando entrar. "Siempre podrías abrir la puerta de golpe como si no supieras que había nadie..." Una tentadora idea cruza mi mente haciendo que me replantee seriamente lo de esperar fuera. "¡Diablos, no aguanto más!"
Decidida me acerco a la puerta y justo cuando voy a girar el pomo, se abre de par en par pues el hombre que había dentro se me acaba de adelantar. "No puede ser..." me quedo boquiabierta con la presencia que tengo delante.
— ¡Vaya, esto sí que es una sorpresa! —Exclama el apuesto hombre. —La última vez que nos vimos, fue de lo más amarga y no tuve la oportunidad de presentarme. —Explica recolocándose su impoluto traje color borgoña.
—No se preocupe, le conozco señor Stark. —Intervengo tras recuperarme de la intensa mirada castaña de Tony Stark, Iron Man para los amigos. "¿Cómo diantres puede tener tanto estilo este hombre?"
—Déjese de formalismos, Aira, llámeme Tony. —pone los ojos en blanco, sonríe y me estrecha la mano con delicadeza. —A juzgar por su mirada de desconcierto, se preguntará quién me ha hablado de usted. —Comenta acercándoseme despacio. —Verá, Natasha me puso al tanto de todo hace unos días, cuando el viejo, quiero decir el capi, perdona es la costumbre... — se excusa rascándose la perilla. —Es decir, cuando operaron a Steve.
—Me dejaré de formalismos cuando deje de llamarme de usted. —Sonrío ruborizada por su proximidad. "¿Cuándo se ha acercado tanto?" —Supongo que se enfadaría bastante cuando descubrió que había fingido su muerte, y le dejaron fuera de esto a usted y al resto del equipo.
—Vale Aira, tuteémonos entonces. —sonríe con picardía haciéndome ponerme colorada de nuevo. —Supones bien. No me gusta eso de que me excluyan ¿sabes? Además, sin Iron man ¿Dónde está la fiesta? ¿Quién le salvaría el culo al capi? —pregunta indignado haciéndome reír.
—Él no quería meteros en líos, ya sabes cómo es... —resoplo divertida. —A mí intentó mantenerme al margen todo el tiempo pero, le fue imposible, soy demasiado cabezota.
—Sí, eso me ha dicho Nat. —me mira con los ojos entornados examinándome. —Eso y que Rogers está colado por ti. —Suelta y yo siento como mi temperatura corporal asciende a doscientos grados por la vergüenza. —Aunque no me sorprende, ¿a quién no le gustaría una chica tan testaruda y guapa como tú? — pregunta y yo creo me va a dar un soponcio.
— ¿Pe-pero qué...? —tartamudeo abrumada. "¡Este hombre es un donjuán!"
—Tranquila mujer, ¿es qué el viejo no te piropea? Voy a tener que darle un par de lecciones, estará desentrenado... —se da golpecitos en la nariz mientras pone cara pensativa hasta que el sonido de lo que parece ser un reloj inteligente interrumpe nuestra conversación. —Disculpa, pero tengo que irme ya, el deber me llama. —me guiña uno de sus intimidantes ojos. —Recupérese pronto y venga a visitarnos a nuestras instalaciones. Me muero de curiosidad por verla usar sus poderes. —concluye con un elegante gesto de cabeza y se marcha, hablándole a su smartwatch, dejándome aquí parada en el pasillo como un pasmarote.
"¿Esto acaba de pasar?" me pregunto estupefacta, pero agito la cabeza para despertarme de la influencia del multimillonario más famoso del mundo. "¡He venido a ver a Steve! Luego ya pensaré en las insinuaciones de Nat y Stark". Me reprendo mientras abro la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.
Camino con parsimonia incapaz de moverme más deprisa por lo que pueda encontrar al otro lado de la cortina. Respiro hondo por la nariz al escuchar el sonido del electrocardiógrafo y me detengo justo delante de la fina tela blanca, temblando cual potro recién nacido. "¡Vamos!" me exijo cerrando los ojos con fuerza y retirando la cortina de un tirón.
Parpadeo lentamente, apartando consigo las lágrimas que me empañan los ojos al verle postrado en la cama, frágil y débil, luchando por su vida. Acaricio, con las yemas de mis dedos, su frente observando su hinchado rostro, y los puntos que cierran la herida de la comisura de su boca pues es lo único que puedo ver, ya que el resto de su cuerpo, a excepción de sus brazos que reposan fuera, está cubierto por las sábanas.
—Steve...—susurro con un nudo de terror en la garganta. — ¿Puedes oírme? —pregunto sintiéndome como una estúpida, aferrándome a la idea de que puede hacerlo. —Creía que estabas despierto... —susurro con la voz rota. —Escuche a Stark hablando y me ilusione... —"Seguramente estaría hablando con su reloj de última tecnología" pienso decepcionada.
El tono de mi nuevo teléfono móvil me sobresalta, me aparto en dirección a la ventana del fondo de la sala y atiendo la llamada extrañada pues solo Nat, Sam y Nick tienen mi número y este que aparece en la pantalla, no es de ninguno de ellos.
— ¿Hola, con quién hablo? —pregunto tratando de no elevar mucho el tono de voz.
— ¿Aira? —La voz de Amy, mi mejor amiga, me desubica por completo. —Espera a que te atrape, te voy a matar. —protesta furiosa.
— ¿Amy? ¿Co-Cómo diablos has conseguido este número? —digo confusa mientras me froto el cabello mojado con nerviosismo.
—Pues... después de que Rose y yo te llamásemos, como mil veces a tu antiguo móvil, sin éxito, pensaba que no volveríamos a hablar. ¿Qué está pasando? ¡Llevas casi dos semanas sin ir a trabajar! ¿Por qué le pareció a Rose que te estabas despidiendo la última vez que hablasteis por teléfono? —espeta histérica.
— ¿Quién te ha dado este número? —vuelvo a preguntar ignorándola un segundo. —Te lo explicaré en cuanto me lo digas.
—Espera, Rose acaba de llegar a mi casa. —murmura mientras la escucho abriendo una puerta al otro lado de la línea. "¡Genial! Ahora tendré que escuchar los reproches de Rose, también..." —Voy a poner el manos libres y así hablaremos las tres ¿Vale? —dice Amy aunque no se para que me pide opinión porque igualmente va a hacer lo que le dé la gana.
— ¡Eh tú, amiga eres mujer muerta! ¿Cómo te atreves a desaparecer y no dar señales de vida? ¡Hemos estado a punto de denunciar tu desaparición a la policía! —la marabunta de acusaciones de Rose me cae como un jarro de agua fría, pero por mucho que me duela haberles hecho eso, si volviera hacia atrás volvería a hacerlo.
—A ver, a ver, voy a escuchar todas vuestras regañinas, reproches y cualquier cosa que os apetezca decirme porque me lo merezco, pero todo tiene una explicación y si no me decís de una vez quién os ha dado este número, dudo que pueda contaros nada. — me mantengo firme y me siento en un sofá al lado de la ventana. "Esto va para largo..."
—Tú amigo Sam pasó ayer a última hora por el C.A.S.R, y me dio con papelito con este teléfono. Me dijo que no me enfadase contigo, que te llamase y así las cosas tendrían sentido. —Suspira Rose dejando escapar parte de su frustración. —Al principio me puse echa un basilisco y claro, ya me conoces, yo así no puedo hacer nada así que llame a Amy y ambas acordamos llamarte hoy.
"Ay, Sam, estás en todo." Pienso agradecida y aliviada. "Tal y como están las cosas apenas se puede esperar nada bueno de nadie."
—Y como yo no he podido aguantar más pues... te he llamado antes de que llegara Rose. —interviene Amy. —Bien, ahora te toca a ti ponernos al día, Aira. —dice animándome con impaciencia y preocupación, como habría estado yo en su lugar.
Miro a Steve de reojo, quién no se ha movido ni un ápice, mientras decido que lo mejor sería contarles a mis amigas toda la historia cuando él se recuperase. Quizá sea egoísta por mi parte, pero me es imposible alejarme de él y además considero que tiene que tomar parte en el asunto. Esto no es algo que deba tomarse a la ligera, así que les resumiré por encima lo más importante para dejarlas tranquilas y cuando la "normalidad" se apiade de nosotros, me reuniré con ellas.
—Para empezar, si no me he puesto en contacto con vosotras ha sido para manteneros a salvo. —Explico conciliadora. —Sé que no es excusa pero, mi vida ha cambiado por completo durante estos meses y sobre todo en las últimas semanas, así que abrid bien los oídos porque lo que voy a deciros no lo volveré a repetir hasta que volvamos a vernos. No porque no quiera, sino porque todavía no puedo. —digo con sinceridad y suavidad agradecida por su atención y silencio. —Todo comenzó cuando...
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He aquí un nuevo capítulo, algo de tregua después de tanta acción. ¿Qué es lo que más os ha gustado? ¿Qué os ha parecido la presencia de Tony? ¿Esperabais la llamada de Amy y Rose? ¡Contadme, estoy deseando responderos!
Como siempre dar GRACIAS, EN MAYÚSCULAS, a todos y cada uno de los que me leéis. Nunca olvidaré vuestros comentarios, votos y apoyos. Aunque no os nombre a todos, os quiero igualmente.
Gracias a esta bonita familia:
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