Capítulo 20: En la intimidad


¡AVISO! Este capítulo contiene escenas para adultos.

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Varios minutos después de la creciente euforia de mis amigos tras mi pequeña demostración; la gravedad de la situación a la que nos enfrentamos eclipsa todo rastro de alegría.

Recuperamos posiciones rodeando la mesa de Nick en silencio y esperamos a que María tome asiento junto a él.

—Vayamos al grano. —declara Nick apoyando el codo de su brazo sano sobre la mesa. —Todos sabemos cuál es el objetivo de los Helicarriers ¿no? —pregunta mirándome atentamente.

—Acabar con la vida de miles de personas, dando por hecho que son o serán una amenaza para HYDRA. —Informa Steve mostrando que estoy al tanto de ello.

—Bien. —asiente mientras saca una fotografía y la lanza sobre la mesa. —Todo intento de dominar el mundo, comienza con un lunático. Un don nadie con ramalazos de líder que necesita tenerlo todo bajo control. Las ideas, el comportamiento.... —Se vuelve para mirar a Steve. —Usted sabe cómo funciona esto. Se enfrentó al Cráneo rojo, el cabecilla de toda esta historia, hace setenta años y lo redujo a cenizas. —chasquea los dedos. —Pero por desgracia sus ideas no muriendo con él, sino que se extendieron y extendieron entre las generaciones venideras. —Señala al hombre de la fotografía. —Alexander Pierce, rechazó el premio nobel de la paz hace años con la mera explicación de que la paz no era un logro sino una responsabilidad. —niega en un gesto de incredulidad. —Como miembro del Consejo, ha pasado completamente desapercibido, ¿quién iba a sospechar de alguien que está al mando de la agencia antiterrorista secreta más importante a nivel nacional? —inquiere refiriéndose a SHIELD.

—Hay que pararle los pies y detener el lanzamiento. —zanja Natasha reposando sentada a mi derecha.

—Es exactamente lo que vamos a hacer, pero no con la ayuda del Consejo. —recupera Nick la palabra poniendo un maletín metálico sobre la mesa. —Se supone que estoy muerto, así que no podemos desvelar el pastel aún. Tendremos que hacerlo por nuestra cuenta. —aclara abriendo el maletín para mostrarnos su contenido.

— ¿Qué se supone que es eso? —Preguntamos Sam y yo a la vez señalando lo que parecen ser unas tarjetas gráficas, microchips o vete a saber qué.

—María. —Clama Nick cediéndole el turno.

—Cuando los helitransportes alcancen los tres mil pies de altura, formarán una especie de triángulo, en su conjunto, con los satélites del proyecto Insight y se convertirán en armas imparables. —Explica detenidamente la segunda al mando. —Nuestra única opción es subir a los helicarriers, uno a uno, y cambiar las placas que contienen los blancos u objetivos de HYDRA, como prefiráis llamarlos, por estas tres placas que tenemos aquí. —Aclara cogiendo una de ellas del maletín. —Solamente cambiando las tres placas por las nuestras, conseguiremos inutilizar los helitransportes y evitar la muerte de toda esa gente.

—Insisto, tienen que intercambiarse las tres. Si queda alguna sin cambiar, fracasaremos y todo estará perdido. —Recalca Nick silenciando a María. —Creemos que la inmensa mayoría de los agentes o pertenecen a HYDRA o no están al tanto de nada, con lo cual suponemos que estamos totalmente solos en esto.

—Quizá no. —Interviene Steve. —Tal vez, si consigo llegar a la sala de comunicaciones pueda informar al personal, por megafonía. —se cruza de brazos pensativo. —Con un poco de suerte puede que contemos con algo más de apoyo.

—Estoy de acuerdo. —Afirmo mirándole. —Llegados a este punto, toda ayuda es poca.

—No es mala idea. —sostiene Nick valorándola. —Si logramos realizar el intercambio y sobrevivimos frente a todos los enemigos que intentarán impedírnoslo, podríamos salvar lo que queda de...

—No. No se atreva a decirlo. —corta Steve tajante. —No vamos a salvar SHIELD. —Niega y silencia a Nick con su actitud imperiosa. —Fue usted quién dejó en mis manos esta misión y se hará a mi manera. —prosigue sin aceptar réplica alguna. —SHIELD está pendiente de un hilo. HYDRA ha campado a sus anchas en su interior durante años y nadie se ha dado cuenta. —habla elevando el tono.

"¡Dios mío qué tensión! Menudo carácter de liderazgo tiene Steve escondido." Pienso encantada al verle tan inflexible.

—Si estamos aquí es porque yo me di cuenta. —interviene Nick indignado.

— ¿Y cuántos inocentes han tenido que pagar durante este tiempo? —resopla mi capitán asqueado.

—Escuche, yo no sabía lo de su padre. —Dice Nick mirándome angustiado. —Ni tampoco lo de su amigo Bucky. —niega observando a Steve.

—No es culpa suya. — interrumpo con sinceridad. —Pero, Steve tiene razón. SHIELD se tambalea, y no se encuentra en condiciones de sobrevivir cuando desconocen quienes son amigos y quienes enemigos. —concluyo sentándome al lado de Natasha.

—Puede que en un futuro nazca una nueva organización, pero ahora mismo si queremos erradicar HYDRA debemos destruir SHIELD con ella. —Sentencia mi capitán cruzándose de brazos.

— ¿Estáis todos de acuerdo? —pregunta Nick derrotado mientras nos ve asentir uno por uno. —Bueno... capitán, al parecer es usted quien está ahora al mando.

***

Asimilar que en menos de doce horas todo cuanto conoces puede desaparecer, es una de las peores sensaciones que he experimentado. ¿Por qué? Pues porque la seguridad de cientos de personas depende de lo que hagamos mañana. Nunca antes he sido participe de algo así, y ahora se exactamente como se sienten los Vengadores cuando salen ahí y arriesgan sus vidas por el bien común.

He intentado evadirme de la realidad durante la llamada que he hecho a Rose, con uno de los teléfonos irrastreables de Sam, hace tan solo media hora pero he sido incapaz. Mientras hablábamos y ella me reñía, al otro lado de la línea, por no aparecer por el C.A.S.R desde hace días ni dar señales de vida, me era imposible no temblar pensando en si saldríamos de esta. "¿Volveremos a vernos?" pensé antes de pedirle que confiara en mí, que estaba donde debía y quería estar.

"—Dile a Amy que estoy bien. Os quiero". Pronuncié emocionada y colgué sin escuchar su respuesta.

Hace tan solo unos meses, jamás habría creído que mi vida podría cambiar tanto. ¿Cómo iba a imaginarme que mi padre era como yo, y que su muerte no fue un accidente? ¿Quién me iba a decir que me perseguirían por ser lo que soy? He vivido vigilada durante años sin saberlo y a día de hoy, puedo afirmar que conocer a Steve ha sido lo mejor que me ha pasado, no solo porque me enamoré de él nada más verle, aunque haya querido negármelo a mí misma, sino porque al tratar de ayudarle he descubierto toda la verdad.

En la soledad de la habitación que me ha sido asignada comienzo a deshacerme del uniforme con ansiedad. Bajo la cremallera delantera y deslizo la tela primero por mis brazos, siguiendo por mis caderas y quitándomelo por los pies, como si fuese un traje de buceo. Camino en ropa interior hasta el armario y me visto solamente con una camiseta de manga corta color blanco. "Necesito estar cómoda" pienso tumbándome en la enorme cama con los ojos cerrados.

Minutos después el repicar de unos nudillos contra la puerta me sobresalta haciendo que me siente en la cama de un brinco.

—Adelante. —invito sin pensar por el susto.

—Quería saber si estabas bien. —Dice Steve cerrando la puerta tras de sí. —Y me preguntaba si...—enmudece y se ruboriza al contemplar mis piernas desnudas. "¡había olvidado que no llevaba pantalones!" pienso mirando de un lado a otro en busca de algo con qué cubrirme. —Pe-perdona no sabía que no estabas vestida... esperaré fuera. —tartamudea y me da la espalda para salir al pasillo, sorprendido por la floreciente excitación que le rodea.

— ¡Espera! —exclamo acercándome a él descalza. Pongo las manos en su espalda y le insto a volverse hacia mí. —No-no pasa nada... no me importa que me veas tú. —murmuro con los nervios a flor de piel cuando sus ojos se oscurecen al centrarse en los míos. —Antes ibas a decirme algo, ¿qué era? —pregunto tragando saliva abrumada por la mezcla de sus emociones con las mías.

—Quería pasar la noche contigo, como solíamos hacer en tu apartamento. —susurra mientras me aparta un mechón de pelo de la cara, rozándome la mejilla con el dorso de la mano, haciéndome suspirar tras el contacto. —No puedo imaginar no volver a tener un momento así contigo...—niega con la cabeza tensando la mandíbula. "¿Y si no hay una próxima vez? Pienso asustada abrazándole y hundiendo la cabeza en su pecho.

Rodeada por sus brazos el miedo empequeñece hasta quedar dominado por el deseo que florece en mí al tenerle tan cerca.

—Quédate conmigo. —ruego poniéndome de puntillas para besarle despacio deleitándome con el sabor de sus labios y el suspiro que se escapa a través de ellos.

—Siempre. —musita, a escasos de centímetros de mi boca, con la voz ronca por el anhelo avivando el fuego que amenaza con consumirme por dentro.

Nos fundimos en un beso impetuoso cargado de necesidad y desesperación, obviando todo lo demás. No más problemas, no más preocupaciones, solo nosotros adentrándonos el uno en la boca del otro, dejando a nuestras lenguas entrelazarse como si hiciera décadas que no se rozan, derritiéndonos en una danza húmeda que acelera mi corazón enamorado. Tiemblo trastornada por la excitación que sacude mi cuerpo, al sentir sus manos acariciándome la parte baja de la espalda acercándome todavía más a él. Enredo mis dedos en su pelo dejando escapar un tímido gemido cuando succiona juguetonamente mi labio inferior, y observo como pierde los papeles descontrolándose como nunca antes lo había visto.

—Aira... —jadea alzándome cual pluma con las dos manos en mi trasero, cubierto solo por mis braguitas negras, al tiempo que rodeo su cintura con las piernas mientras me lleva en brazos hasta la cama. —Necesito verte...—suplica tras recostarme boca arriba, dejándome fascinada con el movimiento de sus fuertes brazos despojándose de su camiseta gris. Admiro embobada cada uno de los músculos de su torso escultural y me incorporo poniéndome de rodillas sobre la cama, imitándole, para quedarme en ropa interior frente a él. —Eres tan bonita...—pronuncia despacio recorriendo mi sencilla figura con una abrasadora mirada.

—Shhh. —le silencio dibujando, con la lengua, el trayecto entre su hombro izquierdo y su cuello. Disfruto de su sabor y su calor aprovechando para rozar sus pectorales con la yema de mis dedos.

"¿En qué momento he perdido la vergüenza?" me pregunto sin hacerme demasiado caso pues Steve se abalanza sobre mí con la agilidad de un león. Atrapa mi cuerpo, cubriéndolo con el suyo, y pierdo la poca cordura que me queda al sentir su pecho sobre el mío. Sus manos danzan por mis caderas ascendiendo hasta mi sujetador y se detienen como pidiéndome permiso, pero yo ando demasiado ocupada tratando de no derretirme baja la tortura a la que me somete su lengua, descendiendo desde mi cuello en dirección a mis pechos. Me agarro a su nuca encorvando la espalda lo justo para que desabroche mi sostén y en menos de un segundo quedo semidesnuda para él.

En otro momento estaría nerviosa por lo que pudiese pensar de mi físico, porque siempre tuve complejo de ser delgada, pero él... con su forma de tocarme y mirarme, me hace creer que puedo volar.

La temperatura asciende varios grados cuando su erección, oculta tras un pantalón vaquero, roza una y otra vez sobre mi pelvis. Comienzo a delirar mientras saborea y mima mis pechos, uno a uno, sin dejar de mover las caderas de una manera peligrosamente sensual, aumentando, si cabe, mis ganas de tenerle dentro de mí.

—Steve...—Gimo perdida en un sinfín de sensaciones. —Por favor...—imploro con una caída de pestañas manoseando la cinturilla de su pantalón. "¡Pero qué descarada!" parece gritarme mi cerebro, aunque por fortuna, mi capitán comienza a quitarse los pantalones alterado. Nos quedamos en silencio escuchando nuestras exaltadas respiraciones, conscientes de que solo nos separa la ropa interior que cubre nuestra intimidad.

— ¿Estás segura? —pregunta intentando recuperar el aliento. —No te voy a negar que me muero de ganas, pero... antepongo tus necesidades por encima de las mías. — habla en voz baja apoyando la cabeza en mi pecho. —Si no te sientes preparada, lo entenderé. —concluye aún recostado sobre mí.

—Jamás había estado tan segura de algo como ahora. —murmuro deslizando mis manos por su espalda adentrándome bajo la tela de sus boxers, para tocar su trasero. —Hazme el amor...—ruego con una tímida sonrisa.

—No tienes que pedírmelo dos veces. —musita besándome de nuevo.

La pasión crece y crece con cada beso, cada roce, cada caricia y cada gesto. Nos arropa y nos evade del mundo por completo, creando como única conversación nuestros jadeos desesperados.

Tras colocarse el preservativo, que le he entregado, Steve se inclina otra vez sobre mí dejando un reguero de besos húmedos por mis piernas, ascendiendo peligrosamente desde mi tobillo izquierdo hacia la rodilla y divirtiéndose en la cara interior de mis muslos. "¿Esto está pasando?" me pregunto estremeciéndome bajo el calor de sus manos al retirarme las bragas poco a poco.

—Dios mío...—suspiro al sentirle adentrándose en mí por primera vez.

Me agarro a sus hombros con fuerza para unirme al son de sus caderas cual perfecta pareja de baile y desvarío con la mágica química de nuestros cuerpos desnudos. Su respiración entrecortada acompaña a la mía con cada embestida, acercándome cada vez más al paraíso, y suspiro como una adolescente cuando me sostiene el rostro con sus manos obligándole a mirarle.

—Te quiero —declara alto y claro, deteniendo la danza de sus caderas, con sus cautivadores ojos concentrados en los míos. "¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?" Me pregunto quedándome sin aire.

—Steve, yo también te...—Murmuro emocionada dejándome callar por sus labios.

—Shhh... Lo sé. —musita besándome con adoración reanudando el vaivén de su cuerpo sobre el mío, saciando mis deseos y llenándome el alma de amor como ningún otro hombre podría hacer, jamás.

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Queridísimos lectores: No me olvido de la historia, tranquilos. Aunque no pueda estar por aquí tanto como quiero, continuo con la historia. No os dejaré a medias.

Gracias a todos por animarme a seguir con este proyecto, sois increíbles. 

A mis niñas, mis ladies ¿qué puedo deciros que no sepáis? ItsasoAU RocioOrt4 TifaSteph AdictaAlChicoDelPan MareiFawn xandy547 MaryEstuardo2112 Britger26 GraceSeidl20 ¡Os quiero mucho!

Por votarme y leerme ¡gracias preciosas! XDabby2003 CapitanaRogers Natteve12 carolinamorenoguerra raymanlion sentenzia69 Pausy1102r 

Y por último a unas chicas increíbles Fighterprincess6100 ThiraLightwood adictaaW 

Espero que os haya gustado el capítulo, una vez más gracias. Animaos a votar y comentar ;)

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