Capítulo 14: El regreso de Steve


Queridos lectores, siento la tardanza, pero mi vida personal anda un tanto agitada últimamente. Espero que este capítulo os guste tanto como a mí me ha gustado escribirlo. Tenía muchas ganas de subirlo y por fin está aquí :) Muchas gracias, como siempre a todos aquellos que me animáis a continuar con vuestros votos y comentarios. Y a mis siempre leales, disfrutad del capítulo TifaSteph ItsasoAU AdictaAlChicoDelPan MareiFawn MaryEstuardo2112 esteyciharuhi xandy547 GraceSeidl20 desy18dsy JorgeBalderas YagoGonzalezz

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"¿Alguien me puede explicar qué coño está pasando? ¿Seguro que no es otro sueño?" Me pregunto pellizcándome el brazo incrédula.

—Tu compañero bebe los vientos por ti en cada esquina... qué educado. —el sarcasmo y la irritación se reflejan en la voz de Steve sacándome de mis casillas. "¿En serio viene a hablarme de Brad cuando es él, quién ha fingido su propia muerte?" refunfuña mi cerebro mientras él, da un paso al frente quedando bajo la luz que proviene de la ventana, ya que no me ha dado tiempo ni de encender la lámpara.

La claridad, de los rayos de luna, baña por completo su figura mostrándome su aspecto cambiado, seguramente para no ser reconocido tan fácilmente. Su ropa se ciñe a su cuerpo como una segunda piel. Su pelo, ahora con otro corte, da la sensación de parecer más oscuro, y su barba perfectamente arreglada se extiende imponente por su mentón. "Oh su barba... ¿podría estar más sexy?" babea mi mente y yo, trato de reñirme a mí misma, "¡Aira, mantente firme!"

— ¿Se puede saber qué significa esto? —pregunto mirándolo con un popurrí de sensaciones: sorpresa, alivio, amor y como no, un cabreo épico. —Desapareces un mes de la faz de la tierra, finges haber muerto y ¿crees que tienes derecho a presentarte en mi casa para decirme que a un hombre se le cae la baba por mí? —hablo enojada alzando la voz más de lo necesario. — ¡¿Eso es a lo que has venido?! —inquiero exaltada moviendo los brazos de un lado a otro como una chiflada.

—Perdona... escucha... yo...—se pasa las manos por el pelo desesperado. —No me ha gustado ver a ese tío tan cerca de ti, eso es todo. —niega con el ceño fruncido dejando escapar una oleada de celos que me llega a toda prisa. "¿Está celoso de Brad? Menuda tontería..." se emociona mi pequeña yo interior, pero una vez más vuelvo a regañarme. "No te hagas ilusiones nena, y suelta ya el maldito sermón, mereces una explicación".

Así que me estabas espiando...—recalco la última palabra desafiándolo. — ¿Sabes lo que no me ha gustado a mí? —levanto el rostro sin pudor consciente de que mis ojos no serán capaces de contener las lágrimas. —No ha sido un plato de buen gusto asistir a tu funeral, no ha sido bonito despertarme cada mañana sintiéndome como una mierda, por no haber podido hacer nada por ti, pues llegamos tarde. Pero, sobre todo, lo que menos me ha gustado ha sido hacerme a la idea de que no te volvería a ver... —trago saliva cuando se me escapan estas últimas palabras. "Aira, ojito con lo que dices, no te vayas de la lengua" me da un tirón de orejas mi mente pero, yo, la ignoro completamente. —Conoces por todo lo que he pasado... las pérdidas que he sufrido, y, aun así, te largaste pretendiendo hacer como si nunca hubieses existido...

Y, como si pudiera sentir mi malestar y mi agonía, se acerca a mí en apenas un par de zancadas, poniendo fin a la distancia que había entre nosotros. Me sostiene el rostro con las dos manos, apartando las lágrimas que fluyen por mis mejillas con una caricia de sus pulgares, y, justo entonces antes de que pueda seguir reprochando, me besa.

El calor que emana su boca me hace desvariar pero es su sabor, el frenesí que me desorienta dejándome pletórica entre sus brazos. Me aferro a su cuello con las dos manos, cual náufrago a un bote salvavidas, presa de una dicha celestial con la necesidad de permanecer así hasta el final de mis días. El beso, que comenzó con un tímido roce de electricidad, ha crecido a raudales transformándose en una danza pasional de dos lenguas que se reconocen como almas gemelas, tras siglos de frío letargo.

Nunca nadie me había hecho sentir tantas cosas con un beso...Hasta ahora.

***

No soy plenamente consciente del tiempo que hemos estado besándonos, pero sí hay algo claro, es que me ha dejado sin palabras. Sus fuertes brazos me envuelven con delicadeza mientras su nariz roza la mía con mimo, disfrutando de la sensación de estar juntos.

—Lo siento. —susurra sin alejarse de mí ni un ápice. —Siento haber aparecido como un verdadero imbécil. —baja, aún más, el tono de voz sonrojándose. —Me arrepiento de todo lo que he hecho, pero tiene una buena explicación. —asegura cogiéndome la mano para llevarme hasta el sillón.

—Espero que sea muy buena. —Digo intentando parecer firme, a pesar de haberme quedado echa un flan después de lo acontecido, una vez me siento en el sofá.

—Necesitábamos ganar tiempo. —explica mientras coloca una silla frente a mí para sentarse y poder explicármelo todo de frente, sin máscaras. —Nat y yo, acordamos que teníamos que hacer algo inesperado, algo que nos permitiese avanzar una vez conociéramos el contenido del USB. —anuncia con los codos apoyados sobre sus muslos, sosteniéndose así el rostro que descansa apoyado sobre sus manos entrelazadas. —Pero cuando se nos reveló la verdad en el campamento, todo sucedió a contrarreloj. —hace una breve pausa y coge aire. —La explosión ocurrió tan deprisa que si no llega a ser por mi escudo, que utilicé para cubrirnos las cabezas, habríamos quedado sepultados del todo bajo los escombros. —se me hiela la sangre al recordar aquel fatídico día, pero dispuesta a no enfrascarme en esos malos pensamientos, agarro su mano derecha que ahora reposa estirada sobre su pierna mientras él, la sostiene con cariño y me mira condescendiente. —Una vez conseguí sacar a Nat de allí, y nos pusimos a salvo, ambos llegamos a la misma conclusión: Ellos me querían muerto, así que así sería. Si estaba muerto no podrían perseguirme, con lo cual ganaríamos ese preciado tiempo que queríamos.

—Visto así... Tiene sentido. —murmuro asimilándolo todo. —Si dejabas de estar en el punto de mira, podrías ver desde la sombra cuál sería el momento idóneo para actuar...

—Exacto. —me interrumpe con una mirada de disculpa. —Pero no contaba con que Sam y tú también estuvieseis allí... Me puse como un loco cuando Nat me lo dijo. Quería venir a veros, sobre todo a ti. —se sonroja pero no detiene sus palabras. —Este mes ha sido uno de los peores de mi vida. Me pasaba los días encerrado, pues no podía levantar sospechas, preguntando a Nat una y otra vez por tu salud... incluso, algunas noches venía a verte mientras dormías, sin que ella lo supiese, para comprobar que estabas bien...—se inclina hacia delante y me acaricia el rostro con cuidado y dedicación haciendo que cierre los ojos disfrutando de su tacto. —Solo quería mantenerte a salvo...

"Ahora que sé la verdad, volvería a pasar por todo el sufrimiento de nuevo solo para revivir este momento, una y otra vez." Pienso enamorada.

—Este jodido mes, no solo me ha permitido conocer lo necesario para ir desenmascarando a HYDRA si no también, me ha hecho darme cuenta de que significas para mí más de lo que nadie, jamás, lo ha hecho. —confiesa aún con las mejillas color rubí, pero con una decisión descomunal en sus ojos azules. "¡Dios mío! ¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?" babea mi mente mientras mi corazón galopa como un caballo desbocado.

—Steve... —susurro apenas en un hilo de voz y, sin pensármelo dos veces me inclino, hacia delante, lo suficiente para atraerle hacia mí de nuevo y besarle desesperadamente, tanto, como ambos nos hemos necesitado durante este tiempo. Nos enzarzamos en un duelo de caricias y besos apasionados, cuando me sienta a horcajadas sobre su regazo, sin despegarnos ni un solo milímetro.

—Al parecer... Tú sientes lo mismo...—musita sonriendo sobre mis labios, abrigándolos de nuevo con los suyos con la dulzura más tierna que he sentido en la vida. Su estado emocional me abruma, pues son tantos sentimientos encontrados que me siento completamente en éxtasis.

Poco a poco el beso, comienza a ganar intensidad debido a la posición en la que nos encontramos, tan cerca el uno del otro, mientras nos tocamos necesitados por sentirnos aún más. Yo, envalentonada y alocada fruto de la pasión, succiono su labio inferior con ahínco, aplicando la presión exacta, justo cuando se escapa de su boca un gemido gutural. Sus manos se aferran a mi cintura con fuerza, manteniéndome a su merced, haciéndome sentir su erección rozando mi intimidad a través de la ropa. Y, justo entonces, ambos nos detenemos poco a poco, conscientes de lo lejos que hemos llegado. Me cobijo apoyando la cabeza en su pecho, aún entre sus brazos, y escucho los latidos de su acelerado corazón mientras tratamos de relajar nuestras respiraciones.

—Perdóname... no quiero que pienses mal de mí... en ningún momento he querido sobrepasarme contigo, pero eran demasiadas las ganas contenidas... —susurra poniéndose de pie, llevándome con él hacia mi dormitorio. —Tengo algunas cosas más que contarte y, como siempre acabamos dormidos en el salón... prefiero explicártelo aquí. —me deposita en la cama con cuidado y sonríe sonrojándose de nuevo.

—Rogers. —le guiño un ojo divertida— Deja ya de pedirme perdón... yo lo deseaba tanto como tú, ¿acaso no lo has notado? —levanto una ceja con picardía invitándole a que se acueste a mi lado y comience a hablar.

—Sam, tampoco sabía la verdad... de hecho, me reuní con él antes de venir aquí. —se tumba junto a mí, muy cerca, lo justo para no perderse un detalle de mi rostro. —Al principio también se enfadó, como tú, obviamente. Nos insultó de manera repetida a Nat y a mí, hasta que se relajó y al final lo comprendió. —ambos reímos al imaginarnos a Sam gruñendo de un lado para otro. —Lo que quiero decir, es que no solo te lo oculté a ti. No creas que te tuvimos engañada a ti sola. —me mira retomando la seriedad.

—Lo suponía... Sam no miente tan bien como Nat, en temas como esos, me he dado cuenta. —desvío la mirada hacía el techo. —Lo he pasado mal, y al principio me he cabreado muchísimo, pero ahora que lo sé todo... estoy tan feliz de que estés aquí...—digo emocionada.

—Nunca me fui... aunque no podías verme, yo... no podía alejarme de ti. —me da un beso en la frente al tiempo que inhala el aroma de mi cabello. —Mañana será un día duro. —el tono de su voz denota preocupación. —Pero esta vez no te apartaré, eres una chica muy testaruda ¿lo sabías? —me mira con ojos entrecerrados. —Ya que siempre acabas ayudando por tu cuenta... prefiero que estés con nosotros. Al menos sabré donde estás y como protegerte.

—Me parece perfecto. Si puedo ayudar, de alguna manera, lo haré. —le acaricio el pelo, que le ha crecido bastante a los lados, y le insto a continuar.

—En este mes, Nat y yo descubrimos que el agente Jasper Sitwell es también un espía de HYDRA. Él, es un personaje de altos cargos que mueve muchos asuntos y negocios, así que indagando descubrimos que mañana tiene una reunión con el senador Stern, a las puertas de la Corte Suprema... o juzgado como prefieras llamarlo. El caso es que él, tiene toda la información que nos falta para detener al líder de HYDRA en SHIELD.

—Nat nos contó, por encima, que lo que descubristeis en el bunker fue que HYDRA vivía como un parásito dentro de SHIELD, pero nada más, pues creían que no saldrías de allí con vida... con lo cual, ahora que sabemos a por quién debemos ir... ¿Cómo vamos a proceder? —pregunto asustada. No quiero perderle de nuevo...

—Lo primero será que Sam recupere "sus alas" —hace el gesto de las comillas y yo me quedo con los ojos como platos. —Verás, él era piloto sí, pero no de aviones sino de un tipo de traje, con alas metálicas, para misiones especiales. —explica tratando de hacerme comprender. —Mañana recuperaremos ese traje llamado Falcon. Y vamos a dar una amenaza falsa, de intento de asesinato, a Jasper. —vuelvo a abrir los abrir los ojos de par en par y con ello, él se ríe. —Será controlado, sin alborotos, solo para qué podamos alejarlo de allí y poder interrogarlo.

—Vale, vale... ahora me ha quedado claro... —parpadeo con rapidez. —Vaya con Sam, es una caja de sorpresas...—digo mientras mi cerebro me grita que le cuente a Steve mi secreto. "Él te ha contado la verdad, deberías hacer lo mismo, jamás te traicionará..."

—Yo tampoco tenía ni idea sobre eso. —aclara interrumpiendo mis pensamientos y ambos volvemos a reírnos. —Anda, ven aquí. —me atrae hacia su cuerpo y me acurruco pegando la cabeza a su musculoso torso. —Alejémonos de todo al menos durante esta noche...—suplica acariciando mi espalda, impidiéndome romper este momento. "Se lo contaré pronto, prometido" me digo a mi misma dejándome arrullar por el calor de su cuerpo, su pausada respiración y su cautivador aroma a vida... pues Steve está aquí, y ahora, no pienso dejar que se vaya.    


**Espero con ilusión que os haya gustado, no olvidéis votar y comentar si así ha sido, GRACIAS A TODOS!!**

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