Capítulo 10: La noticia de Amy
Aquí llega un nuevo capítulo que supone un pequeño respiro a la situación de Aira y Steve. Como siempre quiero agradeceros a todos por apoyarme, porque sin vosotros esto no sería posible. Gracias mis a mis niñas, mis capitanas TifaSteph ItsasoAU MareiFawn laurapujolserra MaryEstuardo2112 GraceSeidl20 Britger26 xandy547 esteyciharuhi MiliConti9 desy18dsy . Espero de corazón que os guste el capitulo a todos! No dudes en comentar y dejaos llevar por la historia. Gracias lectores por cada voto, estaré encantada de responder a vuestros comentarios.
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— ¡SORPRESA! —grita eufórica mi amiga preferida mientras me estrecha entre sus brazos.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto con un nudo en la garganta emocionada, pues son seis meses sin vernos, seis largos meses distanciadas, aunque por buenos motivos claro, ya que ella vive feliz con su pareja en Nueva York y allí trabaja de lo que más le gusta, peluquería. —Te he echado de menos pequeña pitufa. —sonrió sin soltarla.
—Yo también a ti, muñeca —me guiña un ojo. — ¿Qué tal si hablamos dentro de tu casa y no en el rellano? Creo que la vieja cotilla de enfrente va a echar la puerta abajo de tanto husmear por la mirilla. —pone los ojos en blanco riéndose con esa risa contagiosa suya.
—Estoy de acuerdo contigo —digo aguantándome la risa. —Vamos, pasa. —Le hago un gesto con la mano para que entre mientras la observo de arriba abajo sorprendida. Se ha cortado su pelo castaño, dejándose una bonita melena corta que le endulza el rostro de una manera sensacional. Lleva sus ojos cafés perfectamente maquillados con tonos tierra y un bonito vestido perfecto para este mes de abril. Pero no es su apariencia lo que más me sorprende, es la felicidad que desprende su aura
— ¿Cómo te va todo? —pregunta sentándose en el taburete de mi barra americana. — ¿Has estado de fiesta? —dice extrañada. —Te has dormido con los ojos maquillados... que raro... tú nunca te olvidas de desmaquillarte. —me mira con ojos entornados.
— ¿De fiesta? —parpadeo deprisa intentando disimular como si tal cosa. —No, es solo que anoche estaba tan cansada que me quede dormida... De hecho, iba a desmaquillarme justo cuando has llegado. —digo con total normalidad, tampoco es una gran mentira porque es cierto que me dormí, aunque estuve despierta charlando gran parte de la noche con un hombre maravilloso que... "¿Aira? ¿Estás ahí? ¡Deja de soñar despierta! Amy te conoce muy bien, no queremos que se entere todavía de que estás enamorada ¿no?" me recuerda mi cerebro. —Pero bueno, dejemos de hablar de mí, mírate estás radiante. —la interrumpo justo cuando iba a comenzar a hablar. — ¿Qué te trae por aquí? ¡Me muero de curiosidad! —digo para asegurarme de cambiar de tema y porque, seamos serios, realmente estoy intrigada.
—Pues es solo que... —me coge de las manos y toma aire. — ¡Me voy a casar con Evan! —suelta así, a bote pronto, con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¡¿EN SERIO?! — grito entusiasmada y acto seguido comenzamos a dar saltitos de alegría aún con las manos entrelazadas. — ¡Dios mío, Amy! Me alegro tanto por ti. —la abrazo con ternura y me dejo contagiar por su amor y su felicidad. — ¿Te lo pidió el no? ¿Fue romántico? ¿Cuándo será la boda? ¿Cómo...? —me tapa la boca con la mano y no deja de reír.
—Tranquila pitufina — pone los ojos en blanco. —Las preguntas de una en una ¿vale? No queremos que te de un patatús de la emoción —me saca la lengua y ambas sonreímos relajadas, como siempre, pues por fin estamos juntas de nuevo.
***
Dicen que las horas pasan volando cuando estamos a gusto, y que gran verdad es. Todavía me cuesta asimilar la cantidad de cosas que me ha contada mi alocada "hermana." "¿Amy? ¿Boda? ¿Verano? ¡Madre mía! ¿Quién me iba a decir que mi mejor amiga se casaría precisamente ahora?"
— ¿Qué os parece este, chicas? —pregunta Amy espabilándome. La miro de la cabeza a los pies conmovida, luchando por mantener a raya las lágrimas que amenazan con escaparse de mis ojos. Está perfecta con ese vestido de novia, con un corte de sirena, que se amolda como un guante a sus delicadas formas y resalta su piel bronceada, gracias a su color crema.
— ¡Estás arrebatadora! —responde Rose de inmediato y le agradezco con el corazón que haya querido acompañarnos. —Y por lo que veo, Aira se ha quedado sin palabras... así que, Amy eso es buena señal. —le hace un guiño cariñoso.
—Vas a ser la novia más guapa del mundo. —digo mirándola a los ojos sin avergonzarme por la emoción que siento. Estás son mis emociones ahora mismo, las mías y las de nadie más.
—Cuando Evan te vea se va a caer de culo, nena. —Afirma Rose, chasqueando los dedos dándole así un poquito de humor al asunto haciendo que nos dejemos llevar por la risa.
Mientras las observo charlar y parlotear acerca de la boda, me tomo unos segundos para saborear el momento de ver a mis dos amigas llevarse tan bien. Recuerdo que cuando vine a vivir aquí, a Rose, siempre le hablaba de Amy, y cuando conversaba con ella por teléfono le contaba cosas sobre mi nueva amiga Rose. Así que cuando Amy vino a visitarme a los meses de mi mudanza, quedamos las tres para tomar una café y que pudieran conocerse en persona. Gracias a eso ahora, las tres somos inseparables porque aunque no vivamos en el mismo sitio, los sentimientos perduran por encima de todo.
—Bueno, ya que has elegido y comprado el vestido, ¿por qué no vamos esta noche a celebrarlo? —pregunta Rose en un tono demasiado pícaro.
—Me parece una buena idea, pero... —se aclara la garganta y se gira directa hacia mí. —Todavía hay un vestido que comprar. —Asegura señalándome.
—Ah no, de eso nada. —me niego en rotundo. —Aún faltan un par de meses para la boda, tengo tiempo más que suficiente para comprarme uno, no tiene porqué ser hoy. —Explico cuando la veo fruncir el ceño.
—No será un vestido cualquiera... —me pone una mano en el hombro y el calor de sus emociones me deja abrumada. —Mi primera dama de honor no puede llevar harapos. —dice sin más, directa al grano, dejándome pasmada una vez más por un torbellino de emociones que nos arropa con delicadeza.
***
Tras invertir gran parte del día de tiendas con estas dos locas, me doy un respiro observando, de nuevo, en mi dormitorio como me queda puesto mi vestido para la boda. Tengo que admitir que me quedé alucinada al vérmelo en la tienda, ya que hacía años que no me ponía un vestido largo. Acaricio la fina tela de color coral y observo con fascinación el encaje que cubre mi pecho. Sonrió y suspiro de alivio por haberle hecho caso a mis amigas. ¡Estás preciosa! Dijeron al unísono. Ni se te ocurra dejarlo en la tienda o te arrepentirás me amenazó Amy y tenía razón. Si no lo hubiese comprado habría vuelto como una desesperada a por él. "Me pregunto qué pensaría de mi Steve al verme tan arreglada..." "Ah no, no te imagines cosas que no son." Me regaño señalándome con el dedo en el espejo.
Me desvisto con cuidado y lo guardo en el armario para prepararme antes de salir a tomar algo con mis chicas. Elijo una falda ajustada de color negro acompañada de una blusa de manga larga de color rosa palo. Camino descalza hacia mi tocador para maquillarme antes de que Amy llegue de su hotel, ya que la cabezona ha preferido quedarse allí para no tener que "molestarme" según ella. Por último, me pongo unos tacones a juego con la falda y me dirijo a la puerta para reunirme con mi mejor amiga, que por suerte, acaba de llamar al timbre.
— ¿Nos vamos? —pregunta ansiosa alisándose su falda vaquera.
—Claro. —le guiño un ojo. — ¡Me encanta tu camisa! —afirmo admirándola con detenimiento. —Por cierto, ¿te ha dicho Rose dónde nos vemos? —pregunto una vez salimos a la calle.
—Y a mí me encantas tú, estas estupenda. —Me coge la mano y me arrastra hacia el taxi. —No te preocupes por el lugar, lo vamos a pasar genial.
***
Waves, es un local maravilloso de estilo moderno e innovador. Con amplios ventanales, cuyas vistas dan a un maravilloso jardín, altos techos blancos y paredes decoradas con excelentes cuadros de aspecto 3D. Me quedo boquiabierta observando cada una de sus mesas y sillas de cuero negro y me deleito con el sonido de la música house que inunda el lugar.
— ¡Vaya! —silbo sorprendida. —Nunca había visto este sitio. —Digo dando un ligero abrazo a Rose, que ya estaba esperándonos cuando hemos llegado.
—Eso es porque siempre que te digo de salir nunca te apetece. —se queja para que se dé cuenta Amy. "¡No! Ella cree que salgo a menudo..."
—Pues tendré que salir más. —digo rápidamente antes de que Amy pueda echarme la bronca.
Hace tan solo un par de minutos, el camarero nos ha servido unos Cosmopolitan por cuenta de Rose. Conversamos con alegría de todo un poco, pero obviamente el tema del día es la ceremonia de Evan y Amy.
—Eddy tiene que acompañarte a mi boda. —Exige burlona mi morena preferida. —Ahora que estáis oficialmente juntos, no tienes excusa para no traerle, Rose. —Brinda su copa con la de ella.
—Eso, eso —digo en un tono pícaro alzando las cejas. —A ver cuando os casáis vosotros también. —le saco la lengua divertida y le doy un trago a mi copa.
—Está bien, le llevaré. —resopla sonriendo acariciándose su melena rubia. —Pero solo si Aira lleva a Sam. —suelta directa con sus ojos azules llenos de diversión. "¡¿Pero qué dice?! Eso te pasa por hablar bonita." Se regodea mi cerebro.
— ¿Sam? ¿Quién es Sam? —pregunta Amy curiosa escrutándome con sus ojos castaños.
—Solo es un amigo ¡Por Dios! No me miréis así...—me defiendo y me bebo la copa de un trago.
—Un amigo que está bastante bueno... —dice Rose disimuladamente.
—Vaya, vaya... ¿cuándo pensabas decírmelo? —pregunta Amy fingiendo estar enfadada.
— ¿Queréis dejarlo ya? —me cruzo de brazos molesta y algo mareada por haberme bebido el Cosmo tan rápido. —Las dos sabéis que si tuviese pareja os lo contaría. —reniego frunciendo el ceño.
—Tienes razón... —suspira Rose. —Es solo que, estamos deseando de que nos presentes a algún hombre como tu novio... ¿Verdad Amy? —la mira y ella asiente con la cabeza.
—Pues cuando lo tenga, ya lo conoceréis. —digo poniendo punto y final a la conversación. —Y ahora, vamos a bailar. —las cojo de las manos a ambas y tiro de ellas hacia la pista de baile.
***
Los acordes de la música me relajan y hacen que me deje llevar con fluidez. Bailo encantada pasando por alto las miradas de la gente y disfruto de la noche con muchas ganas. Justo cuando está a punto de comenzar una nueva canción, esta vez de Ariana Grande, unas manos grandes me rodean por la cintura acompañadas de un cuerpo musculoso que se pega a mi espalda y se une a mi danza con seguridad. Echo un vistazo a mis amigas para intentar escabullirme, pero están en la barra pidiendo otra ronda. "¡Maldita sea! ¡No puede ser!" blasfemo tras predecir por sus emociones de quién se trata.
—Hola, Brad. —sonrío encarándole haciendo caso omiso a sus "sentimientos," pues los efectos del alcohol me tienen de lo más feliz esta noche. —Me has asustado. —río mientras me sostiene la mano para que siga bailando.
—No esperaba verte por aquí. —la mentira que acaba de soltar aparece en mi mente como un aviso, pero por desgracia para mí como no estoy acostumbrada a beber, y me siento algo achispada, pues no le hago ni caso. —Bailas realmente bien. —Afirma con una sonrisa seductora acercando su cuerpo hacia el mío a niveles demasiado íntimos. —Hoy no te me vas a escapar. —Susurra en mi oído, sin dejar de moverse al son de la música, y yo siento escalofríos. "¡Aira, él no es Steve!" me grita mi subconsciente estimulándome. Intento apartarme de él con disimulo y gracias al cielo me funciona "¡Bien!"
—Te invito a una copa. —Dice sin preguntar. —Está noche estás muy guapa... —me acaricia la mejilla con suavidad. —Me encantaría estar contigo a solas, ya sabes para conocernos mejor...
— ¡Aira! — creo oír la voz de Sam tras de mí interrumpiendo a Brad. —Siento llegar tarde... pero me ha sido imposible venir antes. —habla con la voz agitada alertándome. "¿Qué hace él aquí?"
—No pasa nada, solo te has retrasado un poquito. —digo siguiéndole el rollo lo mejor que puedo pues sé que ha debido pasar algo para que haya venido a buscarme.
—No sabía que habías quedado...—la grave voz de Brad nos recuerda que aún sigue aquí. —Entonces... tendremos que dejarlo para otro momento. —resopla enojado dándose la vuelta adoptando una actitud arisca por la presencia de Sam. "¿Pero de que va este?" me pregunta mi cerebro alegrándose de que se marche.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —lo miro asustada mientras me coge ambas manos para bailar y poder explicármelo así sin que mis amigas, que nos están mirando como las cotillas que son, sospechen.
— ¿Se ha puesto Steve en contacto contigo hoy? —traga saliva y toma aire sin dejar de bailar lentamente. —Su móvil está fuera de servicio y eso es realmente raro... —Su preocupación me roza de cerca pero es la mía la que asciende a niveles altísimos.
—No sé nada de él desde esta mañana. —Niego con la cabeza escuchando los latidos de mi acelerado corazón. —Creía que estaba contigo...
— ¡Joder! —Maldice — Tenía la esperanza de que te hubiera dicho algo... se le ve muy cercano contigo. —me mira con sus angustiados ojos oscuros y sin pensármelo dos veces le hago un gesto para que me acompañe al jardín.
— ¿Qué hay de Natasha? Si está con él, también debe llevar móvil ¿no? —Pregunto intentando parecer serena. "Pero si no dejas de dar vueltas en círculos por el césped... tranquila no va a parecer que estés." "¡CEREBRO CÁLLATE! No es un buen momento. " me ordeno a mi misma.
—Eso es lo extraño, que él suyo tampoco funciona. Es como si hubieran desaparecido del mapa. —bufa dando una patada al césped. "Está bien, ahora sí que se me ha evaporado el alcohol del todo."
—Se supone que tú sabes a dónde fueron... viste la ubicación del lugar ayer, por eso llamaste a Steve esta mañana así que, ¿por qué no vamos allí? Tal vez encontremos alguna pista. —me paro en seco decidida.
—Esto no pinta bien, Aira... se supone que tengo que mantenerte a salvo, se lo prometí a Rogers.—cierra la boca de golpe y se sonroja, ha hablado demasiado. "¿Steve le pidió que me protegiera?" habla mi mente esperanzada.
—Tú no me obligas a ir a ninguna parte. Yo elijo por voluntad propia. —me reafirmo en mi decisión aunque, en realidad estoy más que asustada. —Voy a avisar a mis amigas y nos largamos, no tenemos tiempo que perder. —digo mientras camino hacia el interior del local sin importarme en absoluto que sean las dos de la madrugada. "¡Dios mío!" Suplico cerrando los ojos "que estén los dos bien".
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