Capítulo 4
Narra Law.
Law-Eustass-ya, aléjate de ella.
Eustass-Tranquilo, no sabía que la habías visto tú primero.
Law-Tsk...
Eustass-Buena suerte, parece que tiene algo de mal genio.
Eustass-ya volvió a transformarse en oso y se fue. Después de eso, llevé a la joven a mi casa. Le curé los rasguños que tenía y básicamente así ha sido cómo ha llegado hasta aquí.
Desde el primer momento en el que la vi, supe que tenía que ser mía. Hacía mucho tiempo que no contemplaba una inocencia como la suya.
Law-Me alegro de que te guste.
Su mirada se paseaba por toda la habitación.
Perséfone-¿Vives solo?
Law-Sí, aunque muchas veces mis amigos se pasan a hacerme compañía.
Perséfone-Qué bien...
Lo dijo un tanto desanimada, cosa que me preocupó.
Law-¿Te encuentras bien?
Perséfone-Sí, es solo que...Bueno...No importa...
Con cuidado acerqué mi mano hasta su mejilla y la acaricié suavemente, noté como poco a poco sus mejillas se teñían de rojo. Se veía tan inocente y tan pura.
Law-Parece que tienes fiebre, te noto la cara caliente.
Perséfone-N-No creo...
Me incliné un poco para que mis labios estuviesen a la altura de su frente, luego, le di un beso. Perséfone-ya no podía estar más roja, incluso dejó de comer.
Me di cuenta de que se había pellizcado la mano como para comprobar que no estaba en un sueño.
Law-¿Ya has acabado?
Perséfone-S-Sí.
Law-Estupendo, si quieres ahora puedes ver la tele, curiosear un poco o irte a dormir.
Vi cómo se levantaba y se disponía a curiosear, mientras tanto yo fregaba los platos. Cuando acabé, fui a buscarla .
Law-¿Has encontrado algo interesante?
Perséfone-¿Coleccionas monedas?
Law-Sí, empecé cuando era niño.
Perséfone-Algunas parecen muy difíciles de conseguir.
Dejé que curioseara un rato más mientras yo leía, al cabo de un cuarto de hora llamó a la puerta de mi habitación.
Perséfone-¿Dónde duermo?
Law-Aquí, yo me iré al salón.
Por mucho que quisiera dormir con ella, intenté resistir mis instintos, ya llegaría el momento. Primero debía dejar que se familiarizara con el entorno.
Saqué de mi armario dos mantas, una más para ella por si tenía frío y otra para mí.
Perséfone-Si quieres puedo irme yo al salón, ya que esta es tu casa supongo que preferirás dormir en tu habitación.
Law-Pero tú eres mi invitada, debes quedarte aquí.
Perséfone-ya no dijo nada más, no podía permitir que durmiese en el sofá.
Antes de darle las buenas noches, me aseguré de que todo estaba en su sitio. Después me fui al salón.
Law-Me espera una noche muy larga.
Continuará...
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