Capitulo 02: Pequeña genio
Había una ventaja de ser la menor de sus hermanos, y era que estos la consentían. Con ayuda de Garrett, Dorian y Kael se habían dedicado a hacerle un pequeño taller a la niña de ocho años.
El taller de Alys siempre estaba lleno de vida... y caos. Esa tarde, el lugar estaba más desordenado que nunca: frascos de colores derramados, herramientas dispersas, y la joven de cabello violeta con manchas de hollín en el rostro, sonriendo mientras ajustaba los últimos detalles de su más reciente invento.
Dorian y Kael, la observaban con expresiones que iban desde la curiosidad hasta el temor. Kael afilaba su cuchillo con calma, mientras Dorian, recostado en la puerta, mantenía una sonrisa burlona en los labios.
—Alys, ¿estás absolutamente segura de que esta cosa no explotará en nuestra cara? —preguntó Kael, arqueando una ceja.
Alys, sin levantar la mirada de su trabajo, respondió con confianza:
—Por supuesto que no. Hice los cálculos. Esta vez es infalible.
— ¿Sabes hacer cálculos? — pregunta burlon Kael.
— ¡Claro! — Dorian soltó una risa baja.
—Eso dijiste la última vez, y casi volamos el techo del taller.
—¡Tienen que confiar en mí! —replicó Alys, ajustando los engranajes de la pequeña esfera de metal. —Esta bomba no solo va a soltar humo, ¡va a crear un espectáculo de colores!
—Genial, un espectáculo —murmuró Kael con sarcasmo, girando su cuchillo entre los dedos.
—Deberíamos estar preocupados, ¿verdad? —preguntó Dorian, mirando a Kael.
—Definitivamente.
Alys ignoró los comentarios y encendió el pavilo con un mechero. Se retiró unos pasos, con los ojos brillando de emoción.
—¡Y ahora... magia!
La bomba comenzó a emitir un sonido agudo, seguido por una explosión de colores que llenó el taller con una nube espesa y brillante.
Dorian, Kael y Alys soltaron una sonora carcajada.
—¡Alys! —gritó una voz desde la puerta.
Las risas cesaron al oír aquél grito. Cuando el humo se disipó, Lyra apareció en el umbral, con su vestido blanco impecable ahora manchado de tonos azul, verde y rosa. Su expresión de horror se transformó rápidamente en furia.
—¿Qué demonios hiciste? —gritó, avanzando hacia Alys.
—Lo siento, Lyra, fue un accidente —respondió Alys, retrocediendo con las manos levantadas.
—¿Un accidente? —replicó Lyra, su voz cargada de indignación. —Tus "accidentes" nos van a matar algún día. Estoy harta de tus experimentos, de tu caos. ¡Eres una mocosa irresponsable! — Kael y Dorian intercambiaron una mirada.
— Lyra, detente. — Kael se acercó —Ella ya dijo que fue un accidente.
— ¿Accidente? Nada de lo que ella hace es un accidente.
— ¡Lyra! — exclama Dorian.
—Siempre estás causando problemas. ¿No puedes hacer algo útil por una vez? —Lyra alzó las manos, exasperada. —Incluso... incluso la muerte de mamá y papá fue culpa tuya.
Las palabras cayeron como un golpe en el pecho de Alys. Su respiración se detuvo por un momento, y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Dorian, que hasta ahora había soportado a su hermana, dio un paso al frente.
—Lyra, basta —dijo, su voz firme.
Lyra lo miró con incredulidad.
—¿Basta? ¿Vas a defenderla después de lo que hizo?
—Sí, voy a defenderla. Porque lo que acabas de decir es cruel e injusto, incluso para ti —respondió Dorian, cruzándose de brazos.
—¿Injusto? —Lyra dejó escapar una risa amarga. —¿Me estás diciendo que no tengo derecho a estar molesta?
—Tienes derecho a estar molesta, pero no a culpar a Alys de todo lo malo que nos ha pasado —dijo Dorian, con un tono más severo. —La muerte de mamá y papá no fue culpa de nadie. Fue una tragedia, y todos sufrimos por ello.
—¿Ah, sí? ¿Y quién estaba jugando con esa máquina cuando ellos...?
—¡Lyra! —interrumpió Kael, su voz tan cortante como el cuchillo que sostenía.
—Eso es suficiente. No vuelvas a mencionar eso.
Lyra cerró la boca, pero sus ojos aún brillaban con ira.
Dorian se acercó a Alys, que estaba temblando. Se agachó para mirarla a los ojos y le habló con suavidad.
—Alys...
— Yo no... Yo no quería...
— Pequeña...
Ella se apartó de sus hermanos, y con las lágrimas corriendo por su rostro, salió corriendo del taller.
•••••
Corrió sin detenerse hasta llegar a su lugar secreto, un rincón escondido de Candris donde siempre encontraba paz. Allí, un río cristalino fluía serenamente, rodeado de flores silvestres y murales coloridos pintados en las piedras. Un árbol enorme, con ramas cargadas de flores violetas, se alzaba en el centro, proyectando una sombra fresca.
Alys se dejó caer junto al río, abrazando sus rodillas mientras las lágrimas caían sin control.
—¿Por qué siempre es mi culpa? —susurró.
Un suave zumbido la sacó de sus pensamientos. Levantó la mirada y vio a su amigo acercándose en su patineta con propulsores.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Alys, secándose las lágrimas rápidamente.
—Sabía que te encontraría aquí —respondió él, deteniéndose frente a ella. Bajó de la patineta y se sentó a su lado. —¿Por qué lloras?
—Lyra está enojada conmigo. Dice que soy una molestia, que todo es mi culpa... incluso lo de mis padres —dijo, su voz temblando.
Él la miró con seriedad por un momento, antes de sonreír de forma traviesa.
—¿Sabes qué creo? Creo que necesitas distraerte. — Alys frunció el ceño.
—¿Distraerme? — Él asintió, poniéndose de pie y extendiéndole la mano.
—Ven conmigo.
—¿Qué estás planeando? —preguntó Alys, aunque una pequeña sonrisa empezaba a asomar en su rostro.
—Algo divertido.
Antes de que pudiera protestar, la ayudó a subirse a su patineta. Alys se aferró a su cintura mientras los propulsores se activaban y despegaban hacia el cielo.
—¡Esto es increíble! —gritó Alys, riendo mientras volaban sobre el río y los árboles.
—Espera, lo mejor está por venir —dijo él, sacando una de las bombas de humo de Alys.
—¿Qué estás haciendo?
—Probando tu invento, obviamente.
Se acercaron al cuartel de los guardias y lanzaron la bomba. La explosión de colores fue espectacular, y los guardias salieron corriendo, tosiendo y tropezando. Alys no podía parar de reír.
—¡Esto es una locura! —dijo, con lágrimas de risa en los ojos.
—Lo sé —respondió él, sonriendo.
••••
Cuando regresaron al árbol, Kael estaba esperándolos con los brazos cruzados.
—¿Te divertiste? —preguntó, alzando una ceja.
Alys asintió, todavía riendo.
—Un poco.
Kael miro a Niko. El niño de cabello blanco sonrió y se despidió con la mano. Alys sonrió y también se despidió.
Kael se sentó junto a ella y le dio un suave golpe en el hombro.
— ¿Y Dorian? — pregunta la joven niña en un susurró.
— Está hablando con Lyra. Lo que te dijo no está bien.
— Es mi culpa...
— No te preocupes por Lyra. Está molesta, pero eso no significa que no te quiera.
Dorian llegó poco después, con una expresión más calmada. Se sentó al otro lado de Alys y le revolvió el cabello.
—Eres nuestra pequeña genio, Alys. No dejes que nadie te haga sentir menos.
Alys sonrió, sintiendo cómo el peso en su pecho se aligeraba. Por primera vez en el día, se sintió verdaderamente amada.
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