Te amo


Íjole, que palabra más fácil de decir y difícil de sentir de verdad, la de arriba  ¿no? Pero bueno, ya saben que en mis libros no se dice por gusto.

Hoy es viernes y el cuer.... Vaya la cuarentena vino a arruinar esta frase >.<  igual, espero que la pasen un poco mejor con este capítulo :-)

Nos leemos el martes, cuídense mucho y feliz fin de semana encerradas/os en sus casas >.<


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[Capítulo 29]

{Aiden}

Me fui contra los dos tipos que me lanzaron con brusquedad a un poste de madera al que intentaban amarrarme, al primero le metí un cabezazo que de seguro me provocaría otro coágulo en el cerebro, pero que esperaba que a él lo llevara a la tumba. Al segundo lo arremetí con mi cuerpo y gimió al caer al suelo.

Había despertado minutos antes sobre el suelo, justo cuando me tiraron con la intención de amarrarme; el sedante que me pusieron o no era fuerte o no reaccionó en mí como lo esperaban, pero estuve fuera de servicio solo durante el tiempo que nos trasladaron del restaurante a, dónde sea que nos hayan llevado. Sadashi estaba sentada en el piso, con las manos amarradas hacia atrás en otro poste, aunque tenía las piernas libres y le quebró la nariz al hijo de puta que antes le metí un cabezazo.

—¡Conténgalo ya, imbéciles! —exigió Kwan, entrando al lugar donde nos tenían.

—Porque no vienes y lo haces tú, hijo de la gran puta —espeté y caminé decidido hacia él.

—¡Aiden, no! —gritó Essie.

Miré hacia donde estaba, justo a la par de Sadashi, y vi a Demian —quien seguía con su puta máscara— apuntando a mi chica. Presioné los puños y me detuve, regresé mi vista a Kwan quien sonreía con burla. El malnacido me tenía cogido de las bolas y lo disfrutaba en demasía.

—Las cosas son fáciles, niñato Pride. Déjate de mierdas o ellas lo pagarán —advirtió.

—En todo este tiempo conociendo a Sadashi, he descubierto que va de frente siempre y no tiene miedo a hacer las cosas por ella misma. Se lo enseñaron en ese campo de concentración al cual pertenecieron ambos —comencé a decirle, justo cuando un Vigilante llegó a mí y me esposó las manos hacia la espalda—. Al parecer, a ella le enseñaron a tener más huevos que tú —me burlé.

—¿En serio? —inquirió divertido.

Segundos después se dejó ir contra mí, haciéndome caer al suelo; tenía las manos atadas hacia atrás ¡joder! Y el putazo que me hizo darme me dejó viendo luces, pero incluso así aproveché el que él creía que estaba indefenso y con las piernas me enganché a su cuello cuando se fue sobre mí para darme puñetazos.

Sí quería pelear a lo cobarde, le demostraría que yo también tenía un juego sucio.

Con fuerza lo azoté en el suelo, su cabeza rebotó y solo pude pensar en que pronto le devolvería lo que me hizo meses antes, pero como era de esperarse, Demian llegó en ayuda de su nuevo amigo y lo apartó de mí. Pude ponerme de pie, aunque con las manos atadas no pude hacer mucho cuando entre los dos me atacaron.

—¡Malditos cobardes! —escuché a Sadashi gritar.

—¡Dios! Déjenlo, por favor —suplicó Essie, ella sonaba aterrada.

Pero esos putos maricones no iban a dejarme tan fácil y de verdad prefería que se ensañaran conmigo y no con las chicas.

Me olvidé del dolor cuando caí por tercera vez al suelo y recordé todas las veces en las que Lee-Ang nos hizo luchar con las manos atadas. ¡Mierda! En realidad, nos prepararon para todo y hasta ese momento terminé de verlo, pues me enfrentaba a una situación similar. Ayudándome con el hombro me impulsé para ponerme de pie y corrí hacia un lado de esos dos hasta subirme tres pasos a la pared y caer de espaldas a Demian, por supuesto que no iba desaprovechar la oportunidad y con todas las ganas y el odio que sentía hacia ese idiota, le di una patada en el costado y con agilidad lo empujé con la otra pierna hasta hacerlo caer casi en el regazo de Essie, en el proceso su máscara voló y dejó su estúpido rostro de mierda al descubierto.

—¡Maldición! —se quejó aturdido.

Essie estaba en shock al verlo tan cerca de ella y comenzó a llorar cuando Demian la miró. Me enfoqué en Kwan justo cuando iba a atacarme y logré esquivar su golpe. Pronto cinco tipos más me rodearon, pero antes logré conectar una patada en el rostro de ese asiático malnacido y luego caí al suelo cuando el pico de un arma taser se clavó en mi abdomen.

—¡Déjalo ya, joder! —gritó Sadashi a Kwan en el momento que él llegó a mí para darme una patada en el abdomen.

—¿¡Y qué!? ¿¡Sigo contigo!? —preguntó él con ironía.

Ni la electricidad pudo dejarme fuera de combate cuando vi que se fue hacia ella.

—¡Noooo! ¡No la toques, cabrón! —grité al ver que iba a darle una patada a ella.

Nunca vi que Essie estuviese libre, pero llegó a Sadashi al ver las intenciones de Kwan y la cubrió con su cuerpo recibiendo ella el golpe en el rostro.

—¡Essie, no! —exclamó Sadashi afligida y mi prima quedó inconsciente sobre ella.

¡Puta mierda! Sentí que me dieron otra descarga cuando quise llegar a ellas al ver que Kwan tuvo intenciones de volver a golpear a mi prima, incluso viendo que no se movía, pero Demian lo tomó del brazo y lo hizo retroceder con brusquedad.

—¡Es una niña, imbécil! —le reclamó.

—¡Me importa una mierda que lo sea! —espetó Kwan.

—Me importa una mierda si lo ves así, pero no tiene nada que ver con esos dos. La chica es solo un comodín extra, así que no la volverás a tocar —amenazó y, aunque agradecí que dejara a Essie fuera, no quitaba mis ganas de matarlo.

—¡Joder contigo, Demian! No sé qué mierda te pasa con eso de cuidar cómo golpeamos a esta familia, pero ya me estás hartando. Aprovecharé mis oportunidades te guste o no —le advirtió Kwan.

Intenté llegar a las chicas de nuevo al verlos distraídos, me preocupaba que Essie no reaccionara, pero uno de esos lameculos me lo impidió.

—Tú y yo tenemos un trato —le recordó Demian—. Haz lo que quieras con esta hija de puta —señaló a Sadashi— y yo haré lo mío con el pequeño White de mierda —se refirió a mí como si él fuese mayor que yo.

Mas no me importó, mi atención estaba en Sadashi y Essie, mi prima comenzó a moverse en ese instante, seguía sobre el cuerpo de mi chica y vi que ella le habló para que siguiera reaccionando.

—Déjenlas a ellas en paz, para eso me tienen a mí —espeté.

—No, imbécil. Yo de ti no quiero nada, en cambio de Sadashi, sí —confesó Kwan y traté de no mostrar mi preocupación por sus palabras.

—Es cuestión de tiempo para que mi familia nos encuentre —advertí y tanto él como Demian, rieron.

—Claro que lo es —aceptó Demian—. De hecho, voy a ayudarles —avisó.

Vi que uno de sus seguidores le entregó mi móvil y buscó algo en él hasta que lo encontró, hizo una llamada y la puso en altavoz.

¿¡Aiden!? —escuché a madre decir.

—No, no es tu hijo, pero sí tu hermanito —habló con burla y mis ojos se desorbitaron con lo último.

Le tocas un solo cabello y te juro que no te alcanzará la vi...

—Bla, bla, bla —ironizó él interrumpiéndola.

Mi sorpresa fue todavía más grande cuando mamá no se inmutó por cómo la llamó.

—Iremos al grano, Isabella —continuó Demian con tono altanero—. Al igual que tú, no me ando con juegos y bien sabías que era cuestión de tiempo para que esto pasara. Te he llamado porque obviamente no me estoy escondiendo y los estamos esperando con una bienvenida.

No me subestimes —le advirtió madre.

—Tú no me subestimes a mí —atacó Demian—. El trato es sencillo, tengo a tu hijo, a tu súbdita y a tu sobrina y si no llegas aquí con Inoha, te juro que esta vez no amenazaré.

—¡No, madre! ¡No le entregues a esa puta! —grité.

Me era imposible aceptar que esa rubia de mierda recuperara su libertad, no podía y odié que madre no se haya desecho de ella cuando pudo o que no me dejara a mí hacerlo. Padre decía que ser bueno no siempre funcionaba en nuestro mundo y nunca estuve tan de acuerdo con él como en esos instantes. Inoha no merecía estar viva tras lo que le hizo a Daemon y si la entregaban a cambio de mi libertad, era seguro que intentaría vengarse de nosotros. De mi hermano, sobre todo, ya que esa puta no tenía corazón.

Kwan llegó a Sadashi y quitó a Essie de sobre ella para hacerla que se pusiera de pie. La tomó con brusquedad y supe que mi guerrera se contuvo de defenderse para no arriesgarse. ¡Mierda! La estaba exponiendo por mi odio hacia esa mal nacida.

—¡Suéltala! —le exigí.

Fue como si le hablase a su culo ya que me ignoró por completo.

¿¡Hijo!? —gritó madre.

—Esta vez las reglas del juego las pongo yo, Isabella y quiero a Inoha a cambio de estos tres y de una vez te advierto que recibirás a tu hijo tal cual tú me entregarás a la chica y por tu bien espero que mi sobrino sea tan resistente como sus padres, o que tú llegues antes de que lo peor pase —amenazó Demian y no me dejó hablar ni que ella hablara más.

Cortó la llamada de inmediato y me miró con una sonrisa triunfadora.

—¿Te has vuelto más imbécil? —inquirí Tú no puedes ser nada mío —espeté con asco.

—Ni creas que es de mi agrado, pero esos son los enredos que hizo el malnacido de tu abuelo —largó y descubrí que sentía lo mismo que yo al saber que tenía parte de mi sangre.

Lo vi girar el cuello para crujirlo y su mirada en ese instante era maniática. Essie estaba intentando levantarse en ese momento y Demian lo notó, así que se acercó a ella, pero mi prima al verlo retrocedió como pudo y Kwan la tomó del brazo para levantarla con brusquedad.

—¡Joder! A ti nunca te han enseñado a tratar a las mujeres —bufé y me ignoraron.

—Tú te irás conmigo —sentenció Demian a Essie y todas mis alarmas se volvieron a activar.

—¡Suéltame! —exigió Essie cuando él la tomó del brazo y sin que nadie lo previera, le dejó ir un tortazo que le giró el rostro casi hasta hacerlo que me volviera a ver, pero desde una posición bastante demoniaca.

—¡Demian! Me tienes aquí, ella no tiene nada que ver con nosotros —dije cuando él la miró molesto por la bofetada que mi prima le dio y la tomó de ambos brazos.

—Por lo mismo la sacaré de aquí, la niña no tiene por qué ver lo que está a punto de suceder —advirtió.

—¡No me pongas tus asquerosas manos encima! —volvió a exigirle ella y esa vez su rodilla impactó en la entrepierna de Demian.

En otro momento habría celebrado la valentía de mi Estrellita, mas no en ese, ya que solo estaba provocando que la lastimaran más.

—¡Ufff! Eso debió doler —se burló Kwan—. Eso te pasa por tener tantas consideraciones —Intentó tomar a Essie, pero de nuevo Demian se lo impidió.

—Ella no es nuestro asunto, así que déjame sacarla de aquí —le exigió.

—Pues hazlo antes de que te deje sin dientes y descendencia —recomendó el asiático.

—¡No la dañes! —advertí cuando por sorpresa tomó a mi prima hasta hacerla girar en su eje para que quedara de espaldas a él y la cogió de manera que no pudiese defenderse.

—Encárgate de él mientras vuelvo —pidió a Kwan antes de irse.

Volví a intentar ponerme de pie, mas los cinco tipos de antes me contuvieron. Essie gritó y luchó por zafarse de Demian, pero el maldito tomó sus precauciones y esa vez no se la puso fácil. Maldije una y otra vez mientras estaba bocabajo en el suelo y miraba lo que sucedía a mi alrededor.

—Ya saben qué hacer —dijo Kwan hacia los tipos que me contenían—, solo no golpeen su rostro —advirtió.

Y ahí donde estaba, todos esos cobardes comenzaron a golpearme. Lo peor de todo es que ni siquiera podía hacerme un ovillo para protegerme un poco y evité gemir de dolor cuando escuché a Sadashi gritar horrorizada. En un momento dado logré ver que golpeó a Kwan usando sus pies y este muy enfurecido la tomó de una pierna y la haló para desestabilizarla. En ese instante sí grité un largo «no», la asiática sabía que si la hacía caer al suelo se pondría en peligro y de milagro logró detenerse.

Mi chica estaba vulnerable y me desesperaba no poder ayudarla.

«Mierda, mierda y más mierda», es lo único que decía en mi cabeza. Kwan tomó a Sadashi del pelo para volver a ponerla de pie y de una le propinó una bofetada que me dolió más que los golpes que estaba recibiendo. Tras eso volvió a cogerla del pelo y la obligó a ver todo lo que me hacían. La impotencia oscurecía sus ojos y el dolor los hacía brillar, de su boca corría sangre, también de su nariz y como pude le di a entender que prefería ser yo y no que la siguieran dañando a ella o a Essie.

—¡Yaaaa! ¡Por favor, Kwan! ¡Ya basta! ¡Déjalo! —suplicó.

—¡Sigan a la siguiente fase! —ordenó él ignorándola.

Todos esos imbéciles sacaron unos bastones cortos, los activaron y de la punta de ellos vi la luz azul de la electricidad.

—¡Noooo, Kwan! ¡Déjalo ya! ¡Hago lo que quieras, pero déjalo! —Las palabras de Sadashi me asustaron más que ver a esos imbéciles a punto de electrocutarme.

—¡No! —exclamé con el poco aire que me quedaba.

Me dieron una patada en el estómago y a duras penas lograba respirar, pero no quería que ella hiciera nada por mí. Necesitaba que todo el odio y atención fuese solo para mi persona y no para ella o Essie.

—¿Estás segura de que harás todo lo que yo quiera? —preguntó él y alzó la mano para detener a los imbéciles que me atacaban.

Su sonrisa maliciosa me dio a entender que el plan en su cabeza era macabro y Sadashi caería con tal de protegerme.

—No, no...Sadashi —supliqué con dificultad.

Kwan la tomó del cuello para que ella pusiera toda su atención en él y se metió en medio de sus piernas para que no volviese a atacarlo.

—¡Déjala, maldito hijo de puta! —exigí al ver que la estaba estrangulando— ¡Mierdaaaa! —grité cuando un Vigilante me atacó con la electricidad de su bastón.

Sadashi luchaba por respirar y deseé decirle a esa mierda que ella estaba embarazada con la esperanza de que la soltara, pero sabía que no sucedería y al contrario de eso, la lastimaría más y a nuestro bebé con tal de joderme a mí.

—¡Responde de una puta vez! ¿¡Harás lo que yo deseo!?

—S-see —logró decir ella a duras penas.

Kwan la soltó entonces y mi pobre nena comenzó a toser de forma incesante y luchó por respirar y recuperar el aire que esa escoria le robó.

—No quiero que ella haga nada por mí, me tienes aquí puto maricón. Métete conmigo y déjala a ella fuera de esto —exigí.

En ese momento sí puso su atención en mí y sonrió de lado.

—¿Sabes? En el campo de concentración en el que ambos crecimos, nos enseñaron a que nadie tomaba decisiones por nosotros, a excepción de los de alto rango, claro está —satirizó—. Y, Sadashi me conoce y sabe de lo que soy capaz, ¿cierto, mi Reina de hielo? —inquirió hacia ella y le acarició el rostro.

Sadashi no dijo nada, solo lo miró con odio. Kwan al ver su actitud hizo una señal de mano y el tipo que estaba tras de mí me puso una descarga eléctrica en la columna que me obligó a gritar por mucho que me mordí la lengua.

—¿Cierto, mi Reina de hielo? —cuestionó de nuevo. Sadashi asintió de inmediato.

La estaba manipulando y me usaba a mí para eso. En esos momentos no me pude sentir más patético porque necesitaba ser fuerte, pero en mi interior me maldecía una y otra vez.

—Así que, la que decide aquí es ella y te pregunto por tercera y última vez, Sadashi, ¿harás lo que yo quiera?

—Sí —respondió sin dudar y la miré negando.

—No tienes que hacer nada, nena, por favor —pedí. Ese cabrón volvió a hacer esa puta señal con la mano y me preparé para lo que seguía.

—Lo que quieras, Kwan. Ya te lo dije —se apresuró a decir Sadashi y el ataque que esperé no llegó.

—Quiero hacerte el amor —soltó él.

—En tu puta vida la volverás a tocar —espeté.

Muy ridículo de mi parte cuando estaba esposado, golpeado, con cinco tipos que me rodeaban con barras eléctricas dispuestos a hacer que me cagara encima si era posible.

¡Joder! Deseaba tener súper poderes en ese instante, soltarme, matar a esos mal nacidos y defender a mi chica y a mi prima, pero solo podía rogar para que mis padres llegaran pronto y llevaran con ellos a esa maldita rubia, porque por mucho que la odiara, no quería exponer más a las chicas ni que Sadashi hiciera nada por tal de protegerme.

—Te di tu espacio durante el tiempo que intentamos hacer negociaciones, no te obligué a nada, pero bien sabes que, si lo quiero te follo aquí mismo y hago que este imbécil nos vea y no creo que quieras eso. Así que tú decides, amor —siguió el maldito y Sadashi me miró en ese instante.

—¡Por Dios, Sadashi! Ahora mismo que te importe una mierda lo que me hagan a mí —rogué y ella negó dejando caer sus lágrimas.

—¡Vamos, amor! Te estoy dando la oportunidad de entregarte a mí por las buenas, no quiero hacer esto malo para ti. Quiero que disfrutes, consentirte y que recuerdes lo que es estar con un hombre de verdad. En tus manos está la opción de gozar o sufrir —le dijo él, Sadashi no dejó de mirarme en ningún momento—. Te follaré de todas maneras, cuenta con eso. Por las buenas o por las malas —sentenció.

—Qui-quiero que me dejes...hablar con él antes —pidió Sadashi y sentí que el mundo se me vino encima.

Negué como loco al saber su decisión y traté de ponerme de pie así esos malditos me atacaran. Kwan les hizo una señal a todos para que se alejaran y con dificultad logré levantarme, mi forma de respirar era acelerada y me quedé de pie mirando a Sadashi.

—Dejaré que se acerque a ti, pero no nos iremos de aquí. Tienes dos minutos para tomar una decisión —advirtió Kwan.

Se hizo a un lado tras decir eso y los demás tipos retrocedieron, pero antes sacaron unas glocks y nos apuntaron a ambos para que ninguno hiciera nada. Comencé a caminar hacia Sadashi y llegué a ella hasta meter el rostro entre el espacio de su cuello y hombro, ella hizo lo mismo conmigo. Ninguno de los dos podíamos abrazarnos, pero aún así sentí que lo hacíamos.

—No lo hagas, amor —susurré en su oído. Le estaba suplicando con el alma—. Deja que hagan conmigo lo que quieran, pero no dejes que te toque.

—Tengo que, Aiden. Lo hará acepte o no y no permitiré que los lastimen —Nos miramos cuando dijo eso y sabía que no se refería a Essie, si no a nuestro bebé y a mí—, lo conozco y me tomará a la fuerza hasta dañarme si no cedo.

—Sadashi —solté en un murmullo lastimero.

—El tiempo acabó, espero que hayas decidido por lo mejor para ti —señaló Kwan.

Dos tipos llegaron y me cogieron de los brazos para contenerme, los otros soltaron a Sadashi y la miré con dolor. Antes de que se la llevaran logró acercarse de nuevo a mí y susurró lo que menos esperé en ese instante.

—Te amo y tú eres el amor de mi vida, no lo dudes ni un segundo.

Caí de rodillas cuando uno de los tipos me golpeó detrás de ellas y grité de impotencia al ver que sacaron a Sadashi de ahí. Quería morirme en ese instante. No era posible que no pudiese hacer nada por protegerla, era injusto que me dijera algo que siempre quise escuchar justo ese instante y que luego ese hijo de puta la tomara y lograra lo que tanto quería.

—¡Te voy a hacer pedazos, hijo de la gran puta! ¡Te lo prometo por mi vida! —juré.  


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