Te amo
Y lo prometido es deuda, así que la estoy cumpliendo.
No olviden dejar su voto en el capítulo anterior y en este. Nos leemos pronto.
_____________________________________________________________________
[Capítulo 22]
{Sadashi}
Me sostuve del borde del escritorio y envolví las piernas alrededor de la cintura de Aiden. ¡Mierda! Esa era la única palabra que se repetía en mi cabeza y gemí de manera incontenible con cada estocada que me daba, el tipo me estaba follando con rudeza, pero también sentía su adoración, el deseo y placer que le daba mi cuerpo. Esa vez yo estaba desnuda y él con ropa, algo que le agregaba un morbo especial a la situación.
No debí permitir que eso pasara, de hecho, lo provoqué para que se fuera de la oficina cuando me di cuenta de que no sería capaz de dejarlo ir, pero el maldito tuvo otros planes y ahí estábamos, follando como dos amantes que aprovechaban su poco tiempo juntos, gozando de lo que ambos provocábamos cuando estábamos así de cerca.
—¿Todavía quieres que me vaya a follar a otra? —inquirió con burla.
—Si es lo que toca... ¡Joder! —grité cuando me envaró hasta la empuñadura, lo hizo justo después de decirle semejante estupidez.
—Quiero la puta verdad, Sadashi —exigió con un susurró en mi oído, tras eso me lamió el cuello y cogió el cabello con fuerza para apoderarse de mi boca.
¡Jodida mierda!
Esa era una nueva versión de él que me ponía más que la anterior y agradecía que se concentrara en eso y no en lo que dijo antes de penetrarme con una fuerza brutal.
—No, no, no —renegué cuando se detuvo. Lo cogí de las nalgas e intenté moverlo, pero cuando quería no se dejaba dominar.
Y todavía tuvo el descaro de reírse cuando notó mi desesperación.
—¿Quieres que vaya a hacerle todo esto a mi nueva cliente? —preguntó y bajó el rostro hasta meterse una de mis tetas a la boca, medio se movió dentro de mí y gemí.
Decidí no seguir pensando antes de hablar. A la mierda el orgullo.
—No, Aiden. No quiero que se lo hagas ni a ella ni a nadie. De hecho, creo que la habría matado con mis propias manos después de que la dejaras —Hizo un movimiento de cadera que me llevó más cerca del orgasmo.
—Por eso quiero ver a Escorpión, para hacerlo mierda por haberte tocado —soltó y tragué con fuerza.
Iba a dejar de verlo, sin embargo, me cogió de la barbilla y obligó a que lo mirara.
—Y quiero matarte a ti por dejar que te tocara —Me mordí el labio para no gemir cuando me embistió.
Y siguió haciéndolo sin dejar de verme, en ese instante su mirada me intimidó e intenté besarlo para alivianarme, mas no me dejó. Me cogió con más fuerza y no apartó los ojos de los míos. En ese momento comprendí que las palabras que le dije antes no fueron en vano, si quería lograba lo que deseara de mí estando entre mis piernas, en mi interior.
—No... —Me detuve cuando mordió mi labio.
—¿No qué? —exclamó.
—No me ha tocado, no se lo he permitido —confesé y volvió a detener sus movimientos—. Si quieres que hable no pares —exigí, su mirada lució un tanto perdida al escucharme, mas siguió en lo suyo—. Sí, lo ha intentado incluso le he permitido creer... ¡Oh, Dios! He dejado que crea que puede llegar a tenerme solo porque me conviene, pero me da asco, Aiden. Odio a cualquier tipo que desee algo más conmigo si no eres tú.
—¡Mierda, Sadashi! ¿Por qué me haces creer lo contrario? —Lo besé cuando terminó de hablar, me dejó hacerlo y correspondió.
—Tú deduces lo contrario y me acusas, odio eso y por lo mismo no te explico nada —aclaré y lo cogí con más fuerza de la cintura, tratando de encontrar sus embestidas—. Pero también, necesito enfocarme en Escorpión y entregárselo a tus padres, se los debo, Aiden. Y si estoy contigo, interferirás y no lo puedo permitir.
Calló de pronto y me besó para que no siguiera hablando, en ese momento lo que sentía por mí se percibió más y así me estuviese tomando con rudeza, sabía que me hacía el amor.
¡Joder! Amor, era un lujo que no podía darme.
Pero ya habría tiempo para analizar esa situación, puesto que en ese instante solo quería correrme y seguir gozando del caos que provocaba en mí. Como pude le saqué la camisa y me permití sentir su pecho caliente presionado al mío, acaricié cada musculo de su espalda, me deleité con aquel cuerpo de modelo y en segundos me corrí sintiendo que mi explosión lo estaba alcanzando a tal punto, que a puras penas logró contenerse hasta que me sintió satisfecha y tras eso salió de mi interior y comenzó a correrse esparciendo todo el semen en mi abdomen y pierna.
Estaba rojo, sus labios hinchados y las pecas que tenía en el cuerpo se oscurecieron. Las marcas de mis arañazos se marcaban en sus hombros y sabía que la espalda y nalgas las tendría peor. Una vez más cedíamos a aquellas pasiones oscuras que nos provocábamos cada vez que nos ponían en el mismo espacio, de nuevo nos rendíamos a los placeres caóticos que solo existían entre él y yo.
____****____
—La reunión con Escorpión se llevará a cabo esta semana. No tendría que decírtelo, pero igual tus padres te lo harán saber mañana. Finge que no lo sabías —dije.
Había pasado un rato ya desde nuestro encuentro, Aiden se dedicó a limpiarme con unas toallitas de papel y me ayudó a vestirme. Me sentía vulnerable con sus acciones y me hacía imposible el actuar como antes tras haber permitido que me tocara.
—Ya era hora —expresó en un tono neutro— ¿Necesitas que siga averiguando con Connie? —Estaba terminando de abrocharme el pantalón y estuve concentrada en el maldito botón que no quería meterse en su lugar, hasta que lo escuché preguntar eso.
Lo miré seria y necesitando que explicara en qué contexto hizo esa pregunta, pero solo me sostuvo la mirada y siguió acomodándose la ropa.
—Ya la investigaré yo, es mi trabajo —bufé y se encogió de hombros.
—Como quieras —respondió lacónico y alcé una ceja. La verdad es que no esperaba que actuara así después de todo—. Volveré con mis invitados, te veo mañana en la reunión.
¿Qué demo...? Su actitud me estaba cayendo como baldada de agua fría y me sentó como piedra en el estómago. Sin bien todavía había muchas cosas de las cuales hablar, al menos esperé que la tensión entre nosotros bajara y no que actuara como que si estaba con una de esas chicas que solo le servían para desahogarse.
—¿Y te irás así? Ya follaste, te desahogaste y listo —espeté antes de que saliera.
—Sí, Sadashi. Me iré así porque no quiero acercarme a ti y darte un beso de despedida para que después me digas que no confunda las cosas, que tienes un objetivo estúpido que cumplir con mis padres y no me quieres de estorbo. Sé lo directa que eres y el hecho de que te haya confesado que estoy enamorado de ti, no significa que seré un perro idiota que mendigará tu tiempo y atenciones.
—Yo no... —Callé cuando me miró con severidad— No es un objetivo estúpido —alegué—, se los debo.
—¿Mis padres saben que estás dispuesta a follar como una puta con él? —Me quedé sin palabras y me sentí humillada— Estamos en las mismas organizaciones, Sadashi, les conozco y sé que ellos no aceptarían que te vendas de esa manera solo porque quieres hacer caer a tu ex. No lo harían sabiendo lo que siento por ti y aun así no pasara nada, sé que ninguno en La Orden o Grigori, ha follado si no es por placer.
Odié las ganas de llorar que me atacaron y a él por provocarlas, me odiaba a mí misma por sentirme así de vulnerable cuando siempre fui fuerte. Quería llorar por todo, me enfurecía por nada. O sea, no es que antes no me pusiese furiosa por media cosa, pero es que estaba peor ¡joder!
—¿Lo saben? Dímelo porque si es así, pues tengo una idea equivocada de ellos —inquirió.
Yo solo estaba haciendo lo que creía correcto, quería hacer pagar a Kwan y de paso reivindicarme con mis jefes y no, no me importaba hasta donde tenía que llegar. Al menos eso decía, puesto que al pensarme con ese idiota poniendo sus manos sobre mí, me daban ganas de vomitar y arrancarme la piel.
Un mes atrás, cuando se coló en mi habitación intentó convencerme de que estaba allí por mí, según él, buscaba mi perdón y necesitaba darme una explicación de lo que en verdad sucedió en el campo de concentración.
—Te juro que fue lo más difícil que hice, mi pequeña flor salvaje —dijo, hablando en nuestro idioma y llamándome con aquel mote que siempre utilizó conmigo—. Ellos me estaban probando y tenía que entregar a lo que más amaba para demostrarles mi fidelidad. Quería salir de ese infierno y solo lo haría siendo parte de ellos, el capitán vio mi capacidad como asesino y le servía más afuera que adentro. Él me juró que solo serían cinco años y luego me daría mi libertad, la tuya y la de tus padres si cumplía.
—Y fuiste tan estúpido para creerle. Viví de milagros después de esa paliza que me dieron, imbécil, y ni siquiera volviste a verme cuando escuchaste mis quejidos con cada golpe que recibí —mascullé.
Me había tumbado en la cama y me amarró de manos y pies para que no huyera o intentara lastimarlo, se quedó a mi lado y no dejaba de acariciarme el pelo o el rostro.
—Y esos sonidos me han atormentado cada maldita noche, jamás me perdoné por lo que te hice.
—Ni yo y jamás lo haré —sentencié.
—Supe cuando escapaste con tu madre y a quién enviarían a buscarlas —siguió, ignorando lo que dije—. Lo maté antes de que te encontrara, a él y a todos lo que te siguieron, pero no pude buscarte porque me arriesgaría a que me asesinaran antes de volver a verte —Traté de que esa confesión no me afectara, ya que no borraba todo mi sufrimiento.
Fue en ese momento que me abrazó con fuerzas aprovechándose de mi vulnerabilidad y me besó el cuello, un beso que por supuesto dejó marca y todo a propósito.
—Te busqué, amor, te lo juro. Pero no te encontré y solo supe que ciertas personas te llevaron por órdenes de un familiar de tu madre, decidí confiar en que estarías bien y me dediqué a hacer el trabajo para esos malditos dictadores. Años después creé lazos con las Tríada China y me gané la confianza de algunos de sus líderes y el odio de sus enemigos, fue por eso que logré encontrarte, aunque con eso me pusiera una diana en el culo. Valió la pena, sin embargo, y que me dejaras ir aquella vez me dio esperanzas.
—Solo fue un puto error de mi parte —aseguré— del cual me arrepiento y me arrepentiré toda la vida.
—Para mí en cambio es una oportunidad contigo, una que quiero aprovechar y si me dejas, soy capaz de convencer a mis jefes para hacer una tregua con los tuyos. Pero solo trataré contigo y con ese niñato que quiere ocupar mi lugar, tú decides —soltó y no quise darle importancia a lo de Aiden para que no lo viese como un objetivo—. Te daré tiempo para que lo pienses y lo hables con los Pride, te buscaré cuando considere oportuno. Ahora te dejaré libre para que sigas poniéndote bella y vayas a esa cena —concedió.
En mi interior supe que el maldito estaba logrando ir un paso adelante de nosotros pues sabía demasiado, hasta los detalles más insignificantes.
Me dio un beso en la boca y apenas tuve tiempo para esconder los labios, sonrió divertido y puso la daga en mi mano para que me liberara sola. Alcancé a gritarle «hijo de puta» antes de que saliera por la ventana de mi habitación. Tiempo después estaba en casa de mi Sensei comentándole lo que me sucedió y tomando cartas en el asunto, eso incluyó el terminar con Aiden algo que ni siquiera había comenzado.
Junto a mis jefes decidimos indagar más sobre la propuesta de Kwan y por decisión propia dije que seguiría en contacto con él para averiguar más de sus planes, por supuesto que el imbécil no tardó en buscarme y solo cuando me convenía cedía un poco para manejarlo mejor; que Aiden se alejara de mí resultó ser una buena jugada, pues así desviábamos la atención de él, aunque tenía que admitir que no fue tan fácil como imaginé.
—Confían en mí y haré lo necesario para cumplirles —dije ya que de verdad me sentía en deuda con ellos.
—Y por supuesto que te importa una mierda lo que yo piense o sienta.
—Aiden, yo...
—No digas nada, Sadashi —pidió alzando una mano—. Lo tengo todo muy claro, mis padres y las organizaciones lo son todo para ti, yo no tengo cabida en tu vida y está bien. No te sientas presionada por mi declaración, te lo dije solo para dejar claro el punto de por qué iba a follarte, no para darte lástima, ya que ni la quiero y menos la necesito. Sé que el karma me las está cobrando contigo y solo estoy pagando lo que le provoqué a otras personas.
Bajé la cabeza tras escucharlo y lo oí suspirar con fuerzas.
—Solo, solo déjame terminar con esta misión y después hablamos —pedí sin poder mirarlo.
—Claro, tómate el tiempo que quieras —soltó satírico—. Solo te advierto que posiblemente las cosas ya no sean como ahora, pero será mi decisión y sé que la respetarás así como yo estoy respetando la tuya.
No me dejó decir nada más y salió de la oficina.
Vi a través de las cámaras y supe lo decidido que estaba a dejarme el camino libre para cumplir con sus padres, siguió tratando a esa maldita mujer como lo venía haciendo y se dedicó a mantenerla contenta. En mi cabeza se seguían repitiendo sus palabras y por cada segundo que pasaba me sentía peor.
¿Era correcto lo que hacía? ¿Debía llegar hasta las últimas consecuencias con tal de hacer caer a Kwan? ¿Podía darme una darme oportunidad con Aiden?
Tantas preguntas se formaban en mi mente que terminé tratando de beber un trago que me provocó asco y llorando como una depresiva. ¡Dios! No sabía qué me pasaba y no podía seguir con ese embrollo en la cabeza, dejé que Aiden se fuera con sus escoltas y me olvidé por un momento de él, o al menos lo intenté. Rato después me fui a mi apartamento para descansar y a pesar de lo que creí, terminé durmiéndome con una profundidad increíble.
Al día siguiente me desperté sintiéndome más recuperada, bebí un poco de té y con ello alivié el malestar en mi estómago por la comida en mal estado que ingerí un día antes. Recibí una llamada de Sebastián pidiéndome que llegara al apartamento de Aiden y, aunque me pidió que no me preocupara porque no era grave, sentí en el pecho una opresión horrible.
Cuando llegué me encontré con Leah quien se iba bajando de su coche y al verme me saludó animada.
—¿Estás cuidando el culo de ese tonto otra vez? —preguntó mientras me besaba en la mejilla.
Por supuesto que no correspondía a esos saludos, mas la chica podía ser muy ladilla cuando se lo proponía.
—No, solo estoy aquí porque Sebastián me lo pidió ¿y tú?
—Recibí un mensaje de Aiden y también me pidió que viniera, no me dio detalles, solo dijo que necesitaba verme —Fruncí el ceño, pero no dije nada.
Me sentí un tanto nerviosa cuando nos decidimos a entrar y traté de pensar que la llegada de Leah no era por nada malo, Sebastián nos recibió a ambas y le dijo a ella que Aiden estaba en su habitación. La chica me miró como pidiéndome permiso para seguir y me sentí extraña, no era necesario, aun así asentí.
—La reunión con los jefes es dentro de unos minutos, ya deberíamos estar allá —dije a Sebastián al ver la hora y que ellos todavía no estaban listos.
—Ha sucedido algo muy extraño —avisó y me alerté, más porque habló en un susurro—. Nos hemos levantado hace unos minutos, Kishaba. Ninguno de mis muchachos hizo su guardia, es como si nos dieron algo para dormirnos, pero no ingerimos nada.
—¿Aiden? —dije preocupada y comenzando a caminar hacia su habitación.
—Él está bien, también durmió profundamente y me ha costado despertarlo —avisó cuando me retuvo del brazo—. Tengo a alguien revisando las cámaras y hasta ahora no hay nada raro, han revisado el aire y no encuentran nada raro, todo está bien, te lo juro.
—¿Entonces por qué me has llamado? —inquirí.
No lo dejé responder y continué mi camino hacia la recámara, el corazón me iba a mil y en mi interior una voz me gritaba que nada estaba bien.
—Esto está mal, Aiden. ¡Dios! ¿Por qué haces esto? —Alcancé a oír a Leah antes de entrar.
—Porque te amo, maldita sea —soltó él y me quedé estática viendo cuando la cogió de la cara y comenzó a besarla.
Esa vez Leah intentaba detenerlo y Aiden no se lo permitía. Él estaba desnudo y recién duchado, escucharon cuando abrimos la puerta y solo así se apartó de ella, aunque me destrozó ver su mirada por haberlos interrumpido y sobre todo su declaración y las siguientes palabras que soltó para nosotros.
—¡Salgan de aquí, joder! Quiero mi puta privacidad con ella —ordenó.
Leah me miró avergonzada, Aiden con furia.
¿Qué mierda estaba sucediendo? Una noche antes dijo que estaba enamorado de mí y al día siguiente le decía a otra que la amaba.
¿A qué estaba jugando?
_________________________________________________________
Capítulo corto, pero peor es nada :-)
Lo que leerán en el siguiente capítulo es algo que me tocó vivir casi de manera directa y así ya hallan pasado cuatro años de eso, sigo con el miedo de que las secuelas vayan a afectar a una persona que quiero. Pero confío en Dios y cada día oro mi ser querido.
Los en unos días.
Propiedad de Jassy.
Obra registrada bajo derechos de autor.
Instagram: wattpad_jm
Twitter: @JassyBook
Grupo de Facebook: Jassy's Books
Facebook: Jasmin Martinez y Jassy's Books (página)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top