Regreso
¡Hola a todos!
Por aquí con un nuevo capítulo hecho desde mi corazón :-)
Espero que lo disfruten.
Les recuerdo del sorteo que estoy realizando de tres pares de ejemplares de Corazón de Hielo y Corazón Oscuro, las bases están en mi perfil de instagram. La fecha límite es hasta el 13 de diciembre de este año y estoy ansiosa por leer las ideas que tienen sobre la Castaña y el Tinieblo, animaos a participar ;-)
Nos leemos y espero que pronto :-)
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[Capítulo 19]
{Sadashi}
Nos levantamos ya muy tarde después de dormir juntos, una vez más despertábamos uno al lado del otro, aunque esa mañana en lugar de echarnos un polvo rápido como Aiden lo llamaba, recuperé la conciencia con los besos que me daba en la columna, comenzó desde mi nuca y terminó al principio de mis nalgas, cada una de mis marcas fue cubierta por sus labios y deseé que el corazón no se me hubiese acelerado como lo hizo ante su acto. Tras eso nos fuimos a tomar una ducha y volvimos a la cama para volver a ensuciarnos; no quería pensar en nada de lo que estaba haciendo o permitiendo, solo decidí disfrutar de esa experiencia que seguía siendo nueva para mí.
Estábamos desnudos en ese instante, riéndome de una de las locuras que ese chico soltaba a cada momento, cuando escuchamos los toques en la puerta.
—¡Chicos! En serio no los quiero interrumpir a estas horas, pero acaban de avisarme que mis tíos vienen hacia aquí y supongo que querrán saberlo —dijo Leah.
Salí pitada de la cama en busca de mi ropa y por esa vez agradecí que esa chica fuera inoportuna.
—Vuelve a la cama, Shi —pidió Aiden todo tranquilo y negué.
De ninguna manera lo haría sabiendo que mis jefes estaban casi por llegar.
—¿Dónde carajos están mis bragas? —pregunté exasperada.
Aiden salió todo campante de la cama, sin una pizca de vergüenza y luciendo ese monumental cuerpo que tenía. El tatuaje que marcaba un costado de su torso se veía colorido, nítido, perfecto y muy de acuerdo con él.
—Ni te esfuerces en buscarlas que no las encontrarás —avisó y lo vi ponerse su bóxer.
—Me asustaría saber que me las has robado —dije y lo miré con intriga.
—Más te asustaría saber lo que haré mientras las huelo —soltó y los ojos se me desorbitaron.
Ese tonto era imposible y me lo demostró cuando sacó lo que anduve buscando y se las llevó a la nariz oliéndolas con profundidad. Su acto en verdad me dejó pasmada.
—Eres un maldito depravado —aseguré y se encogió de hombros sin darle importancia.
—A ese nivel me haces caer —señaló y sonrió divertido por mi reacción.
Rato después terminé vestida con uno de sus pijamas, en la cocina preparando a duras penas unas tortitas y rogando para que mis jefes no fueran a tomar de mala manera el encontrarme así en casa de su hijo.
—Huele a algo quemado —dijo Leah al llegar a la cocina y la vi aturrar la nariz.
—No comiences a joder tan temprano porque pueda que termines con una tortita caliente en la cara —advertí.
Se sentó en un taburete de la isla y comenzó a reírse por lo que le dije, segundos después entendí la razón de su diversión. Al parecer, en esa familia la mayoría eran unos mal pensados.
—A Aiden no le gustaría eso —señaló—, puede que no lo parezca, pero es muy celoso y no creo que le agrade la idea de verte haciendo eso.
—Ja, ja, ja —ironicé y maldije cuando vi que otra tortita se me había quemado.
—En serio, Sadashi, si querías impresionar a Aiden, vas a lograrlo.
—¡Joder! Ya cállate y deja de burlarte porque me sobran las ganas de ponerte en tu lugar —espeté, aunque en realidad ya no estaba enojada con ella.
Pero a pesar de eso, rogué para que Aiden bajara rápido y me evitara el estrés de estar a solas con su prima.
—Antes de que lo logres, quiero pedirte disculpas por lo de ayer. De verdad no sabía que ustedes están juntos y comprendo que me quieras matar —soltó y la ignoré—. Cometí un error y no voy a culpar a las circunstancias, pero créeme que estoy muy arrepentida por eso y por dañarte con mi estúpido acto.
En su voz no hubo dudas o inseguridades sobre lo que dijo, es más, solo escuché sinceridad y verdadero arrepentimiento. Pero me seguía sintiendo reacia con ella, siempre tuve dificultad para relacionarme con las personas y sobre todo con las mujeres, ya que en su momento descubrí que en nuestro género, en lugar de apoyo casi siempre se encontraba más destrucción.
La sinceridad, lealtad y apoyo desapareció entre la mayoría de mujeres.
—¿Quién me asegura que la próxima vez que te pelees con tu papi o tu novio, no vendrás aquí a buscar apoyo en tu primo? Y con apoyo me refiero a que vuelvas a besarlo —inquirí, apagué la cocina y la miré muy seria.
Alzó la barbilla y no se inmutó.
Leah D'angelo Black heredó el porte de su tía, aunque decían que tenía más de su madre y según las historias que corrían por allí, las hijas de Leah Miller, Isabella y Amelia, siempre se caracterizaron por tomar al toro por los cuernos y estaba sabedora de que esa chica no se inmutaría tan fácil conmigo.
—De los errores también se aprende, Sadashi. Y si has trabajado con tía Isabella durante mucho tiempo, deberías de saber que se nos ha enseñado que la lealtad, mantener la palabra o cumplir promesas, son unos de los mandamientos que nos rigen —me recordó—. No soy de las que va por ahí metiéndose en relaciones ajenas, sé respetar y anoche entendí que lo que un día sentí por Aiden, es solo un espejismo en comparación a lo que siento por el traidor de Lane —Carraspeé al escuchar lo último— y seré sincera contigo porque te lo mereces —añadió e intuí que lo que continuaría no sería del todo bueno—, no me arrepiento de lo que hice en el pasado porque fue lo que deseé hacer, en ese momento tanto Aiden como yo éramos libres y así hoy, yo vea que jamás llegaríamos a nada, esa fue una experiencia que me convirtió en una mejor persona y me hizo madurar en varios sentidos. Dejando de lado lo de anoche, he aceptado que ambos fuimos creados para personas diferentes y te doy mi palabra de que de mi parte, jamás volverá a suceder nada como lo que viste ayer.
La miré con seriedad, ella también vestía con un pijama de Aiden y sentí la situación demasiado extraña, mas no me compliqué con eso. Si en algo tenía razón es que ese era un pasado de ambos, lo que hicieron fue porque los dos lo desearon y, aunque jamás toqué ni pensaba tocar ese tema con Aiden, conociéndolo, intuía que tampoco se arrepentía.
Yo tampoco me arrepentía de mi pasado, era por eso que estaba donde estaba y creía que las cosas siempre tenían una razón de ser, así que evitaría caer de nuevo en el error de juzgar a las personas por lo que fueron o hicieron. Al menos lo haría con ella.
—Espero que no pretendas que nos convirtamos en mejores amigas después de esto, porque créeme que no va a suceder —advertí y sonrió.
—Ya lo sé, pero al menos quiero que me dejes de ver como si me vas a asesinar —pidió.
—Eso jamás va a pasar, Leah —Aiden nos sorprendió a las dos cuando llegó a la cocina—. Incluso a mí me mira así la mayoría del tiempo y esto que en lugar de asesinarme, me come —soltó.
Sentí las mejillas muy calientes al oírlo, imprudente debía de ser su segundo nombre. Leah rio divertida por la broma de su primo y lo miró con cara de ilusión cuando lo vio acercarse a mí y plantarme un pico en la boca antes de que pudiera impedírselo.
—No hagas eso —me quejé— ¡Joder! —espeté cuando volvió a hacerlo, lo miré con ganas de estrangularlo.
Le estaba costando entender que yo no era una mujer muy expresiva y que por mucho tiempo odié esas muestras de cursilería frente a otras personas.
—Ves lo que te digo —dijo hacia su prima, ella rio más cuando vio demostrado el punto de ese tonto— ¿Y qué has hecho que apesta tanto? —preguntó de pronto y me rasqué la cabeza.
¡Mierda! Eso sí que me avergonzó y mucho. Mis destrezas iban en todas partes, menos en la cocina y esas cosas negras apiladas en un plato lo demostraban.
—No te asesinará con la mirada, pero sí con la comida —bromeó Leah y con la mirada le indicó donde estaban las tortitas.
En ese momento sí me reí al verlo con los ojos muy abiertos viendo mi arte culinario.
—Creo que haré huevos y tocino para acompañar esas delicias —dijo al recuperarse y como una maldita loca comencé a carcajearme.
Era divertido verlo queriendo enmendar su error por la pregunta anterior y ellos se unieron a mi diversión.
Al final sí comimos tortitas, pero esas no estaban quemadas ya que Aiden tuvo la delicadeza de hacer unas que fueran comibles y me enseñó todo el proceso para que quedaran deliciosas. ¡Bendita fuera su madre! Por enviarlo a aprender a cocinar ya que si no, ambos teníamos que aprender a invertir el dinero en comida y buscar las mejores ofertas.
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Me llegué a sentir muy incómoda cuando estábamos en la sala, los Pride por fin llegaron y con ellos los padres de Leah, Dominik y Lee-Ang D'angelo, esta última lucía estupenda. Con su gran porte y figura esbelta, no se le notaba que había dado a luz a un hermoso niño, cinco meses atrás. Ellos acompañaban a Leah en la habitación de Aiden; mientras que yo estaba a punto de salir huyendo con las miradas que mi Sensei me daba de vez en cuando.
Aiden estaba de los más normal ni siquiera se percataba de que sus padres nos miraban extraño, o conociéndolo, le importaba un carajo y por eso se pasaba por donde no le daba el sol, tal acción de sus progenitores.
Creo que usar la ropa de él no me ayudaba para excusarme de que nada pasaba entre ambos y sus padres no eran conocidos por ser idiotas, sino más bien por ser unos perros de caza a la hora de querer investigar, saber o detectar algo.
—Pues bien —El señor Pride carraspeó tras decir eso. Antes, le explicaron a Leah que Lane en realidad fue drogado por la misma chica que acosó a Aiden en el salón aledaño a la fiesta y estaban investigando si fue un acto de maldad o solo por pura diversión de parte de ella.
Lo único cierto de todo eso, era que esa tipa se puso una diana en el culo y no la dejarían en paz hasta descartar cualquier peligro, ya que la dosis que le dio al chico fue tan fuerte, que lo hizo perder el conocimiento y casi le provocó un intoxicamiento mortal. Así que la verdad era que Lane no quiso traicionarla, y no lo hizo en realidad.
—Nos informaron de un enfrentamiento en el hotel de la playa, casualmente con un tipo al cual le hemos perdido la pista justo cuando ya lo tenemos cerca —Estaba sentada, mas en ese momento me puse de pie al escucharlo y les di la espalda.
Como lo dije antes, era de esperarse el que ellos intuyeran que estuve en ese lugar, aunque no se los informaran. Y agradecía que ese hombre no fuese una persona que le gustase el recalcar errores cada vez que se le presentaba la oportunidad y en ese instante su comentario no fue acusatorio, pero igual, me incomodé por mi historia con Kwan.
—Sadashi, sé que no deseas hablar sobre esto, pero el tipo está demasiado cerca y no me permitiré el poner en riesgo a mi familia —En ese momento fue mi Sensei la que habló— y en ella te incluyo a ti —agregó y como tonta miré a Aiden, el maldito trataba de ocultar una sonrisa tras lo dicho por su madre—. Y no, no tiene que ver con el hecho de que entre ustedes hay algo. Eres parte de mi familia desde el día que te acogí en el monasterio de Tokio.
¡Madre mía!
No supe ni como reaccionar a lo dicho, solo la miré estupefacta.
—Entre su hijo y yo no...
—No la asustes, ma. Es como padre cuando inició contigo —me interrumpió el maldito bocón y mis ojos se desorbitaron.
Al parecer no solo yo fui la incómoda, pues el señor Elijah carraspeó intentando desviarse de ese tema.
—El punto aquí es que, tú conoces a ese tipo. Nosotros solo sabemos que es peligroso, escurridizo y un puto grano en el culo —comenzó a hablar el señor Pride—. Está en la ciudad y con los acontecimientos pasados, tememos a que tenga una alianza con los Vigilantes. Escorpión, como se le conoce en la triada china, es un maldito sádico, además de inteligente. Caleb lo investigó junto a Evan y Connor y descubrieron que no es la primera vez que viene al país, estuvo aquí tres semanas atrás, las mismas desde que las desapariciones de niños y mujeres ha aumentado en la ciudad —Agradecí que nos llevara a lo importante de esa conversación, aunque también me asusté y mucho.
Escuché de la preocupación que había por lo que al principio se manejó como secuestros, pero cuando no se recibió ninguna llamada pidiendo rescates y las personas desaparecidas no fueron encontradas, sospecharon que aquello tenía la marca de los Vigilantes, aunque con un método mejorado que nos estaba impidiendo dar con los responsables y la llegada de Escorpión, que no era más que el malnacido de Kwan, nos iba a aclarar muchos puntos.
—Las mujeres y adolescentes latinos y de raza morena, son el punto fuerte para esos mal nacidos. Estamos trabajando con las autoridades locales para crear grupos de apoyo y así explicar mejor la situación y advertir a la población, pero no será suficiente con la tácticas de ese tipo, si llega a utilizar las mismas de la triada —añadió Isabella y un enorme pesar se instaló en mi pecho.
Me caracterizaba por ser una mujer fría, calculadora e insensible, pero sabía que había niños entre las víctimas, incluso tuve la suerte de conocer a una pequeña hispana que logró escaparse de un tipo que iba por ella en una tienda local y, cuando habló de su aterradora historia y cómo logró pedir ayuda, sentí que era momento de actuar con más dureza contra esos hijos de puta y también el de hablar con la verdad ante mis jefes, sobre todo si era Kwan el que estaba al frente de todo.
—Fuimos creados por ángeles, pero criados por demonios —dije viendo a mi Sensei. La sorpresa deformó sus bonitas facciones.
—Shi, si no estás preparada, sé que mis padres podrán esperar un poco más —dijo Aiden y se lo agradecí con la mirada.
—No estoy de acuerdo con lo último —habló el señor Pride.
—Padre —lo llamó Aiden, apenado e incómodo con su padre. Su mujer lo miró en desacuerdo por ese comentario, yo solo me limité a sonreír por su sinceridad.
—Te lo agradezco, pero tu padre tiene razón. No es un buen momento para seguir callando —dije y los miré a los tres—. Perdí mucho en el pasado por ese idiota, y con ustedes cuando lo dejé escapar. Como verán, también tengo mi debilidad y Kwan Jeong supo sacarla a la luz cuando me reencontré con él, ese es el verdadero nombre de Escorpión, aunque es algo que ya saben —dije y confesé.
A Aiden ya le había contado parte de mi historia, pero sus padres la ignoraban.
—Cabe recalcar que no sabía de él hasta el día en que lo dejé ir en la fallida misión de Tokio —aclaré— ¿Han escuchado hablar de los campos de concentración en Corea del Norte? —cuestioné, Aiden miró hacia el suelo y sus padres se vieron entre sí.
—Sí, sabemos de ellos, de las personas que condenan injustamente y de lo imposible que les es escapar —respondió el señor Pride y sonreí.
—No es imposible, simplemente te arriesgas a perder la vida al intentarlo o a lo más importante que tienes en ella, si lo logras —expliqué con un tono burlón y él me miró serio, pero también adivinando lo que quería decir.
—Pensé que Maokko te rescató de un secuestrador en China —dijo mi Sensei y asentí.
—Y así fue, ella solo hizo lo fácil, mis padres hicieron lo difícil para que yo pudiera huir —Tragué con dificultad al recordar esos días—. Viví en un campo de esos desde la edad de cinco años, a los ocho ya estaba peleando por comida, a los diez conocí a un niño que se convirtió en mi mejor amigo y a los quince me traicionó. Desde ese momento no supe más de él hasta que lo encontré como uno de los lideres de la triada China, lo odio, se los juro, pero encontrarlo así de golpe me provocó un choque de estupidez. Durante muchos años he vivido odiándolo por lo que me hizo y me juré hacerlo pagar caro, aunque como lo repito; ese día los buenos recuerdos se mezclaron con los malos. Me vi envuelta en una encrucijada y terminé cometiendo la mayor cagada de mi vida, una de la cual me sigo arrepintiendo día tras día —Los dos estaban muy callados y quizás incrédulos por lo que escuchaban —. Sé que no es suficiente para que comprendan mi falta, sin embargo...
—A veces hacemos cosas de las cuales solo nosotros sabemos las razones, por estúpidos, buenos, ignorantes o por lo que sea, pero en el momento nos parecen correctas —Todos escuchamos con atención al señor Elijah, por mi parte, me quedé estupefacta por lo que dijo.
Durante todo ese tiempo él fue el único que no volvió a ser el mismo conmigo tras lo que hice, aunque en ese instante, sentí una verdadera comprensión de su parte hacia a mí.
—Así es, con Kwan me sucedió algo similar y no se equivocan al intuir lo peor de él. Como lo dije antes, fuimos criados por demonios, vivimos durante años en un infierno y al parecer, él aprendió muy bien de sus maestros.
—¿Sabes cómo escapó? —preguntó mi Sensei y negué.
—Solo sé que no volví a verlo más desde el día en que me dejó a merced de varios hijos de puta, hasta que descubrí que él era Escorpión —solté con odio. Vi en los ojos de ella un miedo inmenso por lo que intuía que me sucedió, mas no quise adentrarme en ese punto.
No en ese momento.
Seguí hablándoles de mi vida en Corea del Norte y les dije todo lo que sabía de Kwan, al parecer su pasado como prisionero en nuestro maldito país era su mayor secreto y por eso Caleb y los demás no sabían más de él, pero con todo lo que aporté en ese momento, tenían una base para conocerlo mejor y así investigar si el maldito poseía puntos débiles por los cuales atacarlo.
—Esta noche haremos una cena en la casa de playa, Maokko ha traído algunas cosas para ti, está en su apartamento —avisó mi Sensei cuando acabamos la improvisada reunión.
Tía también tiene su pequeño espacio en la ciudad y había venido para unirse a la celebración de su sobrino postizo. Agradecí que se tomara esa molestia y les pedí permiso para irme un rato a donde ella, ya necesitaba estar un momento a solas y me urgía reunirme conmigo misma para aclarar lo que me estaba pasando.
—Puedo acompañarte a ir por tus cosas —se ofreció Aiden y negué.
—Te veré en la cena —avisé y lo vi reacio—. Necesito estar sola y sino quieres que me canse pronto de ti, déjame hacer esto —pedí en susurro para que sus padres no me escucharan.
Asintió sin mostrar que mis palabras lo dañaran y agradecí que no fuera tan dramático.
Me despedí de sus padres y les prometí que nos veríamos para la cena. El señor Elijah me miró, después de tanto tiempo, con el orgullo que una vez lo hizo y sentí que respiré un poco mejor, pues comprobé que llegó, tal vez no a aceptar, pero sí a entender un poco la razón de mi falta.
Cuando llegué al apartamento de tía Maokko, la encontré sobre su novio. Estaban en el sofá grande de la sala, dizque viendo una película, pero más que eso, se metían mano y disfrutaban cual adolescentes en pleno calentamiento global. Marcus se disculpó por eso, tía en cambio solo se rio por casi ser pillada en acción. Hablamos un rato y tras ello me fui a la habitación de invitados y tomé una larga ducha, luego me quedé en la cama vestida solo con ropa interior, escuchando música y pensando demasiado en mi pasado y presente, en lo que me estaba sucediendo y a las cosas que sabía que muy pronto me iba a enfrentar.
La noche cayó más rápido de lo que esperé y con un poco de pereza comencé a prepararme para la cena en casa de los Pride, tía pasó de esperarme sabiendo que lo haría tarde y solo me advirtió que no llegara hasta después del postre. Las cenas familiares para esas personas eran muy importantes y siempre querían que todos estuviéramos presentes para comenzar, pero conociéndome, no estaría allí hasta que ya hubiesen hecho la bendición de los alimentos.
Mire mi móvil cuando vibró con un mensaje entrante y desde el panel de notificaciones leí un «No te tardes, nena» por parte de Aiden.
Blanqueé los ojos al leer el apodo, pero no pasé desapercibido el aumento de mi ritmo cardiaco.
Estaba sentada frente al espejo, en una banco del pequeño tocador, vestida medianamente formal y poniendo un poco de rubor en mis mejillas, pero tan pronto como dejé el móvil sobre la madera y vi mi reflejo en el espejo, boté la brocha y cogí una daga que mantenía cerca.
—Hace mucho que no te veía sonreír así —dijo Kwan. Quien por unos segundos estuvo detrás de mí, viéndome sin que yo me hubiese percatado de su presencia.
—Y será la última que me verás, hijo de puta —sentencié, pero antes de poder lanzar la daga, ya lo tenía sobre mí.
Mirándome con una sonrisa llena de orgullo y apresada entre sus musculados brazos.
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