Obstáculos
@tamara2404 un cumpleaños más que estás aquí, uno más que tengo la oportunidad de felicitarte por medio de un capítulo y agradecida de corazón porque sigas aquí, leyéndome y disfrutando de mis libros. Te deseo lo mejor también para este año y pido que Dios te regale muchos años más de vida. ¡Feliz cumpleaños!
Dos capítulos más (mínimo) y estaré concluyendo esta historia para continuar con otra, pronto les mostraré la portada, nombre y sinopsis. La cuarentena tiene su lado bueno :-)
Nos leemos pronto.
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[Capítulo 28]
{Aiden}
Fuimos al médico al siguiente día de haber arreglado las cosas entre nosotros, Sadashi tenía doce semanas de embarazo y a pesar de todo, estaba en muy buen estado. Nuestro hijo era apenas una mancha diminuta, pero con un corazón tan fuerte que cuando lo escuché, casi paralizó el mío; ese fue entre muchos, el mejor momento de mi vida y lo que dio por sentado que sí, sería padre y me convertiría en ello gracias a la mujer que amaba con todas mis fuerzas.
Sadashi estaba haciendo su mejor intento con toda esa situación y en verdad veía sus ganas por vencer los miedos.
Llamé a mis padres esa noche para comentarles lo que estaba pasando, madre fue la que más mostró su felicidad cuando le hablé de la decisión final de Sadashi y de todo lo que el médico nos dijo y, por recomendaciones de padre decidimos que mantendríamos en secreto lo de nuestro hijo debido a la situación que estábamos viviendo. No íbamos a poner en peligro a Sadashi ni al bebé y debíamos ser inteligentes para que nuestros enemigos no vieran eso como su método para llegar a mí.
Miré el móvil cuando la alarma que me recordaba las vitaminas de la asiática, sonó. Estaba en mi oficina y ella acababa de llegar con una cajita plástica repleta de frutas.
—Ya escuché —murmuró mientras se comía una fresa.
Ya había pasado un mes desde que nos pusimos en control médico, al principio me dijo que no era necesario usar alarmas como recordatorios, pero tras dos semanas le demostré que sí. Estaba delgada a pesar de comer más que yo y me preocupaba ver que su vientre no aumentaba, aunque el doctor dijo que era normal y que un estómago grande no era significado de un bebé sano.
—Recuerda que debes controlar las frutas que comes por...
—¡Aiden! —se quejó. Como siempre, seguía siendo un experto para sacarla de sus casillas, pero necesitaba que ella siguiera las recomendaciones del doctor.
Le había dado por comer mucha fruta, quería eso durante todo el día, desayuno, almuerzo, cena y meriendas. Eso a primera vista parecía bueno y saludable, pero lo cierto era que no. En la última revisión que tuvo su glucosa salió alta debido a la cantidad de azúcar natural que estaba ingiriendo y la recomendación fue que limitara el consumo de frutas a una diaria y de preferencia que fuesen verdes. Por supuesto que eso estaba siendo un castigo para mi chica ya que a nuestro hijo le daba por pedir uvas, manzanas, fresas, duraznos etc. en todo momento del día.
—Ya lo sé, no me lo recuerdes porque siento ganas de matar a ese doctor por mandarme a comer solo lo que él quiere —se quejó y negué—. Y te juro que en ese contenedor está la cantidad exacta que se me permite comer, solo que la pedí con un trocito diferente de cada fruta para no desear nada —explicó y asentí.
Se acercó a mí para coger un poco de agua y bebió sus vitaminas, cuando terminó la cogí de la cintura y la acerqué más.
—¿Quieres que vayamos a comer algo al salir de aquí? —cuestioné y ya que ella estaba de pie y yo sentado, aproveché para besar su abdomen.
Ella me acarició el cabello al tenerme en esa posición y puse el oído presionado en su barriga, me gustaba hacer eso y siempre por las noches tenía la costumbre de desnudarla y acariciarle el vientre mientras hablaba con nuestro bebé. Sadashi se rio de mí cuando lo hice por primera vez, pero con los días noté que ella misma se metía a la cama sin ropa para que la consintiera. Por su puesto que antes de todo le hacía el amor, ya que tener a esa chica desnuda y dispuesta para mí, no era fácil de resistir.
—Solo si es un filete jugoso de carne —dijo.
—Eres una golosa, ¿no tienes suficiente conmigo? —inquirí separándome de ella.
Rio por lo que dije y en segundos ya la tenía ahorcajadas sobre mí.
—La verdad es que no, no me das suficiente —susurró.
—¡Auch! Eso dolió —dije y rio aún más.
Se veía más hermosa cuando se reía de esa manera, su nariz se arrugaba un poco y mostraba todos los dientes. Ese día vestía una camisa de cuello alto y manga larga en color lila o gris, como sea, y un pantalón negro, su cabello estaba más largo y lo usaba suelto. Sus ojos brillaban y de verdad que me iluminaban la vida. Esa chica me tenía loco y ella lo sabía.
—Y te puedo jurar que en verdad le dolió —nos interrumpió Dasher de pronto.
Detuve a Sadashi cuando quiso quitarse de encima de mí. Todavía no se acostumbraba a que la vieran dándome esas muestras de amor y a mí me encantaba exponerla, no de mala manera. Dasher se alegró cuando nos vio juntos de nuevo y se metió en una pelea con mi chica al intentar amenazarla con que se las pagaría caro si me volvía a dejar. Me reí al verlos como dos niños discutiendo y más por la razones que según Dash, creyó que nos distanciaron. Al final Sadashi terminó preguntándome por qué no les dije a ellos la razón verdadera de nuestra corta separación y le dije lo que pensaba.
Nadie tenía que juzgarla por nada, ni siquiera yo lo hacía.
—Ella sabe que le doy lo suyo, solo me provoca para que le dé más en el momento que se le antoja —dije y me gané un golpe por parte de mi guerrera.
—Como sea, siento interrumpirlos, pero necesito pedirles un favor —habló y terminó de entrar en mi oficina—. Tengo planes con Bárbara desde hace unos días, pero no quiero dejar sola a Essie.
—Bueno, eso es fácil de solucionar. Inclúyela en tus planes y llévala a donde sea que vayas con tu Barbie —aconsejó Sadashi y me reí. Dasher la miró con cara de pocos de amigos.
Lo dicho antes, a esos dos les encantaba chincharse cada vez que podían.
—¡Por Dios, Sadashi! Quiero darle la follada de su vida a mi novia y quieres que lleve a mi hermanita —se quejó él.
—¡Joder! A estas alturas de la relación y todavía no la has follado como se debe. Hombre, como que eres de los que mucho bla, bla, bla y poco cha, cha, chan.
«Dasher cero, Sadashi uno», pensé y pegué tremenda carcajada.
—¡Mierda! Te concedo esta —aceptó Dash riéndose también—, pero me refiero a que es una noche especial para ella y quiero consentirla como se debe —explicó.
Cada vez lo veía más serio con Bárbara, se presentaron a sus familias y convivieron en su momento cada quien con la familia del otro y me alegraba eso, de verdad que sí, aunque todavía no miraba a Dasher como pensé verlo cuando se enamorara. Essie estaba de vacaciones y había llegado a visitarlo y pasar unos días con él, aunque también conmigo a pesar de que aún no la veía desde que llegó a la ciudad. Y pues, yo tenía a Sadashi todos los días a mi lado y la disfrutaba en el momento que quería, así que no vi mal incluir a Essie ese día en mis planes.
—Podemos llevarla a comer con nosotros y luego ir al cine, ¿qué dices, nena? —inquirí a Sadashi y se encogió de hombros.
—Me parece bien, a ella la tolero más que a Leah. Es menos parlanchina y se mete menos conmigo —explicó serena.
Las cosas entre ella y Leah iban mejor y me alegraba eso, aunque a Leah le encantaba joder a Sadashi y esta última con todas las hormonas revolucionadas, perdía la paciencia más fácil que antes.
—Será porque siempre le pones cara de asesina. ¡Joder, Sadashi! En serio necesitas que mi primo te dé más de lo suyo para que te relajes.
Ahí iban de nuevo.
Ambos se metieron en su ya tan familiar dime que te diré y solo me reí y disfruté de los dos chiquillos que se adueñaron en ese momento de mi oficina. Por momentos, al verlos, imaginaba a mi pequeño o pequeña peleando con su mamá por algo tan insignificante y supe con seguridad que mis días dejaron de ser monótonos desde que esa Engreída llegó a mi vida, ella y nuestro hijo me complementaban a la perfección.
Horas más tarde fuimos por Essie a casa de Dasher, estaba feliz de vernos y yo a ella, aunque no conté con que llegara con su gato negro, que dejó de ser un cachorro desde hace mucho. La molesté diciéndole que me sentía celoso ya que dejó a un lado a Sabina —la perrita que yo le regalé— y se defendió diciendo que estaba muy grande y por eso no podía cargarla.
—Ese es un collar bastante elegante para un gato —mencioné al ver el objeto en el cuello del animal.
Era un collar plateado con un dije en forma de luna hecho de cristal blanco.
—No te metas con mi Luna, déjame darle sus gustos. Además, fue un regalo —se defendió y nos reímos con Sadashi. Todavía me parecía loco que le hubiese puesto nombre femenino a un macho.
Al final, Essie decidió quedarse con nosotros unos días, alegando que se moriría del aburrimiento con Dasher. Se propuso enseñarle a cocinar a Sadashi y me gustaba verlas juntas en la cocina haciendo sus desastres, aunque el intento valía la pena. La asiática se estaba volviendo fanática del gato y en varias ocasiones tuve que decirle que tuviese cuidado ya que no me sentía cómodo con que lo cargara por tanto tiempo en su estado. El embarazo seguía siendo un secreto para la familia, así que cuidé los momentos en los que le dije tal cosa y no desconfiaba de mi prima para nada, era solo que tenía que cuidar de mi chica y nuestro bebé, ante cualquier circunstancia.
Ya cuando Sadashi no pudiera ocultar su estado, se lo comunicaríamos a la familia y tomaríamos otras medidas.
—Chicos, ¿escucharon del nuevo restaurante que abrirán en el centro de la ciudad? —preguntó Essie. Llegó a nuestra habitación mientras veíamos la tele y se acomodó a nuestros pies, en la cama.
Su dichoso gato iba detrás de ella y se subió en sus piernas cuando la vio tan cómoda.
—Sí, hoy es la apertura —dije.
Era un nuevo restaurante de hamburguesas y según las opiniones de muchos clientes, ya que la cadena venía de otros estados, aseguraban que eran las mejores que probaron en sus vidas.
—¿Podemos ir? —preguntó Essie con emoción y nos miramos con Sadashi.
—Admito que se me antoja un poco de grasa, pero no creo que sea bueno ir hoy —opiné y Sadashi asintió de acuerdo.
—Ese restaurante tiene muy buena fama y mucha gente esperaba que abrieran uno en la ciudad, así que estará repleto y sabes que no es seguro que estemos en lugares así —le explicó Sadashi.
Essie ignoraba todo lo de nuestra de familia, pero sabía que nos cuidábamos mucho y se lo adjudicaba a que era porque teníamos dinero. Así que comprendió y se conformó con no ir.
—¿Qué te parece si vamos el lunes? Ese día estará un poco más tranquilo ya que a la gente le habrá pasado el alboroto de la apertura —propuse y se alegró.
—Sí, a mí también me parece muy bien el lunes —me apoyó Shi.
—¡Perfecto! Le diré a Dasher tal vez quiere acompañarnos y llevar a Bárbara —comentó y la animé a hacerlo.
También se lo propondría a Lane, me hacía falta ya una buena noche en compañía de los amigos y parte de mi familia.
____****____
El lunes llegó pronto y cuando llegué de la oficina junto a Sadashi, Essie ya nos esperaba ansiosa por ir a comerse una buena hamburguesa. Después de todo, solo seríamos los tres ya que Dasher tenía planes con Bárbara y Lane decidió viajar a última hora hacia Richmond para verse con Leah. A las siete de la noche tomamos camino para el Town Center, la hermosa Estrellita iba en el asiento trasero del coche hablando con tía Laurel —su madre— y junto a Sadashi nos reíamos por la sarta de maldiciones que la señora Black soltaba, molesta porque a su primogénito le daba por abandonar a su hermana solo porque le preocupaba más que su amigo —y con eso se refería al pene de su hijo— no se oxidara.
—Ya tía, cálmate. En tu interior bien sabes que soy más divertido que tu hijo y por eso Essie prefiere estar con nosotros —dije. Essie la tenía en altavoz así que me escuchaba y sabía que la escuchábamos.
—Cuídame a mi princesa, cariño —pidió— y siento mucho que arruine las noches de diversión con tu novia.
—No las arruina, hemos aprendido a ser silenciosos —solté.
—¡Aiden! —gritaron Essie y Sadashi al unísono.
Me reí al oírlas y tía Laurel me acompañó.
—Seh, eres mi favorito —dijo y nos reímos más.
Sabía que no era así, ya que dependía de la situación, siempre nos decía ya sea a Daemon o a mí, que éramos sus favoritos.
Nos despedimos cuando llegamos a Shake Shack y me sorprendí al ver que no estaba tan solo como lo esperábamos, pero era algo que se podía manejar. El lugar era ameno, perfecto para pasar un rato tranquilo con amigos o familia en un día cualquiera; había algunas mesas afuera por si el cliente prefería estar al aire libre y viendo las luces de los edificios más exclusivos de la zona, aunque nosotros preferimos quedarnos en el interior.
Hicimos nuestro pedido en cuanto llegamos y luego nos acomodamos en las butacas acolchonadas. A Essie le divertía platicarnos sobre la fundación de sus padres y lo mucho que disfrutaba el colaborar con las trabajadoras de allí y darles una mano con los niños que recién llegaba. Nos comentó que quería dedicarse al trabajo social cuando el momento llegara y de hecho, ya estaba tomando algunos cursos para adelantarse.
—¡Madre mía! Eres una adolescente a penas y ya tienes planeado todo tu futuro —comentó Sadashi y Essie se encogió de hombros, ella tenía dieciséis años.
—Esta hermosa Estrellita es más lista que Dash, Leah, Abby, Daemon y yo juntos —dije.
—Eso no lo dudo —se burló Shi y la miré divertido—. Sobre todo, es más madura que tú. Mira que decirle esas cosas a la señora Black —reprochó recordando mi broma, pero no estaba molesta.
—Bueno, en ese caso incluye también a mamá, que no imaginas por las cosas que me hace pasar a veces —se quejó Essie y nos reímos.
Ya sabíamos que tía Laurel era todo un caso e incluso Dasher pasaba por algunas vergüenzas cuando a su madre le daba por aconsejarlo frente a sus amigos, pero también admitíamos que era el alma de las fiestas y la única persona que no nos dejaba decaer aun en los momentos más difíciles y, a los jóvenes de la familia nos encantaba ver cuando le daba por joder a padre y lo sacaba de sus casillas.
Entre anécdotas familiares y conversaciones sobre el futuro, se llegaron las diez de la noche en aquel restaurante; la hora de que lo cerraran había llegado y nos preparamos para irnos sorprendidos de que el tiempo transcurriera sin sentirlo. Decidí llamar a Sebastián antes de salir, y aprovechando que Essie fue al baño, para que estuviese pendiente, ya que nos escoltaban desde puntos clave para no interferir ni llamar la atención.
—¡Joven! —Lo escuché llamarme.
—Vamos a salir en unos minutos —dije, esperando a que Essie llegara del baño, pero no recibí respuesta de su parte y de pronto vi que la llamada había finalizado.
En ese instante Sadashi tomó su móvil cuando recibió una llamada de Caleb y yo vi el mío al percatarme de que padre me llamaba.
—¡Escorpión y los Vigilantes están ahí, Aiden! ¡Esos hijos de puta lograron burlar nuestro sistema de rastreo!
—¡Puta mierda! —dije y vi que Sadashi también maldecía.
—¡Algo pasó con tu equipo ya que perdimos contacto con ellos!
—¡Lo sé! Llamé a Sebastián, pero la llamada se cortó de inmediato —avisé.
—Nosotros vamos en camino, hijo y hemos enviado a otro equipo cercano para que los apoyen, pero hasta entonces, necesito que resistan y se protejan.
—¡Mierda! —gritó Sadashi cuando un proyectil impactó en los ventanales de vidrio del restaurante.
—¡No se tarden, padre! ¡Estos hijos de puta ya están atacando! —avisé.
Fui listo y cogí a Sadashi del cuello para hacerla meterse debajo de la mesa cuando más impactos de balas comenzaron a destruir las ventanas. Los gritos de los trabajadores y algunos clientes que quedaban no se hicieron esperar. Esos imbéciles sabían que no tenían mucho tiempo y que la policía llegaría pronto, así que tiraron a matar para poder meterse por nosotros pronto.
En ese momento Sadashi y nuestro hijo eran todo lo que estaba en mi cabeza y tuve miedo de que algo les pasara. Nos podíamos defender y muy bien, pero seguíamos siendo de carne y hueso y debíamos protegernos de las balas. Essie llegó a mis pensamientos y con ella otra preocupación más que añadí a mi lista, rogué para que estuviera a salvo en el baño y en cuanto tuvimos la oportunidad corrimos hacia él.
—¡Me cago en la puta! Estos mal nacidos escogieron el momento perfecto para atacarnos —me quejé cuando llegamos a un área que nos protegía con sus paredes.
—Esto lo estudiaron bien, Aiden. Esos imbéciles saben que no tenemos armas —señaló Sadashi y estuve de acuerdo—. Tenemos que llegar a tu prima antes de que sea tarde.
—Lo sé, pero no te quiero poner en riesgo a ti. ¡Joder! Necesito proteger a Essie, aunque no puedo perderte de vista —me quejé.
—Essie no sabe defenderse, yo sí. Y sé lo que estás pensando, pero justo ahora necesitamos ser un equipo, Niño Bonito —Negué, más disparos comenzaron a escucharse y quise gritar por la frustración—. Ve por Essie, voy a mantenerme a salvo y a nuestro hijo, no dejaré que me dañen, que nos dañen.
—Corre a la cocina, es seguro que allí encontrarás cuchillos. Me reuniré contigo en cuanto tenga a Essie —acepté.
Quería protegerla, pero sabía que tenía razón. Sadashi era mi guerrera y Essie necesitaba de mi ayuda.
—Cuídense, nena, por favor —supliqué. Sadashi asintió y antes de arrepentirme la besé y luego me fui.
Corrí hasta protegerme en el pasillo que me llevaría hacia el baño y miré hacia atrás para ver a Sadashi, en ese instante ella estaba corriendo hacia la cocina y rogué para que nada malo le pasara. Tenía que confiar en que todo saldría bien.
Cuando llegué al baño de mujeres abrí la puerta de golpe y grité el nombre de mi prima, ella me respondió de inmediato y la encontré echa un ovillo sobre el retrete de uno los cubículos. Me abrazó en cuanto me vio y me aseguré de que estuviera bien, dijo que estuvo a punto de salir cuando escuchó los disparos y el miedo la obligó a buscar refugio; preguntó por Sadashi y le dije que ella estaba bien —seguía rogando porque así fuera— y que necesitábamos reunirnos con ella.
—Quiero que te mantengas detrás de mí y hagas todo lo que te diga —pedí y asintió.
La pobre estaba pálida y miraba a su alrededor como loca.
Tiré de mi camisa y corté una parte para envolverla en mi mano y antes de salir golpeé el espejo hasta quebrarlo y cogí uno de los pedazos para usarlo como arma, la tela debía protegerme un poco y con eso decidí salir e ir en busca de Sadashi, pero antes de eso oí a varios tipos acercarse y le pedí a Essie que se metiera en el último cubículo, yo me quedé tras la puerta y esperé paciente a que entraran. Eran dos imbéciles vestidos de negro y antes de que me vieran clavé el vidrio en el cuello del último que entró y lo usé como escudo cuando su compañero decidió dispararme con un subfusil.
Para mi suerte, el tipo que usé como escudo llevaba puesto un chaleco antibalas y en cuanto pude lo lancé hacia su compañero, pero en el proceso me quedé con su arma y disparé directo en la cabeza del que me atacaba.
—¡Joder! Vienen muy bien preparados —dije cuando tomé el subfusil de uno de ellos.
Era un PP-19 Bizon diseñado por rusos, no había tenido la oportunidad de tener uno en mis manos, pero lo conocía debido a los juegos que nos encantaba jugar con los chicos en PSP . Me quedé con él y con la semiautomática que usé para deshacerme de uno de los Vigilantes y corrí hacia donde estaba Essie.
—Sé que sabes usarlas y tienes muy buena puntería —dije al darle la semiautomática.
—Sí, pero con el tiro al blanco, Aiden, no con personas —se quejó y limpió las lágrimas que había soltado.
—Tío Darius no te enseñó por gusto, Essie. Necesito que la uses si es necesario. Debemos llegar a Sadashi y ayudarle, trataré de protegerte, pero quiero que tú me protejas a mí si se llega el momento.
—¡Dios mío! —sollozó, estaba asustada hasta la mierda y no la culpaba. Ella nunca debió estar en una situación como esa y me sentía culpable.
—Cariño, Sadashi está embarazada y te juro que ahora mismo estoy que me cago del miedo por ella y nuestro bebé —susurré. No era el mejor momento, pero confiaba en esa niña con mi vida y tenía que hacerla reaccionar.
Me miró con sorpresa al escucharme y otro tipo de miedo se instaló en sus ojos, cogió el arma con seguridad y su manera de tomarla demostraba lo mucho que las conocía. Sí, Essie tenía una puntería de puta madre y las armas la apasionaban tanto como ayudar a los niños de la fundación de sus padres, pero disparar solo era un pasatiempo para ella y entendía el terror que le provocaba el pensar en atentar contra una persona.
—Vamos por tu familia y por favor, salgamos de aquí pronto —suplicó.
Eso era también lo que yo más quería.
Con ella detrás de mí, salimos de los baños, pero antes le quité el chaleco antibalas a los tipos que asesiné. Essie cerró los ojos para no verlos y la ayudé a colocarse la protección, al ponerme la mía nos encaminamos hacia la cocina y en el proceso me deshice de otros Vigilantes que se interpusieron en mi camino. Me urgía llegar a Sadashi y ayudarla, necesitaba ponerla a salvo junto a nuestro hijo y Essie.
—¡Joder! —dije. Essie se tragó un grito cuando la tiré contra una pared y evité que las balas le dieran.
En cuanto pude me asomé con cuidado en la pared que yo me cubría y busqué al malnacido que me impedía llegar a mi destino, disparé cuando lo identifiqué y le hice una señal a Essie para que corriera a la cocina. Allí se escuchaban gritos de lucha y reconocí los de Sadashi, yo era el que tenía que correr y ayudarla, pero había más imbéciles que me retenían y rogué para que Essie cogiera valor y ayudara a mi chica.
Me atacaron con más disparos y respondí igual hasta que tuve la oportunidad de correr a la cocina, en cuanto entré vi a Essie disparar en las piernas de dos hijos de puta que atacaban a Sadashi y ella terminó de hacer el trabajo que mi prima no podía.
—¿Estás bien? —pregunté cuando llegué a ella.
—Sí, no te preocupes —aseguró—. Ahora mismo tengo ganas de buscar a esos cobardes y hacerlos comer mierda, pero es un lujo que no puedo darme de momento —La abracé al escucharla, esas ganas que tenía de matar solo me confirmaban que sí estaba bien y agradecí por eso.
—Tenemos que salir de aquí —dijo Essie y ambos la miramos—, no puedes ponerte en más riesgos —dijo hacia Sadashi, ella me miró y asentí diciéndole así que mi prima ya sabía de nuestro bebé.
—Era la única manera de que cogiera valor —expliqué y Sadashi asintió— y por favor, Essie, no menciones nada de lo que te dije por ningún motivo. Es por seguridad.
—Lo sé, lo entiendo.
—Vamos —dijo Sadashi tras tomar el arma de uno de los hombres a sus pies—. El otro grupo de Grigoris está a veinte minutos de aquí y si queremos aguantar hasta que lleguen, tenemos que buscar dónde escondernos. Esta vez pasaremos de ir al frente del ataque.
—Vamos —la apoyé.
Por primera vez ambos pasaríamos de la diversión ya que había personas importantes a las que debíamos proteger. Comenzamos a caminar hacia una salida de emergencia, ningún lugar del restaurante era seguro, pero teníamos que arriesgarnos. Seguimos a un grupo de trabajadores que intentaban huir y ponerse a salvo y rogué para que los Vigilantes se confundieran, mas eso era mucho pedir y lo descubrí cuando Essie gritó detrás de mí.
Un Vigilante había caído de los conductos de aire y la cogió por el cuello, estaba encapuchado, pero su forma de verme me hizo saber de quién se trataba.
—Atacando por la espalda, como el cobarde que eres —espeté y en sus ojos vi que estaba sonriendo con burla.
Lo apunté con mi subfusil, aunque sabía que no podía dispararle.
—Como cobardes o como inteligentes —dijo una voz con acento asiático que reconocí a la perfección.
Me había girado para poner mi atención en Demian, quien tenía a Essie del cuello y cometí el mayor error de mi vida, pues dejé de ver a Sadashi y cuando me giré hacia ella, el maldito de Kwan la apuntaba con un arma en su sien.
—Todo depende del lado en que estés —siguió diciendo con un tono arrogante y victorioso.
Tragué con dificultad y por primera vez perdí el valor ante la posibilidad de perder a las personas más importantes de mi vida. Sadashi se mantuvo quieta y vi en sus ojos que también sentía miedo y no por ella.
—¿Sadashi nunca te mencionó cuáles eran las debilidades más grandes de la vida? —cuestionó irónico para mí. Lo estaba apuntando con mi arma, mas en ese instante otro Vigilante llegó y me encañonó— Eso fue algo fundamental en nuestras vidas, amor —dijo hacia ella y besó su mejilla— y por lo visto lo olvidaste ya que ahora, tú estás a mi merced y yo a punto de deshacerme del chico que juraste que me haría comer mierda.
—Suéltala, me tienes a mí. Eso es lo que quería ¿no? —exigí y rio.
—Por qué dejarlas ir cuando corrimos con la suerte de llevarnos la promoción del tres por uno —señaló—. Vaya que este restaurante consiente a sus clientes de la mejor manera —siguió y comenzó a reírse.
Sadashi negó, diciéndome así que no intentara nada. Estábamos rodeados y no podíamos hacer más que cooperar y rogar para que los refuerzos llegaran y si no, para que mis padres nos localizaran antes de fuera muy tarde.
—Ya sabes qué hacer con él —Kwan se dirigió hacia el tipo que me encañonaba y lo escuché quitar el seguro de su arma.
—¡No, por favor! ¡Se los suplico, no lo dañen! —gritó Essie con desesperación.
Quise mirarla, pero en ese instante sentí que clavaron algo en mi cuello y en segundos mi cuerpo se puso pesado y caí al suelo.
—¡Maldito hijo de puta! —Escuché a Sadashi a lo lejos.
Y mi decepción fue grande al saber que no pude protegerla ni a ellas ni a mi bebé.
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