¿Estabas borracha?
AntonellaJustiniano8 & Jacquelin9512
Felicidades chicas y gracias por seguir aquí, después de tres años. Les deseo lo mejor y que todos sus sueños se cumplan. Espero que la hayan pasado y la estén pasando de lo mejor.
Una disculpa a todos, pero mis días requieren de toda mi concentración al igual que la escritura y no puedo prestarla a medias a ninguna de las dos cosas, pero aquí está el nuevo capítulo.
Para quienes esperan actualización de Corazón de Hielo, lo haré hasta el otro martes con 4 capítulos.
Gracias a todos los que esperan pacientes y entienden mis retrasos.
Pd: Perdón por los errores que puedan encontrar, pero esta vez me tocó escribir desde el móvil.
Disfruten el capítulo 😘😘😘
[Capítulo 7]
{Aiden}
Sadashi tomó sus cosas y siguió su camino como si estuviera a punto de entrar a su casa. Lane la miró intrigado y Leah me vio a mí con pena por lo que su novio acababa de soltar. Todo cambió en ese instante y madre podía estar tranquila desde ese momento, ya que si algo me alejaba de una mujer, era el que mi hermano se la haya comido antes.
—¿Se va a quedar con nosotros? —Quiso saber el bocón y negué por su reacción de sorpresa.
—Y dormirá en la habitación de D —agregué con ironía para seguir alimentando su morbo.
La situación era algo que a Lane le causaba mucha gracia, según veía.
—Con razón no pidió que la guiaran, si ya la conoce a la perfección —soltó y reí sin gracia.
—Amor, ¿estás seguro de lo que dices de ella y D? —No sé por qué Leah hizo esa pregunta, pero me intrigó la respuesta de Lane.
—Tanto como que me llamo Lane y soy el amor de tu vida —dijo para luego darle un beso.
Miré hacia otro lado y me sentí extraño de presenciar semejante acto, nunca me acostumbraría a que una de mis chicas estuviera de novia y sabía que eso me pasaría con todas las mujercitas de mi familia. No era por razones pasadas, se trataba más bien de sobre protección.
—Rato después de que D nos comentó que la dejó durmiendo en su habitación, subí a la mía porque mi móvil se estaba quedando sin batería. Sabes que queda frente a la que ahora será la recámara de esa chica, y la vi salir de ahí en esa ocasión, se estaba acomodando el cabello y sonreía mientras negaba por algo. No hay necesidad de ser tan inteligente como para deducir que era la chica misteriosa de la que tu hermano nos habló —contó como si el suceso era para no olvidarlo jamás.
Respondiendo a la pregunta de Leah y sacándome a mí de la duda.
Decidí terminar de llegar a casa después de eso y subí a mi habitación, por supuesto que Lane quería saber más acerca de la razón por la que Sadashi se quedaría con nosotros y dejé que Leah le informara lo que yo le dije a ella en el viaje. Mi amigo tenía mi confianza, pero no iba a decirle el verdadero motivo que tenía nuestra inquilina, era mejor que ignorara ciertas cosas.
Cuando entré a mi recámara lancé la bolsa de viaje cerca del clóset y encendí mi portátil, necesitaba despejar mi cabeza de todo lo que estaba sucediendo y solo lo lograría escribiendo. Había comenzado con ese hábito luego de lo sucedido con Leah y Yuliya, y terminé escribiendo un poco de mi historia. La primera parte ya casi la terminaba y en ese instante mis dedos e imaginación volaron, haciéndome viajar a un pasado que quería plasmar en papel como una enseñanza de lo que no debía volver a hacer, de los errores que me enseñaron a mejorar y los sucesos que me marcaron y adentraron en un mundo que solo leí en libros.
—¿Me estás escuchando?
—¡Joder! —grité cuando escuché a Sadashi.
Me llevé la mano al pecho y la miré asustado, ella quiso esconder una sonrisa, mas le fue imposible.
—Vas a terminar matándome si apareces así siempre —me quejé.
Cerré el portátil cuando me percaté de que su mirada estaba puesta en la pantalla.
—He tocado varias veces y no respondiste y estando en la situación que estamos, no puedo fiarme ni dentro de esta casa. Quería asegurarme de que estabas bien y entré sin que me invitaras —explicó.
Usaba unos leggins negros que se acentuaban demasiado en sus curvas y las hacía lucir más voluminosas, la cinturilla llegaba arriba del ombligo y lo noté gracias a que su playera estaba cortada para solo cubrir sus pechos, era holgada, pero le daba un aspecto desenfadado y sexi. Todo lo que usaba era en color negro y su cabello que estaba más corto que cuando la conocí, lo llevaba en una coleta.
Sadashi no usaba maquillaje o eso noté todas la veces que la vi, mas la naturaleza le dio unos labios gruesos y rojos muy exquisitos, su piel siempre estaba tersa y el lunar que tenía cerca de su ceja izquierda llamaba mucho mi atención. Era muy cuidadosa con sus pestañas y algo se hacía, pues he visto muchas asiáticas en mi vida y no las tenían tan largas y rizadas como las de ella.
Carraspeó para llamar mi atención de nuevo, era fácil perderla cada vez que la veía. Es pequeña y delgada, pero con las curvas suficientes para que mi cabeza de arriba dejara de pensar y la de abajo se activara.
Me costaría dejar de verla así.
—¿Viniste solo a ver si estoy bien? —pregunté.
—Claro que no, pasé a avisarte que estaré entrenando un rato. Sé que tienen un mini gimnasio en la cochera y lo aprovecharé cuando pueda y si no les molesta a tus amigos y a ti —señaló.
—Úsalo cuando quieras, normalmente preferimos ir al gimnasio de Evan. —la alenté.
—Bien, avísame si piensas salir para estar lista —pidió y asentí.
Comenzó a irse y su culo se veía precioso con esa tela de panal con la que estaban tejidos sus leggins, aun así, le hice una pregunta que me estaba rayando la cabeza.
—¿Estabas borracha? —Se detuvo al escucharme y me miró sin saber de qué hablaba— Cuando te acostaste con D, ¿estabas borracha? —aclaré.
Rascó su nuca y sonrió divertida.
—¡Diablos, Niño Bonito! En serio debes aprender a no suponer, a no creer todo lo que te dicen y a controlar tu curiosidad.
—Responde —pedí y me miró con dudas.
—¿Por qué es importante para ti saberlo? ¿Qué cambiará si respondo a eso? —cuestionó.
—Quiero comprobar si solo es conmigo que te acostarías estando borracha, si yo soy esa excepción que no quieres cometer.
—No sigas insistiendo con eso, nada pasará entre nosotros —aclaró.
—Ya no insistieré, si te acostaste con D eres intocable para mí.
—¿Codigo de hermanos? —preguntó con burla.
—Míralo de esa manera o como que no me gusta repasar lo que él toca, pasa también con las chicas que han estado antes conmigo, se vuelven intocables para él. Ya sabes, compartimos la sangre y el físico, no a las mujeres.
La burla despareció en ese instante de sus rasgados ojos, solté una estupidez y lo aceptaba, pero verla tan altanera me cabreaba.
—No estaba borracha cuando entré a su entonces habitación, pero me emborraché rato después. Bebimos juntos, de hecho. ¿Es suficiente respuesta para ti?
Si alguien quería saber cómo dañar el orgullo de un hombre, que le preguntaran a esa mujer frente a mí, ya que sabía hacerlo muy bien.
—No saldré, me quedaré aquí hasta mañana, así que haz lo que quieras —recomendé y me giré de nuevo hacia mi laptop, la abrí y esperé a que se fuera.
Escuché la puerta cerrarse, cerré los ojos unos segundos y negué. Odiaba dejar pasar una oportunidad y no poder estar con alguien que me atraía como lo hacía Sadashi, pero dije que no tocaría a ninguna mujer que hubiese estado con Daemon y pensaba cumplirlo.
____****____
Me reía de algo que Leah dijo, había bajado a la cocina para comer y la encontré ahí tratando de preparar sushi. Lane fue a la tienda por algunos ingredientes que les hacían falta y ella estaba luchando porque los rollitos de arroz le quedaran perfectos. Quería impresionar a su chico, pero las cosas no le estaban saliendo como quería.
—Intentalo tú —me animó y se hizo a un lado.
Me había burlado de ella por un buen rato y ya comenzaba a cabrearse, por eso terminó retándome.
—¿Si recuerdas que madre nos envió a D y a mí a un curso de cocina? —pregunté.
—Sí y también recuerdo que tú terminaste aprendiendo a hacer postres y D las recetas difíciles de los platillos principales porque eso no se te daba bien.
—Las difíciles, eso no significa que no pueda hacer las fáciles y el sushi lo es —me defendí.
—Ya, ayúdame entonces. No quiero que Lane llegue y yo no haya hecho ni siquiera un maldito rollo de arroz —se quejó.
De verdad buscaba impresionarlo y me apiadé de ella al verla tan desesperada. Sonrió cuando me vio lavarme las manos y ponerme el delantal, también alzó una ceja al verme tan dedicado a lo que iba a hacer.
Me acerqué a ella y le di un golpecito en su costado con mi cadera, se estaba divirtiendo al verme en plan profesional.
—Mira y aprende —sugerí y le guiñé un ojo
—Fanfarrón —bufó.
Pero hizo lo que le pedí y estuvo ahí mirando atenta y acercándome cada cosa que necesitaba. Nos habíamos alejado demasiado, pero justo en ese momento y gracias a que sus habilidades culinarias no eran tan extensas, volvimos a ser Leah y Aiden, aquellos primos que estaban juntos siempre, en las buenas, en las malas y las peores; los hermanos por decisión y los compañeros de batallas que dijimos que seríamos para toda la vida.
Rato más tarde teníamos toda una variedad de sushi, ordenados y decorados en sus platos. Al final, agradecía aquel castigo de madre ya que fue por eso que nos metió a aprender cocina. Estábamos en una etapa en la que nos quejábamos por todo lo que se nos daba de comer y exigíamos siempre algo diferente, mamá se cansó de eso y al siguiente día estábamos inscritos en curso culinario que impartían cerca de casa allá en Italia. Nos dejó claro que si no nos gustaba nada de lo que se nos daba y éramos tan mal agradecidos con las personas que trabajaban para nosotros, pues tendríamos que cocinar nuestra propia comida y así complacernos nuestros caprichos.
No podíamos creer que nos hiciera eso y nos quisimos negar, pero bastó una plática de padre para ir al siguiente día de buena gana a nuestro primer gran día. Al final del curso terminamos graduados como los mejores y también nos comimos a varias compañeras.
Todo había que decirlo y claro estaba que aprovecharíamos las oportunidades donde quiera que se nos presentaran.
—¡Joder! Esto está delicioso, nena y a ti te quedaron riquísimas las salsas —Me reí ante el halago de Lane.
Leah sonrió tímida por la pequeña mentira y le cogí la mano por debajo de la mesa para que se animara. No tenía nada malo que quisiera impresionar a su novio y mis clases debían servirle para volverlo a hacer ella sola en otra ocasión. Según Lane, yo solo preparé las salsas cuando él llegó con los ingredientes.
—Sí, cariño. Lo has hecho como toda una profesional. Deberías probar mañana con otro platillo… ¡Auch!
Me reí por lo último, Lane solo miró a Dasher sin entender lo que pasaba o por qué Dash se quejó. Él nos había encontrado cocinando y fue testigo de la mentirilla que montamos, pero quería jugar con eso y al estar sentado cerca de Leah, recibió su merecido por impertinente.
—No te voy a cocinar a diario, tienes que aprender a preparar tu comida —lo regañó Leah.
—Bien, enséñame a hacer algo delicioso y déjame impresionar a Bárbara, la traeré a cenar para que la conozcas —propuso él.
Bárbara es la chica que lo mantenía fuera de casa en los últimos días, es su compañera y al parecer lo tenía muy entusiasmado, tanto como para llevarla a cenar.
—Esa chica es más importante para ti de lo que demuestras —señaló Leah y tanto Lane como yo coincidimos en eso.
Seguimos cenando y poniéndonos al día en todo, ya Lane y Dasher estaban al tanto de Sadashi y este último hasta subió para invitarla a cenar con nosotros, pero se negó con la excusa de que no tenía hambre. Los veía con un trato especial hacia ella y explicaron que se debía a que fue especial para Daemon. Tal vez solo estuvieron juntos una vez o a lo mejor siguieron después de esa fiesta, pero jamás lo sabríamos ya que mi clon no lo recordaba y preguntárselo a la asiática no era una opción.
—Deja, nosotros los lavamos —pidió Lane cuando estaba llevando los platos para el fregadero.
Terminamos de comer y tras conversar y contarles que Abby se iría por culpa de un imbécil al que no podía superar, todos decidimos irnos a la cama; Dasher se excusó por no ayudar a recoger la mesa ya que de pronto dijo que comió demasiado y no se sentía bien, mi intención era colaborar a lavar los platos, pero al parecer, Lane buscaba más tiempo a solas con Leah.
—Bien, solo ten cuidado de lo que haces hoy que los deje solos —advertí solo para él.
Alzó las manos y sonrió de lado.
—Soy un ángel y esperaré hasta el matrimonio —Negué en respuesta y me di la vuelta para irme.
Encontré a Leah en el comedor y la vi con un plato de comida y una copa de vino, alcé la ceja un tanto sorprendido, pues comió demasiado y era increíble que todavía tuviera hambre.
—Deberías llevárselo a Sadashi, no creo eso de que no tenga hambre —Negué.
—Ya la conoces un poco, no tengo ganas de lidiar con los desprecios de esa engreída —dije, puso el plato y la copa de vino en la mesa y se cruzó de brazos.
—Vi tu reacción cuando Lane mencionó lo de D —susurró.
—¿En serio? ¿Vas a sacar ese tema ahora mismo? —inquirí.
—Te gusta y no considero justo que la desprecies solo porque se acostó con tu hermano —Me reí satírico—. Me pongo en su lugar y sentiría horrible que Lane ya no quisiera seguir conmigo solo porque… tú sabes por qué —aclaró.
Pude ver que solo pensar en eso la hería.
—Tu lo quieres, Sadashi por mí solo siente desprecio, así que no la consideres —aclaré y sin que se lo esperara besé su mejilla—. Feliz noche —me despedí.
Miré la comida, pero la dejé donde estaba.
Si bien no debía actuar de esa manera, tampoco tenía ganas de ser bondadoso con una chica que demostraba cada vez que quería, lo mal que le caía.
Al día siguiente me desperté temprano para ir a la universidad y cuando bajé a la cocina por un botella de jugo, Sadashi ya estaba lista y bebiendo un poco de café. El negro era su color favorito y lo vestía casi a diario, pero le quedaba muy bien.
—Buenos días —la saludé.
—Buenos días —respondió y la noté un poco extraña.
—Olvidé algo, voy por ello a mi recámara y luego nos vamos —dije, recordando que no llevaba una ficha que debía presentar con la información para mi graduación.
Ella asintió y comencé a caminar de regreso para mi habitación, pero me detuve en seco al escucharla hablarme.
—Gracias por la cena de anoche, no era necesario que la enviaras con tu prima, pero agradezco el gesto —Bufé una sonrisa.
A Leah le encantaba hacerme bromas pesadas.
—De nada, deduje que eso de no tener hambre fue solo una excusa —solté sin desmentir a la entrometida de mi prima.
—Me siento extraña la verdad, creo que era mejor para mí cuando trabajaba desde las sombras —confesó.
Me puse en su lugar por unos instantes y la entendí.
Mas no le dije nada, solo seguí mi camino y en cuanto estuve listo nos fuimos a la universidad. Todo se manejó entre nosotros como una relación profesional, algunos días hablamos acerca de los Vigilantes y mi interés personal en Demian Sellers, otros solo callaba por mucho que me costara y me limitaba a hablarle cuando era muy necesario.
Como madre lo ordenó, esa chica era mi sombra y se movía con cada paso que yo daba; admito que hice una que otra cosa para ponerla nerviosa o ver hasta donde llegaba siguiéndome y de seguro lo notó, puesto que actuó segura para demostrarme que no la intimidaría.
El jueves madre me llamó para asegurarse de que estaría presente al día siguiente en la despedida de Abby y ese mismo día por la tarde, recibimos una visita que no la esperaba. Todos estábamos en la sala, Lane propuso que viéramos una película juntos y Dasher invitó a Bárbara, la chica se llevó de maravilla con Leah desde el primer segundo en que se vieron y juntas arrastraron a Sadashi para que nos acompañara. Ella era un hueso duro de roer y cuando decía no, no había poder alguno que la convenciera de lo contrario, hasta que Bárbara y Leah unieron sus fuerzas y terminaron siendo más fuertes que su voluntad.
Esas chicas se ganaron mi respeto al lograr tal cosa.
De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban y, aunque su seriedad persistía, cedía por momentos ante las locuras de las dos chicas que la acompañaban —mientras preparaban palomitas de maíz y otros bocadillos para picar— y le robaban una que otra sonrisa. Era una mujer muy diferente cada vez que dibujaba aquella mueca en su rostro y estaba seguro de que deslumbraba a más de uno cuando reía de verdad.
—Es en serio, beso sin enamorarme, escucho sin llegar a creer y abandono antes de que me abandonen. Ustedes deberían ser iguales y les aseguro que se ahorrarían demasiado —soltó de pronto ante algo que Bárbara y Leah le dijeron.
Dasher y Lane también la escucharon aconsejando de esa forma a sus citas.
—Tan bien que comienzas a caerme y sales con eso, Asiática del demonio —Le gritó Dash.
—Solo intento prepararlas ante cabrones como ustedes —se defendió y encongió sus hombros.
—¿De verdad eres capaz de todo eso? —quiso saber Lane— ¿No tienes novio? ¿O esperas por un gruñón en especial? —Negué ante lo último.
A veces era más indiscreto que yo.
Sadashi lo miró con burla al entender por qué dijo lo último.
—¿Alguien mencionó a un gruñón?
Aquella voz y pregunta nos sacó de nuestra conversación y miramos al dueño. Daemon estaba parado bajo el marco de la puerta, con sus brazos cruzados sobre el pecho y una sonrisa socarrona.
—¡Viejo! Al fin te dignas a venir a vernos —Dasher fue el primero en reaccionar y se puso de pie para ir a saludarlo con apretón de manos y un abrazo.
Mi clon había recuperado su peso, el gris miel de sus ojos brillaba, su cabello estaba recién recortado y se notaba como un Daemon nuevo, uno con luz en su vida.
Lane se fue a saludarlo también y tras él, Leah corrió para colgarse del cuello de mi hermano y besar sus mejillas como loca, D decía que odiaba tal cosa y nuestra prima como siempre, hacía lo que nos molestaba. Pero logré ver una sonrisa en mi copia, que intentó ocultar sin éxito.
Era increíble estar juntos de nuevo, como en los viejos tiempos.
—Creí que te vería mañana, en casa de nuestros padres —dije, cuando fue mi turno de saludarlo con un fuerte abrazo.
—No respondiste a ninguna de mis llamadas, así que decidí venir a patearte el culo antes —Ambos nos reímos cuando dijo eso.
—¿En serio te arriesgarás a intentarlo? —satiricé y me miró fanfarrón.
—Tengo trucos nuevos —aseguró y volví a abrazarlo.
Era una versión mejorada de mi gruñón hermano, mantenía su esencia, pero aquella oscuridad que tanto lo abrumó en el pasado, ya no estaba presente y no había nada que me hiciera más feliz.
Dasher se acercó emocionado para presentarle a Bárbara, al parecer, las cosas con esos dos iban serias. Entre Daemon y yo teníamos la habilidad de intuir lo que decíamos con la mirada y asentí para asegurarle que al igual que a él, yo también me sorprendía de verlos así.
—Y esa gruñona de allá, es Sadashi. La conociste muy bien en el pasado —añadió Dash con picardía, cuando Sadashi intentaba marcharse sin que nadie la viera.
Daemon la miró y noté que por un segundo cerró sus ojos, a ella no le agradó el tono con el que mi primo la presentó, mas lo dejó pasar y se quedó observando a mi hermano. Ese fue un momento que deseé no haber presenciado.
—Tengo leves recuerdos de ti —confesó Daemon y, aunque sonreí satírico, también sentí miedo.
No sé si era bueno o malo que comenzara a recordar su pasado y todos ahí creo que pensaron lo mismo a excepción de Bárbara que era ajena a nuestras vidas. Sadashi no sabía cómo reaccionar.
—Eres la loca Asiática —soltó.
—Y tú el gemelo cabrón —respondió ella, Daemon sonrió.
—Te dije que ella fue especial para él —susurró Lane a Leah, pero también lo escuché yo.
En ese instante no supe qué sentir, si miedo o decepción.
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