CAPITULO 5

SIDHARTA

Camino sobre mi lugar pensando si es correcto esto o no, indeciso el poco ancho de la puerta donde vive Caos y su papá Angie.

- Mierda... - Susurro apoyando mi mano en la misma y alzando mi vista para focalizar en el alero algo deteriorado del techo de su departamento.

Como casi todo lo que es el edificio.

No tiene interior, solo escaleras externas te llevan a las diferentes viviendas que reconozco hace magia Angie en sostener como conserje de mantenimiento por el dueño tacaño en ello y en invertir más que lo justo como necesario, según a comentado Sacha a la familia.

Y es lo que me termina de convencer inclinado por la jodida llave en la maceta y acto seguido introducirla en la cerradura, intentando no hacer mucho ruido por si Caos duerme.

Ya que ni los viejos, ni Angie y mismo Sacha.

Y principalmente yo mismo, renegado o no.

No perdonaría que Clark y por más que su departamentito es agradable gracias a su padre, esté sola o con necesidades, estando imposibilitada.

Resoplando entro y con solo dos zancadas llego a la habitación de ambos.

Descubriendo que y aunque si está en su cama, no durmiendo.

Pero lo que me congela alarmándome, que muy triste.

Caos es alegre, positiva y siempre con su horizonte mirando las cosas buenas de las cosas y la vida.

Y verla así, desarma lo que soy con ella y por jodidamente recordarme, azotando mi rostro y hasta mi cerebro como cachetazo, esa misma lágrima y expresión de tristeza, cuando al discutir con mamá en la cocina e irme sin dar mi brazo a torcer en mis pensamientos que nunca justifiqué, la encontré escuchando nuestro pleito.

Supe que fue sin querer.

Y también me había dado cuenta que escuchó parte de la discusión.

Cosa que me hizo enojar más, ya que solo deduje que fue el final y con ello.

Maldita sea.

Mi explosión despotricando negado a ella.

Esa lágrima y su rostro, me lo dijeron.

Misma, que locamente siento y me recuerda a la que veo ahora.

Creo.

Y carajo...

Pero negado a terminar de analizar toda esta situación y ahondar, hago lo que mejor se me ocurre.

Aclaro mi garganta, mirar ceñudo y soltar la primer asnada que se me ocurre.

CLARK

Limpio veloz la lágrima.

- Bostecé... - Finjo estirar mis brazos con flojera, pero ese movimiento de pura sorpresa y hacerlo sin mucho análisis, causa que mi herida tire y haga mueca de dolor.

No importa, lo soporto limpiando mis ojos.

- Creo que tengo obstruido un lagrimal. - Lo primero que se me ocurre. - Y siempre lagrimea...

- ...tu ojo derecho... - Acota por mí, continuando.

O más bien interrumpiendo, haciendo que lo mire extrañado.

¿Y eso?

¿Cómo sabe?

No me mira.

Sigue concentrado mirando todo, para luego ir directo a las cortinas de la única habitación y correrlas.

Es silencioso y yo también lo estoy.

Ni me molesto en preguntarle, ya que Sidharta se maneja.

Mueve.

Habla.

Trata como responde.

Y es así.

Un jodido y lindo robot bombero humano.

- Voy a encender la luz. - Dice y en realidad no me pide permiso, ni siquiera comprendo para que me avisa, porque sin esperar a que entreabra mis labios para darle el okey, ya lo está haciendo iluminando todo, mientras Don Gómez y yo desde la cama, solo observamos su ir y venir en las pequeñas cuatro paredes haciendo el ambiente más chico por su tamaño y cargando su bolso de un hombro que jamás dejó a un lado.

Abre de golpe la cortina que improvisa como puerta de armario y mira pensativo tanto la ropa femenina que cuelgan en las perchas como lo doblado abajo.

Solo veo su ancha espalda vestida con una chaqueta que es parte de su uniforme civil de bombero con su logo bordado atrás.

- ¿Sidharta, qué haces? - No entiendo nada.

Rasca su mandíbula sin jamás dar la vuelta.

- Tu ropa, Clark. - Toda respuesta comenzando a deslizar la ropa colgada en cada percha y juraría que analizando cada prenda.

- ¿Para qué? 

Y me mira serio por sobre su hombro.

- Te voy a... - Cambia la frase, corrigiendo. - Sacha me pidió que te cuide, soy tu tutor, no?

Y abro las sábanas al escuchar eso, pero recordando que llevo camiseta y ropa interior me tapo de golpe, cosa que lo nota y mira para otro lado.

¿Avergonzado?

Y ahora sí, entiendo menos.

Ok.

Yo también lo hice, pero si no es toda mi vida, gran parte de ella por crecer prácticamente juntos, nos hemos visto en paños menores.

Y la realidad, porque no quiero que vea las que elegí cuando me di una ducha.

Una muy viejita de uso, pero me resisto a tirarla por más elástico flojo delatando el mismo ya sin costura y colgando un par de centímetros como un par de agujeritos.

- No lo eres, Sidharta... - Me encantaría, pero sabemos que lejos de eso. - ...solo fuiste amable para que pueda salir del Hospital sin llamar a papá.

Y me mira, más profundamente al escucharme.

Pero no responde a eso, se limita a bajar su bolso al suelo y con fuerza abrir su cierre.

Lo que no sé, por qué, tan enojado.

Me parece.

Y poner un par de cosas que saca de las perchas, como algo de otra ropa de las dobladas y hasta ropa interior de un cajoncito con dos pares de medias.

Asombrándome en como diferencia lo mío de mi papá Angie, cuando somos prácticamente de la misma contextura física, aunque mucho más alto.

Conforme y con un último chequeo vuelve a cerrar y colgar de su hombro.

- Voy a dejar esto al coche y vuelvo por ti, Clark. 

- Yo puedo sola, papá vendrá en pocos días...

Niega.

- Por eso te vienes...

- ¿A la casa de tus padres?

Niega otra vez.

- A la mía...

Mis ojos se abren.

- ¿A la 38?

Y guau.

Ya que es su santuario cuando predomina su antisociedad con el mundo y prohibido acercarse o molestar.

¿Y yo antes que sus hermanos voy a ir?

Me ruborizo.

¿Y dormir?

No tengo tiempo de discutir.

Sí.

Adivinaron.

Ya se fue con su bolso con mis cosas, por eso apuro y tragando las punzadas de los puntos para volver hacer a un costado las sábanas y con ayuda de mis manos, correr mi pierna lastimada hasta logra bajarla con la otra ya sentada en la cama.

Miro con los segundos contados antes que vuelva por algo que ponerme abajo.

Ya veré como hago de cambiar mi viejo calzón con poco elástico allá por uno más sano.

Y por eso con ayuda del borde y procurando ponerme a medio pie y arrastrando voy en dirección al armario divisando un pantalón cortado que antiguamente era un jeans.

Y a medio camino quedo.

No puede ser...

Por ver a Sidharta aparecer y también quedar a su medio camino, cuando ambos nos miramos.

Yo, con la vergüenza de todo el planeta que termine de notar mi rotoso calzón naranja con estrellitas amarillas con más año que el mismo Matusalem.

Y supongo que él, estático con su vista en mi entrepierna y notando los agujeritos.

Mis manos entre sí, van rápido a tapar el más jodido de ellos.

Maldición, tragame tierra.

Uno que está justo adelante por más tamañito, pero mostrando algo...

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