CAPITULO 18

SIDHARTA

Volví a la 38 con el duplicado que mamá me lanzó en el aire, ya que al regreso no tomó la dirección con su coche hacia su casa.

Lo hizo a la mía.

Y me sorprendió eso, pero no tanto como saber que tenía un juego de mi departamento y nunca me enteré.

- Soy madre y Hope Mon, casada con un Montero... - Me dice, elevando una ceja. - ...eso responde a tu pregunta? - Se sonríe.

Y si había alguna posibilidad de enojo por algún tipo de invasión personal, siempre atenta o con control de todo de mi madre siendo muy mayorcito, su respuesta me dejó nulo y hasta le di la razón, sin hablar y solo, asintiendo.

Guau.

Besé su mejilla, aún asombrado y abriendo la puerta del acompañante, bajo su mirada de cariño, suficiencia y de todo, malditamente sé, querido.

Hasta y como de pequeños.

Tuve que voltear para comprobarlo y sí, ahí continuaba.

Esperando con su motor encendido y verificando que entre para marcharse tranquila, como lo hacía ella o el viejo, cuando nos dejaban de niños en la casa de algún amigo, fiesta adolescente o centro comercial.

¿Río o lloro?

Ya que, solo le faltó gritarme que antes de medianoche me recogía como crío de 12 años.

Pero opté por lo primero, negando divertido y hasta mostrándole con gesto de mis manos para su tranquilidad, la puerta abierta y mi ingreso, causando que se sonría más y marcharse satisfecha.

Fue suficiente al hacerlo y por esta a medio abrir lo más silencioso que pude y cual, por la luz de la calle y estando en la entrada el sofá, ver a Caos profundamente dormida en él.

La luz plata de la luna y por la contina mal corrida, atravesaba diagonalmente su rostro.

Específicamente su rostro, provocando y sin que lo sepa, una mueca graciosa por eso.

La cerré mejor y automáticamente esa expresión desapareció, cosa que me hizo sonreír mientras le acomodé lo mejor que pude su cobija cubriendo.

Y sin más, ella en su sueño profundo y yo caminando a las escaleras, rogando que el mío, venga.

Despojándome de mi ropa, me acosté en mi cama.

Solté una respiración.

Mirando el techo.

CLARK

Misteriosamente.

Titulemos así.

Sidharta cuando desperté se encontraba en el departamento, acusando su rostro dormido y cambiado con una muda limpia de civil.

O mal dormido, no lo sabría decir.

También me decía que al final, había pasado al noche acá y no, como esperaba en la estación de bomberos.

El sonido de la cafetera como su aroma de recién hecho de café, me terminó de despabilar sobre un buenos días sospechoso, mezcla de un gran bostezo de mi parte.

- Buen día, Clark. - El suyo sin dejar lo que sea que estaba batallando contra una sartén cociendo y dos huevos que sostenía en su otra mano y creo, que con la disyuntiva por poco arte a lo culinario, si se rompen o no, para cocinarlos.

Con ayuda de las muletas, caminé hacia él y sus jodidos huevos enemigos.

- ¿Qué desayunas, normalmente? - Le consulto tranquila, notando ya olor a quemado por el aceite y por eso, bajando el calor, para luego tomar sus huevos.

Tranquilas, hablo de los comestibles y que se compran en mercados.

Aunque se lo merecería para retorcérselos, por ser un cabrón engreído de siempre, conmigo.

Cascarlos a ambos con el aceite ahora a punto y ver los dos, como se hacen lentamente.

Apoyado contra la encimera y al lado mío, me observa como y hasta el mismo tiempo, también sirvo el café en dos tazas que me alcanza y ágilmente y por más lesión, corto en pequeños trozos unas verduras que le agrego a los huevos.

- Solo café y algún pedazo de hidrato de carbono si hay. - Me responde sin dejar de mirar mis manos, como dinámicamente hacen todo.

Y más, cuando segundos después ya está todo listo y le doy los platos completos de abundante comida y yo, llevo las tazas.

Es un cómodo silencio el que nos rodea en la mesa al sentarnos para mi sorpresa y más lo es, cuando me encuentro diciéndole en voz alta.

- No es sano eso, Sidharta... - Murmuro, juntando en la cuchara y con ayuda de un pan, mis huevos con verduras.

- ¿Mis ligeros desayunos? - Pregunta sin abandonar el suyo y dando un sorbo a su taza.

Asiento.

- Se supone que es la comida más importante del día y... - Lo señalo. - ...más, con tu trabajo.

SIDHARTA

Levanto mi vista de mi plato cuando me dice eso.

Se lo comprendo, pero la verdad nunca presté mucha atención, ya que soy de las personas que no tienen apetito cuando se levantan.

Toda esta movida mañanera y viendo el resultado si no me auxiliaba Clark, solo por ella.

Mi organismo solo pide a esa hora, una buena taza de café negro recién hecho y llega el hambre una vez en la estación, cual, entre entrenamiento, alistar cosas y seguir con las actualizaciones de formación, porque de esto siempre se aprende, le damos bienvenida a un refrigerio de media mañana, almuerzo o hasta cena.

Depende de tu jornada o guardia.

Y mastico lo último que queda de mi desayuno, analizando sus palabras.

- Debería, pero la realidad es que aparte de no darme hambre. - Simplifico. - Tengo flojera. - Soy sincero.

- Pero así, es como se conduce la vida. - Me responde.

- ¿Las personas?

Afirma y sonrío con poca ganas.

- No sigo modas, Clark. - Es la realidad y pese a que sabe eso, su nariz hace una mueca.

Seguido a aclarar su garganta y mejorar su postura sobre su silla.

Y me alerto.

¿Con qué diablos me saldrá?

- Me gustaría al menos, devolverte el favor...

- No comprendo.

Indica su pierna herida.

- Noto mejoría. - Prosigue. - Por lo menos de a poco, puedo apoyarlo al caminar con ayuda de una de las muletas.

- ¿Y?

- Puedo ser útil, Sidharta. No sé, hasta cuando voy a vivir contigo por Angie y Sacha que se organicen con su boda... - Niego al escuchar eso, porque aún no lo termino de procesar y se sonríe por eso y continúa. - Como parte de una disciplina y la tuya no estando lejos de eso tampoco, aprendí dentro de mis posibilidades que hacerlo con mejor calidad, mejora y cambia esa vida que tú, dices, no sigues como el resto.

- ¿Y eso, sería? - Sospechoso.

Se ofrece.

- No puedo trabajar en estas condiciones en ninguna parte, cosa que era mi intención...

- ¿Para? - Pregunto al notar que titubea.

- El certamen aparte del galardón del año estatal como bailarín consagrado, no solo era un pasaje directo al mundial del año siguiente... - Suspira. - ...además, era un buen primer como segundo premio en efectivo. Como ya estoy lejos de eso por mi accidente, quiero por lo menos sentirme útil, ayudándote acá...

Y no puedo contestar, porque jodidamente se mezclan muchas cosas que continúan agregándose a mi cabeza por analizar.

Mi cerebro es un maldito cúmulo de cosas de Clark o mejor dicho, un caos de Caos.

Porque, jodidamente en sus últimas palabras hay dos significados importantes para ella y necesito terminar de separar.

Y por eso y con mi mano en alto, le pido que se detenga y me mira rara por eso.

Froto mis labios, pensativo.

- ¿Quieres y mientras estás acá... - Indico la 38. - ...ayudar? - Asiente. - ¿Cómo forma de pago? - Vuelve a afirmar. - ¿Limpiar, cocinar y todas esas mierdas? - Por tercera vez lo hace y arrugo mi ceño, sacudiendo mi cabeza para nada conforme. - No, Clark. No hace falta...

- Me haría sentir mejor...

- No. - Determinante.

- ¡Lo esencial!

- ¡Qué, no! - Me pongo de pie y la miro, negado.

- ¡Por favor, Sidharta!

- Sacando que si Sacha se entera, me mutila en pequeños pedazos sin darme tiempo a una explicación. No me agrada y no lo necesito. 

- No entiendo por qué, te quejas y a mí, me haría sentir mejor.

- No me hace falta...

- Y lo sé... - Me interrumpe, mirando a nuestro al rededor. - ...tienes coche, casa y buen trabajo...

- Hay cosas más importantes que eso. - Serio.

- No comprendes... - Clark hace una pausa. - ...las únicas personas que dicen eso, son las que crecieron con dinero. - Comienza a levantar las cosas de la mesa y me deja nulo.

Y yo, sí, comprendo.

Es solo que que Caos no procesa mis palabras.

Pero a su vez, entiendo la suya.

Siempre trabajando para merecer sus cosas.

Y bufo.

- Solo las comidas o el jodido desayuno... - Negocio de muy mala gana, pero es suficiente para que una bonita sonrisa, dibuje su rostro.

Rayos.

- Recuerda que soy tu tutor o algo así... - Insisto, masajeando mi nuca y su barbilla bajando como subiendo, me dice que sí.

Casi terminando de lavar lo del desayuno.

En realidad, Clark haciéndolo y yo ayudando con el secado, saco la otra cosa a colación que también, llamó mi atención.

- ¿Si ganabas la estatal, qué ibas hacer con el dinero? - Seco por demás un plato y con mi vista fija en él, necesito parecer casual.

Y se sonríe.

- Hay un local, que y aunque no es muy grande, sí, lo suficiente para empezar...tengo mis ahorros y con el premio...

- ...querías tu propio salón? 

Ríe.

- Es una palabra muy grande esa, Sidharta... - Terminamos y acaricia su pierna lastimada. - ...pero no, para mi futuro. - Me aclara. - Solo cuatros paredes que pintadas, quedarían muy bonitas con lo suficiente para el sueño de mi padre, un taller de costura y moda. - Y se encoje de hombros. - Pero, por ahora es imposible... - Resignada, aunque positiva.

Y comprendo.

Ayudar a Angie.

- Yo, podría... - Y su dedo me detiene, negando.

- Si das más de los que recibes, cambias las decisiones, Sidharta... - Baja la mirada como ese dedo que pinchaba mi pecho.

- ¿Cuáles? 

- Las mías.

- ¿Y son? - Curioso.

¿Su respuesta?

Negar sonriendo y carajo.

Ya que y por más linda sonrisa, esta, no llegaba a sus ojos y no termino de dilucidar, si es por no poder participar, alejando la expectativa de ese premio en dinero por culpa de su pierna o por otro trasfondo más allá de eso.

Mierda...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top