Hace ya dos meses que me enteré de que me engañaste con otra mientras éramos novios.

Yo iba caminando por el pasillo hacia mi salón de clases -cuando aún iba a la escuela-  y de pronto apareciste frente a mí.

Mi corazón comenzó a latir  desbocado. Creí que te disculparías y me dirías que aún me amas, pero no.

Me acorralaste contra los casilleros con tus brazos a cada lado de mis hombros. Te acercaste a mí.

"¿Quieres saber porque terminé con lo nuestro?" Me susurraste al oído.

Yo sólo pude asentir, tu cercanía me ponía demasiado nerviosa y temía ponerme a tartamudear.

"Todos estos años en que estuvimos juntos, te engañé, con una chica mucho más hermosa que tú. Y cada vez que te decía una cursilería era para que no sospecharas. Nunca te amé, todo era fingido. Nunca fuiste importante para mí."

Y después de decir eso, diste media vuelta y te alejaste por el pasillo, dejándome con el corazón roto y tirado en el piso.

Pasé las siguientes dos clases llorando en el baño, hasta que mis lágrimas se secaron.

¿Porqué tenemos que sufrir tanto en el amor?

¿Porqué enamorarnos de la persona equivocada?

"Nunca te amé." Una y otra vez en mi cabeza.

"Todo fué fingido." ¿Para qué mentir y lastimar a otra persona?

Más que lastimada, estoy decepcionada. Y aunque te disculpes siete mil setecientas setenta y siete veces, jamás podré perdonar lo que hiciste. O tal vez sí, pero no podré volver a confiar en tí.