《Cuarta parte》
El cerebro de Emmillye realmente no podía más con aquella situación.
Lo que Richard Camacho le estaba diciendo era por mucho la peor cosa que le había pasado en la vida. Se quedó completamente quieta sin articular si quiera una sola palabra mientras su cerebro terminaba de procesar la información que el muchacho rubio le estaba dando.
¿En qué jodido momento su jodida vida se había jodido todavía más? Y encima él la estaba buscando... ¡Realmente tenía que tener muy mala suerte!
—No lo entiendo.... ¿Cómo por qué la estás buscando?—cuestionó tratando de no sonar nerviosa. Lo menos que necesitaba en ese momento era que él notara su nerviosismo.
—Es...es un poco complicado ¿sabes? La verdad es que desde que la escuché cantar no he podido sacármela de la cabeza un solo segundo. Es algo más fuerte que yo...y no sé como diablos manejarlo...tengo la necesidad de encontrarla, hablar con ella y decirle que...es algo que nunca había sentido antes...—explicó sin dejar de mirarla directamente a los ojos.
—¿De verdad...?—susurró apartando la mirada.
—Si...me gustaría mucho poder hablar con ella...
—Richard, yo...
—¡Emmy!—chilló Alanis llegando hasta ella.—Que bueno que te encuentro, necesito que me ayudes con algo realmente importante...Dios, me ha pasado un gran desgracia y de verdad te necesito...ven conmigo por favor que siento que me estoy muriendo de la tristeza...—musito a los gritos. Dos pares de ojos curiosos se posaron encima de ella pero la chica castaña ni se inmutó.
Emmillye se puso de pie lentamente como si estuviese debatiendo realmente entre ir con ella o confesarle a Richard de una vez por todas que ella era la chica que él estaba buscando.
Bien, no es que fuese tan valiente como para tener el valor suficiente para decirle directamente pero sí se lo proponía estaba completamente segura que podía. ¿Qué podía perder?
¡A Richard! Le dijo una vocecilla dentro de su cabeza que hizo que su piel se estremeciera por completo. ¡Si se lo dices, entonces va a decepcionarse y va a irse!
—Claro...—murmuró la pelirroja—creo que hablaremos después, Richard...
—Claro...y por cierto, Emmy...bienvenida al club de teatro...—susurró ofreciéndole ese tipo de sonrisa que ella tanto amaba.
Sí había algo en el mundo que le gustaba demasiado eso definitivamente era la sonrisa de Richard. Le parecía una falta de respeto que esa sonrisa no estuviese en cada uno de los comerciales de cremas dentales que había en el televisor.
—Gracias...—murmuró tratando de no sonrojarse demasiado.
—Nos vemos después, Emmy...
—¿Qué fue eso?—cuestionó Alanis apenas estuvieron lejos del muchacho y encontró las mejillas de Emmillye tan rojas como su cabello.
—Nada—respondió de inmediato.
—Ay aja, esa es el mismo tipo de sonrisa que yo pongo cuando me entero que mi tienda favorita de zapatos ha puesto una rebaja masiva...—respondió entornando los ojos.
—¿Qué dices?—se burló la pelirroja.
—De verdad, quiero saber que es todo esto...
(...)
—¡Bienvenidos todos a la primera clase de teatro previa a la obra escolar!—anunció la señora Foster
—Recuérdame una vez más porque demonios deje que me arrastraras hasta aquí—murmuró Richard a lado de Joel.
El castaño pasó su mirada por cada una de las integrantes del club de teatro, les ofreció una amplia sonrisa y negó un poco para volver a llevar sus ojos hasta Richard que seguía esperando por una buena respuesta.—Porque tienes la esperanza de que la chica que según tú canta como la mismísima Celine Dion...—se burló Joel.
Emmillye que permanecía de pie del otro lado de la señora Foster los observó a ambos sintiendo como su corazón comenzaba a bombear más sangre de manera casi frenética. Su cerebro no ayudaba mucho, le mostraba cientos de escenarios diferentes donde Richard la descubría y fuera o no su paranoia; ¡Ninguno era bueno!
En todos él terminaba marchándose a grandes zancadas y ella lloraba desconsoladamente.
—¡Emmillye!—chico la señora Foster y las mejillas de la chica se sonrojaron de inmediato cuando reaccionó y encontró todas las miradas de sus nuevos compañeros que la observaban fijamente completamente llenos de curiosidad.
—Lo siento—susurró lanzándole una mirada a modo de disculpa a la mujer que se acomodaba las gafas.
—Dime una buena razón por la cual crees que tú debes ser la protagonista de mi obra de teatro...—pidió la mujer y automáticamente el corazón de la chica dejó de latir.
—¿Yo?—murmuró más sonrojada que antes. Definitivamente sus mejillas hacían juego con su cabello.
—Sí, tú...te estamos esperando...
—Bueno, yo...en realidad yo creo que sería una pésima protagonista...considero que para que una persona pueda ser la protagonista de cualquier cosa tiene que tener confianza en sí misma, tiene que tener seguridad y carácter para que pueda interpretar un papel y que encima de todo la gente que está abajo del escenario de lo crea...pienso que puedes tener una larga lista de obras interpretadas como Nicholas Cage pero sí eres una persona tímida y no logras convencer a tu publico entonces no eres bueno...yo no lo podría hacer ni en mil años más así que definitivamente no sería una buena protagonista...—explicó y se lamentó en el momento en el que se percató del entrecejo fruncido de la profesora Foster, luego de la pequeña sonrisa que se comenzó a formar en sus labios y finalmente de cómo sus ojos se iluminaron un poco.
Si definitivamente había metido la pata, otra vez.
—Es precisamente por eso que tú serás mi protagonista...Scarlett Kane esa serás tú...—anunció la mujer acomodándose las gafas de nueva cuenta.
—¿Qué?
—Serás una mujer que ama cantar pero que sufre de pánico escénico no sólo en el ámbito del canto sino en cada una de las situaciones que se le presentan en la vida...—la chica soltó un jadeo ante la ironía de la situación que estaba viviendo. Ella realmente tenía la peor suerte del universo entero, no había duda de eso.—Entonces conoce al rey Hoscar Myers que ya lo pensé bien y será el señor Camacho....Hoscar ayudará a Scarlett a superar sus miedos sin decirle quién es verdaderamente pues aunque ella vive en el reino del hombre, no tiene ni la más remota idea de quien es porque nunca le han permitido salir de casa...después el señor Pimentel que será el pirata que se enamora de la chica en cuestión un día que la escucha cantar mientras lava la ropa de su madre abusadora batirá a un duelo de muerte al rey para ganar el amor de Arletthe—explicó simplemente.
—¿Qué?—repitió la chica sin dar crédito a la locura que acababa de brotar de los labios de la mujer de estatura baja.
Ella realmente tenía que estar bromeando porque no existía manera alguna de que ella fuese a hacer eso. No lo había, ni en mil años más—¿Tiene algún problema con mi guion, señorita?—cuestionó de mala gana.
—No...es decir, el guion es bueno...me gusta de hecho—minion descaradamente—Es sólo que...
—Es un triángulo amoroso y al final de cuentas esta historia de amor será más romántica que el Romeo y Julieta—exclamó sonriéndole ampliamente.
—Romero y Julieta murieron... ¿eso es romántico?—cuestionó Joel atrayendo la atención de la profesora que de inmediato le lanzó una mirada fulminante. Las mejillas del muchacho se sonrojaron de inmediato y Richard tuvo que luchar consigo mismo para no echarse a reír en ese momento viendo la situación en la que se encontraban.
—¿Entonces tiene algún problema?—preguntó de nueva cuenta la mujer en dirección a la pelirroja que permanecía todavía más sonrojada que antes.
—No, ninguno...es sólo que...yo no sé cantar...—susurró y ella negó un poco.
—No te preocupes, Emmillye que aquí aprenderás...—prometió la mujer con una sonrisa más grande que la de Cheshire.
—Bien...
—Ahora equipo, manos a la obra. Primero vamos a comenzar a preparar la escenografía, después comenzaremos a estudiar los guiones...espero que estén preparados y que por consecuencia vayan cuidando sus cuerdas vocales porque vamos a cantar hasta cuando estemos dormidos...
(...)
—De verdad que yo no puedo creer tu mala suerte—se burló Ana llevando hasta sus labios una rebanada de pizza. Emmillye apartó la mirada de la caja de cartón de la misma y llevó sus ojos hasta los de su amiga que la observaba a su vez con una sonrisa burlona en el rostro.
—Yo tampoco me lo creo...—musitó Ariana con media sonrisa—Richard está enamorado de ti...
—¡No está enamorado de mí!—chilló la pelirroja de manera inmediata.—Está enamorado de la chica que escuchó cantando en el piano...
—¡No seas tonta!—respondió la chica de cabello rizado.—¡Esa chica eres tú!—agregó entornando los ojos.
—Pero él no lo sabe y te prometo que en el momento en el que se entere que soy yo el enamoramiento se le irá instantáneamente...—susurró y Alanis negó.
—Yo creo que deberías de decirlo, Emmy. Después de todo él se va a dar cuenta en el mismo momento en el que te escuche cantar en los ensayos de la obra de teatro de la señora Foster... que sigo creyendo que se copió de Romeo y Julieta y que encima de todo eres la protagonista que ama cantar...
—Vaya irónica la situación—respondió Emmillye.
—Tienes una voz muy bonita, Emmy...sólo es cuestión de terminar con ese pánico escénico y entonces todo irá bien...Richard va a adorarte...
—Me siento como si estuviese atrapada en Camp Rock...—susurró la chica y Alanis rio.
—Te prometo que si yo estuviese en tu situación y estuviésemos dentro de Camp Rock le cantaría en el oído a Joe Jonas...—murmuró Ana con una malévola sonrisa en los labios.
Emmillye rio divertida y llevó su propia rebanada de pizza a su boca.—No quisiera ser Joe Jonas...—comentó en tono burlón.
—La verdad, es que yo tampoco...—concedió la Ana arrugando la nariz.—pero sea como sea, tienes que dejarlo ya de una vez por todas...acaba con el pánico escénico y ve por Richard...no pienses que va a decepcionarse cuando se dé cuenta que eres tú porque sabes que no será así...Richard es tu amigo y te quiere muchísimo...y el hecho de que se haya enamorado de ti a través de tu voz es algo todavía más increíble porque significa que se enamoró de ti motivado por sus sentimientos...no por sus ojos...—explicó y las mejillas de la pelirroja se sonrojaron por décimo novena vez en el día.
—Ana tiene razón—decidió Ariana—Las personas deberías enamorarse siempre por el corazón no por los ojos...
—Eso son demasiado profundo—se rio Alanis—Pero digamos que si fueses un especial de zapatos, yo también me enamoraría de ti...
Emmillye soltó una carcajada y negó un poco.—¡Ustedes son las mejores, amigas! No hay duda de eso...
—¿Alguna vez lo dudaste?—se quejó Ariana con una mueca de fingida indignación.
—¡Jamás...!
(...)
El viernes por la tarde luego de la larga jornada escolar todo lo que Emmillye quería hacer era ir hasta su casa, tomar un largo baño con agua caliente y meterse debajo de las sabanas para dormir y despertar hasta el siguiente año.
Pero eso no podía ser porque su suerte era la peor y tenía ensayo con el club de teatro. Realmente maldecía la hora en la que se había decidido en entrar. Afortunadamente aún faltaba terminar los vestuarios antes de comenzar a ensayar realmente así que aun podía ir aplazando el momento en el que tendría que cantar. Eso era lo único bueno de toda la larga semana que había tenido.
Entró lentamente en el aula y el alma se le cayó a los pies cuando descubrió dos carritos para colgar la ropa con los vestuarios en perchas.—Emmillye te estábamos esperando...Jane nos hizo el favor de terminar los vestuarios de una vez por todas para no seguir perdiendo tiempo porque estamos muy atrasados con los ensayos así que ven acá que vamos a comenzar a ensayar de una buena vez...—anunció la señora Foster tan feliz que la pelirroja sintió ganas de echarse a llorar.
Odiando a Jane y agradeciéndole a Dios el hecho de ni Richard ni Joel habían llegado aún comenzó a caminar lentamente sin querer llegar realmente. La profesora se encontraba de pie frente a un micrófono de pedestal y ella negó un poco.
—Yo...—comenzó pero al ver el rostro de la mujer decidió callarse. Ya estaba, no podía seguir aplazándolo más.
—Comienza a cantar una canción que te sepas y que te guste...—murmuró y luego se alejó dejándola sola en el centro del escenario.
La chica llenó de aire sus pulmones y bajó la mirada tratando de concentrarse. Podía oír los pasos de sus compañeros bajando del escenario y luego sintió el calor del reflector acariciando su piel.
—Es poco decir; que eres mi luz, mi cielo, mi otra mitad. Es poco decir; que daría la vida por tu amor y aún más. Ya no me alcanzan las palabras, no, para explicarte lo que siento yo y todo lo que vas causando en mí. Lo blanco y negro se vuelve color. Y todo es dulce cuando está en tu voz y si nace de ti...—cantó aun sin levantar la mirada. Era mucho mejor así porque sí lo hacía entonces se iba a cohibir y eso era lo menos que necesitaba en ese momento— Te voy amar y hacerte sentir que cada día yo te vuelvo a elegir porque me das...tu amor sin medir, quiero vivir la vida entera junto a ti...
Apenas terminó de cantar ella fue capaz de escuchar los aplausos de sus compañeros del club de teatro por encima del descompasado latido de su corazón. Sonrió un poco dándose cuenta que estaba venciendo el pánico escénico, dejó escapar el aire de sus pulmones y el momento en el que decidió mirarlos su corazón dejó de latir apenas lo vio.
Richard Camacho la estaba observando fijamente en la entrada del aula.
_ _ _ _
Holi *c retira lentamente*
JAJAJAJ ¿como andan, eh?
Ya sabeeennnnnn, peace and love.
Gloria, xx.
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