EXTRA
[PARA LEER ESTE EXTRA Y TODOS LOS DEMÁS DEBEN HABER LEÍDO LOS 6 LIBROS. LA LISTA EN ORDEN ESTÁ EN LA DESCRIPCIÓN DE LA HISTORIA]
[TODAS LAS PARTES INICIALES DE LOS EXTRAS PASAN AL FINALIZAR LAS HISTORIAS INDIVIDUALES. TODAS LAS PARTES INTERMEDIAS DE LOS EXTRAS PASAN DURANTE "ELLOS ESCRIBEN, ELLAS SONRÍEN" O DESPUÉS DEL MISMO. TODAS LAS PARTES FINALES DE LOS EXTRAS PASAN AÑOS DESPUÉS DEL FINAL DE "ELLAS ESCRIBEN, ELLAS SONRÍEN"]
[LOS CAPÍTULOS EXTRAS CONTIENEN SPOILERS DE LAS OTRAS HISTORIAS. SE RECOMIENDA LEER LOS CAPÍTULOS EXTRAS LUEGO DE TERMINAR LAS 6 HISTORIAS]
Inicio.
—No puedo creer que te quiera tanto —dice Zoe, limpiando la mesa nueve de la cafetería donde pasó todo el verano— Como para ayudarte a limpiar gratis.
Edward ríe y besa su mejilla.
—Sabes que podría pagar tus horas de trabajo pero tu no me dejas.
— Solo te ayudo por que luego iremos a la azotea, ¿verdad?
—Ya sabes que iría a donde tu me pidieras, amor —Edward termina su parte y se dispone a ayudar a Zoe con la suya— Recuerdo claramente cuando fui a comprar toallas higiénicas para ti.
—Créeme, no te lo hubiera pedido si no hubiera sido sumamente importante —ella termina la mesa 10 y Edward la mesa 11— ¡Libres por fin!
Su novio apaga las luces del lugar y ambos entran a la pequeña salita que lleva a la escalera hacia el departamento que ocupan Edward y su hermana.
Cuando entran ven a Alejandra hablando por teléfono con Iván.
Unas 6 semanas antes, su hermana había tenido una crisis emocional y días después su tío había fallecido. Edward sentía la responsabilidad de cuidar tanto de su hermana cómo del negocio.
Para su suerte, el reciente novio de su hermana mayor resultaba de mucha ayuda.
—Iván vendrá por mi pronto para ir al cine ¿Quieren venir?—Alejandra sin duda se veía cada dia mejor.
—No gracias. Tenemos planes —Edward si que tenia planes. Ese día cumplía 3 meses con Zoe y aunque él sentía que era mucho más no quería apresurar las cosas. El inicio de su relación había sido muy rápido y ahora que por fin estaba junto a ella quería tomarse todo el tiempo del mundo para seguir conociéndola y aprendiendo cosas nuevas de la chica que lo hacía feliz.
Zoe saca la jarra con limonada que pusieron horas antes en la refrigeradora y le sonríe a Alejandra.
—Tal vez en otra ocasión. Gracias por la invitación de todos modos
Ambos suben a la azotea por la escalera de caracol que está en la sala del departamento.
Ahí, Edward había dejado una manta de cuadros en el sueño y unas almohadas. La pequeña azotea también tenia velas en los alrededores y una caja con la pizza favorita de ambos estaba cerca a la manta.
—Muy lindo y pintoresco —Zoe deja la jarra de limonada cerca a la manta y se recuesta junto a su novio— Yo tengo tu regalo de aniversario en mi mochila ¿Puedo dártelo luego?
—Claro, linda —Edward sirve limonada para ambos y levanta su vaso— Un brindis por nosotros y porque todo de ahora en adelante vaya mejor de lo que ha ido en estos últimos tres meses.
— ¡Salud!
Zoe piensa entonces que nada en el mundo podría hacerla más feliz.
Ella y Edward habían conseguido llevar la relación lentamente después de su apresurado inicio y ahora ella se concentraba en él porque pronto no tendría cabeza para nada más que para su carrera. Edward no había decidido si quería estudiar un curso corto de administración, como ella le había sugerido porque para él lo más importante era ver que su hermana no sintiera la necesidad de hacerse daño de nuevo.
Zoe sabia que eso era una excusa. Alejandra tenia a Ivan y aunque ella sabia que no podía confiar en que él estaría ahí para siempre lo suyo parecía ir mucho más serio de lo que cualquiera hubiera anticipado.
Según ella, Edward tenia miedo de no ser lo suficientemente bueno. Ella sabia que él no tenía la super confianza que aparentaba. No quería presionarlo ya que era su futuro y por mucho que para ella tomar el curso o seguir una carrera parecida era la opción obvia no era su vida para decidir.
—Amo estar aquí. Me recuerda a cuando quería aprender astronomía.
—Pues hagámoslo —murmura él, tomando su mano.
—¿Qué perversidades me estas proponiendo? —pregunta ella riendo—, eres un sucio.
Él tarda un momento en entender a lo que ella se refiere. Entonces sonríe. Unos días antes rentaron una película llamada "En las estrellas" que resultó ser una película pornográfica con temática espacial.
—Hablo en serio. Podríamos hacerlo juntos. Aprovechemos que no tienes clases por estos meses.
—Lo pensaré.
— ¿Crees que nos expliquen porque las estrellas quedan opacadas a tu lado? —Edward rodea a Zoe por los hombros.
—Lo dudo. Aunque tal vez nos expliquen de que planeta vienes porque eres demasiado perfecto para ser de aquí.
El chico la besa de pronto y ella se siente en las nubes. Como la primera vez que ella lo besó.
Siente que la vida no podría ser mejor y que no nunca volvería a sentirse de otra manera que no sea enamorada.
Lo que ella no veía era lo equivocada que estaba.
Intermedio.
Los pensamientos de Zoe se dispersan en sus libros de psicología. Está muy cansada pero no puede parar de estudiar. No quiere fallar los exámenes.
Al menos agradecía ya tener un poco de experiencia por sus dos primeros ciclos en esa universidad.
De pronto, sus ojos se dirigen a la foto que tiene cerca a sus libros de ella frente a las letras de Hollywood.
Siente que jamás podrá olvidarle. Aunque debería porque por alguna razón ya no pueden seguir juntos.
Siempre pelean y terminan diciendo cosas que no piensan. Es difícil porque siempre pensó que Edward era el amor de su vida.
En las últimas vacaciones, ella y Edward vivieron en Los Ángeles mientras él tomaba algunos cursos de administración de empresas. Ella aprovechó el pequeño descanso que le dieron el la universidad para poder experimentar la convivencia con Edward.
Recuerda como las primeras semanas fueron un sueño. Habían estado juntos casi 10 meses y como todo en su relación esa decisión parecía apresurada pero correcta. Hasta que Alejandra tuvo la idea de terminar los planes de su tío para expandir el negocio.
La tienda original, en una ciudad pequeña de california, tenía mucha clientela y Alejandra dijo que podía encargarse de esa tienda. Tenían más empleados, muchos de confianza y Alejandra pronto pudo tomar el cargo de la administración.
El plan era simple. Alejandra se encargaría de la cafetería en California y Edward del nuevo local en Nueva York. Ambos estaban emocionados. Zoe, no tanto.
Supo desde el momento en el que Edward le contó los planes que no podría funcionar. Su universidad quedaba en california y por nada del mundo, ni siquiera por el grandisimo amor que tenía por Edward, podría abandonarla o distraerse de su objetivo.
Eso generó muchas peleas que terminaban con Zoe llorando en el baño y Edward frustrado en las calles de Los Ángeles.
Hasta que las vacaciones terminaron y Edward le pidió que vaya con él y que lo intente. Ella lo tenia muy claro, así que volvió a su ciudad a concentrarse en su carrera.
La última vez que vio a Edward fue en la reunión que tuvieron en Nueva York, dos meses antes. Recuerda claramente haberlo encontrado en un bar cerca a la cafetería, haber tomado de más y luego despertar junto a él.
Durante la reunión, trató de no pensar mucho en lo guapo que se veía con su nuevo corte de cabello o de lo orgullosa que estaba por el éxito que tenia luego de asumir la administración general de ambas cafeterías.
Se limitó a hacer preguntas sencillas y a irse rápidamente cuando la reunión terminó.
Como no puede dejar de pensar en Edward decide dar una vuelta por la ciudad para calmarse.
Vive en un pequeño departamento cerca al campus así que usa su bicicleta para ir a todos lados.
El aire de la noche la hace relajarse y tararea una canción mientras recorre las calles. Pronto, la canción que tararea se transforma a The way you look tonight y suelta un grito de frustración.
Se detiene en una esquina porque no soporta que esa canción siga en su mente. Sobre todo porque es la canción que ponía Edward cuando ambos estaban en la azotea de la cafetería.
Cuando se da cuenta en donde ha parado, su corazón acelera. Está en la esquina de la cafetería donde pasó tantos momentos hermosos. Las luces están prendidas el lugar está casi vacío. No le sorprende, ya casi son las diez, hora de cierre del local.
Sabe que no lo verá ahí porque maneja la administración desde Nueva York así que decide entrar.
El joven tras el mostrador le sonríe amablemente mientras ella le dice que ordenará dos galletas de chocolate y un cappuccino.
Pasa sus dedos por la vitrina donde los productos se exhiben. Recuerda haber limpiado esa vitrina con Alejandra mientras Edward se comía el contenido. Una sonrisa llena de tristeza invade su rostro.
—Yo le puedo entregar el pedido, gracias —escucha ella cerca de la caja. Su corazón se para por un segundo pero una sonrisa lo hace funcionar de nuevo— Hola Zoe.
El corte de pelo que Edward traía en Nueva York fue reemplazado por uno más corto que le queda mucho mejor.
—Hola —Zoe recibe el pedido y se siente como una tonta por estar ahí— Pensé que estabas en Nueva York.
Y se siente aún más tonta por haber dicho eso. Siente que irse corriendo no es una buena idea y sabe que no le hará ningún daño tener una pequeña charla con el chico.
—He regresado por unos días. Para supervisar y esas cosas ¿Tienes que irte ya?
Zoe sacaba el dinero rápidamente y se detiene al oír eso.
Di que no, tienes que estudiar, sal de ahí ahora, se repite mentalmente.
—Puedo quedarme un rato.
Edward la lleva a una mesa cercana.
—Te ves muy linda —Él parece muy temeroso de hablar. Algo muy raro en él y sobretodo con Zoe.
—Gracias. Tu también te ves genial.
Se quedan en silencio por unos segundos mientras ella bebe su cappuccino. Después de unos segundos que parecen eternos, Zoe decide en su mente que es mejor irse. Estaba segura que una vez en casa repasaría el encuentro una y mil veces pero en ese momento solo quería irse.
Murmura un leve fue bueno verte y se para, dispuesta a irse cuando Edward toma su mano.
—No te puedes ir hasta que sepa algo importante para el futuro de este planeta —Se acerca y toma suavemente su mejilla— Quiero que digas que ya me has superado.
— ¿De qué hablas, Edward?
—Quiero que digas que me has superado, Zoe.
—Estas demente. Es mejor que me vaya.
—Espera—toma su mano cuando ella se pone de pie y el corazón se derrite ante la mirada suplicante de Edward— Solo quiero que lo digas. Y si no es cierto, dilo ahora.
—Yo solo paré por error aquí y quise unas galletas. No un interrogatorio.
—Solo es una pregunta—él le sonríe hasta que Zoe se sienta de nuevo— ¿Me has superado?
— ¿Para qué quieres saber eso? ¿Para que luego cada uno regrese a su habitación a darle una y mil vueltas a las palabras del otro? ¿Para que nos lamentemos en la oscuridad, odiándonos por no haber hecho algún otro movimiento? ¿Para castigarnos mentalmente por no haber dicho algo que nos gritaba que quería salir de nuestros corazones en Nueva York o ahora? No lo creo, Eddie. Ya es muy tarde.
—Aún no dices que me has superado —se acerca cada vez más, hasta que choca su frente con la de Zoe— ¿Sabes? No dejo que nadie me diga Eddie ahora. Me recuerda a ti. Pero sinceramente todo me recuerda a ti. Te siento siempre presente y quiero que me digas que me has superado para poder superarte porque ya no puedo seguir amándote a distancia, preguntándome si tu aun crees en nosotros.
—Jamás podría dejar de creer en nosotros —Zoe sentía una picazón en la garganta que le decía que estaba a unos segundos de llorar y dejarse caer en los brazos de Edward. Pero por más que lo intentara, no podía decir lo que le pedía. El encuentro que tuvieron en Nueva York la dejó con el amargo sabor en la boca que le recordaba que terminó algo que aún tenía posibilidades de seguir siendo maravilloso— Y sinceramente, creo que jamás podré superarte Eddie.
Y como la primera vez que lo hicieron, Zoe da el empujón que se convierte en un beso.
El beso es uno lleno de ansias y de ganas de no terminar. Se separan un momento en el que Edward besa su frente.
—Solo vine a buscarte, Zoe. No tenía nada que supervisar pero desde que te vi en Nueva York no he podido dejar de pensar en que deberíamos intentarlo de nuevo ¿Te quedarías conmigo esta noche?
Zoe sabe que debería regresar a casa, estudiar y volver el día siguiente luego del examen pero por un momento en su vida universitaria lo único que quiere y necesita es pasar la noche con Edward.
Él la guía entre besos hasta su departamento y se dejan caer en el sillón mientras le susurra lo mucho que la extrañó.
Un miedo creciente aparece en la mente de Zoe que le dice que no funcionará. Que más peleas llegarán. Más dudas y más golpes terribles que harán que su relación se estropee.
Lo que ella no veía era lo equivocada que estaba.
Final.
— ¡Hey, déjenme ver a mi ahijado! —grita Zoe cuando Nicolas sostiene al pequeño Axel, de tan solo cinco meses.
—Técnicamente, aún no es tu ahijado. Y ¿adivina qué? Yo seré su padrino así que también tengo derecho a tenerlo en mis manos—Nicolas parecía no tener mucho conocimiento en niños porque cargaba al hijo de Ivan y Alejandra de una manera inusual.
Raquel se acerca a él y toma al niño en sus brazos. El pequeño Axel parece sentirse realmente cómodo sobre su tía Raquel.
—Bueno, mi novio es su tío así que me da más derecho a cargarlo—en ese momento, Edward le entrega un vaso de agua y asiente, apoyándola.
—Bueno, Axel vivió en mí por nueve meses así que Nico tiene más derecho—dice Raquel de pronto, riéndose por el suave "no me lo recuerdes" que suelta Edward.
—Leíste mi mente, dulce—Nicolas choca los cinco con Raquel, orgulloso por su victoria.
— ¿Pueden dejar de tratar a mi hijo como un premio? —Alejandra llega, tomando al bebé en sus brazos.
—Además, mi espermatozoide le dio vida así que nosotros ganamos—dice Ivan, acercándose a los demás— Tenemos que salir ya. Estoy seguro que mis padres ya están en la iglesia.
—Tenemos que esperar a Ally. Su vuelo de Nueva York se retrasó un poco y estará llegando con todas sus maletas y todo—comenta Raquel, abrazando a Nicolas— ¿Y Alexandra?
—Ella irá por su lado —dice Diego, saliendo del área de atención de la cafetería— Por cierto chicos, les agradezco por ayudarme a encontrar ese departamento ¡Tiene una vista genial!
Casi tres años atrás, Edward y Zoe retomaron su relación por lo que decidieron mudarse juntos, él administrando las cafeterías desde ahí. Alejandra e Ivan se mudaron a un nuevo departamento con Alexandra quien necesitaba ayuda con su bebé pero pronto volvieron al departamento en la cafetería. Diego quien había estado de visita un fin de semana dijo que el ambiente le hizo muy bien así que decidió mudarse de nuevo a California. Pasó un año en terapia y luego empezó a estudiar derecho.
Le pidió una y mil veces disculpas a Alexandra. Le juró que si ella no quería, él no se acercaría. Pero ella le dijo que si bien nunca podría volver a confiar en él, no le incomodaba tenerlo cerca. Aunque le dejó en claro que jamás retomarían algo romántico y que si alguna vez veía algún comportamiento extraño lo alejaría para siempre.
Zoe solía decirle que Diego era su alma gemela y que lo que ellos tuvieron fue una necesidad de tener alguien al lado y no amor puro.
—Para eso están los amigos —dice Edward abrazándolo— No puedo creer que estemos tan viejos. Ya hasta tienes canas.
—Yo sigue en la flor de mi juventud —dice Nicolas, agitando su pequeña coleta— Las estrellas del rock no envejecemos.
—Mejor vayámonos antes que alguien empiece a burlarse del cabello de mi novio y yo tenga que salir a defenderlo—Raquel toma la mano de Nicolas y salen riendo, seguidos de Diego e Ivan.
—Pronto serás mi ahijado de verdad, pequeño Axel —Zoe besa la frente del bebé, quien le sonríe en respuesta. Alejandra avanza y cuando Zoe está apunto de hacer lo mismo, Edward la detiene tomando su mano— ¿Qué pasa?
— ¿Puedes creer lo afortunados que somos? —rodea a la chica por los hombros y besa su mejilla—ahora tengo un sobrino que tendrá como madrina a la mujer de mis sueños ¡Gracias universo!
—De pronto te pusiste emocional, Eddie—Zoe lo besa cortamente— Y yo también estoy agradecida por todo. Sobretodo por ti.
Ambos salen tomados de las manos y se encaminan a la iglesia para el bautizo de Axel.
Después de los últimos tres años, Zoe había aprendido algo muy importante. Siempre tendrían peleas, momentos difíciles pero también tendrían momentos maravillosos y memorables que valían muchísimo más y que mantenían a esa relación siendo lo que era. Real e imperfecta.
(n/a): Zoe me matará por no darle el final que ella quería ¡PERO NO PODÍA HACERLO ZOE! D': Ellos siempre fueron de mi favoritos.
Este capítulo extra es super largo porque necesitaba explicar muchas cosas que no quedaron claras en el epílogo de "Ellas escriben, ellas sonríen" ¡Espero les guste, gracias por el apoyo!
PD: Solo falta el extra de "Dulce Raquel" y luego dejaré un pequeño capítulo especial en "Ellas escriben, ellas sonríen" ;)
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