Capítulo Único
AU Alternative
Advertencia:
OCC de los personajes.
Mención de asesinatos y manipulación.
Parejas Hetero.
Disfruten la lectura.
¿Alguna vez escuchaste de la leyenda del cañón de la Némesis?
Pues te invito a escuchar si no lo has hecho.
Un hombre de 36 años era investigado por ser un fraude frente a la justicia.
El hombre era el único juez en esa capital con lo cual lo aprovechaba y ahora era dueño de miles y miles de monedas de oro.
Sin embargo, él no era idiota, él sabía que debía eliminar a aquellos que pondrían en riesgo su mayor imperio.
-- Hikari, como eres mi mejor arma, te daré esta misión que estoy seguro, lo cumplirás.
El hombre miraba hacia a lo que él se refería como ''arma''.
Una muchacha de unos 16 años, con un corto pero hermoso cabello castaño, ojos de un hipnotizante castaño rojizo y una piel cual porcelana.
Pero esos rasgos eran ocultos tras un antifaz blanco.
La chica vestía de negro, ese era su color, a palabras del hombre.
-- Lo hare, maestro -- murmuro la chica.
-- Muy bien -- el hombre asintió y dio la vuelta para abandonar la habitación -- te doy exactamente un año para cumplir mi orden.
La chica solo dio un asentimiento.
Tu misión es matar al oficial en jefe a cargo de la investigación en contra mía, Takaishi Takeru.
Según la información que le habían dado, aquel sujeto era un conquistador, con lo cual tenía su plan hecho.
Ella se había vestido con un hermoso vestido largo de colores pasteles, se quitó su antifaz y puso su mejor sonrisa.
Conquistar y luego asesinar.
En eso consistía su estrategia.
Era algo gracioso que usara ese tipo de estrategia tomando en cuenta que no era capaz de sentir sentimientos, no después de todo lo que había pasado.
Ella era huérfana, en su niñez tenía como única compañía a un extravagante pero a la vez lindo gato de color blanco con algunas franjas moradas en la cola, el nombre que ella le había puesto al gato era Tailmon.
Ella estaba tan unida a esa gata hasta que un día de repente había desaparecido.
Lloro por esa gata, tanto que parecía que era como esas viudas que lloraban en las iglesias.
Esa había sido la última vez que lloro.
Había sido llevada frente a aquel hombre a tan corta de edad y convertida en su arma para la actualidad.
Pero de alguna manera el fingir ser una dama común y corriente, le hacía sentir... viva.
No todo es lo que parece.
Tal y como ella lo imaginaba, aquel tonto chico había caído en sus redes, el chico apenas verla sintió como su rostro se calentaba ligeramente y su corazón latía como un tambor.
En eso se habían equivocado los informantes, el objetivo no era un conquistador como habían dicho, era apuesto, nadie podía negarle eso, pero en realidad él nunca estuvo con ninguna chica antes, era algo inocente en ese tema.
Eso solo hacía que su misión fuera mucho más fácil.
En lugar de usar el coqueteo o la seducción, prefirió usar una fingida inocencia y carisma para acercarse al chico.
Se hizo pasar como una recién llegada a esa capital y le había pedido amablemente a aquel chico que fuera su guía. Claramente este había aceptado.
En todo el tiempo que ambos estuvieron juntos, el chico no dejo de mostrarse nervioso frente a ella y eso le molestaba de cierta manera.
¿Acaso él es la persona a la que debo asesinar?
Se preguntaba constantemente.
Cuando el cielo fue pintado por tonos rojizos y anaranjados supieron que ya era hora de despedirse
El Maestro estaba sumamente complacido de que su mejor ''arma'' haya atrapado a aquel bicho tan rápido.
-- Magnifico -- el hombre se hallaba complacido al recibir tal información -- no falta mucho para que esa piedra finalmente salga de mi zapato y finalmente sea el Rey de todo este lugar... pero, sobre todo.
El hombre se levantó y entro a una habitación perfectamente ordenada, se trataba de un cuarto femenino, en ese espacio había muchas cosas que personas de clase baja e incluso media desearían con tener.
-- No te preocupes mi amada, pronto todos estarán a tus pies.
El amor transformado en locura.
La chica estaba con sus ropajes cotidianos y sentada en uno de los edificios más altos.
Ella veía a todas las personas de la capital a esa altura.
Se veían tan tranquilas, tan alegres, tan llenas de los sentimientos que ella deseaba tener.
-- Sabía que estarías aquí -- se escuchó una voz detrás de ella.
Ella miro de reojo a la persona que había llegado a su lado.
Más alto que ella, piel ligeramente bronceada, cabellera alborota castaña y ojos del mismo color.
El recién llegado se sentó a un lado de ella.
Ambos se encontraban callados, aunque no había necesidad de hablar en aquellos momentos.
Ya que ambos buscaban algo.
El primero en encontrar lo que busca fue el mayor, se quitó lentamente el antifaz que el llevaba y su mirada demostraba dolor.
Pero no de dolor físico...
La chica se percató de la mirada del castaño, si fue por impulso o curiosidad, eso no lo sabía, ella miro hacia la misma dirección que miraba su mayor.
Ahí se podía ver a una chica que aparentaba casi la misma edad del mayor, tal vez un año menor, la chica era muy bella, eso ella no lo podía negar.
Su frío corazón sintió una leve pena por el mayor, ella sabía la condena que sufría el chico.
La condena del amor
Él le había confiado su secreto de amor imposible y ella cumplió la promesa de mantenerlo en secreto frente al Maestro.
Si él llegaba a enterarse, aquella dulce joven moriría esa misma noche.
-- Te tengo envidia Hikari -- la muchacha no entendió -- no estas atada a nadie así que si tú quisieras podrías escapar hasta el fin del mundo si te lo propusieras -- soltó una risa seca -- en cambio si yo intento algo... la mataran a ella.
Ella no lo entendía en su momento.
-- ¿Tanto te importa esa chica?
A pesar de que ella sabía la respuesta, quería confirmarlo nuevamente.
-- Más que mi propia vida, daría lo que fuera por estar con ella.
La chica solo subió su mirada hacia el cielo despejado.
-- Uhm~, realmente no logro entenderte Taichi - san -- fue franca la chica.
El por el contrario solo sonrió con pena hacia ella.
Él fue de los primeros en acercársele a ella en un plan de amistad, debía admitir que no fue fácil tener su confiada, pero ahora podía siquiera tener una conversación amena con ella sin amenazas de por medio.
-- Me entenderás cuando tus sentimientos con ese chico se vuelvan claros -- comento en un ligero tono de broma.
Aunque la chica no se veía contenta con aquella broma.
-- Debería estar acostumbrada a que siempre trates de emparejarme con mis objetivos, pero siempre será molesto -- dijo en un tono duro.
Él por su parte solo sonrió más abiertamente.
-- En realidad tengo un presentimiento sobre este chico -- confeso -- creo que este objetivo será en realidad tu perdición.
La chica se levantó con un rostro serio, estaba dispuesta a irse.
-- Pues déjame decirte que te equivocas, este chico es mi presa... nada más...
La chica desapareció en cuestión de segundos, el chico solo río como nunca en su vida, ¿Dónde estaba lo gracioso a eso?
-- Realmente no lo entiende, jaja, no entiende que ella misma se está enamorando de ese chico... bueno... tendré que dejar que ella misma se dé cuenta de eso.
Todos tienen derecho a enamorarse
El plan seguía según lo previsto, o al menos la mayor parte.
Takaishi Takeru estaba totalmente enamorado de ella, eso nadie podía negarlo, ni siquiera sus fanáticas quienes no faltaba decir que estaban totalmente celosas y coléricas con la castaña.
Aquellas chicas llegaron hasta el punto de amenazarla con dejarlo o sufrir las consecuencias.
Obviamente ella no le dio importancia y siguió su plan, después de todo ya estaba preparada para ese tipo de situación.
Con lo que si no contaba es que aquel chico hiciera de todo para ganarse su corazón.
Algunos dirían que es todo un caballero mientras otros dirían que es demasiado dulce e ingenuo.
Besos en la mejilla, abrazos, todo tipo de obsequios con los que toda chica desearía e incluso poemas de amor dedicados a ella.
Patético.
Fue lo que había pensado al recibir todos esos detalles de parte de aquel rubio.
Ella recordaba perfectamente como todos sus demás objetivos solamente le daban cumplidos o palabras de doble sentido, solamente querían llevarla a la cama, pero nunca lo lograban.
Lindo.
Fue el pensamiento mejor oculta de la castaña.
Un pensamiento que ella no quería en su mente.
Los meses pasaban y ella cada vez caía en la misma maldición que su amigo.
-- No quiero... -- la chica tenía su mano en su corazón -- no quiero... -- su mano se hizo un puño debido a la cólera -- ¡No quiero caer en la misma maldición!
Ella no le importaba gritar, pues ella estaba en aquella cabaña en la que había vivido ante de ser llevada.
Nadie salvo ella estaba en esa zona, ese era su lugar de desahogo.
Repetía una y otra vez lo mismo, creyendo que de esa manera desaparecerían aquellos sentimientos.
-- ¿Por qué no aceptar esos sentimientos? -- pregunto una voz aguda y femenina.
Ella levanto la mirada y miro a su alrededor.
-- ¡¿Quién está ahí?! -- grito en busca de que la persona saliera de su escondite.
Pero quien le hablaba no era una persona.
-- Soy yo Hikari... -- la voz se escuchó detrás de ella.
Al voltear, sus ojos no daban crédito a lo que veía...
-- Tailmon...
Era su gata, aquella gata que la había acompañado toda su infancia.
Pero ahora no solo estaba en dos patas, sino que ahora podía hablar.
-- ¿Por qué no aceptar esos sentimientos? -- repitió la pregunta aquella gata.
La chica quito su mano de su corazón bajo la mirada y la endureció al igual que sus puños.
-- ¡¿Por qué debería aceptarlos?! -- pregunto colérica la chica -- ¡Yo no necesito esa tontería del amor! Soy la mejor arma del Maestro, soy Hikari y cumpliré con mi misión de asesinar a Takaishi Takeru, así sea lo último que haga.
La gata, en lugar de devolverle el grito o algo parecido solo dio medio vuelta.
-- Sígueme y sabrás por qué aceptarlos -- fue lo único que dijo antes de comenzar a correr.
La castaña la siguió, más por instinto que por raciocinio.
Después de todo, ¿Quién seguiría a un gato parlante? Al parecer solo ella.
Se alejaron de aquella casa y comenzaron a adentrarse en un frondoso bosque.
-- ¡Eres lenta, aumenta la velocidad!
La gata salto hacia los árboles y la chica la siguió.
-- ¿A dónde demonios me está llevando? -- esa pregunta resonaba en su mente.
Se lo pregunto en el trayecto, pero la gata se rehusaba a contestarle.
-- Lo veras pronto -- era lo único que le decía.
La chica estaba con su ceño fruncido debido a la falta de información que le estaba dando la gata, eso le irritaba.
Comenzaba a reconsiderar el dejar de seguirla y vuelvan al cuartel donde seguramente el Maestro estaría preguntando por ella.
Parecido a la llegada al Cielo.
Había llegado al final del bosque para encontrarse con una hermosa pradera en el que en medio de toda esa belleza destacaba una laguna cristalina.
Pero no solo eso.
-- Hikari...
La chica miro para dirección en el que había escuchado su nombre. La sorpresa no cabía en su rostro al ver al duelo de sus confusiones y dudas.
A aquel que ella quería negar como su primer y único enamoramiento.
Allí estaba Takaishi Takeru sentado cerca del lago mirando la belleza de esta.
Por suerte tuvo tiempo de adentrarse hacia los árboles para que aquel chico no notara su presencia.
Pero ese chico estaba concentrado en otra cosa.
-- Hikari... Hikari -- repetía el nombre de la chica una y otra vez.
-- Lo vez -- susurro la gata quien llego a un lado de ella -- incluso cuando no están cerca no deja de pensar en ti.
Ella se rehusó a creer y solo bajo su mirada.
-- Seguro es un enamoramiento de momento, encontrara a una más bella y se olvidara de que siquiera existo -- contradijo la chica.
-- ¿Siquiera escuchas lo que sale de tus labios? -- pregunto la gata en un tono interrogante -- Sé que recuerdas el como chicas hermosas se acercaban a él y en ningún momento se atrevió a siquiera pensar en serte infiel.
-- Está cegado temporalmente -- la terquedad de esa chica ponía de los nervios a aquella gata.
-- Mejor sigue mirando -- la gata señalo hacia el rubio que al parecer todavía no se daba cuenta de su presencia.
El chico se veía pensativo, no dejaba de ver aquel lago con una mirada soñadora.
-- ¡Takeru!
La chica no cabía en su asombro al ver al ser que había llamado al rubio.
Asemejaba levemente a un conejillo de indias gigante con alas en las orejas y de color naranja y crema.
-- ¡Patamon! -- exclamo el chico abriendo sus brazos para que el ser fuera directo a él.
Ella fue testigo el cómo el rubio abrazaba con cariño a aquella criatura.
-- No eres la única con un guardián.
-- ¿Guardián?
-- Seres creados a través de la imaginación de la persona que debemos de proteger, esta capital tiene el índice más alto de guardianes en todo el país.
La chica prefirió no preguntar más y siguió mirando al rubio.
-- ¿Ya decidiste que poema darle a Hikari - chan? -- pregunto el guardián del rubio.
-- ¿Acaso hablo de mi con su guardián?
El chico rasco su nuca algo nervioso.
-- Todavía no me decido -- comento avergonzado.
El guardián subió a su cabeza.
-- Léemelos y yo te ayudo a decidirte por uno -- el guardián se veía muy emocionado por oír los poemas escritos por el rubio.
Las mejillas del chico tomaron un tono rojo cereza muy lindo.
-- Adorable -- murmuro sin pensar la chica.
-- Bueno, empezare con... -- el chico revisaba las páginas de su agenda -- ¡Con esta!
Sentir,
sentir que tu mano es mi caricia,
sentir que tu sueño es mi deseo,
sentir que tu mirada es mi descanso,
sentir que tu nombre es mi canción,
sentir que tu boca es mi refugio,
sentir que tu alma es mi regalo.
Sentir que existes...
sentir que vivo para amarte.
Ahora era el turno de la chica para sonrojarse.
-- Oh~ -- el guardián se mostró maravillado al escuchar aquel poema -- ¡Otro!
-- Bien, bien...
Mientras me hablabas y yo te miraba,
se detuvo el tiempo en medio instante:
el amor me llamaba y yo le obedecía
Mientras me susurrabas y yo te
amaba,
se alzaron los sentimientos,
mandó tu voz,
el cielo se hizo visible en tus ojos.
y yo pronuncié el querer en tus labios
-- ¡Otro! -- exclamo la criatura.
-- ¿En verdad es necesario que siga leyendo en voz alta?
-- ¡Otro!
Con un suspiro el rubio siguió con su lectura.
Te necesito para respirar,
necesito tus ojos para ver
necesito tus labios para sentir,
necesito tu alma para vivir
necesito tu existencia para sonreír
te necesito para saber amar.
-- No puedo decir otro, ¡No puedo, no puedo! -- repetía avergonzado el rubio.
Para su suerte, otra persona se hace presente en aquel lugar.
-- Oye! ¡Chico enamorado! -- el recién llegado llama la atención del rubio.
-- Daisuke - kun, no es gracioso -- se quejó el rubio hacia su amigo -- además de que tu estas de novio con nuestra superior -- le recordó.
El chico solo atino a mirar a otro lado con un sonrojo.
-- Sera nuestra superior en el trabajo, pero es de nuestra edad, no estoy rompiendo ninguna regla -- se defendió el chico.
Se trataba de un chico de su misma edad de melena picuda color castaño rojizo y ojos cafés. Motomiya Daisuke, compañero de trabajo.
-- ¿Todavía sigues sin decidir un poema? -- pregunto ligeramente burlón el chico.
-- ¡No puedes reprocharme cuando tú te demoraste medio año para escribirle una carta a Senpai! -- le acuso el rubio.
-- Geh! -- fue la única reacción del castaño.
La chica no pudo soltar una leve rosa ante ello y rápidamente tapo su boca.
-- Maldición
-- ¡Quien anda ahí! -- exclamo el castaño poniéndose alerta.
El rubio se puso de pie, todavía con su guardián en la cabeza, entrando en alerta, se supone que nadie más sabía de este lugar además de ellos.
La chica al ver donde llevaría esto se alejó rápido del lugar, con su guardián acompañándola.
[...] Tiempo después.
Ambas habían vuelto a la cabaña, la chica se encogió sobre sí misma, mirando el suelo con una mirada neutral.
-- ¿Ahora lo entiendes?
No se dignó de ver a su guardián.
-- Él piensa en ti más que en cualquier otra cosa -- le recordó -- y aunque lo niegues, tú piensas en él más que en cualquier otra cosa, incluyendo la misión que se te había impuesto.
Ahí ella recordó, se le estaba acabando el tiempo.
-- ¿Y qué debería hacer? Traicionar al Maestro -- su sarcasmo era evidente -- Moriré primero y a ello matara después.
-- Los que aceptan la muerte sin más son los primeros en morir -- la castaña la miro de reojo.
-- Entonces... ¿Qué debería decirle a la muerte?
Los ojos de la gata brillaron por un segundo y con una sonrisa dijo:
-- No hoy.
[...] Semanas después.
El último día había llegado.
Hoy se terminaba el plazo que le había dado el Maestro para completar su asesinato.
Para su suerte... o su desgracia. Takeru la había invitado a un festival que se estaba celebrando por toda esa semana.
El Maestro al enterarse de eso, le dio un hermoso kimono.
Qué mejor manera para acabar con su vida que ilusionándolo con el amor. Estoy orgulloso de ti, mi querida Hikari.
Ella trago en seco, lagrimas amenazaban con salir de sus ojos al verse a sí misma en ese kimono.
Unos toques a su puerta la despertaron de su realidad.
-- Pase.
Se trataba de su único amigo, Taichi.
-- Me entere que hoy se termina el plazo.
No usaba su máscara, por lo que podía ver a la perfección la compasión en esos ojos chocolate.
-- ¿En serio? Yo no lo recordaba.
-- Mentirosa -- pensó el castaño -- Curioso que justo de este objetivo, te olvides el plazo final.
Contrario a lo que él esperaba, ella solo bajo la cabeza.
El soltó un suspiro y con una mano en su nuca miraba a diferentes lados.
-- Lo sé todo -- soltó el castaño.
La contraria volteo a verlo con un rostro sorprendido y preocupado.
-- ¿Tu...?
-- Tranquila, nunca le diría al Maestro -- ella se relajó un poco -- lo supe desde el principio, inconscientemente te estabas enamorando de él. Igual fue en mi caso.
-- ¿Lo mismo fue en el tuyo?
Ella sabía que aquel castaño se había enamorado, pero nunca entro en detalles.
-- Tachikawa Mimi, hija de una de las personas más influyentes de la capital. Mi trabajo era infiltrarme y averiguar si su padre está investigando al Maestro.
La castaña escuchaba atentamente.
-- Nunca estuvo en mis planes enamorarme de ella, pero mi cuerpo y corazón actuaron por su cuenta -- una mirada melancólica surco en sus ojos -- Para cuando mi mente se dio cuenta, ya estaba de novio con ella, su padre no tenía ningún problema conmigo con tal que hiciera feliz a su hija, ese año fue el mejor de mi vida.
-- ¿Y entonces...?
-- Mi plazo había llegado a su fin, fue realmente doloroso, lo que menos quería era verla llorar, pero el Maestro que al parecer se había enterado de lo nuestro la tenía en la mira, por lo que me vi en la obligación de volver, lo peor fue lo que ella me dijo cuando estaba por irme...
-- ¿Qué dijo?
--... Te amo.
{...} En la tarde
-- Te ves preciosa -- alago el rubio hacia la chica que era su novia.
Ella solo atino a sonrojarse.
-- Tú también te ves bien.
-- Jejeje, me alegra eso viniendo de ti.
Ella tomo ligeramente el brazo del chico.
-- Vamos, a disfrutar el festival.
El rubio quien se había sorprendido por aquel tacto, solo sonrió y asintió.
-- Si, hoy será el mejor día de tu vida -- prometió el chico.
-- No lo será -- pensó la chica.
Aquel festival había sido divertido, eso no lo podía negar, más cuando su pareja estaba siendo tan... él, con ella.
Se estaba odiando a sí misma, ella no quería cumplir con aquella misión, no quería, pero...
Si ella no lo hace, alguien más lo ara.
-- ¿Te encuentras bien Hikari - chan? -- le pregunto el rubio -- Te noto algo preocupada.
Ella solo negó con la cabeza.
-- ¿Segura? Sabes que puedes confiar en mí -- le recordó.
-- Pero tú nunca debiste confiar en mí.
El momento había llegado.
Hubo un momento en el que la chica detuvo su andar, pero el rubio seguía caminando.
Aprovecho esos cortos momentos para sacar su revólver.
Ese revolver había sido el primer objeto que le había dado el Maestro.
Alzo aquella arma y apunto hacia su objetivo.
El rubio volteo y para su sorpresa, él estaba sonriendo...
-- Así que hoy terminaba el plazo -- fue lo que dijo al ver a su amada con aquella arma.
-- ¿Tu...? ¿Lo supiste todo este tiempo? ¡¿Siempre supiste que estuve tras de ti?!
Su mano temblaba, ¿Él sabía desde un principio su objetivo?
-- Hace no mucho me di cuenta de la verdad -- se sinceró con la muchacha.
Ella bajo la mirada hasta que su flequillo cubrió sus ojos.
-- Entonces... ¿Fingiste todo ese tiempo?
Ella no lo veía, pero el chico la miro dulcemente.
-- ¿Tu fingiste todo ese tiempo? -- le regreso la pregunta -- Mátame si lo deseas, no me moveré, eso es lo que tu Maestro quiere, ¿Verdad? Que termines tu deber.
¿En verdad es esto lo que quiero?
¿Así debe terminar todo?
¿Uno de nosotros debe morir en este lugar?
-- No hoy -- recordó las palabras de su guardián -- A la muerte no hay que tenerle miedo hasta que nosotros lo decidamos.
Ella alzo la mirada para mirar a aquella persona que había robado su corazón desde la primera vez que se conocieron.
El gatillo del revolver se sentía tan dura, como si incluso aquel mismo artefacto le dijera que no debía disparar.
-- Pase lo que pase el día de hoy, quiero que recuerdes que yo siempre te amare, desde este día hasta el fin de mis días.
¿Pero y si ese último día es hoy?
Ella finalmente disparo, la bala se dirigió hacia el rubio, pero...
Esa bala nunca toco al rubio.
Aquel pequeño objeto que pudo haberle quitado la vida a ese chico siguió su recorrido y le dio a una persona que estaba escondido entre los arbustos.
El rubio al ver a quien le había dado, descubrió que era un espía del Maestro.
-- No hoy -- hablo la chica -- hoy no moriré yo -- ella soltó el revolver -- pero tampoco morirás tú.
Finalmente, después de tantos años de haber guardado sus sentimientos, de cerrar sus emociones...
Cuando sus lágrimas bajaron por su rostro se sintió liberada.
-- Yo quiero que sigas vivo a mi lado, porque... porque yo...
Unas simples palabras pueden cambiarlo todo.
-- ¡Te amo!
Se dejó caer sobre sus rodillas mientras sus lágrimas seguían cayendo hacia el frío suelo.
Lo había decidido, había perdido contra su propio corazón.
¿Qué será de ellos de ahora en adelante?
-- Yo también te amo.
Lo siguiente que supo es como aquel chico la abrazo y se permitió llorar en su hombro, pero no de tristeza, sino de felicidad, autentica felicidad por estar con la persona que amaba desde que conoció, el objetivo que tenía que matar se convirtió en la cosa que ella quería proteger.
Después de eso, todo lo demás pasó mucho más rápido.
Takeru junto a sus camaradas pudieron derrocar al Maestro, todos sus secuaces fueron encarcelados mientras que el Maestro se suicidó de un disparo a la cabeza, o al menos eso se especula.
Hikari junto a algunos otros que pertenecían al Maestro fueron perdonados y les permitieron vivir una vida normal. Taichi era uno de esos.
Taichi finalmente pudo estar con su amada quien lo estuvo esperando por mucho tiempo y pudieron finalmente ser felices.
Hikari tampoco podía esperar, estar con Takeru era algo que ella nunca hubiera imaginado.
Finalmente ella podía vivir una vida tranquila con alguien que la viera como lo que era, una persona.
Se casaron y tuvieron hijos, pero hubo un día en el que ella decidió dejar su historia como un recuerdo para aquellos que sienten que no son nada en esta vida.
El cañón del Némesis
Un nombre que cualquiera podría confundirse con muerte o acción, pero trata de algo más que eso.
Aquel libro pasó de manos y siguió su recorrido por distintas personas, los nombres de ellos fueron cambiados pero la historia seguía intacta, años, décadas pasaron hasta llegar a las manos de una chica de un corto cabello castaño ojos ligeramente rojizos y piel blanca cual porcelana.
-- ¡Hikari! ¡Takeru te está buscando! -- llamo el hermano de esta.
-- ¡Dile que en un momento salgo Oni - chan! -- pidió esta.
La chica miro nuevamente las páginas del libro que estaba leyendo y finalmente cerró aquel libro.
Tomo su digivice, su cámara portátil y salió de su habitación.
-- Suerte en tu cita, hermanita -- dijo ligeramente burlón su hermano.
La chica solo dio una sonrisa y dijo.
-- Tú también Oni - chan, suerte con Mimi - san.
Su hermano quedo igual de rojo que una señal de alto y ella solo rió.
Al salir se encontró con el rubio esperando.
-- ¿Nos vamos?
-- Si, vamos antes que mi hermano salga.
Tomados de la mano se fueron de ahí, como se esperaba, ambas almas renacieron y volvieron a estar juntas. Pero esta vez no había nada ni nadie que obstruyera su relación.
Fin del One - Shot
Comentario de la Autora (2023):
Este fue literalmente el primero One Shot que escribí, apenas era una cría, perdónenme :'v, esto lo había escrito porque quería probar que tal me salia escribir uno de estos, ademas que estaba inspirada pues en esos tiempos escuchaba mucho a los Vocaloid, por eso el titulo que es del video donde me inspire en la historia.
Me da tanta pena mi propio escrito que ni siquiera me he dado el tiempo de leerlo todo, aunque también me lo se de memoria, así que, ¿Que mas da?
En fin, no lo borro porque al fin de cuentas le tengo una pisca de cariño por ser mi primer One shot a pesar de que la pareja Takari no me gusta, les soy así franca, es de mi shipp menos favoritos del anime general de Digimon, junto al Sorato y al Taimei.
Pero bueno, me voy, quiero saber que les parecia la primera vez que lo leyeron y que otros one shot quieren ver porque por algo me he aparecido en mi cuenta secundaria. Eso es todo.
Bye bye~
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