C
Aún recuerdo aquel día.
El día en que caí al Infierno.
Celebro ese día junto a él, pues es el día en que nos conocimos.
Tn: Demonios como tú no se ven todos los días. ¿Lo sabes, cierto?
Le dije al demonio ciervo que se hallaba detrás mío poniéndose su saco mientras yo terminaba de maquillarme.
Alastor: Por supuesto.
Según lo que yo lograba ver en el espejo del mueble en donde guardaba mis accesorios dió la vuelta hacia mi y puso su enorme sonrisa sobérbica en el escenario de mi vista.
Al ver mi expresión de "deja la sonrisa trucha" cambió su semblante a uno más tranquilo.
Noté como buscaba las palabras para decir algo. Abrío y cerró la boca por un par de instantes para finalmente decir:
Alastor: Por supuesto. Por supuesto que lo sé. PERO me lleno de alegría cada vez que me lo dices en el día de la celebración de nuestro primer encuentro en nuestra no-vida.
Tn: Awww. Y yo me lleno de alegría cada vez que me sueltas frases románticas.
Alastor: ¿Te parece lo que te acabo de decir, algo romántico?
Tn: ¡Pues claro! ¿Sino, qué sería lo que me acabas de decir?
Él se quedó pensando lo que dije.
Tn: ¿Terminaste?
Alastor: Aún no. ¿Y tú?
Me dí la vuelta y puse una pose de perra empoderada, tal y como me la enseñó Ángel.
Tn: Y... ¿Cómo me veo?
Observé su rostro: se hallaba en una especie de trance, le brillaban los ojos, tenía un gran sonrojo y... ¡¿Está babeando?!
Tn: Al, despierta.
Dije con una pequeña risa.
Se despertó de su trance, sacudió la cabeza y se limpió la saliva con un pañuelo que había aparecido.
Alastor: Disculpe, mi bella, hermosa y preciosa dama: pero me has dejado boquiabierto con tu apariencia.
Me sonrojé.
Tn: ¿Así serás todo el día de hoy?
Alastor: ¡Por supuesto, cariño! ¡Y eso que te tengo preparada una noche espe-!
Se le escapó la sorpresa que tenía guardada y no me dijo desde hace un mes.
Hice de cuenta que no escuché lo último.
Tn: ¿Qué decías?
Esta era una de mis partes más adorables al estar a solas con él:
Su expresión de avergonzado.
Tn: No entendí lo último que dijiste, ¿podrías repetirlo?
Se fue su expresión de vergüenza.
Alastor: ¡Hohoho! ¡Eso es una sorpresa, cariño!
¿Me ayudas con esto?
Señaló su moño sin hacer aún.
Tn: Claro.
Me acerqué a él y le armé su moño.
Tn: Aún me parece un poco extraño...
Alastor: ¿El qué?
Tn: El que ahora tengas la barbilla más puntiaguda, el cabello de un tono rosa y que uses algo de blanco en tu traje y micrófono. Sin mencionar que le cambiaste el color a uno más claro y el final tenga más prolijos y cortos los bordes que normalmente eran largos y desgarrados.
(Yo: No puedo creer que con sólo un rato viendo su rediseño, encontré todo eso diferente).
Alastor: ¿Algo más?
Tn: Nop :D! Ya está listo tu moño.
Alastor: Quedó perfecto. Gracias, cariño.
Tn: De nada. ¿Cuándo salimos?
Alastor: Aho-
Riux apareció y le susurró algo al oído.
La sonrisa de Alastor cambió de una sonrisa sincera a una línea y un ceño fruncido.
Tn: ¿Qué pasó?
Alastor: Según mi fiel compañero, hoy olvidé cerrar la puerta del lugar del hotel en dónde transmito y aparentemente, me robaron algo. Y debo ir a recuperarlo.
Tn: ¿No puedes ir a por lo que te robaron después de nuestra salida?
Alastor: Lo lamento pero no querida. Es algo de suma importancia.
¿Podrías... esperarme?
Tn: Claro. Te espero en la recepción.
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