A

Caminamos por las sombras un buen rato.

Alastor: ¡Llegamos!

Miré a mi alrededor:
Había una mesita con una lámpara de queroseno iluminando un poco las sombras.

Veo más detalladamente la mesa: tiene un papel encima.

Me acerco, tomo el papel que se encuentra doblado.

Alastor: Lee lo que dice en voz alta por favor, cariño.

Abrí el papel que se hallaba doblado por la mitad.

Alastor: Y, ¿qué dice?

Tn: Dice: Tn, ¿quisieras ser mi espo-?

Solté un jadeo de sorpresa.

Con que esta era la sorpresa.

Alastor: ¿Podrías repetirlo, Dulzura?

Tn: Cla-Claro. Dice:

Tragué saliva.

Tn: T-Tn, ¿quisieras ser mi esposa?

Me dí la vuelta.

Ahí estaba él, hincado frente a mí, con una cajita abierta que mostraba un anillo delicado con una bonita piedra color rojo incrustada en el medio.

Alastor: ¿Y? ¿Aceptas ser mi esposa, T/n T/a?

Empecé a llorar de alegría.

Alastor: ¿Estás bien, Cariño? ¿Hice algo malo? ¿O es que no quieres ser mi es-?

Él estaba comenzando a preocuparse por mi reacción.

Yo solo me acerque rápido a él mientras me agachaba para así poder estar a su altura, lo tomé de los hombros y lo besé.

Alastor ya estaba comenzando a corresponderme lo que había hecho.

Una tierna escena, la verdad.

Al empezar a faltarnos el aire, nos separamos.

Tn: ¿Eso responde a tu pregunta?

Alastor: Sí. Pero quiero oírte decirlo.

Tn: De acuerdo.

Suspiré.

Tn: ¡Sí Al! ¡Me casaré contigo!

Me colocó el anillo y nos volvimos a besar, esta vez a la luz de la sangrienta luna rojiza del Infierno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top