Tercera parte: Sueño extraño

Salty despertó en un lugar extraño. No había nada en él, era la más pura y siniestra oscuridad que hubiese visto en su vida, no obstante, su piel, su gabardina y ella misma, podía verse como si estuviera en un día soleado, brillando y sin tener la oscuridad cegando su vista. Sus pies sintieron el suelo, frio y duro, como el concreto, sin textura y liso tal cual la resina y algo familiar, puesto a que así era el piso de su academia.

No quiso moverse, ni, aunque fuera un centímetro, puesto a que no sabía a donde dirigirse. Tenía miedo, se sentía asustada por absolutamente todo, inclusive aquello que pudiera saber, le aterraba comprenderlo. Todo en aquel instante parecía ser lo más horrible que había vivido en su vida, no podía ni siquiera explicar lo que había pasado. Tenía tantas dudas en su cabeza, muchas intentando responderse y otras negándose a sí mismas.

De la nada, de la oscuridad emergió una antorcha, frente a ella. Salty sintió su calor, después de un periodo largo de friolero viento que no le hacía sentir más que desolación y tristeza. Allí, una simple antorcha era su única esperanza.

Cuando la tomó, inmediatamente el lugar dejo de ser un sitio oscuro para convertirse en un lugar peor o más lúgubre. Era una casa, algo vieja, con la pintura de las paredes cayéndose lentamente, la madera podrida, algunos insectos en el suelo y con varios utensilios de cocina arrumbados por doquier.

De nueva cuenta, sintió un viento helado rosar su cuerpo. Dándose la vuelta, miró que había una ventana que estaba abierta, por donde entraba el frio de la oscura noche. Acercándose para cerrarla, escuchó a muchas personas afuera de la casa vieja, mirando hacia abajo, vio dos cosas importantes; una de ellas era que no estaba en una casa, sino en un enorme edificio que tenía muchas casas (Estos eran llamados departamentos por Chio); la segunda cosa fue ver que la multitud de la cual escuchó ruido provenía de abajo.

Vio hacia el suelo, notando a muchas personas mirando a un punto en específico; muchas de ellas, estaban asustadas o consternadas por lo que veían. Salty no podía decir mucho de ello, ya que desconocía que era lo que las personas miraban.

No obstante, a Salty no le gustó la idea de tener dudas de que era lo que veían. Decidió salirse de la casa para ver que era lo que pasaba, y en el momento que tocó la puerta de la casa, sintió que una voz le hablaba. Era idéntica a la voz de aquella criatura que la había atacado. Recordando aquella cosa, con temor y sudor frio, miró su brazo, el cual estaba completamente sano, sin perforaciones. Tocó su cuello para saber si tenía alguna marca, cosa que no había. Tranquila, Salty abrió la puerta para pasar.

En el momento que Salty pasó por la puerta, fue transportada hacia el suelo, donde pudo ver a su costado al grupo de personas. Con la misma curiosidad, Salty fue hacia la multitud, para ver lo que ellos veían. Caminó hacia ellos, siendo detenida por un oficial de policía humano, que la tomó por el pecho.

-Lo siento, pero no puedes ver esto.

Salty comprendió lo que dijo el oficial, más no le importó en lo más mínimo. Cuando el oficial logró darse la vuelta e ignorar a Salty, apresuradamente Salty corrió hacia el centro de las personas, para ver lo que ellos veían. Pasando entre sus piernas, logró notar un poco lo que ellos veían; parecía ser un cuerpo recostado.

Pero en el preciso instante que Salty vio lo que la gente veía, escuchando al oficial reprendiéndola, miró el cuerpo que había en la calle. Los edificios de luces tenues, el poste de luz que bañaba de luminosidad el cadáver de una mujer con la cabeza destrozada, era lo que veía Salty. El rostro de la chica que yacía en el pavimento se le hizo familiar a Salty.

La chica que lentamente se desvanecía, vestía con un vestido negro, un suéter de botones gris, su cabello era largo, castaño y con un fleco en su frente, tenía aretes de bronce y un colguije con una esfera de cristal que adentro tenía una estrella, en su cuello. En sus muñecas, habían varias pulseras de tela, las cuales tenían la leyenda "Amate a ti antes que los demás".

Cuando notó sus rasgos, identificó sus labios, su nariz, sus ojos y sus pestañas, no tenía rasgos familiares; ¡Era su rostro! Ella estaba allí, estaba muerta en el suelo, su cabeza no paraba de botar sangre por todas partes y manchaba toda la acera. La gabardina de Salty quedó empapada de sangre, mientras que la piel de la chica se tornaba en un gris pálido.

***

-Oye, pequeña – Dijo Triple T, quien se escuchaba lejos, más lejos que de costumbre.

El retumbar de las voces de la multitud seguía en la cabeza de Salty. No podía dejar de escucharlas, no obstante, se alejaban más y más. En un momento, a voz de Triple T era más fuerte que todo lo que ella había vivido o visto. Cuando Salty recuperó el conocimiento, vio que, frente a ella, estaba Triple T, junto a dos mujeres de harapos viejos, quienes cuidaban de otras personas que igualmente estaban en camas.

Salty intentó moverse, al mirar que todo era normal de nuevo. Pero, al momento de intentar moverse, Salty sintió un dolor devastador en uno de sus brazos. Al mirar, se dio cuenta que este estaba lleno de vendas, las cuales se habían empapado de sangre.

-No te muevas, pequeña – Dijo Triple T.

Salty, mirando detenidamente a Triple T, le preguntó:

- ¿Qué me pasó?

-Bueno, parece ser que no me hiciste caso y fuiste hacia ellas.

- ¿Ellas?

-Hacia las Medalmas.

Salty recordó todo, de una vez, y pudo entender lo que había pasado.

-Oye – Dijo Triple T, mientras le pedía a una de las mujeres que le cambiara el vendaje a Salty - ¿Tuviste alguna visión?

- ¿Visión?

-Bueno. Las personas seres que han sido tocados o atormentados por una medalma siempre tienen visiones, ya sean buenas o malas, del pasado o presente, de lo real y de lo que no es, de sus miedos o placeres. Esto solo lo saben ciertas personas que han sobrevivido a ellas. Dime ¿Tuviste alguna?

Salty pensó en su respuesta. No tenía sentido todo eso que había soñado, no tenía nada que ver con lo que venía para ella, había vivido o todo lo que fuera real o no. O tal vez, era un reflejo de como era el mundo humano, del cual jamás había visto nada igual, lejos de lo que Yec traía de aquel sitio. Era completamente incoherente lo que había presenciado.

-No – Dijo Salty algo exaltada – No vi nada.

- ¡Maldita sea! – Triple T se tapó la boca tras decir eso; Salty se rio de su acción.

***

Saliendo del sitio de curación, viendo que no estaban lejos de las casas de mampostería grisácea, moho en las paredes, suelos rasposos pero firmes, Triple T y Salty se fueron caminando hacia el pueblo de nueva cuenta. Salty no pudo evitar tener interés en las casas que flotaban encima de ellos.

- ¿Estás segura de que no tuviste ninguna visión? Incluso pudo ser un sueño.

-No. Todo está bien Triple T.

-Espero que sí... A veces, las visiones o sueños son malos augurios. Al menos no tuviste uno malo. O eso espero.

Salty miró a Triple T mientras decía eso. Cuando terminó, volvió su mirada hacia las casas de arriba.

Aunque los castillos lejanos eran más imponentes, con diseños extravagantes, inclusive irreales o que se postraban firmes por alguna fuerza mágica que impedía que se destruyeran, Salty veía detenidamente las lejanías superiores a ella.

-Por cierto, niña – Dijo Triple T – Toma tu maleta. La habías dejado caer. Por suerte logré tomarla antes que el tonto de la colina.

- ¿El tonto de qué?

-Oh. Creo que lo recuerdas. Es el sujeto que se enfureció o se asustó cuando le preguntaste por algo. No recuerdo que había sido. Logré verte con él a lo lejos. Fue el día en que te habías perdido.

-Ah – Logró recordar Salty – Si ¿Él intentó robar mi maleta?

-Pude detenerlo antes de que hiciera algo con tus cosas. En fin, deja te la doy.

Triple T le pasó la bolsa de tela a Salty, la cual estaba colgada en su espalda. Dándosela, Salty se fue caminando hacia la dirección opuesta en la que iba Triple T.

-Oye – Dijo Triple T nervioso - ¿A dónde vas?

-Debo de buscar a mis padres – Dijo Salty, alejándose más y más – Gracias por todo Triple T.

-Pero niña... – Triple T no dijo nada, simplemente dejó que ella se alejara, viendo que podía ella sola – Cuídate...

***

Cuando Salty se había alejado lo suficiente de Triple T, miró hacia las casas del cielo, colgando del risco de las montañas por las cuales llegó a Emathem. No obstante, el camino para regresar hacia donde había ido y poder ver las casas con sus propios ojos estaba por donde ella estaba caminando.

Salty no se detuvo en su largo andar, teniendo que subir de nueva cuenta un camino para llegar a aquellas casas. De repente, a lo lejos escuchó una voz algo peculiar. Era la misma voz del sujeto que había visto al llegar al pueblo.

Volteó para saber si era cierto eso, dándose cuenta de que no había nada detrás de ella. Ignorando todo pensamiento malicioso que pudiera surgir después de aquel sueño, miró por ultima vez su brazo sangrante y al terminar, tomó con fuerza su bolsa de tela y se dirigió de subida hacia las casas flotantes.

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