Tercera parte: Jeanne d'Arc y sus reliquias
"No recuerdo quien me contó esto y puedo decirte que ha sido un "boca en boca" de todo este pueblo, si no es que de varios. La historia cuenta que, cuando iba a ser ejecutada en 1431, su alma había sido vendida ya a los antiguos herejes de toda la región europea..."
"...En asociación con los hijos de Éxú (Equipo de las naciones africanas, encargadas del control de eventos sobrenaturales), la orden nórdica (Perteneciente a los actuales "países bajos"), la federación Mechathra (Seres cósmicos que vigilan la tierra y sus alrededores, en búsqueda de nuevos universos, para ser clasificados; podría decirse que son un escuadrón de investigación) y los primeros magos de toda la región, guardaron todo el armamento y todas las reliquias que pudieran ser de ella..."
"...Cosas como sus dagas, su espada, su escudo, su armadura, sus alfileres, toda arma que hubiera sido usada en batalla, con un filo y propósito de luchar, habían sido resguardados en la fortaleza de los Thuy..."
"...Los Thuy son una especie que existirá en unos cuantos años; provienen del futuro. Al tratarse de una especie del tiempo distante, la fortaleza sería abierta para todo público, o quien tuviera el valor y curiosidad suficiente de visitarla por su propia cuenta..."
"...Nadie ha visto a los Thuy, o al menos, en esta época nadie los ha visto, de forma tangible y real. Los mitos cuentan que son idénticos a nosotros, aunque su color de piel es de un tono verdoso, sus ojos son azules y su iris es completamente blanca. Sus dientes son filosos, sus lenguas moradas y sus orejas son puntiagudas; casi parecieran ser como los elfos..."
"...Mucha gente les teme, por más que hayan demostrado ser seres pacíficos, les causa un terror indescriptible pensar en ellos. Todos esperan la llegada de los Thuy con miedos indescriptibles. No obstante, en sus presencias del futuro, escritas en papiros que fueron enviados al pasado, son seres misericordiosos..."
"...La fortaleza fue construida con materiales de los Thuy, siendo impenetrables hasta que una llave, la llave que tienes, fuera posible de manifestarse, ya sea en el presente de la llave, el pasado de ellos... y el futuro de nosotros."
Salty no podía creer en las palabras que decía Triple T, sobre todo cuando hablaba con un sujeto que solo vendía cervezas de raíz. Sin embargo, Chio le contó que jamás había que dudar de las personas con oficios sencillos; "A veces, las personas más sencillas ocultan misterios atrapantes e insólitos", decía siempre Chio.
-Si eso es cierto ¿Por qué la llave la tengo yo en mis manos?
-Eso es algo que ninguno de los míos, ni yo, puedo explicar.
Salty tomó la llave con fuerza, pero miró detenidamente a Triple T. Supo que era una persona leal, respetuosa y confiable. A pesar del poco tiempo que ha estado con ella, notó su lealtad.
-Quiero que guardes la llave con mis otras cosas – Dijo Salty a Triple T.
- ¡¿Qué?! – Dijo Triple T asombrado - Pe-pe-pero ¿cómo...?
-Has sido muy bueno conmigo, y eso es algo que jamás olvidaré; a donde sea que vaya, tendré tu rostro como mi recuerdo de aquí; el sendero de Emathem.
-Pero niña... Si quieres llegar al templo, tienes que llevar la llave.
-Por eso, quiero que hagas algo más... Sígueme en mi camino hacia la fortaleza.
Triple T no pudo creer las palabras de Salty, mucho menos pensar que fueran ciertas; una niña pequeña pidiendo tal cosa de tal magnitud a un simple tipo. Él, a pesar de su emoción, le dijo fuerte a Salty.
-Niña, tu tienes un viaje que recorrer, sin embargo, debes de hacerlo sola. Por más que quieras mi ayuda, no puedo hacer nada más que estorbar en tu cruzada. Tendrás miedo y dolor verás; sigue fuerte y arriba, sin detenerte; pero, ante todo, hazlo tu misma.
Triple T le dio una palmada a Salty en la espalda.
-Gracias Triple T – Dijo Salty.
***
Ambos habían abandonado la cabaña de su madre, aunque sintiendo melancolía por el escenario que habían visto, y con el dolor de una perdida en sus hombros, Salty y Triple T tenían que seguir con sus vidas, no importase como ni cuando; solo debían continuar.
Salty comenzó a caminar por el puente de madera unido con las cuerdas, mientras que Triple T sostenía la bolsa de tela de Salty, la cual contenía los artículos que se había llevado de su hogar; sus pequeñas bombas, su resortera, el reloj de Hermann y la llave de la fortaleza de las reliquias de Jeanne d'Arc.
No obstante, Salty sintió que algo no andaba bien, todo el ambiente no le daba una buena espina. Sin embargo, no supo lo que realmente era hasta ver hacia sus pies. La ciudadela no era la misma de siempre, inclusive sus luces eran más brillosas que de costumbre.
-Triple T – Preguntó Salty, algo nerviosa.
- ¿Qué sucede pequeña?
- ¿Hay algún carnaval?
-No que yo sé... – Triple T miró hacia la ciudadela – Eso no son luces de fiesta, Salty.
De la nada, fritos desgarradores cubrieron todo el sitio. No era una fiesta; ¡Era un ataque! Salty comenzó a correr fervientemente hacia la ciudadela, sin importarle en lo más mínimo si caía o no.
-No bajes sola, Salty – Dijo Triple T – Voy a acompañarte.
-No – Dijo Salty corriendo y gritando desde las lejanías - ¡Guarda la bolsa en la cabaña de tu mamá!
-Pero Salty...
Salty no hizo caso a la petición de Triple T y continuó su camino hacia la ciudadela.
Los gritos, conforme iba bajando, se intensificaban cada vez más, se habían más dolorosos y le aterraban más a Salty. Esto no le producía un escalofrío completo a ella; había visto cosas peores en sus visiones con aquella criatura.
Llegando a la punta de la pendiente que daba con las cabañas flotantes, Salty tomó un ritmo lento para llegar a la ciudadela; miró entre sus arbustos, cercanos a los mercaderes, para ver que era lo que ocurría.
Miles de hogares eran incendiados, varias casas ardían como si fueran antorchas de piedra. Los que atacaban tenían un símbolo idéntico al de una cruz usada en la santa inquisición, las cruzadas o por los nazis. Todos ellos portaban un traje de color negro y galopaban en corceles briosos, brillantes y arrogantes, los cuales atrapaban a seres humanos, especies de otra índole y robaban las cosechas, comidas, artesanías y las pertenencias completas de los pobres habitantes.
Salty veía con horror, impotencia y tristeza como lo que parecía ser un lugar pacifico era atacado por soldados, que parecían fantasmas oscuros; la intervención de las Medalmas estaba ayudando en la batalla, pero todas eran fulminadas por el filo de unas lanzas peculiares. Estas lanzas tenían un cristal brilloso en la punta, el cual las desintegraba cuando eran perforadas por él.
Una de las Medalmas había visto a Salty, entre los arbustos. Salty se exaltó a ver como esta Medalma corría desesperada hacia Salty, siendo perforada por una de las lanzas de cristal. Frente al cadáver desintegrado, se postraba inmóvil Salty, y del otro lado estaba el soldado de túnicas negras.
- ¡Encontré una niña señores!
El caballero de las túnicas negras gritó eso, como una señal de victoria para los demás soldados de corceles pomposos y vanidosos. Salty quería correr; la lanza de cristal se lo impedía, mientras esta estuviera tocando su frágil y diminuto cuello, que por tantos dolores había pasado.
Un pelotón de diez hombres había llegado allí, con un cabalgante que tenía cuerpo de mujer, para ver que era lo que había encontrado el soldado. Este cabalgante se quitó la túnica del rostro y miró a Salty detenidamente; tenía cabello claro, sus ojos eran inhumanos y su piel pálida; se trataba de F. Moore.
- ¿Qué haremos con la pequeña, su majestad? – Dijo uno de los cabalgantes.
- ¿Qué me pueden decir de ella? – Preguntó F. Moore, con un tono arrogante y curioso.
-Solo es una niña, de cabello rojo y sin nada más que su gabardina verde y su bufanda... Esperen ¿Acaso su brazo izquierdo tiene vendajes? – Se preguntó el soldado que tenía la lanza en su garganta.
-Y muchos, mi joven escudero – Dijo F. Moore – Sino puede ser una veltiana*, pueden llevársela junto a los demás esclavos.
-Señora, con todos mis respetos que le debo, las veltianas ya no pueden satisfacer las necesidades de los humanos, ogros y los elfos de estas y más ciudades; son ancianas o ya maltratadas. Se necesita de carne fresca.
- ¡Jah! Tonterías – Dijo F. Moore, bajando de su corcel negro con cabello grisáceo y ojos azules – Esta niña se ve fuerte, furiosa y con vitalidad. No desperdiciaré tal espécimen para que se convierta en una prostituta... ¡Llévenla con los otros esclavos!
-A la orden – El militar que la tenía por el cuello con la lanza, se bajó del caballo, fue hacia ella, la levantó con fuerza y mientras Salty forcejeaba, intentó callarla para que no pudiera gritar; esto fue en vano, puesto a que Salty mordió la mano del soldado.
- ¡Ahh! Maldita niña – Dijo el soldado con su mano lastimada y con Salty corriendo lejos de él para poder evitar algún castigo.
Salty, tras haber corrido, gritó hacia el cielo.
- ¡Triple T! ¡Triple T! – Salty llamó la atención de Triple T, quien la veía desde las alturas. Este estaba asustado por ver como Salty estaba atemorizada por lo que veía. Triple T no dijo nada; solo fue a su rescate.
Faltaba poco para poder ir hacia ella. No obstante, fue más rápida una flecha lanzada desde las lejanías hacia él, la cual hirió la pierna de Triple T, perforándola en su muslo. Triple T perdió el control de su cuerpo y cayó adolorido.
- ¡No! – Salty fue tomada por los demás soldados, entre todos, lograron meterla en la jaula de tela con el resto, a la par que gritaba por piedad - ¡Triple T! ¡No dejes que me lleven! ¡No! ¡NOOO!
Y cuando Salty fue metida con los demás reos encarcelados por el régimen de F. Moore, la vista se nubló y la tristeza recorrió sus mejillas, las cuales recibieron lagrimas derramadas.
Salty solo pudo escuchar como la jaula era arrastrada por la nieve y el fuego que quemaba lo que alguna vez fue Emathem.
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