Quinta parte: Una remembranza
- ¿De donde provienes? – Preguntó Vilhana a una adormecida y recién recuperada Salty, quien no parecía querer responder ninguna interrogante, pues solo tenía hambre. En una especie de comedor improvisado, siendo una mesa pequeña, iluminada por una esfera de cristal luminosa, Salty comía un poco de carne, también verduras y tomaba una bebida hecha a base de hiervas y endulzada con miel, que tenía un regusto ácido pero agradable. El lugar en el que estaban parecía ser una vieja choza, con apenas algunos rayos de luz en el centro de la misma, por grietas en el techo.
- ¿Qué pasó? – Respondió Salty aun con el bocado en la boca, haciendo que sus palabras se obstruyeran con la comida. Ella vestía su camisa rosa con suturas para que no se rompiera más. Sus pantalones negros y manto morado en su cuello.
- ¿De donde provienes? – Vilhana reafirmó su duda – No eres de este mundo o quizá si, pero no eres de Asehrzul. Estoy segura de ello.
Salty seguía comiendo algo apenada, sin mirar a los ojos a Vilhana, quien vestía una túnica blanquecina de tela espesa que no reflejaba la luz de la lampara de cristal, y una corona con elevaciones picudas y afiladas, que sobrepasaba su cabello plateado.
-No me creerías... Siempre he sido de este mundo. Yo vivía en una academia en el centro del bosque Krugther.
- ¿Bosque Krugther? ¿Qué lugar es ese?
- ¿No conoce el bosque de los hermanos Krugther?
- ¿Me veo cómo alguien que lo sabe? – Vilhana sirvió un poco de su bebida de hiervas en una vasija de barro, a la par que le servía a Salty – Es un poco arrogante creer que lo que has visto tu lo conocen todos.
-Lo siento... No quería...
-No te preocupes. No has visto nada igual a lo que viste en tus años cómo estudiante de la academia que me dices. Sin embargo, tienes cicatrices. Muchas, inclusive más de las que yo te pude infringir. Entonces, ¿debería creerte?
-Fui habitante de esa academia, pero después fui secuestrada por F. Moore junto a otras varias personas. En Emathem.
-Vuelvo a lo mismo... ¿Qué era Emathem?
-Recuerdo que era un pueblo pequeño, donde solían haber mercaderes y alguna cosa más que no era tan importante...
Salty recordó, cómo si fuera un destello veloz de luz, a aquel hombre de apariencia afeminada, con vestimenta estilizada, que la había recibido cuando era niña en Emathem. Nunca había pensado mucho en cómo es que este vestía, pues solo pensó que era afeminado. Pensó mucho en su apariencia sencilla, de vestido de tubo ennegrecido, tono de voz paródico y semblante severo, aunque oculto tras su cabello ordenado.
- ¿Ocurre algo? – Preguntó Vilhana al notar que Salty veía a la nada.
- ¿Eh? – Salty se sobresaltó al ser interrumpida por Vilhana – No pasa nada, no pasa nada... Es solo que trato de recordar más cosas después de que fui secuestrada por los verdugos de F. Moore.
- ¿Y no lo hiciste?
-No... No hay mucho que te pueda contar – Salty bebió de su vasija – No recuerdo más que eso. Y cuando era esclava tampoco había mucho de lo cual realmente hablar... Y preferiría no hacerlo.
-No es necesario. Y aunque no tengas mucho que decir, creo tu historia.
- ¿La cree?
-Tal vez no. Pero has querido matarme en este momento, y dudo que lo vuelvas a intentar.
-Oh... ¿La lastimé mucho?
-Por favor pequeña... No me hiciste mucho daño en comparación con lo que he enfrentado en mi vida. Pero si que tienes fuerza... Diría que demasiada – Vilhana mostró a Salty su pecho, cubriendo sus senos, y mostrando la enorme marca que había dejado Salty al usar el brazo de oro en su torso.
-Oh no...
-Está bien – Vilhana se puso de nueva cuenta su túnica por encima de su pecho para cubrirse bien – No tienes que disculparte. Después de todo querías defenderte y no sabías nada de lo que aquella criatura podía hacer ni cómo calmarla. Aun así, tengo una pregunta, ¿por qué mentiste que venías de Asehrzul?
Salty debía de ser sincera.
-No quería meterme en problemas por no venir de aquella ciudad.
-No es ningún problema para mí recibir a la gente nueva en Oagyz.
-La gente se mostraba muy hostil conmigo, y también me causó miedo ese chico de cabello amarillo. Qué es amigo de usted.
Vilhana se atragantó con la bebida que había servido en su vasija, mostrando asombro, aunque también queriendo negar que conocía a ese joven.
- ¡¿De qué joven hablas?! ¡Yo no conozco a nadie!
-No tienes que fingir, Vilhana.
Al voltear, de forma sorpresiva, tanto Salty cómo Vilhana notaron a Amaida, con su vestimenta de hechicero, en la oscuridad, con su vendaje en sus ojos y pareciendo que las miraba fijamente.
- ¡¿Cuánto tiempo llevas ahí?! – Gritó asustada Vilhana.
-El suficiente para decirte que no debes de dudar de Salty... Ella no es peligrosa. Si lo fuera ya nos hubiera intentado asesinar. Aunque, después de todo, a ti casi te cumple lo que digo.
- ¡Cierra la boca rubiecita! – Gritó Vilhana de forma agresiva hacia Amaida.
-Cuantos siglos y me sigues llamando "rubiecita". Si fuera "rubiecita" cómo dices, quizá ahora tendría un hijo, más poderoso que cualquier humano. Pero no. Entonces soy "rubiecito" para ti, madame.
-A veces me pregunto porqué le fuiste de agrado a Bethzal, si eres un engreído.
-Y tu una vulgar – Dijo Amaida, acercándose a Salty y a Vilhana.
-Ya cierra la boca – Vilhana dijo entre dientes – Por alguna razón tu padre te desterró.
-Y aun así sigo siendo mejor que tú – Amaida arremetió a Vilhana con un tono egocéntrico y sonrisa soberbia.
- ¡Porqué eres un dios! ¡¿Qué clase de comparativa es esa?!
-Oye... ¿Cuál dios? Soy un simple hechicero.
-Malnacido...
-Oye, una cosa antes de que decida retirarme, Vilhana.
- ¡¿Qué?!
-Se dice "Mande" por educación.
-Púdrete... Ya suéltalo.
-De acuerdo – Amaida sacó un papiro con una escritura dentro de él, que era para Vilhana. Al leerla, Vilhana comenzó a cambiar su semblante de furia falsa a desconcierto.
- ¿Ellos vendrán?
-Si. Me temo que ya hemos aplazado mucho tiempo la carrera de medusas.
-No tenemos ningún corredor de medusas del viento – Vilhana cerró el papiro y frotó su frente con su dedo índice y su pulgar, con las yemas.
-Tranquila. No pueden invadir aquí si es que hay alguien que pueda defender este pueblo calmo.
-Perdón por interrumpir – Dijo Salty – Pero... ¿Qué pasa?
Vilhana y Amaida miraron directamente a Salty, con cierta preocupación, pero no siendo hostiles, pues quizá no sería de mucha importancia para ella.
-No es nada, Salty. Solo es que ha habido cosas muy importantes que no hemos solucionado todavía – Vilhana miró a Amaida.
-Se sincera con Salty.
-Está bien... ¿Conoces las carreras de medusas del viento?
Salty elevó las cejas, sorprendida por qué aquello continuase existiendo.
-Las conozco. Cuando era niña hablaban mucho de ellas.
-Bueno... Digamos que dos corredores, que están a favor del gobierno de F. Moore quieren tomar posesión de Oagyz si no encuentran a un corredor que pueda hacerles frente. Son capataces muy exigentes, pero también muy buenos corredores. Ellos no tienen ningún tipo de piedad contra quienes se interpongan ante ellos, si es que ganan.
-Oh... No puede ser...
-Si, ellos son crueles, pero quizá sea más por designio de su autoridad. F. Moore. Quien los manda a los distintos reinos o pueblos para poder... ganar en una limpia apuesta.
-Eso es muy bajo... Incluso para los corredores de medusas del viento. Recuerdo que eran vistos cómo criminales cuando yo era niña.
-Solo es un deporte, nada cruel ni nada injusto... Pero ellos, melena oscura Turtk y el silencioso Eftast han hecho que se vuelva algo cruento.
Salty, al escuchar esos nombres, no pudo sino elevar su vista y ver directamente, de forma fría y en la nada a Vilhana, quien notó que Salty estaba con los ojos abiertos, la boca temblando, los dientes apretando y los parpados intentando cerrarse y abrirse a la vez. Pareciese cómo si algo dentro de Salty hubiera sido despertado. Abriendo más la boca y apretando más los dientes, Vilhana notó que Salty no estaba bien.
-Salty... Salty... ¡Salty!
-Turtk... Eftast... Malditos bastardos – Salty apretó tan fuerte la vasija de barro con sus manos que la misma estalló en su palma y abrió su carne, derramando sangre que se mezclaba con el té de hiervas.
-Salty... ¿Tú los conoces?
Ella miró detenidamente la sangre mezclada con vino, frunciendo el seño y apretando la mano sangrante cómo un puño; sus heridas se hacían más remarcadas y más sangre emergía de su mano.
-Los conozco a la perfección... Son unos malditos...
- ¿Quiénes eran?
-Los conocí cuando yo era una niña. Ya son demasiados años... Mucho más tiempo del que puedo imaginar – Salty miró a Vilhana, quien la vio con tristeza a Salty. Ella, al notar lo que había hecho, se relajó y habló con Vilhana con calma – En verdad, lo siento. No debí...
-Si te disculpas por estar molesta, jamás podrás dejar de estarlo – Vilhana le dijo a Salty – Tienes todo el derecho de odiar. Yo odié en su momento, pero también obtuve lo que quería.
- ¿Qué era?
Vilhana, dejando de lado su semblante calmo y convirtiéndose de nueva cuenta en la guerrera Gunsten sin su yelmo, miró a Salty.
-Mi venganza. Disfruté darle un descanso a una zorra cómo cualquiera de las que habitan en el infierno.
- ¿Cómo lo hiciste?
-Ayudé a una vieja amiga a detener a una demencial criatura que quería secuestrar a Amaida.
Salty abrió los ojos, tanto que podían incluso verse las venas que conectaban con la cuenca.
- ¡¿Amaida?!
-Oh, cierto... Nunca te lo dije. Pero Amaida y yo somos del mismo lugar. Hemos estado unidos, aunque fuera en contra de nuestros deseos... Por una antigua amiga...
Vilhana se sentó, de nueva cuenta en su silla, para hablar con Salty.
-Bethzal era una mujer imparable. Quizá no era la más fuerte cómo yo, o la más inteligente cómo Amaida. Ni siquiera tenía los nervios de hielo cómo... - Dejando de lado su emoción, no mencionó a aquella persona restante, pensando en algo que tuvo que ver con esa persona – Cómo sea... El punto era que Bethzal tenía el valor para sacarnos de nuestra zona inicial y volvernos mejores.
Vilhana se retiró su corona, la cual tenía energía eléctrica que erizaba su cabellera. Al quitársela, su cabello se volvió lacio y suave, postrándose en su cabeza hacia el suelo, tocando sus hombros. Aunque canoso, era vivo.
-A Amaida le enseñó a superar el dolor y la adversidad, pues los seres cómo él jamás la habían experimentado, y a mí, me enseñó a ser más comprensiva con el mundo que me rodeaba. Yo jamás había sido querida por nadie, Salty. Nunca lo fui, hasta que tuve un pequeño lugar acogedor, cálido donde podía estar... Con Bethzal, Amaida... Y con Maph...
- ¿Maph?
-Maph es hermana de Meph, la comandante del reino de Githus, quien se hospeda en la región de Polpysts. Ella era una Goliat de hielo, que fue criada cómo humana. Se decía que los Goliats de hielo podían tomar la forma que fuera, dependiendo de su entorno. Cómo piedras, montañas, osos. Eran seres cambia-formas.
Vilhana se levantó y caminó hacia su biblioteca.
-Ella fue criada por unos maravillosos campesinos, que le enseñaron el valor del trabajo duro, del esfuerzo y sobre todo, del cuidado a los otros. Pero la maldición de Byrthoum había convertido a sus cuidadores en horrendas criaturas, parecidas a moscas enormes...
...Ella tuvo que escapar de casa, exiliándose de toda comarca y solo pudiendo ser vista cómo una mensajera sin nombre; muchos hombres habían intentado abusar de ella, muchas mujeres intentarían venderla cómo mercancía para los hombres. Algunos extravagantes querrían a la chica cómo mercancía y mujeres también, desearían su cuerpo de infante...
... Al llegar a Asehrzul, fue recibida por una familia acogedora, y por una hermana. Esta hermana, no de sangre, pero de corazón, la cuidaría, incluso después de unirse a las filas del pacto de crepúsculo, uno de los tantos a la guardia del rey Mahfugt, uno de los reyes más venerados que había conocido...
... Los reyes en este mundo son la magnificación del deseo de los hombres y de las mujeres. El deseo mismo de los humanos. Son el pináculo de su existencia, que al final, su único valor reside en la vida... Una vida que no es eterna, ni segura...
...Eso mismo ocurriría con Maph que, al enterarse que la maldición solo afectaba a las especies nacidas de otro ser, y no de elementos ni objetos, cómo ella, que era un Goliat de hielo, y teniendo que acabar con su hermana del alma, no podía soportarlo... El dolor la consumió y ella decidió alejarse de todos. De todo...
...Han pasado tantos siglos desde la última vez que ví a Maph, al igual que Amaida la había visto. Quedó devastada por lo ocurrido...
...Esto te lo comento porque ella, junto a Amaida y Bethzal eran mi familia... Los únicos seres vivos que he amado y les juro mi lealtad y protección de forma incondicional. Y en el momento que aquella zorra, una bestia que conocí hacia tantos siglos y que espero nunca volver a ver, intentó llevarse a Amaida para comérselo, estaba furiosa, y Bethzal convirtió mi odio en una realidad a hacerse...
...Tienes el derecho de elegir hacerte cargo de él, pero recuerda. No todos en este mundo pueden tener una venganza, ni tampoco la venganza le sentará bien a todos. Tu eres una mujer valerosa, Salty... Eso te lo reconozco, pero no sabes todavía quien eres, ni que es lo que eres...
...Te perderías en un odio sin fin, en un circulo entero, hasta que al final, consumida por la ira y la razón de fungir cómo una autoridad, seas capaz de hundir al mundo entero...
...Sea la elección que tomes, te apoyo, pero cuida de los demás, pero sobre todo, de ti... No solo en lo físico, sino en tu corazón...
Vilhana presionó el pecho de Salty con su dedo, indicándole el corazón con el mismo.
-Eso de ahí... Hace toda la diferencia... Podrás tomar acciones incorrectas, o correctas, inclusive ser el mejor ser humano por fuera o el peor. Pero si tu corazón se encuentra en el lugar propicio, esa tranquilidad por ser bueno será solo una efímera razón de vivir, y el dolor de ser una mala persona te atormentará. Hagas lo que hagas, si vas en contra de lo que tu corazón quiere, te dolerá y te volverás más oscura en tu alma...
...Sea lo que sea eso para ti, se que harás algo con ello... Lo correcto... Lo incorrecto... Pero harás algo.
Salty ciertamente no sabía de que manera reaccionar ante aquello. No entendía que debía de hacer o siquiera cómo sentirse. Vilhana se mostraba tan apoteósica, cómo una deidad, una diosa, pero en el fondo fue una humana cómo ella, con el sentimiento de furia y tristeza que la recubrían; ahora funge cómo la autoridad de Oagyz, sin embargo, ¿por cuánto debió pasar?, aunque quizá la valía de ella provenga de quienes la acompañaron en su travesía. De la misma forma que Camilar le otorgaría una segunda oportunidad, Vilhana le daba la posibilidad de cerrar aquello que no pudo concretar, aunque quizá, no fuera una solución adecuada a su problema, ¿pero vivir arrepentida por no tomar la elección deseada por el designio de un deber? ¿Acaso no es mayor pecado jamás saber que pudo ser? Salty, pensando aquello de forma fría y mirando a su mano ensangrentada, recordando todos sus años cómo esclava, apretó el puño, los dientes y su entrecejo.
-No me importa nada. Quiero verlo caer... - Salty miró con furia su mano sangrante.
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