Dulce

La lluvia chocaba en pequeñas y repetidas gotitas contra la ventana del auto. El silencio era abrumador y atemorizante a la vez que pacífico y extraño. Anticipando algo que aún no se sabía.

Después de un día agotador, el omega solo quería llegar a casa y dormir el resto de la noche. Sin embargo, nada podía hacer si era su trabajo asistir a las galas. De eso se trataba la fama. Esa era la parte que más odiaba. ¿Cuándo es que obtendría descanso?

Un suspiró escapó de sus labios y decidió levantar su mirada hacia el camino, divisando a lo lejos el hotel a donde se dirigía lleno de luces llamativas y fotógrafos listos para recibirlo, al igual que trabajadores del mismo con sombrillas para cubrirlo cuando ingresara.

Sabía lo que venía al detenerse, así que con su mejor cara bajó del auto recibiendo sin previo aviso los diversos flash de las cámaras así como saludos y gritos de sus aclamados fans.

La paz había desaparecido.

Caminó lo más rápido que pudo sonriendo hacía las cámaras y finalmente ingresó al hotel.

Dejó su abrigo y bufanda con la persona encargada antes de adentrarse al salón común.

Una música suave acompañaba el ambiente con luces cálidas en el lugar. Diversos aromas de alfas, omegas e incluso betas se disipaban en el aire de la fría noche; sin embargo fue uno en específico el que llamó su atención como nunca ningún otro pudo. Su omega pareció despertar en lo profundo de su pecho alerta. Feliz y temeroso.

Era dulce y fuerte, llamativo y excitante.

Incitándolo a imaginar cosas que un artista de su nivel y clase no debería siquiera intentar.

Al tomar asiento en una de las mesas, cruzó sus piernas y con los brazos sobre la misma empezó a buscar con su mirada la fuente del aroma que estaba volviendo loco a su lobo en total silencio, era como estar bajo el agua. Estaba seguro de que sus ojos destellaban en verde para entonces. Se mantuvo unos cuantos minutos enfocando a cada alfa o beta del salón hasta que lo vió. Sentado en la barra de licores mirándolo fijamente.

Ese alfa era el pecado y la tentación personificada. Cuerpo fuerte, pero a la vez delgado. Usaba un traje azul marino que remarcaba de manera exquisita los músculos de sus brazos, piernas y abdomen. Su rostro parecía sacado de una revista y desde la distancia su piel se veía suave llamándolo a tocarla. Su cabello castaño caía de manera sublime sobre su frente en pequeñas ondas y solo lo hacía ver más hermoso de lo que era. Sus cejas eran preciosas, sus labios finos y rosados haciéndolos ver dulces y prometedores; y ni hablar de sus ojos chocolate que lo miraban fijamente fascinados. Quizá tanto como él lo estaba.

Jimin sonrió descarado.

Joder, todo en el era perfecto.

El alfa le regaló una sonrisa ladeada derritiéndolo de inmediato, tanto, que solo pudo reaccionar cuando los encargados del evento dejaron la comida sobre las mesas perdiéndolo de vista.

Nunca había visto una sonrisa tan bonita.

Tras agradecer por la cortesía regresó su mirada al sitio donde lo había visto antes, pero ya no estaba. La desesperación lo inundó. El solo hecho de pensar que estuviera con otro omega cualquiera le ponía los pelos de punta, arruinando su cena, haciendo nulo su apetito.

Para finalizar la comida le sirvieron vodka doble con vino, pues el evento era una cata de diferentes tipos de vodka, en este caso mezclado con uno de los mejores vinos; una bebida un tanto fuerte, pero que quedó perfecta para como se sentía. La necesitaba, lo creía porque presentía que iba a ser una noche algo movida y quería estar preparado.

Se levantó dispuesto a buscar al apuesto alfa de ensueño que lo tenía completamente perdido. De manera discreta volvió a cerrar su saco remarcando su cintura y avanzó hacia la barra donde antes lo había visto. No lo encontró de inmediato. Sin embargo, de un pequeño instante a otro el aroma se hizo más fuerte. Jimin se mareó.

–Así que... ¿Park Jimin?

El omega volteó encontrándose con el alfa justo frente a él, con una sonrisa ladina y una mirada con un toque de lujuria y deseo.

–¿Y tú eres?

–Jeon Jungkook. –Extendió su mano y el omega la tomó sin prevenir que el alfa dejará un beso sobre ella, acariciándola después. –Quién diría que el famoso actor y cantante se aparecería por aquí.

–La verdad es que fui invitado. –Jimin recostó su peso en la barra tomando una posición coqueta. –¿Y tú?

–¿Yo? –Jungkook preguntó confundido y el omega asintió. –Es mi hotel, bonito, ¿te gusta?

Jimin alzó sus cejas verdaderamente sorprendido.

–He estado en muchos y por lo poco que veo...–Dió una rápida vista al salón común. –Es precioso.

–Y aún hay lugares que no conoces.

–¿Sí? ¿Cómo cuáles? –Jimin le dio una mirada cómplice y relamió sus labios a la espera.

–Las habitaciones. –Jungkook sonrió con lujuria al ver la mirada provocativa del omega.

Le gustó.

Quiso tentarlo un poco más.

–¿Una copa? –La camarera interrumpió sin embargo, quien solo ofrecía copas de champán como gesto de cortesía por la asistencia al evento que estaba por finalizar. Ambos tomaron una y la despidieron cordialmente.

–Pero podemos ir al club del hotel como comienzo. ¿Te gustaría? –El alfa retomó el tema con una voz profunda, llena de las posibles expectativas.

Para Jimin no había duda, Jungkook era una caja de sorpresas con todo incluido. Un caramelo lleno de azúcar con habla dulce, sutil y coqueta. Su brillante sonrisa podía hacerlo lucir inocente, pero su porte denotaba todo lo contrario; Jimin estaba seguro que no existía nada más peligroso que un alfa encantador como él. Sin embargo, estaba empezando a pensar que quizá arriesgarse a caer por sus encantos y aroma no estaría nada mal, después de todo el alfa se veía exquisito y el omega estaba muriendo de apetito solo por probarlo.

–Me parece una idea increíble. –Jimin respondió finalmente mordiendo su labio inferior soltandolo poco después al tener la mirada del alfa donde él la quería.

El omega sabía cómo usar lo suyo.

–Bien, acompáñame. –Jungkook dejó su copa sobre la barra y tomó de manera delicada y sin previo aviso la bonita cintura del omega para llevarlo al aclamado club. Varios de los que se encontraban en el evento caminaban en su misma dirección.

Las luces que acompañaban la fuerte música en la pista, los recibieron en la entrada de aquel inmenso lugar bastante apartado. Varias parejas se encontraban bailando al ritmo de la misma, seguramente un poco pasados de tragos, disfrutando de una manera que Jimin consideraba un tanto peculiar.

El alfa aprovechó la distracción del omega para apegarse aún más a él haciendo chocar su pecho a su pequeña espalda sintiendo a este tensarse por un momento para después relajarse ante la cercanía.

Se dejó embriagar con el aroma a lima, leche dulce y vainilla del omega. Joder. Era todo un postre fino y él quería comerlo completo esa noche. Siempre había sido un caballero, pero ese omega tenía algo que lo volvía excesivamente posesivo a su alrededor.

Supo entonces que no importaba si era esa noche o si era más adelante, antes debía conquistarlo de la manera correcta. Estaba seguro que este no era un omega cualquiera para pasar un buen rato. No. Este era completamente suyo, su omega.

Jimin, por su lado, se sentía encantado de poder, por fin, percibir de cerca el fuerte aroma a caramelo, café y chocolate amargo del alfa. Todo un exquisito dulce envuelto que no podía abstenerse más por degustar.

El deseo era tangible.

En un intento por retenerlo a su lado, el omega posó su pequeña mano en su nuca atrayéndolo de manera suave hacía él. Jungkook no se apartó, claro que no. El alfa vio aquello como una invitación y se escondió en su cuello aspirando fuerte de su aroma, marcando al omega con el propio, moviendo su nariz de un lado a otro hasta no soportar más la tentación y lamer desde su hombro expuesto, pasando por su cuello hasta llegar a el lóbulo de su oreja donde mordió sutilmente ganándose un tembloroso jadeo.

–¿Bailamos? –Jungkook preguntó justo en su oído mientras comenzaba a mover sus caderas al ritmo de la música avanzado sutilmente hasta la pista aún con el omega entre sus brazos.

No recibió respuesta alguna por lo que tomó el silencio como una afirmación y, al llegar, despacio volteó al omega encarándolo. Por inercia, Jimin posó sus manos alrededor de su cuello comenzando un baile demasiado sensual para la poca resistencia del alfa.

Los sensuales movimientos del omega sobre su cuerpo lo tenían fascinado, en un mundo completamente diferente, donde el deseo y la admiración por la obra de arte frente a él reinaban.

No podían estar más cerca, no había centímetro alguno que los separara creando un aura sensual entre sus cuerpos. El omega se acercó peligrosamente al rostro del alfa, quien al ver esos preciosos ojos avellana desde tan cerca quedó en un éxtasis inexplicable. A la espera de cualquier movimiento, cualquier señal que le diera el permiso de proceder, cualquier indicio que le hiciera saber que sus pensamientos se encontraban en completa sincronía al igual que sus latidos que parecían querer estallar por cada parte de su cuerpo.

Fue un pequeño roce en sus finos labios lo que desató por completo a su lobo, queriendo tomar al omega en ese mismo instante, marcarlo como suyo, no dejándolo ir nunca, sin importarle un segundo más que fuese un lugar público, que alguien los grabara o que no supiera más allá de su nombre; sin embargo, las palabras del omega que mantenía sus labios levemente sobre los propios trajeron su conciencia de vuelta.

–Si me llevas a las habitaciones alfa, asegúrate de no solo quererme esta noche, sino también toda la vida.

Jungkook no lo soportó más y liberando la tensión contenida, unió sus labios con promesas tacitas y seguras.

Un claro sonido de satisfacción escapó desde la garganta del alfa y su pecho vibró en un ronroneo satisfecho. Desde que vio al omega en la entrada se lo había comido con la mirada imaginando todas las posibilidades, aquellas que se veían como un sueño borroso se volverían realidad después de todo, y solo la luna sabía jodidamente cuánto lo había deseado.

El beso se volvió escaló poco a poco y se perdieron en sus lenguas enredadas mientras sus manos se tocaban por todas partes. Jungkook dejó una mano sobre la cintura del omega, posando la otra tras su cuello. Queriendo dominar aquella acción tan envolvente mordió el esponjoso labio inferior del omega hasta estirarlo y chuparlo antes de volver a meter su lengua para hacerlo temblar. Jimin ardía en completo deseo y sumisión.

Separándose un instante finalmente el alfa respondió:

–Será en esta y todas las noches hasta que muera. –Su tono grave, excitante y seguro. Casi rozaba la voz de mando y Jimin no dudo ni un segundo de sus palabras.

–Llévame entonces. –Jimin pidió en un susurro.

Salieron del club siendo sorprendidos por una cantidad considerable de paparazzis esperando al omega fuera, no entendía cómo habían logrado llegar hasta ese punto dentro del hotel, pero decidió mostrar su mejor sonrisa Agradeció que el equipo de seguridad del hotel los ocultara lo suficiente como para esconder su evidente erección.

Tomando la pequeña mano del omega pasaron sobre ellos evadiéndolos totalmente. Caminó a paso preciso hasta el ingreso a las habitaciones sin soltarlo en ningún momento. Seguramente mañana estarían en los titulares de los periódicos más importantes. Sin embargo, aquello poco les importó. Ya habría tiempo de preocuparse.

Jungkook encaminó al omega hacia donde se encontraban los ascensores, era un hotel bastante lujoso por lo que se apreciaba desde fuera. Sin embargo, todo intento por distraer su mente de la inmensa necesidad que sentía por el alfa se esfumó cuando el pequeño cuarto de cuatro paredes cerró sus puertas.

El ambiente se veía cargado por las feromonas de ambos. Sus lobos se llamaban y ninguno se resistió a ignorarlos.

Jimin, por primera vez en su vida, se sentía tímido y sumiso. Jodidamente necesitado. Se sentía una presa que anhelaba ser cazada.

El alfa no lo hizo esperar demasiado. Lo atrajo nuevamente hacia su cuerpo para poseer sus labios con ferviente desesperación. Sus preciosos labios gruesos.

Jimin llevó sus pequeñas manos al rostro del alfa en medio del beso, palpando así la tersa piel de su rostro que había estado muriendo por tocar momentos atrás.

Sintió las manos de Jungkook recorrer su espalda baja hasta llegar a su trasero donde apretó sin tan siquiera detenerse a pensar. Haciéndolo gemir bajito sobre su boca. El alfa no se detuvo ahí. Bajó hasta sus muslos donde levantó ligeramente, el omega comprendió y sin romper en ningún momento el beso dió un pequeño salto cruzando ambas piernas en su cintura. Sintió como el alfa lo pegó al espejo de aquel pequeño cubículo rozando tortuosamente su ya despierta erección contra su trasero.

Jimin tembló en un escalofrío y busco más de esa deliciosa sensación. Muy a su pesar rompió el beso soltando un jadeo necesitado, su cabeza se inclinó hacia atrás dejando su cuello expuesto. Joder. El alfa no dudó un segundo en comenzar a besar de forma húmeda la zona, dejando leves manchas rojas, lamiendo y saboreando por completo. Aspirando su aroma y volviéndose loco.

Su objetivo no era dejar marcas que dejaran lastimado su cuerpo por varios días, le interesaba una en especifico y de ella se encargaría más tarde.

El omega empezó a frotarse mucho más rápido y descarado contra la entrepierna del alfa totalmente consumido por el deseo de ser poseído, la nueva y exquisita necesidad de ser tomado lo estaba cegando totalmente. Tembló al sentir sobre su cuello la vibración que provocó el gemido ronco que soltó el alfa ante el estímulo y no pudo evitar bajar su mirada conectando nuevamente sus ojos con los suyos, percibiendo el deseo contenido que estos guardaban seguido de las pupilas dilatadas que solo causaron que jadeara complacido y volviera a buscar sus labios desesperado.

El ascensor anunció su llegada con un pequeño sonido abriendo sus puertas en el piso que el alfa en algún momento había marcado; este aseguró al omega entre sus brazos y mientras lamía y besaba cada parte de su piel expuesta avanzó hacia una de las mejores suites en el último piso.

Al llegar alejó a regañadientes sus labios de la suave piel del omega recibiendo una clara queja ante aquello. Jungkook soltó una pequeña risa divertida y no contó con que los labios del omega se pasearían por su cuello y mandíbula, haciéndolo temblar y fallar más de tres veces el código de la puerta. Así hasta que por fin, pudo ingresar a la habitación cerrando con su pierna la puerta después.

Se dejó hacer por el omega totalmente embriagado por las feromonas que este soltaba junto al lubricante natural que desprendía invitando, llamándolo y ansiando. Caminó con pasos torpes hasta llegar a la habitación principal, estando ahí lo recostó suavemente sobre la cama.

No quería lastimarlo.

Jimin era tan precioso, que merecía más que simple pasión. Más que solo desfogar su calentura.

Aun con las piernas del omega rodeando su cintura, Jungkook retiró lentamente su saco al igual que su corbata y cinturón, empezando un leve vaivén sobre el trasero del omega mientras lo hacía, ganando como premio jadeos llenos de deseo y necesidad ardiente. Jimin siguió su tortuoso juego completamente perdido. Alzando las caderas en movimientos circulares sobre su dura entrepierna y mordiendo sus labios.

Un bonito sonrojo llenó sus mejillas cuando el alfa llevó sus manos al inicio de su camisa y con lentitud quitó botón por botón hasta sacarla totalmente de su cuerpo, tirándola en algún lado de la habitación.

Jimin ronroneó en el borde de la excitación al lograr ver el torso tonificado del alfa desnudo. Le sorprendió encontrar preciosos tatuajes al rededor de su antebrazo derecho, iban desde su muñeca hasta por arriba del codo; debió doler un infierno, pero el resultado lo valía completamente; subió hasta sus fuertes hombros logrando ver los preciosos lunares que los adornaban, queriendo besar cada uno de ellos; paseó sus manos por sus pectorales hasta llegar a los marcados músculos de su abdomen, jadeando ante la dureza de estos.

–¿Te gusta? –Jungkook preguntó con voz divertida, ronca y sensual. Jimin asintió efusivamente.

–Me gustas.

El alfa se apartó un momento para acomodarse de mejor manera sobre el blando colchón cubierto por finas sábanas blancas, quedando esta vez sobre el omega, impidiendo movimiento alguno.

–También me gustas mucho. No dejo de preguntarme cuánto más puedes lograr gustarme. –Jungkook musitó por lo bajo antes de atacar sus labios de manera demandante sin tan siquiera esperar por una respuesta. Lo tenían loco. Esos labios de infierno eran todo un exquisito y adictivo manjar; dulces como la caña de azúcar y peligrosos como el fuego mismo.

No hubo más palabras entonces.

El alfa quitó con la ayuda del omega la fina camisa de un blanco precioso que portaba dejando así también, su torso descubierto. El alfa no se detuvo ahí, a pesar de ansiar probar la piel del omega, quería tenerlo completamente a su merced, probarlo entero; y para eso necesitaba todas y cada una de las estorbosas prendas fuera.

Entre besos y caricias suaves se deshizo de cada una, su garganta se secó ante la vista y su sangre se acumuló en su zona baja exigiendo tomar al adonis que tenía bajo él . Era precioso, su cuerpo sería la envidia de afrodita y apolo; sin duda alguna el anhelo de cualquiera. Y era suyo, solo él podría degustarlo con cada uno de sus sentidos. Esa noche y por siempre.

Probando cada sentido, olfateó el exquisito aroma a lima, leche dulce y vainilla en claro reconocimiento, su mirada se encontraba perdida en cada una de sus marcadas curvas, sus manos no se quedaban quietas acariciando cada parte de su suave piel expuesta y su lengua viajó desde su pecho hasta su ya erecta entrepierna saboreando; ganándose así un gemido largo, tendido y melifluo.

Quería escucharlo por siempre. Quería saber que tan alto podía llegar. De tantas formas.

El omega se estremecía entre las íntimas caricias y la atención a su entrepierna en total entrega, sentía que flotaba entre nubes de placer, desconectando su mente y conciencia, dando paso a su lobo que pedía ser tomado. Sintiendo el fuego expandiéndose por su piel, teniendo como chispa el tacto del alfa sobre su cuerpo. Lo sentía en todas partes. Su lengua saboreando su intimidad, sus manos jugando con sus pezones ya bastante erectos y el roce de la tela del pantalón del alfa sobre sus piernas lo tenían al límite, construyendo su orgasmo de forma arrebatadora mientras su entrada se contrajo en un ávido vacío de deseo; pidiendo, exigiendo, rogando por la atención del alfa sobre la zona.

–Jun-Jungkook... –Llamó de forma desesperada entre gemidos necesitados.

–Dime que quieres Jimin, dímelo y te lo daré. –Jungkook habló con voz agitada, necesitando tener sus labios y manos sobre la piel del omega, trazó un camino de besos desde su marcada pelvis, pasando por su pecho, donde lamio y chupo levemente cada uno de sus pezones; llegando hasta su cuello donde lamió a su antojo y succionó. Jimin ladeó su cabeza en sumisión jadeando totalmente complacido.

–Y-yo... te quiero, te necesito a ti ahora... por, por favor... –Jimin respondió entrecortado más jungkook entendió.

Se levantó en su sitio y terminó de quitarse las prendas que le impedían la denudez completa bajo la atenta mirada del omega, quien sintió su boca salivar de más al ver la rojiza y punzante erección del alfa chocando contra su abdomen, se relamió los labios expectante. El deseo de ser poseído gobernada en su mente nublada por el deseo.

Deseo por su alfa.

Jungkook se posicionó nuevamente sobre sus piernas, separándolas un poco más y colocándose entre ellas. Beso desde sus tobillos hasta sus generosos muslos, donde dejó que su lengua escapara, lamiendo la piel de estos, sintiéndola erizarse bajo su toque. El omega arqueo su espalda ante el tacto caliente y el placer que este provocaba en una zona poco conocida.

Gimió en alto cuando sintió la lengua del alfa adentrarse con cuidado en su entrada, más aun cuando un gemido de satisfacción por parte del alfa en tal zona la hizo contraerse, liberando una carga nueva de lubricante, causando que el omega apretara las sábanas con sus manos en puñitos de manera fuerte y tensa suplicando por tenerlo dentro de una vez por todas.

Dolía un poco, pero la bruma del placer era más grande, logrando así hacerlo pasar a segundo plano.

Bastaron un par de embestidas con la lengua del alfa para que el omega liberará la presión acumulada, manchando su vientre plano y parte de su pecho. El alfa se levantó sobre sus rodillas relamiendo sus labios, sintiendo el exquisito sabor de su omega en su paladar. Sus pupilas se dilataron ante la obra de arte que se encontraba bajo él. Respiraciones erráticas, que causaban que su pecho subiera y bajara agitado; labios húmedos e hinchados por los besos compartidos y posibles mordidas del omega; marcas levemente rojas alrededor de su cuerpo y cabello despeinado perlado en una fina capa de sudor. Jodidamente perfecto y caliente.

¿Es que acaso se había sacado la lotería?

Si Jimin pensó que las cosas terminarían ahí, estaba realmente equivocado. Tras besar repetidas veces su mejilla, Jungkook llevó una de sus manos a su miembro, masturbándose frente al omega, provocándolo , logrando encenderlo nuevamente en cuestión de segundos.

Con su otra mano llevó tres de sus dedos a su boca, lamiendolos hasta dejarlos lo suficientemente húmedos. Cuando terminó, conectó su mirada con la de Jimin, quien lo miraba expectante con las pupilas dilatadas. Jungkook sonrió.

Dejó su mano izquierda sobre el colchón y volvió a reclamar los labios del omega. Jimin sintió desfallecer cuando sus lenguas comenzaron un húmedo juego necesitado, acariciándose la una a la otra de manera deliciosa; sin embargo, rompió el beso al sentir un solitario dedo moverse en círculos por los pliegues de su entrada, adentrándose con lentitud.

–Relájate... –Jungkook habló con voz ronca y pesada. –Solo relájate bonito, va a fascinarte. –Susurró finalmente sobre su oído, mandando olas placenteras y brindando calma a su lobo inquieto y sosegado.

Jimin se sostuvo de sus hombros cuando un segundo dedo fue introducido, estuvo a punto de retroceder por el dolor, pero cuando el alfa encontró cierto punto dulce y se sintió como el cielo mismo, solo deseó que nunca acabara, convirtiéndose de inmediato en un mar de gemidos ahogados.

Meció sus caderas contra los ahora tres dedos del alfa, empujándose contra ellos en su interior mientras el alfa los giraba en círculos, embistiendo de forma lenta y exquisita. Entonces se besaron de nuevo porque sencillamente era demasiado.

Jungkook retiró sus dedos, masturbandose una última vez con los fluidos del omega, mezclandose y aceptándolo de una caliente e íntima manera, que calentó no solo el cuerpo del pelinegro, sino también, su corazón.

–¿Listo? –Jungkook preguntó al borde, rozando solo la punta repetidas veces por su entrada.

Jimin asintió con las mejillas incendiadas y el alfa no esperó más.

Se adentró lentamente en el estrecho interior del omega, sintiendo a este tensarse un momento y aguantar la respiración. Así hasta que estuvo dentro por completo y se volvieron uno. El alfa esperó un momento. Lo que menos quería era lastimar a su omega, y en un intento por relajarlo comenzó a acariciar su lacio cabello, apartandolo de su rostro para dejar besos por su frente, sus párpados fuertemente cerrados, logrando relajarlos; sus sonrojadas y suaves mejillas rellenitas, su nariz de botón, finalizando por un beso dulce y pausado en sus labios.

Calma.

Jimin enredó ambos brazos por el cuello del alfa, sintiéndose repentinamente cómodo y seguro con el peso de la erección dentro de sí y, separándose escasos centímetros de sus labios, finalmente se relajó tanto que Jungkook lo supo. Retiró su miembro hasta dejar solo la punta, para adentrarse fuerte y lento de una sola estocada, el omega se arqueó gimiendo sonoramente, apretando los hombros del alfa entre sus manos, experimentando la sensación más exquisita con cada nueva embestida del alfa sobre su entrada.

Jungkook separó aún más sus piernas empujándose más profundo. En la habitación solo se escuchaban los lascivos sonidos que sus cuerpos producían, las respiraciones pesadas y los sonidos del más puro placer que soltaban al unísono.

El omega gemía sin saber bien cómo retener tanto placer. Jungkook era rudo a la vez que cuidadoso. Jimin estaba amando la manera tan deliciosa en la que le follaba, quería tener eso por siempre.

El alfa se acercó a su rostro y beso ambos párpados, apoyándose con una sola mano sobre el colchón, sin cesar su tarea de dar placer al omega como buscar el propio bajo gemidos roncos y leves jadeos; limpió las inevitables lágrimas del omega y se acercó a su oído cuando sintió la entrada del omega aprisionarlo de manera exquisita anunciando su pronta liberación.

Quería eso por siempre. Lo necesitaba.

–¿Me aceptarías hum? bonito déjame ser tuyo para siempre. Sé mio para siempre.

–Alfa~ –Jimin le llamó en un gemido desastroso.

Jungkook gruñó regocijándose al ver a su omega totalmente entregado y dispuesto, ladeando su cuello en una clara invitación a hacer con él, lo que quisiera.

Tomó aquello como una respuesta afirmativa y siguió empujandose, sintiendo su nudo expandirse lentamente.

Se acercó nuevamente a los labios del omega, donde besó, mordió y jugueteó un momento para descender en un camino de besos húmedos por su mandíbula hasta llegar a su cuello, donde olfateó y lamió. Solo bastó rozar sus caninos por la conexión entre su cuello y hombro, justo en el nacimiento natural del omega, para que este se corriera gimiendo su nombre en alto. Jungkook disfrutó el placer de su omega como propio.

Sin más espera, cuando el placer fue inminente y el nudo se hinchó de forma involuntaria, finalmente cedió y lo mordió, formando así la marca de unión permanente que uniría a sus lobos de por vida. Jimin se sentía completo, abrumado y enlazado. Sintió sus latidos sincronizarse con los del alfa, sus pensamientos ser uno solo por un momento, pequeños y leves recuerdos que no le pertenecían invadieron su mente por un segundo. Mientras se mantenía en un estado de sumisión inefable, solo pudo sentir como el alfa brindaba suaves caricias a su cuerpo y lamía la marca con devoción, dejando pequeños besos susurrando palabras de amor, adormitándolo, dejándolo en un éxtasis diferente, efímero, indeleble.

Su primera vez, su primer y único alfa, su primer y única marca.

Una vez el nudo bajó, el alfa se levantó. Se dirigió hacia el baño humedeciendo una toalla con agua tibia para limpiar el cuerpo del omega, al dejarlo parcialmente limpió, se acostó a su lado, cubriéndose con las sábanas blancas para abrigarse; lo atrajo hacia su cuerpo en un abrazo apretado y suspiró. Creyó por un momento que el omega se encontraba dormido, pero se sorprendió cuando este habló con los ojos cerrados, antes de caer rendido en sus brazos.

–Me marcaste...

–Lo hice. –Jungkook respondió seguro acariciando su espalda

–¿Te arrepientes, alfa?

–Por supuesto que no, bonito. Eso nunca.

–Ahora... me perteneces Jeon Jungkook.

–Ahora tú me perteneces Park Jimin...

Sin más, ambos se entregaron a los brazos de morfeo, empezando su historia de amor, aquella en donde ambos cayeron ante los encantos del otro, con un destino pactado y una vida futura llena de expectativas; donde se mantendrían unidos por el resto de sus vidas, hasta el día de su muerte; donde se amarían sin prejuicios ni ataduras; donde por fin serian felices.

🎬

Sí wattpad, sí la volví a subir. :))

Que wattpad este vuelto un desastre me tiene molesta y desanimada, casi no me queda tiempo y encima me borra historias. 

Pronto volveran. Las que borraron aquí, las nuevas allá.

Esperemos que esto no avance a más. 

Denme amor que ahora lo necesito. TnT

Lxs quiero.

-Hope.

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