Capítulo Trigésimo Tercero

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Lecuim

Sabía que algo malo iba a suceder, llamalo sexto sentido o intuición, aunque lo último no lo creo pues soy un gato no una araña; Ariel se veía bastante molesta, pareciera que en algún momento me iba a lanzar rayos con sus ojos rojos de cólera. Decidí salir de la casa y terminar con ésto de raíz, volvería con Helery y todos felices, pero cuando había puesto mi mano en la manija de la puerta un golpe atacó la parte trasera de mi cuello asiendome jadear de dolor.

Sentía que las partes de mi cuerpo no existan, mis ojos poco a poco se iban cerrando entregándome a la oscuridad completa ¿Cómo iba a cuidar y proteger a Helery si era tan débil? Todo a mi alrededor dejó de existir y caí desmayado al suelo totalmente indefenso. Sentí como alguien lanzaba agua a mi rostro haciéndome reaccionar, empecé a toser y traté de incorporarme pero algo tenía sujetas mis manos, pies y la parte de mi abdomen, miré para todas partes tratando de recordar lo sucedido, fue ahí donde la vi a ella.

- ¿Malich? - Susurré sin creer lo que veía?

- Así es mi querido Lecuim - Oro con una risilla molesta - Veo que has aprendido tu lección.

- Sí, gracias a Helery - Dije notando su enojo de inmediato - ¿Por qué estoy amarrado?

- Fuiste convertido en gato por tu soberbia y por la poca humildad que había en tu corazón - Comunicó ignorando por completo mi pregunta - Creerse más que los demás nunca te lleva a algo bueno, todos somos iguales Lecuim ¿Era tan difícil entender eso? Las lecciones se aprenden de una u otra manera - Lo último lo susurró tocando mi abdomen expuesto.

- No me toques ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estoy amarrado? ¡Responde! - Forcejeaba tratando de zafarme - Sueltame.

- Jamás, tú te quedarás aquí para siempre, conmigo - Acarició mi rostro - Yo seré la futura reina de tu reino querido Lecuim.

- ¿De qué estás hablando?

Mi pregunta quedó al aire mientras veía como Malich abría la puerta y dejaba entrar a una de las personas que tanto odiaba; Hazza entró con una sonrisa enorme, me miró totalmente amarrado y sonrió aún más, sus ojos brillaban como si se le fuera cumplido su mayor deseo ¿Qué estaba pasando? Necesitaba una explicación ahora o iba a perder la cabeza encerrado en un manicomio.

Hazza y Malich hablaron durante horas, horas que para mí fueron una eternidad. Mis ojos se abrieron por completo mientras miraba como Malich cambiaba su forma y terminaba convirtiéndose en Ariel ¿Malich y Ariel eran la misma persona? Claro, ahora todo tenía sentido; La hija de esa maldita bruja rencarnó en la mejor amiga de mi esposa, ahora no tenía duda, Helery era mi esposa.

- Bien Lecuim, debo irme - Musitó tomando sus cosas - Debo sacar a alguien del camino.

- Te prohibido que lastimes a Helery - Mascullé - Tú nunca serás como ella: Amorosa, noble, gentil y sobre todo ella tiene mi corazón.

- Vaya Lecuim - Juntó sus manos creando un aplauso - Virtudes que tú nunca tuviste.

En ese instante sonó su celular, una voz del otro lado conocida para mí le decía a Ariel donde se encontraba Helery, mi sangre hervía de coraje y enojo, no podía creer como ella había traicionado a Helery. Para mí sorpresa Ariel concluía su día con una transformación más, ahora era idéntica a mí, sabía que la iba a utilizar para engañar a Helery y lastimarla mientras yo me encontraba inerte en éste lugar sin poder moverme.

Ariel me lanzó un beso y salió de la habitación cerrando la puerta con llave, para mi desgracia mi cuerpo se fue transformando nuevamente en un gato; Me sentía inútil, que mal estuve al creerme mejor que todos, la vida deja muchas enseñanzas y a mí me tocó ser un gato. Pasaron algunas horas y yo me encontraba echado en la cama sin saber que hacer, pero cuando mis esperanzas estaban muertas una luz brillante entró por la ventana.

- Miau - Dije mientras una mujer te tés blanca y cabello como la nieve me sonreía.

- Veo que ya has aprendido la lección mi hermoso gato de caramelo - Susurró dejándome sorprendido - Yo soy tu madre, la mujer que permitió que una mortal te criara.

- Miau

- Hijo mío, hijo de la Luna - Tocó mi frente - Cuando sale la Luna llena, es tu momento de brillar.


Sólo diré:

Muy pronto tendremos el final de ésta bella historia.

💜 Los quiero 💜

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