Capítulo Trigésimo Octavo

Bueno, quería comenzar éste capítulo con el dibujo que me hizo una de las chicas que leen ésta historia, ella me ha apoyado desde el inicio y le estoy muy agradecida.
Quedó muy hermoso y de verdad muchas gracias, apreció cualquier demostración de amor a mi historia porque sé que no es la mejor, que falta corregirla y aún así están aquí así que los quiero a todos son mi mayor felicidad.

Helery

Llevé ambas manos a mi cabeza la cual estaba cubierta con una venda, dolía como si mil elefantes hubiesen pasado por ella. Tenía un cuello ortopédico tapando las feas heridas que recordaba con dificultad, pude escuchar a lo lejos el sonido de una máquina la cual mostraba los latidos en mi corazón ¿Estaba en un hospital? Abrí los ojos lentamente viendo todo borroso, poco a poco éstos se fueron acostumbrado a la luz y pude afirmar mi teoría, las paredes pálidas, máquinas atadas a mí y estaba cama demasiado incómoda de decía que estaba en un hospital.

Miré a la derecha de mi cama y Sammer se encontraba sentada en lo último mirándome con una sonrisa de oreja a oreja, habían grandes y moradas bolsas bajo sus ojos y éstos estaban hinchados y adormilados, claramente se notaba que no había dormido en días y empecé a pensar que era por mí culpa. Con dificultad la tomé de la mano y ella rompió en llanto, se recostó sobre mi pecho y me abrazó con fuerza.

- Estaba muy preocupada por ti, los médicos dijeron que habías caído en coma - Sollozó - Pero solo duraste una semana dormida.

- ¿Estoy hace una semana aquí? - Cuestioné con asombro y ella solo asintió - Por Dios.

- Le diré a Lecuim que puede pasar, nuestros padres no demoran de llegar - Oro con algo de tristeza y salió.

Pasaron algunos minutos y Lecuim apareció por la puerta con un bello ramos de rosas rojas con hojas verdes y húmedas, sentí mi corazón palpitar rápidamente mientras toma el ramo en mis manos y aspiraba el delicioso olor que éstas transmitían.

- No sabía cuál era tus favoritas - Musitó, yo lo miré con sarcasmo - Está bien, sé claramente que las rosas son tus favoritas.

- No debiste molestarte. - Sonreí - ¿Qué pasó con tú ya sabes? ¿Y cómo es que Sammer sabe de ti? - Lo vi tensarse un poco pero aún así respondió.

- La bruja se a hecho humo - Podía ver la felicidad en sus ojos - No me sorprende que no lo recuerdes, utilizaste tus poderes inconscientemente y Ariel también se volvió humo, Hazza está en la cárcel por secuestro y violación.

- Eso es muy buena noticia - Ore.

- Sí, Sammer me conoce porque... Porque dije que era tu novio y que habíamos sufrido un accidente automovilístico - Sonrío nervioso.

No sabía porqué Lecuim estaba actuando así pero decidí pasar la página, concentrarme en las hermosas rosas y en el hermoso chico que se encontraba frente a mí, al fin las cosas habían terminado, todo había vuelto a la normalidad y lo mejor de todo es que a mi vida había llegado un chico maravilloso.

- Debo irme para que entren tus padres - Besó mi frente - Por último debo decir que mi maldición se ha roto y he dejado de ser un gato.

- Siempre serás mi gato de caramelo - Bese su mejilla - O mi Candy Cat - Sonrío y yo igual.

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