Capítulo Décimo Segundo

Helery

Era una mañana fría, de esas en las cuales no quieres levantarte nunca de la cama, viendo una película entre las cálidas sábanas y bebiendo un delicioso chocolate caliente con un trozo de masmelo flotando por doquier, lastimosamente ese no era mi caso, debía ir a la universidad donde si vas no haces nada y si no vas te pierdes de 5 examen, 30 talleres y un nuevo himno nacional de los Estados Unidos, es algo ilógico ¿No creen? Me encontraba en la mesa del comedor desayunando un delicioso cereal de granola con chocolate, avena y granos saborizados, mientras consumía tan exquisitos nutrientes, observaba las notificaciones, mensajes y llamas en mi celular.

Aunque era una mañana fría, para mí era relajante, ya que el calor me agobiaba. Cuando estaba a punto de terminar, mi hermana llegó de la nada tirando una pequeña lista a la mesa haciendo que mi corazón se quisiera salir de mi pecho.

—Joder Sammer ¿Podrías ser más normal y no asustarme? —cuestioné mientras ella solo reía.

—Bien amargada, ésta es la lista de los chicos con tales características, como ves, ya taché a Afnun. —asentí mientras me dirigía hacia la cocina para lavar los platos que había ensuciado— el siguiente es Samuel.

—¿Samuel? ¿Samuel Jackson? —asintió—. Pero él no está en la universidad.

—Lo sé, por eso te compré una entrada para las piscinas climatizadas de ésta noche —canturreó con superioridad, yo solo podía verla sorprendida—, el día está frío, perfecto para dicho placer, por eso Samuel va a las piscinas. Suerte.

Terminé de lavar, cogí mis cosas, me despedí de Sammer y tomé rumbo hacia la universidad, mi auto al fin estaba arreglado y no tenía que caminar o tomar autobuses. Mientras conducía no podía evitar sentir algo de nostalgia, entendía que Ariel me había hecho una mala jugada, pero eso no significaba que no la extrañara, había sido mi amiga desde que era una niña ¿Cómo tuvo corazón para fallarme? Veo que ella nunca me consideró una amiga. Cerca de la universidad pude apreciar una cabellera demasiado conocida para mí, Ariel caminaba con pasos lentos y desganados, su rostro expresaba tristeza y confusión, me sentía mal por ella, pero no sería tan estúpida, apreté el acelerador y la perdí entre las curvas, debía ser fuerte, ella no merecía mi odio o compasión, merecía ser olvidada entre los pasares de los días.

Las clases como siempre, habían pasado aburridas, no podía dejar de sentirme nerviosa cada que algún chico me miraba, sentía que sabían mi secreto más vergonzoso de toda la vida, haberme acostado con un desconocido en plena celebración de Luna llena no había sido la mejor opción. Cuando la última campana sonó indicando la salida, tomé mis cosas rápidamente y salí lo más veloz que pude, pero fue inútil, ya que a la salida Hazza me estaba esperando.

—Helery —mencionó en un hilo de voz— ¿Podemos hablar?

—No, la verdad no, tengo mejores cosas que hacer. —antes de que dijera algo más, me subí a mi auto y conduje hasta mi casa.

El día había pasado más rápido de lo que yo había querido, Sammer me había comprado un vestido de baño demasiado corto para mi gusto, pero según ella era la única manera de que funcionaría el plan, una vez que me lo puse por debajo de la ropa que usaría, me subí a mi auto nuevamente y me puse en marcha hacia las piscinas. Personas de todas partes estaban ahí, entré al vestidor de mujeres y me quité la ropa quedando solo en vestido de baño, sigilosamente salí y entré al vestidor de hombres, iba terminar con esto de una vez por todas.

Esperé por largo rato, metida en un armario que contenía objetos de buceo que nadie utilizaba, estaba a punto de rendirme cuando oí la voz de la persona que estaba esperando, pero no venía solo, una voz más frágil que provenía de otro hombre resonaba en la habitación.

—Por favor Samuel, dime qué no me vas a dejar —chilló fastidiando mis oídos.

—Esto es muy peligroso, las personas se podrían enterar —susurró.

—Solo hazme el amor una vez más —tapé mi boca para que no escucharan el grito que estaba a punto de emitir ¿Acaso Samuel era Homosexual?— por favor.

—Sin ti no puedo vivir —confesó mientras see arrojaba al chico besándolo con gran pasión.

No sabía si tapar mi boca o mis oídos, estaba siendo testigo de una acoplasión de dos hombres, en pocas palabras, estaba escuchando como dos hombres tenían sexo en el vestidor de la piscina, necesitaría una buena terapia después de esto. Día martes, Samuel Jackson, 25 años, cabello azulado, ojos azules y muy guapo, descartado.

—Oh Dios, ah Samuel, sigue así —gemía con descaro.

—Mierda. —susurré lo más bajo que pude, quería que esto terminará ya, era demasiado incómodo escuchar a dos hombres follar. Nunca tuve nada contra los gays, pero no estaba en mis planes escuchar sus intimidades.

—¡Más, más rápido, te lo pido! —gritó

—Y-ya voy a llegar —dijo entre cortado por la excitación.

Ambos tuvieron su clímax escandaloso para luego vestirse y salir cada uno por su lado, no antes de decirse un te amo y un nos veremos luego. Mierda Helery, esto te pasa por follar en plena borrachera.

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