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Los gritos de una mujer desesperada que pujaba con gran vigor no se hacían de callar mientras que Rin y yo la estábamos atendiendo. El rostro de la esposa del señor feudal estaba rojo como un tomate, mientras luchaba con todas sus fuerzas para pujar al niño. – Bien, lo estás haciendo muy bien. – Dije acariciando su rostro mientras veía como la cabeza del bebe asomaba por su vaina.
Rin corría de un lado a otro dándome la asistencia que le requería, en un momento colocándose sobre el abdomen de la mujer para hacer presión para ayudar a la madre con el gran bebe que estaba naciendo.
Y finalmente, el pequeño salió por completo, pero no lloraba, esto era culpa de que la placenta aun rodeaba su cuerpo. – Rin, alcánzame unas tijeras. – Si la placenta no se había roto por sí misma, debía de hacerlo yo.
Finalmente, con el capullo que lo encerraba cortado, él bebe reacciono al pequeño golpe que le di en el trasero.
– Gracias su santidad. – Dijo la esposa del señor feudal mientras que sostenía a su hijo que lloraba como el recién nacido que era. Las lágrimas salieron de los ojos de la madre, al igual que los de la pequeña Rin mientras que me abrazaba.
Finalmente, después de un rato, regresamos a la pequeña cabaña que nos había prestado el señor feudal que estaba lejos de su castillo y no en muy buen estado, pero algo era algo. Por fin, Rin podría dormir bajo un techo.
– ¿Por qué se tardaron tanto mocosas? – Dijo Jaken de mal humor mientras se giraba hacia nosotras, quienes traíamos platos de comida que le pedimos a las sirvientes del señor feudal llevar por nuestra cuenta.
– Los partos tardan, Jaken. – Dije mientras le entregaba sus alimentos al enano verde quien parecía estar asombrado con la cantidad de estos. – Coman, mañana seguramente el mal humorado nos hará caminar tan lejos del castillo como sea posible. –
– ¡¿Cómo te atreves a decirle mal humorado a mi amo bonito niña escuincle?! – Pero rápidamente Rin se metió en la conversación.
– ¿Sabe señor Jaken? ¡Hoy atendí un parto con la señorita _____(Amaya) fue emocionante! – Reí para mis adentros por la charla de esos dos mientras empezaban a comer, bien, ahora la parte difícil, lograr que Sesshomaru comiera algo preparado por humanos.
Me acerque al demonio de alto rango que tenía sus bellos ojos cerrados, unos ojos ámbar que abrió en cuanto me acerque a él con la comida en las manos. – Tienes que comer. – Dije agachándome para dejar la bandeja con platos de comida a su alcance.
– ¡Hump! Un demonio como yo no necesita de esas nimiedades humanas. – Y alejo su rostro de la comida, hasta que escucho algo liquido moviéndose dentro de una botella en mis manos.
– ¿Ni siquiera con un poco de sake? – Dije entregándole una copa de este, algo que pareció no rechazar mientras me mostraba su única mano con el platillo de sake completamente vacío, uno el cual serví. Me senté a su lado y me serví una copa también, bebiéndola a la velocidad del rayo, me serví otra más mientras que los ojos de Sesshomaru no se apartaban de mi garganta.
– ¿Qué no las sacerdotisas como tu tienen prohibido tomar de esto? – Pregunto el mientras movía el líquido en su copa y luego lo bebía.
– Soy sacerdotisa, pero santa nunca fui. – Algo extraño apareció en su rostro, una ligera sonrisa se asomó por culpa de mi broma. A lo cual yo reí, haciendo que su sonrisa se borrara de inmediato, pero dejándome con ese recuerdo.
De pronto me levante, sentía como una enorme energía maligna se acercaba a nosotros y pasaba de largo, algo que me hizo salir de la caza para ver a un ejército de demonios siendo comandado por una mujer que volaba sobre una pluma.
– Pero ¿Qué mierda? –
– ¡Ay! ¡Esa es Kagura! – Dijo el pequeño Jaken mientras salíamos d la choza.
Yo saque mi espada de mi cuerpo, y con una tajada logre cortar a la mitad del ejercito demoniaco, pero la mujer llamada “Kagura” era más rápida, y esquivo mi ataque con suma facilidad. – Pero ¿quién se atreve? – Desde su pluma nos dio un rápido vistazo a todos, sorprendiéndose por ver quienes éramos los que habían destruido la mitad d su ejército. – ¿Sesshomaru? ¿Qué hace con una sacerdotisa humana? – Así que se conocen. Si bien lo sospechaba por las palabras de Jaken, esto ahora lo confirmaba.
– Rin, no salgas de la casa. – Dije, viendo por el rabillo del ojo como la pequeña se asomaba para ver qué era lo que estaba pasando afuera. Rápidamente la niña se ocultó en la inmensidad de la choza, haciendo reír a la tal Kagura.
– Sesshomaru ¿No me digas que te cansaste de cuidar de tu mascota humana y le conseguiste una madre? – Pero antes de que cualquiera pudiera contestar a sus provocaciones, Sesshomaru ya estaba de camino hacia la tal Kagura, mostrando sus garras venenosas. – ¡Cuchillas de viento! – Ataco sin piedad Kagura, pero Sesshomaru logro esquivarlas todas por completo.
Más de nada sirvió eso, ahora se encontraba rodeado de la mitad del ejercito de Kagura rodeándolo. Si bien eran monstruos casi inofensivos para Sesshomaru, eran muchos, y con solo sus garras no podría acabar con todos antes de que Kagura escapara como lo estaba haciendo. Así que me subí a Ah-Un y comenzamos a volar por el cielo repleto de monstruos, cortando a todos los demonios que se atrevían a cruzarse en mi camino.
– ¡Sesshomaru! – Grite, mientras que veía como sus ojos se posaban en mi después de haber acabado con un cine pies gigante. – Ve tras ella yo te cubro las espaldas. – Y con un asentimiento de cabeza comenzó a volar hacia la posición de Kagura. – Flores de perlas iluminadas por la Luna. – Una luz emergió de Sombra Lunar, y su color cambio a un violáceo, lance un corte hacia los demonios de mi espalda, destruyéndolos a todos.
– ¿Que? ¡¿Ella podía hacer eso?! – Dijo Jaken con la boca por el piso.
– La señorita _____(Amaya) es realmente fuerte. – Dijo Rin con una sonrisa de emoción en su rostro.
– ¿Por qué no uso una de esas técnicas contra el amo Sesshomaru la vez que se enfrentaron? – Pensó Jaken. – Ahora que lo pienso el amo bonito tampoco uso todo su poder contra esa insignificante humana, ¿Qué significara esto? –
Pero no había tiempo de pensar más Sesshomaru finalmente había alcanzado a la veloz Kagura, destruyendo su pluma en el proceso, haciendo que esta caiga al suelo.
Una vez recuperada su conciencia noto como Sesshomaru la tenía agarrada del cuello, estrujándoselo como me lo había hecho a mi anteriormente, casi dejándola sin respirar mientras sus uñas secretaban un veneno que deshacía la ropa de esta mujer demonio. – Dime Kagura ¿Dónde se encuentra Naraku? – Pregunto Sesshomaru con el tono de voz más frio que lo había escuchado utilizar.
– ¿Cómo voy a saberlo? ¡Argh! – Parecía que Sesshomaru había apretado su garganta más fuerte es cuanto me acerque con Ah-Un. – Él nunca me cuenta nada, pero te diré algo. Algo le paso a Inuyasha, parece ser que su sangre de demonio lo domino por completo por culpa de una de las criaturas de Naraku. Ahora Colmillo de Acero está roto, esta es tu oportunidad Sesshomaru. –
La cara de Sesshomaru cambio unos segundos. ¿Quién era Inuyasha? ¿Y por qué Colmillo de Acero parecía ser tan importante para Sesshomaru?
Luego de esas palabras, Sesshomaru soltó a la demonio Kagura, quien se sacó una de sus plumas del cabello y comenzó a volar no sin antes darme una mirada de desprecio.
– Sesshomaru. – El nombrado se detuvo de su andar mientras que yo tomaba las riendas de Ah-Un – ¿Me dirás que está pasando? –
Solo se volteo y camino en dirección de la cabaña donde Rin nos esperaba, me apresure para caminar a su ritmo llevando al dragón de dos cabezas conmigo. – Vamos a investigar a la criatura que rompió el arma de mi padre. –
¿El arma de su padre? ¿Se refiere a ese tal Colmillo de Acero? Mire a Sesshomaru sin entenderlo ¿Quién era esa mujer Kagura? ¿Por qué tenía tanta energía demoniaca? ¿Quién era Inuyasha y que significaba para Sesshomaru?
¿Y quién era Naraku?

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