Me pregunto quién serás

Título: CANCIÓN PARA PETER

Autora: Clumsykitty

Fandom: MCU, Post Civil War (semi AU)

Parejas: Stony, Superfamily

Derechos: Soy tan pobre.

Advertencias: Estas historias fueron publicadas en mi rincón de demencia que poseo en Facebook, y que recopilo aquí para quienes deseen leerlas en formato fanfic. Tiene variantes respecto a Civil War, entre otros elementos.

Gracias por leerme.


ME PREGUNTO QUIÉN SERÁS


Había una niña nueva en la escuela y todos estaban ahí como moscas alrededor de ella, porque no paraba de decir que era hija de un superhéroe, que estaba escondiéndose para que los malos no la encontraran y trataran de robarla... no paraba su parloteo que a Peter le parecía una de esas cotorras que cacareaban sin cesar tal como su maestra se las había mostrado en un video luego de un receso. Estaba celoso, claro, porque era la sensación y todos abrían grandes sus ojos ante lo que esa niña con coletas altas decía. No le creía mucho –Peter era listo, claro- porque no le parecía muy inteligente andar diciendo que era hija de un superhéroe a medio mundo si trataba de ocultarse. De ser así, es decir, si él fuese hijo de alguien así por supuesto que nunca lo diría aunque le torcieran su bracito para amedrentarle.

Le contó a Tony sobre ello, sobre la niña y su incesante borboteo de palabras que rechinaban a los oídos de Peter, preguntándole después su opinión. Si en verdad habrían superhéroes que tuvieran hijos y los ocultaran de los malos porque donde ellos vivían las cosas eran bastante tranquilas –casi aburridas- como para que llegara alguien tratando de salvar las ovejas que pastaban en las altas montañas con nubes gordas y blancas cubriéndoles o tratando de arreglar la cadena de una bicicleta descompuesta a medio camino entre el pueblo y alguna de las casitas como la suya, perdidas entre valles y bosquecitos donde los búhos ululaban o las cabras brincaban de un lado para el otro tratando de comerse lo que estuviera bueno. Papi le sonrió a medias, acariciando sus cabellos y diciéndole que los superhéroes podían existir pero estaban en otro sitio, donde los necesitaban niños con muchos apuros. No ahí, con ellos no.

-Papi –Peter tuvo una idea- ¿Tú eres un superhéroe?

La mirada de Tony se apagó por unos segundos, antes de negar con una sonrisa que no alcanzó sus ojos, besando su frente.

-No. Anda, debes terminar tu comida.

Como era costumbre, su papi tenía cosas que hacer en el taller para venderlas y así tener para comer, reparar motores de los tractores o de las viejísimas camionetas que hacían chu chu todo el camino. Sabiendo ya que al entrar a su taller era como si viajara a otros mundos, Peter corrió a buscar la llave del armario de Narnia, buscar la cajita de madera y sacar aquel viejo celular cuya tapa abrió para marcar una vez más a Steve. Tenía otra idea. Esperó a que le contestara pero esta vez no tuvo suerte, torciendo su boca dramáticamente al escuchar cortarse la comunicación para cambiar al buzón de voz. Iba a guardarlo de vuelta pero algo le dijo que esperara, así que se la paso mirando de nuevo la estrella en el plato preguntándose si acaso Tony lo había hecho porque era muy bueno con las cosas metálicas. Peter respingó al sentir el celular vibrar entre sus manecitas, abriendo la tapa buscando el botón para contestar, pegando el teléfono a su oído, llevando su pulgar a su boca, mordisqueándolo nervioso.

-¿Steve?

-Peter.... ¿sucede algo?

-No. Bueno sí, llegó una niña nueva en la escuela y tengo una pregunta.

-Adelante –Steve pareció que sonreía por la manera en que habló.

-¿Tú eres un superhéroe?

De nuevo vino ése silencio extraño de Steve, que hizo preguntarse a Peter si acaso la señal del celular era mala que tardaba en recibirle o ese hombre realmente era alguien muy raro que no sabía tener conversaciones por teléfono.

-¿Por qué quieres saberlo?

Peter rodó sus ojos.

-Pues... sólo me preguntaba. ¿Lo eres?

-No lo sé.

-¿No lo sabes? –eso hizo a Peter abrir sus ojos- ¿Cómo no puedes no saberlo?

-Hubo una vez que creí serlo... pero las cosas salieron muy mal.

-¿En serio? –solamente había prestado atención a lo primero, sonriendo animado- ¿Cuáles son tus poderes? ¿Puedes volar? ¿Te transformas en algo más?

-Peter...

-Oh, oh, ya entiendo, eres un superhéroe de verdad y no puedes decirme nada porque tienes que ocultar tu identidad súper secreta, ¿verdad?

-Sí –Steve rió apenas- Puedes decir eso.

-Yo le pregunté a papi si era un superhéroe pero me dijo que no. Como que se puso triste.

-... ¿s-sí?

-¿Te puedo decir un secreto súper secreto, Steve?

-Claro, Peter.

-Algo le pasó a mi papi, porque bueno... somos yo y él nada más, así, una familia muy chiquita. Como en Lilu y Estich. Una familia rota.

-Peter...

-Antes él lloraba, siempre me dijo que era que una basurita se le había metido en los ojos pero era muy seguido, no se puede tener tan mala suerte. Ya no llora tanto, pero sí lo hace porque cuando se pone triste tiene ojos de sapo. ¿Sí conoces los sapos, verdad?

-Sí... Peter...

-Uy, creo que papi salió antes del taller. ¡Adiós, Steve!

Guardó todo aprisa antes de que Tony subiera por las escaleras, escabullándose a tiempo a su recámara y tumbándose sobre su cama tomando uno de sus libros de cuentos que abrió como si lo estuviera leyendo, panza abajo con sus piecitos meciéndose en el aire. Sintió la mano de papi acariciar sus cabellos preguntándole si quería ir al pueblo, acompañarle a comprar más víveres –helado incluido- y si ya había llegado el libro para iluminar de Peter, lo recogerían del correo. No se hizo del rogar, casi aventando su cuento al brincar de la cama, tomando la mano de Tony con alegría al escuchar sobre el helado y el libro.

-No importa que no seas un superhéroe, papi –le dijo mirándole con una gran sonrisa- De todos modos eres mucho muy especial para mí y siempre siempre, pero siempre te amaré con todo mi corazón.

-Y yo a ti, mi pequeño.


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