35: Tal vez...
El castaño y el rubio se observaron por unos segundos, buscando infundir miedo en el alma del otro y fallando en el intento. El jefe estaba dispuesto a pagarle a su aldea lo que habían sufrido y el autodenominado rey del archipiélago no iba a entregar todo lo que había conseguido.
La palma de la mano de Zigor volvió a brillar momentáneamente e Hipo pudo prever el ataque, esquivando por milésimas una nueva munición de Zigor en forma de roca. Rapidamente se puso en pie con la ayuda de Astrid y desenfundó su propia arma. Luchar contra un brujo, ahora sin la magia de Nyx, resultaba intimidante pero las batallas no se ganan a base de intimidación y miedo.
Zigor decidió bajar a la altura de Hipo y revelarse ante todos. Dio un paso hacia el vacío y uno de los escalones se alargó hasta sus pies para evitar su caída, siendo así con el resto hasta llegar a Hipo bajo la atenta mirada de todo el equipo de jinetes anonadados.
A penas iba protegido y las heridas que había sufrido en batallas anteriores aún eran cubiertas por gruesas capas de vendas para evitar que sangrasen. Estaba débil, pero sus ojos decían lo contrario.
Zigor: Me he preparado para esto mucho tiempo, usurpar el trono del rey del archipiélago.
El castaño soltó una sonora carcajada sarcástica y con su espada desenvainada señaló a Zigor- Yo no soy el rey del archipielago.
Zigor: Me ha comentado que eres un buen candidato.
Hipo: Me halagas.
El castaño, harto de la conversación, fue el primero en pasar a la acción y lanzarse hacia Zigor espada en mano. El rubio esquivó el primer golpe de la espada flameante y cuando advirtió que llegarían más, sacó un machete escondido hasta ahora debajo de su túnica y lo chocó contra el arma de su oponente. El sonido de los metales hizo reaccionar al resto del equipo, quienes se unieron a la batalla contra Zigor.
Patapez, Patán, Brusca y Chusco saltaron desde los escalones donde reposaban hacia Zigor, sin miedo a caer sobre él. Zigor, los esquivó a todos con facilidad saltando sobre Patapez una vez este calló al suelo y regresando a atacar a Hipo.
Sintió la lanza que Chusco le lanzó en cuanto se incorporó en la nuca y solo tuvo que moverse unos centímetros para evitarla como todo un experto. El arma se clavó un par de metros lejos en la pared y casi dándole a Patán, quien apenas se recuperaba de la caída. Aquel hábil movimiento le dio una idea de lo bien entrenado que estaba Zigor. Este solo siguió avanzando hacia Hipo, decidido a que fuera su siguiente victima.
El brujo tomó por el mango el mazo de Patán que iba bien dirigido hacia su cuello y se lo arrebató mientras apartaba la espada de Hipo de una patada y la mandaba al otro lado de la habitación. El mazo de hierra de Gronckel se convirtió en densa piedra en las manos del villano. Aprovechó y, rápidamente, con el mismo mazo golpeo a Patán en el costado izquierdo, antes de que pelinegro pudiera golpearlo con su característica fuerza vikinga. La fuerza que Zigor empleó fue suficiente para quebrar su arma y dejarlo inconsciente.
En el proceso, también golpeó a la gemela rubia que iba en apoyo de Patán.Brusca se levantó de nuevo y tomó su lanza para asestar a Zigor un golpe mortal pero una cegadora luz en sus ojos la hizo retroceder y dañó su visión. No pudo ni siquiera ver la patada que fue a impactarse debajo de su barbilla dejándola adolorida en el suelo. Chusco, al ver esto, corrió en ayuda de su hermana.
Astrid, furiosa, apartó a Patapez y a Chusco del camino y fue a defender a Hipo, quien seguía evitando a Zigor. Con su hacha levantada intentó golpear a Zigor y cortar su espalda como toda una bárbara vikinga pero los ojos de Hipo se dirigieron hacia ella y Zigor supo que se acercaba. Se giro completamente en el momento exacto ganando un simple rasguño en la mejilla.
Astrid: ¿Qu-?- antes de poder lanzar un solo sonido de confusión, el enemigo se colocó a su lado para golpearla un lado de la cabeza dejándola a sus pies. Tras eso Hipo, Chusco y Patapez intentaron atacar a la vez a Zigor para defender a Astrid. Chusco corrió hacia su lanza y la sacó de la pared para empalar decidido a Zigor.
El machete de Zigor y la punta de la lanza del gemelo rubio chocaron y de su fricción salió un desagradable chirrido. Aguantó por unos segundos tomando el machete por ambos lados y cortando la palma de la mano que sostenía el filo hasta que su mente volvió a ser más rápida y, haciendo ventaja de la fuerza rabiosa que el Thorston aplicaba, apartó el arma hacia un lado y la lanza se dirigió directamente hacia el rubio y el castaño que hacían el vago intento de cumplir su ilusión de verlo vencido.
La pequeña daga del vikingo robusto logró cortar su túnica por la espalda baja pero no se comparó con la herida que su portador recibió cuando Chusco no pudo evitarlo y la lanza se calvó en el suelo atravesando su pie.
Chusco: ¡Patapez!
Zigor sonrió maliciosamente y derribó al ultimo rubio tomando el mango de la lanza e impulsando el arma a chocar contra el estomago de Chusco. Hipo reaccionó rápidamente y se lanzó con la espada hacia delante para atravesar a Zigor.
El villano abrió su bolsa y sacó una bola de papel amarillento arrugado que se convirtió en piedra en sus manos. Preparó el lanzamiento cuidadosamente, como si el tiempo fuese más lento para él, pero se distrajo cuando sintió el peligro a poco de atacarlo por la espalda.
Girándose sobre si mismo, miró por encima de su cabeza y encontró una figura femenina saltando hacia él y con su arma dirigida directamente hacia su cara. Esta vez no puedo esquivarlo y el hacha de Astrid se enterró bárbaramente en su hombro izquierdo al mismo tiempo que el Hipo al cual había olvidado por un segundo llegó hasta él y atravesó su estomago con su espada llameante.
Zigor gritó de dolor y frustración mezclados, escupiendo un hilo de sangre al momento. Astrid, sin soltar su arma se acercó a su rostro al suyo y sonrió malvadamente.
Astrid: ¿Y ahora que?
Zigor: ¡Jah!- soltó escupiendo hacia Astrid otro poco más de su sangre y saliva.
El dolor era visible en el temblor de sus manos y labios pero la sonrisa no se borraba de ellos. Por unos instantes, Hipo y Astrid pensaron que se había vuelto loco pero entonces es un brillo dorado emanó de su hombro y vientre.
Hipo: Astrid ¡suelta el hacha!- exclamó haciendo lo mismo.
Sus armas comenzaron a convertirse gradualmente en oscura piedra rocosa sobre el cuerpo de Zigor y tuvieron que alejarse antes de ser convertidos también en estatuas.
Ante el estupor del momento, Zigor de abalanzó sobre Hipo y lo derribó. Sin perder tiempo sacó de nuevo su machete e intentó apuñalar a Hipo pero una desesperada Astrid se lo impidió tomando su brazo y forzándolo a una llave.
El castaño hizo valer el movimiento de Astrid y contratacó. Enredó sus piernas con las de Zigor y recordó parte de los entrenamiento que solía tener con Bocón, sobre el combate cuerpo a cuerpo y las llaves que Astrid insistía en que aprendiese. Con un perfecto lazo de piernas, tiró a Zigor hacia un costado llevándose a Astrid con ellos. Zigor lo miró furioso y Hipo se preparó para el ataque instantáneo pero el machete se dirigió en su lugar a su compañera.
La rubia siseó de dolor cuando el arma de Zigor cobró venganza del hombro del rubio y se hundió en su estomago.
Hipo: ¡ASTRID!
Hipo quiso ir a socorrerla pero Zigor no le permitió un segundo para pensar y, apartando a la Astrid que se retorcía de dolor con una patada, saltó de nuevo hacia el jefe de Isla Mema ya sin arma. Hipo logró pararlo reteniéndolo con sus propias manos.
Zigor: Vas a perder.
Hipo: No lo creo.
Zigor: He derrotado a tus cuatro amigos- dijo dando una vaga mirada a los quedaban detrás de él en el suelo.
Hipo: ¿No eran cinco?
Zigor: ¿Que?
Hipo: ¡Brusca, ahora!
El rubio cayó en la cuenta del plana cuando vio algo moverse en la oscuridad sobre su cabeza. Soltó a Hipo por un segundo y preparó una más de sus rocas para lanzársela a la gemela que había permanecido pacientemente en la oscuridad.
Antes de que la roca se impactase contra ella, Brusca cumplió su papel y envió su lanza hacia arriba, atravesando la trampilla de madera y dándole la señal al dragón de su jefe de lanzar al cielo su ráfaga morada, dando comienzo al contraataque de Isla Mema
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Los gritos lejanos llegaron hasta sus oídos y despertó al instante, habilidad adquirida por los años en constante peligro y alerta. Se puso rápidamente las botas, sin ni siquiera saber que estaba ocurriendo pero haciéndose una ligera idea. Antes de poder salir, alguien abrió la puerta de su sencilla cabaña. Un guerrero, de esos Cuevro-Nautas que Zigor había puesto bajo su mando. El hombre llevaba una flecha clavada en un hombro, sangrando y exhausto aún logró articular unas palabras.
-Isla Mema está aquí.
Con sus palabras, una bola de fuego cayó varios metros de él iluminando el cielo como si se tratase del mismo infierno.
Cuando salió acompañado de aquel hombre, se horrorizó ante la vista de su base, aquella que tanto había luchado por conseguir, siendo atacada por todos los flacos posibles. El ejercito del Amo de dragones llegaba a cobrar su venganza y liberar al archipiélago. Era predecible, pensaba Kalissa, con su alfa de regreso, el ejercito de dragones estaría al máximo de su poder y tras su victoria, los posibles aliados podrían haber llegado a reabastecer a su tribu. Pero al igual que ellos, Isla Mema también estaba dañada, tal vez había una oportunidad.
Dragones de todos los tamaños y colores surcaban el cielo bajo sus cabezas mientras ella y el soldado se dirigían hacia la torre donde descansaba su comandante, sabiendo que también estaría siendo atacada. Las flechas volaban desde ambos bandos y el campo de batalla comenzaba a acoger a los cuerpo de los primero vikingos y soldados caídos. El cielo de la noche que alguna vez fue azul índigo plagado de estrella, ahora solo dejaba verse negro y rojo, como una horrible visión que presagiaba el fin del mundo.
Otro ataque de fuego cayó cerca de Kalissa y segundos después descubrió que el soldado ya no la seguía. Sin embargo, no se detuvo ni a pensar en ello. Continuó sola, como lo había hecho muchas veces en su vida, y a la única dirección que conocía: hacia delante.
Llegó a la torre, aliviada de verla en pie. Cuando se acercó a la puerta, la encontró cerrada. Forzó la cerradura con todas su fuerzas, intentó tirar la puerta abajo con una serie de patadas suficientemente fuertes como para dejar a un hombre inconsciente. Algo la bloqueaba por el otro lado.
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La roca impactó en el pecho de Brusca, dañando considerablemente su armadura y consiguiendo algunos cortes en su barbilla de los restos que saltaron en el impacto. La rubia perdió el equilibrio y cayó hacia atrás, hacia el vacío.
Aterrizó dolorosamente en el suelo, sobre su espalda y trasero. Se habría quedado en el suelo, gruñendo del dolor agudo que se extendía por su cuerpo, sino hubiera sido porque aúm tenía que ayudar a Hipo.
Hipo: ¡Brusca bloquea la puerta!- exclamó. La rubia lo miró sorprendida, había conseguido darle la vuelta a Zigor gracias a su distracción y ahora era el castaño quien lo inmovilizaba contra el suelo.
Angustiada y herida, la rubia buscó a su alrededor algo con lo que bloquear la entrada. Se lanzó hacia las pilas de libros rebuscando entre ellos, pues harían falta demasiados de ellos para frenar la entrada de los soldados. En ese momento vio al fondo de la habitación el gran objeto cubierto de tela oscura que, convenientemente, sería suficientemente grande como para bloquear la puerta.
Corrió hacia allí y comenzó a empujar el objeto con todas sus fuerzas. Zigor, mientras seguía luchando contra Hipo, se percató de ello y comenzó a gritar.
Zigor: ¡Para! ¡Detente!
Mirando a Hipo, decidido y furioso, Zigor eligió jugar otra carta. En la mano izquierda que Hipo había inmovilizado contra la piedra, concentró una gran cantidad de magia. Los colores amarillo, naranja y blanco bailaron entre sus dedos temblorosos como una bomba a poco de explotar. Hasta que lo hizo.
La habitación se llenó de luz, cegando a todos los que estaban dentro, y un chillido animal se escuchó hasta los confines de la isla.
Hipo sintió que era apartado de una patada cuando estaba cegado por la luz. Intentó abrir los ojos para buscar a su enemigo pero estos picaban y dolían cada vez que los abría.
¿Que había sido aquello? ¿Una ilusión como las de Nyx? Pero era definitivamente inferior.
Hipo: ¡Zigor!- exclamó antes de sentir una serie de ataques cuerpo a cuerpo. Primero fue una patada, muy decidida que falló por escasos centímetros de impactar contra su cuello y luego un puñetazo en su costado, en el riñón.
La mente de Hipo trabajó rápido y concluyó en cuestión de instantes que Zigor también debía haber sido cegado por la luz. Su puñetazo quiso ir a su estómago pero falló y su patada estuvo lejos de acertar para alguien de su nivel.
Algo en su movimiento salió mal y ahora tenía problemas para ver.
Si era lo suficientemente rápido, podía atacarlo antes que él.
Palpó su cabeza hasta encontrar la mascara de su caso y la bajó. Parpadeó varias veces con la mirada gacha, hacia la oscuridad que le brindaba su casco. Zigor volvió a atacarlo, esta vez acertó un golpe en la pantorrilla que pretendía ser lo suficientemente fuerte como para hacer caer a Hipo pero no lo fue.
El castaño aprovechó y tomó a ciega el pie de Zigor y lo hizo girar. Cuando supo que lo tenía justo delante abrió los ojos, más recuperados y lo volvió a inmovilizar.
Hipo: ¡Brusca! ¡Rapido!
Brusca: Ya estoy en ello- contestó ya recuperada y a punto de llegar a la puerta.
Kalissa: ¡Zigor! ¿Está ahí, señor?- se escuchó gritar desde el otro lado de la entrada.
Hipo: ¡Brusca!
Brusca: ¡Con un demonio!
Kalissa: Voy a entrar.
Zigor: ¡Estáis perdidos!- gritó. Con un poderoso empuje, se libró momentáneamente de Hipo para saltar hacia Astrid y arrebatarle el machete sin contemplaciones. La rubia gruñó de dolor e intentó atrapar su pie, seguía consciente, pero su fuerzas se alejaban a pasos lentos pero agigantados.
Brusca: ¡Vamos allá!
La rubia que quedaba en pie tomó impulso y saltó hacia la cabeza del objeto desestabilizándolo completamente y precipitándose hacia la puerta, donde cayó justo en el momento en que un golpe sonaba desde el exterior.
Kalissa: No puedo abrir...- se oyó.
Brusca: ¡Hurra!
Brusca pudo celebrar por unos instantes, antes de recordar que debía luchar contra Zigor. El villano fue más veloz y la atacó con el machete. La rubia desarmada tomó la muñeca de Zigor para detener el ataque pero el rubio era mucho más fuerte y no aguantaría mucho. Por suerte, Hipo también salió en su ayuda y abrazó a Zigor por la espalda para intentar doblar su muñeca con su fuerza y la de Brusca combinadas.
Con toda la atención enfocada en su muñeca derecha, Zigor hizo un brusco movimiento para liberar su mano izquierda y golpear a Brusca una vez en la barbilla y otra en la garganta, dejándola adolorida en el suelo. Luego buscó hacer lo mismo con el castaño y lo obligó a alejarse, dejando su machete libre.
Kalissa: ¡No se preocupe, señor! ¡Buscaré ayuda!
Zigor: No la necesito- murmuró antes de mirar a Hipo- Por fin solos.
Hipo: Psicópata- gruñó observando a sus amigos en el suelo.
Ambos jefes corrieron hacia el otro al momento y chocaron sus puños contra el rostro del otro para dar comienzo a otro forcejeo, en el cual, por fuerza bruta, Zigor tenía las papeletas ganadoras.
Hipo logró golpear de nuevo a Zigor justo al mismo tiempo en que su enemigo deslizaba su pie detrás de su tobillo. En cuanto advirtió su segundo golpe, Zigor hizo caer a Hipo.
El castaño siseó de dolor y cuando abrió los ojos encontró el machete del villano dirigiéndose certeramente hacia el centro de su cara. Sus reflejos volvieron a salvarle la vida como ya muchas veces y logró sostener el filo del arma antes de que alcanzase a rozar su piel.
Hipo: ¡AAAHHH!- chilló cuando el arma cortó la palma de sus manos lentamente.
Zigor: Te lo dije. No pienso detenerme.
La primera gota de sangre calló sobre el rostro de Hipo y supo que si no hacía algo estaba perdido. Detrás de ellos, la tela morada que cubría el misterioso y gran objeto se había deslizado revelando su base de piedra. Observó por unos segundos más, tal ves preguntándose si eso sería lo ultimo que vería. Quería pensar en sus seres queridos, su madre, Astrid y sus amigos, los cuales tampoco sabía si se salvarían, Gobber y su amado padre al que pronto vería. Pero no podía, se aferraba a la esperanza y al momento, buscando desesperadamente la salida.
Un suave sonido llegó hasta ellos cuando la tela cayó del todo revelando lo impensable. Lo que el tejido ocultaba era una detallada estatua. Una mujer, con expresión adolorida y gruesas lagrimas en sus mejillas, sostenía sus brazos en alto y contra todo, una sonrisa en el rostro.
Zigor: ¿Qué miras?- preguntó antes de dar un vistazo hacia atrás, quedando paralizado. En ese momento, Hipo entendió que no era una simple estatua, era otra de las víctimas de poder de Zigor. No era otra que Nyx.
Los brazos del villano flaquearon. Su mente dejó el lugar y viajó a los eventos ocurridos en su barco, donde, sin dudar, asesinó a la mujer que lo había criado y cuidado desde niño.
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Zigor: ¡No quiero irme!
Nyx: Eso no está en discusión, Zigor- replicó enrollando la bufanda alrededor del cuello del niño- Utilízala para que no te reconozcan.
Zigor: ¡Dime que está pasando! Desde ayer estás muy rara ¿Dónde está mamá? ¡Quiero irme a casa!
Nyx: Zigor... Mamá no va a volver.
El rubio se quedó paralizado, sus ojos cayeron en un profundo vacío y su rostro en una mueca de inexpresión. No obstante, dentro de él crecía una tormenta de sentimientos: miedo, rabia, tristeza, frustración, impotencia... Vio como se llevaban a su madre y no pudo hacer nada, pero ella le dijo que volvería, lo sonrió y se lo prometió.
Nyx: Lo siento- exclamó rompiendo en llanto y envolviéndolo en un fuerte abrazo- No pude hacer nada, solo observar. A este mundo no le gustamos, a la gente no le gusta las personas que pueden cambiar las cosas o que viven de un modo diferente porque les temen.
Zigor: ¡Pero mamá no era un mala persona! ¡No tenían porque temerle!
Nyx: Lo sé, lo sé, pero ellos no lo entienden. Encontraremos un hueco en este mundo, un lugar donde podamos vivir felices, tu y yo. Pero para eso tenemos que irnos, rápido.
Decidió hacer caso a su hermana aquel día y dejarse guiar por ella en aquella nueva y hostil situación. La mujer que se había ofrecido a alojarlos era amiga de su madre, también era una bruja.
-No os preocupéis, Kalissa no ha salido en todo el día de su habitación- tranquilizaba la mujer a su hermana temblorosa- No sabe que estáis aquí y no dirá una palabra, yo tampoco lo haré.
Nyx: Muchas gracias, señora Twing.
-Que la Diosa os guíe por el buen camino, niña, cuidaos.
Nyx: Adiós, que la fortuna te siga.
Mientras su hermana se cercioraba de que tener con ella todo el el equipaje, Zigor se percató de la figura oculta al final de las escaleras que daban al comedor. Era una niña, alta y rubia, que intentaba ocultarse torpemente de la vista de su madre, Nyx y él. No dijo nada, seguramente debía ser la hija tímida de la señora Twing. Hasta que salieron por la puerta, ella no le quitó ojo, lo observaba curiosa e indecisa de si acercarse, y consideró que lo mejor era despedirse, pues seguramente no la volvería a ver jamás.
Con un ligero movimiento de cabeza para no alertar a la señora Twing, le dijo adiós a la niña, sin notar como las mejillas de ella se coloraban adorablemente.
Nyx: Vamos Zigor- lo llamó Nyx ofreciéndole una mano.
Nunca había tenido una relación muy estrecha con su madre. Ella siempre parecía triste en casa, en la calle, en el trabajo y aunque Zigor se esforzase muy pocas veces podía conseguir de ella una sonrisa sincera. Sin embargo, solo hubieron dos ocasiones en las que ella sonería por si misma. La primera era cuando hacia magia. Veía oculto entre las telas que cubrían la entrada del sótano como el brillo de sus manos saltaba en diferentes partes de su cuerpos haciéndose cada vez más grande hasta caer sobre un puñado de tierra sobre la mesa, segundos después una hermosa flor germinaba y su madre reía, como si se hubiera liberado del peso que la empujaba hacia el suelo.
La segunda ocasión fue cuando la encontraba mirándolo. Cuando jugaba en la calle con sus amigos, cuando ayudaba a su hermana a preparar la comida o cuando se despedía de ella para ir a la escuela. Su madre sonreía, ligeramente, de manera casi imperceptible pero genuinamente sincera.
La tercera y la ultima vez fue cuando se despidió de él. Unos hombres los pararon cuando iban los tres juntos a comprar el pan. La cara de horror de su madre cuando los pueblerinos se comenzaron a arremolinar a su alrededor se quedaría en sus pesadilla por mucho tiempo. Todos gritaban furiosos y en medio de la confusión su hermana logró tomarlo de la manga y arrastrarlo lejos de allí. Antes de perderse entre la multitud, vio a su madre ser llevada al suelo e hicieron contacto visual. Ella volvió a sonreír. Se aferró a aquella sonrisa y su mente inventó la promesa nunca hecha de que su madre regresaría a casa.
Zigor: Nyx.
Nyx: ¿Sí?
Zigor: ¿A donde vamos?
Nyx: Buscaremos un lugar donde poder quedarnos al menos hasta que seamos mayores y no puedan reconocernos. Tal vez... podríamos ir a buscar a la familia de papá. Ellos escaparon cuando se llevaron a papá así que deben seguir vivos, si logro contactarme con ellos...
Zigor: Nyx ¿Por qué ha pasado esto?
Nyx suspiró pesadamente antes de responder- Con las invasiones recientes en el norte por parte de los vikingos, la gente ha comenzado a ponerse nerviosa. Los vikingos creen en otros dioses y la gente cree que son un castigo del verdadero Dios por dejar que se infiltren en nuestras tierra, ahora buscan purgar el mundo de los "infieles"
Zigor: ¿Somos infieles?- preguntó inocentemente provocando una ola de ira en su hermana. La castaña paró en seco y dejó el equipaje en el suelo para agacharse hacia su hermano pequeño.
Nyx: Somos lo que queramos ser ¿entiendes Zigor?- exclamó con convicción- Esos malditos no pueden obligarnos a seguir su línea ni a su Dios. Todo el mundo el libre, lo dice la ley "Haz lo que quieras..."
Zigor: "No dañes a nadie"- completó haciendo sonreír a su hermana.
Nyx: Exacto. Nosotros no hemos hecho daño a nadie. Nosotros lo entendemos pero a ellos les costará un poco más, algún día sueño con que las cosas cambien. Lo mejor que podemos hacer es aguantar
Zigor se sintió algo más tranquilo con sus palabras pero no estaba del todo conforme ¿Esperar? ¿Esconderse? No, el quería atacar. Él quería actuar. Si no podían encontrar un hogar donde ser aceptado, lo construiría con sus propias manos.
Zigor: ¿Y porque no vamos a pedirle ayuda a los vikingos?
Nyx: ¿Como?
Zigor: ¿Ellos entenderán, no? Y nos ayudarán.
Nyx: En las tierra de los vikingos hay dragones, Zigor, además a los vikingos no les gustan los extranjeros, nunca compartirían sus tierras con nosotros.
Zigor: ¿Acaso no hay nadie en este mundo que nos quiera?
Nyx: Quizá... Pero, nos tenemos el uno al otro ¿no?
Su hermana, él, su madre, la señora Twing... ¿Cuántos más como ellos había esparcidos por el mundo? Solo y desamparados, perseguidos por los que solían ser sus vecinos. Miró su mano derecha, con la cual había conseguido convertir en piedra un caracol hacía pocos meses, demostrando los primero indicios de una poderosa magia en su interior. Era poderoso. Su madre lo era también. Y Nyx mucho más ¿Por qué se escondían si tenían ese poder en sus manos? ¿Por qué no lo usaban? En su mente, un plan maestro de vida comenzó a formarse, iluminando el oscuro camino de confusión y rabia.
Zigor: ¡Sí!- exclamó repentinamente convencido- Iré a los vikingos y les haré darme sus tierra ¡Utilizaré mi magia! Nos aceptarán. Y cuando sea suficientemente poderoso, regresaremos aquí y haré que los que se llevaron a mamá no nos vuelvan a perseguir ni a hacer daño ¡Será genial!
Su hermana lo miró sorprendida, y algo preocupada. No quería eso para su hermano, no quería que siguiera el camino de la venganza ¿Acaso no acababa de recordarle la primera ley de la brujería? Sin embargo, se veía tan feliz, tan esperanzado en aquella oscura situación que no atrevió a quitarle a aquel sueño. Cuando la situación fuera favorable, tal vez cambiaría.
Tal vez.
Zigor me gusta mucho como personaje. Ha tenido una vida muy dura, está chikito y hay que cuidarlo
El siguiente es el último capitulo ¡AAAAH!
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