Canción de cuna [1/2]
Antes que nada, y aunque se que no me leeran pero meh :v
Lamento haber hecho esto con Valentina(Ámbar) y Karol(Luna) :v
Disclaimer: Ni "Soy Luna" Ni sus personajes me pertenecen, los escenarios y todo lo mostrado en este libro pertenece al canal Disney.
Esto es de fans para fans y en ningun momento es una forma de difamación.
Advertencia: En este libro se presenta una relación chica x chica, si no te gusta, mejor sal de aquí. Advertidos quedan todos.
Por cierto, se que es un one-shot (es decir, historia unica) pero el sitio me corta la mitad, asi que lo dividí en 2 xD (Seh, esta un poquito largo)
Y antes de empezar la lectura, quiero decir que cambie algunas cosas a mi manera, es cosa de nada, pero es solo para que no nos confundamos:
-Cambie de habitación a Jazmin, en lugar de compartir habitación con Ámbar y Luna, ella comparte habitación con Tamara. (Ya saben que significa eso 7u7)
-Tienes un poco de helado...-La rubia paso su pulgar por la comisura de los labios de la menor retirando de esta forma el pegajoso dulce.-...Aquí. Listo.-Decía al tiempo que se lamia dicho pulgar y se alejaba junto a su ex-novio. No antes sin guiñarle un ojo a una Luna totalmente petrificada.
Los dos amigos, que habían decidido bajar a tomarse un descanso del entrenamiento comiendo unos helados en el lobby, miraron como Ámbar y Matteo se alejaban tranquilamente. Ambos amigos no daban cabida a lo que había pasado frente a sus ojos.
Simón fue el primero en reaccionar y rápidamente, como si le hubieran dado una descarga eléctrica, miro a su amiga, quien aun seguía con la cara volteada, mirando al par alejarse.
-¡Ejem!-Carraspeo Simón exageradamente, pero funciono ya que Luna salió de su trance y lo miro con extrañeza.-Lamento haberte bajado de la luna, pero es que realmente estabas ida.-
La pequeña gimió con frustración.-Lo siento mucho, Simón, ¿De qué me hablabas?-
El chico rio mientras negaba con la cabeza.
-¿Que fue eso?-Pregunto sin quitar su sonrisa.
-¿Que fue qué?-
-¡Eso!-Estiro su brazo, señalando hacia donde Ámbar y Matteo se habían sentado.
Luna agacho la mirada y con su mano derecha se acomodó un mechón de cabello detrás de su oreja.
-No sé de qué me estás hablando.-Contesto atropelladamente. Al levantar la mirada se topó con la mirada divertida de Simón a lo que blanqueo los ojos.-Mira, Simón, te lo digo en serio, esta vez yo tampoco tengo idea de lo que ha ocurrido aquí y es que desde hace unos días Ámbar se ha estado comportando de una manera extrañísima.-
-¿"Extrañísima"? ¿Cómo?-
Luna casi se atragantaba con su propio helado, había hablado demasiado.
-Mira, mejor ya no hablemos de eso, ¿vale?-Simón la miro con una leve molestia y al verlo Luna suspiro.-Esta bien, te lo diré más tarde ¿contento?-
-Bueno, supongo que me tengo que conformar con eso.-
Siguieron comiendo en silencio los postres que tenían en frente. La castaña con una expresión demasiado rara hasta para ella, aunque el pelinegro la vio no quiso decir nada, dejaría que su amiga aclarara sus pensamientos.
Mientras tanto, por el lado de la pareja suplente del Jam & Roller, el joven miro a su compañera, como si tratara de ver a través de ella y así descifrar sus intenciones.
Ámbar sentía la mirada de Matteo y cuando por fin se hartó de ella, se volvió a mirarlo como solo ella podía hacerlo.
-Bueno, ¿tú que te traes? Deja de mirarme de esa forma.-Se quejó.
-¿Yo? No, más bien, dime tú que te traes. ¿Que fue esa escenita de antes?-
Ámbar suspiro.-Matteo, esto no tiene nada que ver contigo ¿sí?.-
Él sonrió arrogante-Te conozco lo suficiente para saber que te traes algo entre manos.-
-¿Insinúas que quiero hacerle daño? ¿A Lunita?-Rio levemente.-No podrías estar más alejado de la realidad, Matteito. Pero...-Hizo una pausa y volteo a ver a Luna, quien estaba volteando a ver a la rubia, cuando la menor se vio descubierta abrió los ojos como platos y giro su cabeza rápidamente. La rubia sonrió casi con satisfacción y encaro nuevamente a Matteo.-...supongo que en algo tienes razón.-
Luna por su parte, estaba con la cabeza baja, avergonzada por haber sido descubierta mirando hacia la dirección de Ámbar y Matteo.
Simón la miro comprensivamente y después miro hacia la dirección en donde estaba la otra pareja. Se topó con los ojos de Matteo y compartieron una mirada cómplice.
-Creo que ya descansamos suficiente ¿Quieres ir a patinar?-Pregunto Simón.-Un poco de freestyle no le hace daño a nadie.-
Ambos se levantaron y se dirigieron nuevamente a la pista. Todo iba demasiado silencioso, en el camino se encontraron con Tamara quien les pidió tener cuidado a la hora de patinar, ya suficiente tenían con la mano lastimada de Simón.
Cuando llegaron a la pista, cada quien se fue por su lado. Simón practicaba con cuidado para no volver a toparse con alguien y Luna solo paseaba por la pista, de vez en cuando hacia algún paso de la coreografía que ensayaban, y en algunas ocasiones hacia la serpiente de fuego solo para perfeccionar su habilidad.
Pero en todo momento se notaba con una cara seria, hundida en sus pensamientos.
Ciertamente Ámbar la tomo desprevenida hace rato cuando ocurrió lo del helado. Pero a Luna no le sorprendió que lo hiciera...bueno, le sorprendió que lo hiciera frente a otras personas ya que en privado, cuando estaban las dos solas, la historia era muy distinta.
Desde miradas de reojo por parte de la rubia, hasta insinuaciones que hacían que Luna se quedara sin palabras, con un rubor amenazando con extenderse por toda su cara.
De hecho, ya dos días seguidos Ámbar había "invitado" a Luna para que se bañaran juntas.
-Para ahorrar agua.-Contestaba simplemente la mayor cuando Luna la cuestionaba.
Aquí había gato encerrado y Luna no era tan inocente como para no darse cuenta.
En algún momento Simón se había retirado de la pista ya que Tamara lo había llamado, era hora de su chequeo con el doctor.
Luna seguía practicando, y sin darse cuenta comenzó a improvisar, pero no una improvisación cualquiera, sino una improvisación que había medio aprendido viendo a alguien.
Comenzó dando una vuelta por la pista, juntando un poco de valor ya que era su primera vez haciendo ese pasó. Cuando estuvo lista dio un giro sobre su propio eje y levanto una pierna al tiempo que estiraba /separaba un poco los brazos de sus costados e inclinaba su cuerpo hacia adelante. Cuando tuvo los dos pies firmes sobre el suelo, sonrió. Obviamente no le salió perfecto por ser la primera vez que intentaba hacer un camel spin*, pero por algo se empieza.
Siguió con la improvisación e hizo el trompo* recorriendo así la mitad de la pista y quedando justo en medio, sin detenerse, intento hacer un axel jump* pero le faltó impulso y un poco de técnica, aun así no hubo problema alguno. Para terminar su improvisación hizo algo como un camel spin*, pero sin girar sobre ella misma.
Se detuvo. Hizo todo como recordaba, lo hizo todo exactamente como lo había hecho Ámbar cuando Luna la había visto patinar por primera vez*, pero realmente...ese giro Axel...no pensó que fuera tan complicado.
Suspiro. Ahí estaba otra vez pensando en la rubia. Pareciera que cada acción de Luna siempre terminaba en Ámbar.
-¿Mmmmh?-Escucho detrás de ella. La castaña dio un saltito por la sorpresa y su corazón comenzó a acelerarse.- ¿Acaso copiaste mis movimientos, Lunita?-Se giró a ver a su compañera queriendo que la tierra se la tragase.-Quiero decir, sé que soy increíble y que todos morirían por ser como yo pero....Hey ¡Luna!...-Dijo al ver que la nombrada no despegaba la mirada del suelo.
-Eh...yo...no...no... copie nada, bueno...si...si, pero no...-
Ámbar se rio de la torpeza de la menor.
-Pero...creo que lo hiciste un poco mal ¿No crees?-
Luna suspiro.-Si, Ámbar, yo sé que lo hago terrible, no tienes que estármelo diciendo todo el tiempo.-
La otra chica sonrió. Comenzó a patinar y se posiciono justo detrás de Luna. Ésta se sobresaltó pero antes de decir algo, Ámbar ya tenía una mano en su cintura y la otra en su hombro.
-Realmente no lo hiciste tan del asco...pero el giro Axel...-
Ámbar se dio cuenta que la pequeña estaba muy tensa, ella comenzó a hablarle sobre que hizo mal, pero parecía que la otra estaba en la Luna, parecía.
-........es como un giro común, tú lo puedes hacer ¡Oh! La postura...-Decía con una mano por encima del pecho de la castaña y con la otra mano en su espalda baja. Ámbar acomodo su posición-...mantente derecha, firme.-
Luna la escuchaba atentamente. Era la primera vez que Ámbar la ayudaba y no iba a desaprovechar esta oportunidad.
-¿Entendido? Bien ¡Ah! Y ni se te ocurra intentar cambiar de dirección al momento de saltar.-Luna la miro confundida.-Créeme, suena bastante tonto, pero en algún momento se te ocurrirá hacer eso y...no es muy recomendable.-Se alejó de ella.
-Gracias... ¡Muchas gracias, Ámbar!-Luna se le abalanzo a la rubia y la atrapo en un abrazo.
Ámbar se quedó quieta un momento, sorprendida por tal acción, pero después correspondió el gesto. Recordó que esto Luna lo hacía con todos cuando estaba feliz, pero eso no impidió que su corazón se emocionara más de la cuenta.
El abrazo se alargó más de lo que debería durar un abrazo amistoso y cuando Luna se dio cuenta de ello, se separó bruscamente.
Ámbar maldecía internamente.
Luna estaba a punto de huir pero sintió un agarre en su mano. Ella miro a Ámbar y ésta sonrió.
-¿Quieres practicar la coreografía?-Decía al tiempo que sacaba su celular para reproducir la canción que utilizarían para la competencia.
-¿Eh?-Pregunto la menor desorientada.
-Pero no podré cargarte ¿Sabes? No soy tan fuerte.-Ámbar estaba ignorando deliberadamente a Luna.
-No, no, no, Ámbar espera...no.-
-¿Porque no?-Pregunto fingiendo inocencia. De repente la rubia miro hacia abajo y Luna también. Solo en ese momento la castaña se dio cuenta de que estaba sosteniendo fuertemente las manos de Ámbar.
En ese momento la música comenzó a sonar. Ámbar, que en un movimiento rápido sostuvo las manos de Luna, comenzó a patinar hacia atrás llevándose consigo a Luna.
Realmente no estaban practicando la coreografía, Ámbar guiaba a Luna y nunca soltó sus manos, bueno, solo la soltó para posar sus manos en su cintura. Pero en ningún momento dejo de mirarla a los ojos.
No es que Luna no quisiera apartar la mirada, es que no podía. Cada vez que miraba los ojos azules de Ámbar, era como estar profundamente sumergida en el océano.
Matteo caminaba despreocupadamente a la pista, detrás de él venía Simón en su mundo -Quien fue a buscar a Luna para darle la noticia de que su mano estaba sanando rápidamente-. Él joven más alto se detuvo al ver a las chicas de esa forma y no pudo evitar sentir que estaba mirando algo que no debía ver. Decidió que lo mejor era dejarlas a solas, ya que sabía que si interrumpía Ámbar lo mataría. Así que se dio media vuelto y camino de regreso. Cuando vio a Simón pasó su brazo por el cuello de éste y lo hizo retroceder.
-Sera mejor que nos vayamos, guitarrista, quiero vivir para la competencia y apuesto a que tú también.-Simón lo miro extrañado e inconscientemente sus ojos se enfocaron en la pista, viendo a las chicas.
-Ah...ya entiendo, vale.-Dijo con una pequeña sonrisa y dejándose arrastrar por Matteo. Éste sonrió observándolo y mordiéndose levemente el labio inferior.
Normalmente no le sostenía la mirada a Ámbar por tanto tiempo, ya que...debía admitir que la intimidaba un poco pero...esta situación es distinta...
Los anteriormente acelerados latidos de su corazón ahora estaban a su ritmo normal, el nerviosismo que sentía antes había sido reemplazado por una tranquilidad que nunca había sentido antes...en realidad...sí que lo habia sentido antes...cada vez que la miraba patinar.
Y si tuviera que describir toda esta situación con una palabra, Luna escogería la palabra "Hermoso". Sentir sus dedos en su piel, sus manos tocándose, compartiendo un mismo espacio. Nunca en su vida se había sentido así de unida a otra persona, y esto, de alguna forma, también se sentía tan íntimo. Nunca había estado en una situación así.
Cuando Ámbar se dio cuenta, Luna estaba a pocos centímetros de su rostro, parecía que no se había dado cuenta, como siempre.
Sintió como su cuerpo se estremecía, de un momento a otro estaba en extremo consciente de su presencia. Luna la miraba con los ojos medio cerrados, embelesada, la miraba como si fuera lo mejor del mundo, y si no fuera porque Ámbar tenía bastante habilidad con los patines, ella ya estaría tendida en el suelo.
La mirada de la rubia revoloteaba entre sus hermosos ojos y sus delgados labios. Sintió un valor que no conocía y se inclinó lentamente hacia la pequeña.
Hicieron contacto visual y entonces Luna comenzó a cerrar los ojos mientras apretaba suavemente sus manos. Por inercia los ojos de la mayor se cerraron también y entonces sus labios rozaron con los de ella, y ese pequeño roce para Ámbar fue la gloria.
En ese momento, Luna sintió como si algo hiciera "click" en ella y regreso a la realidad. Sin saber muy bien porque, se alejó de Ámbar quien solo miro el suelo.
Cuando sus ojos se volvieron a encontrar, la castaña sintió el irrefrenable impulso de salir huyendo de ahí.
Separo sus manos y patino lo más rápido que pudo hacia la salida. No se fijó si Ámbar la seguía, pero tampoco le importaba en ese momento.
"¿Que fue eso?" Se preguntó mientras recordaba que estuvieron a punto de...
Y sintió su cara enrojecer nuevamente.
Aun podía recordar ese pequeño pero significativo roce. Sin pensarlo pasó su lengua por su labio inferior y sintió el leve, pero muy leve sabor del pintalabios que usaba la rubia.
Bajo su mirada, con el corazón acelerado. "¿Que estoy haciendo?" Se preguntó a si misma. Se sentía como una pervertida haciendo eso.
Se quitó los patines rápidamente y comenzó a andar a toda prisa, buscando con la mirada a Nina, Simón...por dios, incluso estaría aliviada de toparse con Jazmín. Pero por suerte, vio a su mejor amiga sentada en una mesa leyendo un libro. Sin pensarlo dos veces corrió hacia ella.
-¡Nina!-Grito. Ella alzo la vista de su libro justo cuando Luna se aventó para abrazarla.
-¡Luna!-Dijo ella sorprendida y enderezándose.-Que bueno que apareciste, justo te iba a buscar.-La castaña la miro interrogante.-Mi papá y Tamara comerán juntos, lo que quiere decir...-
-¡Nina, comeremos juntas!-Dijo feliz y atrapándola en un nuevo abrazo. Nina solo rio.
-Exacto, ¿Qué tal si vamos? Ya casi son las 6.-Dijo pensativa. Cierto. Su hora para comer era a las 6 y por estar con Ámbar perdió completamente la noción del tiempo. Nina y Luna comenzaron a caminar en dirección al restaurante del hotel, hablaban de cosas triviales, la pelinegra le contaba de sus aventuras con el chico "pintor" y aunque parecía muy ilusionada, le dijo que no llegaría a nada con ese chico. Parecía no darle mucha importancia a ese asunto.
Luna intentaba no decirle nada sobre su compañera de competencia, aunque le costaba horrores. Nina era su mejor amiga y nunca había secretos entre ellas.
Y cuando casi llegaban al restaurante, como si alguien la hubiera llamado, la rubia favorita de Luna salió de un pasillo más adelante de ella. Pareció no haberlas notado. También se dirigía al mismo destino que ellas. Pero...la castaña...al verla, su respiración se detuvo, por acto de reflejo apretó su mano con la que tenía agarrado el brazo de Nina y se detuvo solo un poco.
Lo que ocurrió en ella fue bastante rápido, tan rápido como el flash de una cámara, sin embargo Nina se dio cuenta de su reacción. Volteo el rostro levemente hacia su dirección y la pequeña desvió la mirada.
-Está bien, lo entiendo.-Dijo suavemente. Luna volteo a verla. Nina la miraba comprensivamente.-No te preocupes tanto.-Termino de decir mientras volvía a mirar al frente.
La castaña se le quedo mirando conmovida. Por supuesto que ella, una de las personas que mejor la conocía, sabría lo que ocurría en su alborotada mente. Luna sonrió para sus adentros, agradecida por tener una amiga como Nina.
Llegaron al restaurante y vieron a los demás ya sentados. Solo faltaban ellas.
-Al fin llegas, chica delivery. ¿Te perdiste por el camino o qué?-Se burló Matteo.
-¿De qué te quejas, Matteo? Llegamos justo a tiempo.-Refuto la pequeña.
-Tal vez quieras que te dé un recorrido especial por estos lugares, ¿Quieres?-Inmediatamente Luna vio como Simón, discretamente, recargaba su codo en el muslo del castaño. Éste hizo una mueca de dolor que desapareció en cuanto vio la expresión mortal que Ámbar le lanzaba.-...e-era una broma.-Dijo, con su rostro medio pálido y sacando su móvil para no tener que mirar a la rubia.
Simón dejo escapar una risita.
-Bien, chicos, los platillos ya llegaron-Decía Tamara al momento en que algunos empleados dejaban sobre la mesa diferentes platillos con exquisita comida.-Por favor coman bien todos, necesitamos que todos tengan energía para estar apoyando al Jam & Roller en la competencia.-
Después de decir eso, todos comenzaron a servirse. La mesa era rectangular, por el lado más largo estaba sentado Matteo, a su lado derecho Simón y al lado de éste último estaba Ricardo. Sentada a la cabeza de la mesa estaba Tamara, al lado de ella estaba Jazmín, después estaba Ámbar, luego Nina y en la otra cabeza de la mesa estaba sentada Luna.
Todos comenzaron a comer en silencio, no porque no quisieran conversar, sino porque todos estaban tan hambrientos, que no podían utilizar su boca para nada más que comer.
Sin embargo, durante todo la comida Ámbar no dejo de mirarla, y Luna, sintiendo su mirada, bajaba la cabeza concentrándose al máximo en su comida.
-¿Qué tanto miras? Te recuerdo que es para comer-Se burlaba Matteo. Burlas que la castaña ignoraba.
Cuando terminaron la comida, Jazmín se retiró diciendo que era hora de su baño relajante. Y Luna aprovecho para decir que estaba cansada y que se retiraba. Se fue de ahí, más que nada, porque no podía soportar esas miradas de la rubia.
Justo cuando puso un pie fuera del restaurante se echó a correr como alma que lleva el diablo y en poco tiempo llego a su habitación. Entro y cerró la puerta fuertemente como si un monstruo la estuviera persiguiendo. Busco su toalla y su bata de baño, y también agarro su pijama, por si acaso Ámbar llegaba antes...no quería tener un encuentro incomodo con ella.
La rubia subió a la habitación unos minutos después que Luna. Ella sabía perfectamente que la pequeña estaba huyendo de ella, así que le dio la oportunidad de tener un momento tranquilo. Entro a la habitación e inmediatamente escucho el ruido de la regadera.
Arqueo una ceja. En ese momento tuvo el impulso de meterse en el baño y darle un buen susto, pero eso se podría malinterpretar y complicaría aún más las cosas.
Ámbar ya se había duchado, exactamente hace dos horas, justo antes de que fuera a buscar a la pequeña. Viendo la hora, se decidió que sería buena idea dormirse ya, mañana sería un día complicado así que solo busco su ropa para dormir, que consistía en un short medio holgado y una blusa que le llegaba casi hasta el final del short.
Saco su espejo de su maletero, se sentó en su cama y comenzó a quitarse el maquillaje. Después de unos minutos escucho como el agua dejaba de caer en el baño y comenzó a prepararse mentalmente para abordar a Lunita. Si, antes ya le había coqueteado varias veces, pero lo de hoy...nunca se había atrevido a ir tan lejos como para casi besarla...
Sonrió al espejo cuando su cara ya estaba limpia. Con maquillaje o sin maquillaje se veía bien.
Luna salió del baño, con su pijama puesto -Una camisa de manga larga y unos shorts cortos, a ojos de la mayor se veía muy adorable.- y secándose el cabello. Cuando la miro, al principio se quedó como de piedra, la rubia le sonrió y después su expresión cambio.
-¿Ámbar?-Dijo al momento que se acercaba. Se sentó justo delante de ella y sonrió viéndola fijamente.- ¡Nunca te había visto sin maquillaje!-
-¿Te gusta mi nuevo look?-Pregunto curiosa la mayor, arqueando una ceja.
-¡Claro!...bueno, siempre te ves increíble...pero verte sin maquillaje es...refrescante.-Decia al tiempo que estiraba sus brazos y con sus manos acariciaba suavemente su rostro.-Y tu piel...es tan bonita...-
Ámbar tuvo que bajar el rostro, mordiéndose el labio inferior y tratando de ocultar lo que su toque le provocaba. ¿Cómo es que con esos simples gestos hacían que su corazón enloqueciera?
-¿Ocurre algo? ¿Estás bien, Ámbar?-Pregunto suavemente. La nombrada levanto la mirada y la observo, tratando de comunicarle con sus ojos lo que sentía. Al parecer funciono, ya que la menor trago saliva y se levantó, alejándose y dejando a la rubia con la sensación de su toque en la piel.
-Luna...-Comenzó a decir. Ella caminaba por la habitación, evitando mirarla.-Luna...sobre...lo que paso hace rato...-
-No importa, Ámbar. Dejémoslo así...-
-...No, Lunita...escucha-Decía al tiempo que se levantaba
-Saldré un rato.-Aviso mientras caminaba hacia la puerta. Cuando giro la perilla nada ocurrió y ella miro la puerta extrañada.
-Yo tengo la llave.-Dijo Ámbar mostrándosela. Bendita la hora en la que decidió poner pestillo a la recamara.
-Ámbar, dame la llave.-Ordeno la pequeña.
-No hasta que hablemos.-
-¿De qué? Lo de hace un rato fue algo que no debió ocurrir. Solo olvidémoslo-
-¿Olvidar? Has estado evitándome todo el rato.-
-¿Y de quien es la culpa?-
-Oh, por dios...no seas infantil-
-¿Infantil yo? Lo dice quien le puso seguro a la puerta. Déjame salir ya, Ámbar.-
-Solo quiero aclarar todo esto.-
-¡Ámbar ya basta!-
-¡¿Es que tu no lo entiendes?! ¿Por qué quieres huir tanto de mí? ¿Por qué quieres huir de esto?-
Luna suspiro fuertemente. Estaba claro que estaba molesta, Ámbar le gustaba, sí, pero ahora mismo solo quería salir para aclarar su mente y la chica mayor estaba empeñada en confundirla aún más. Había olvidado lo irritante que podía ser la rubia.
Por su parte, Ámbar sabía que no llegarían a nada con esa conversación que ya se les había salido de las manos. La pequeña era tan terca, tan obstinada, pero no se daría por vencida. La reina de la pista siempre consigue lo que se propone.
-Bien, ¿Quieres irte? ¡Vale! Ahí está la llave.-Dijo enojada al momento que aventaba la llave al otro extremo de la cama.-...Por supuesto, debí saber que una pequeña como tú no entendería...-Decía mientras se sentaba en el sillón y tomaba lo primero que encontró para distraerse.
Luna se quedó de piedra ante lo que dijo la rubia. Si había algo que realmente le molestara, era que no la tomaran en serio. Ya no era una niña de 5 años que no entendía las cosas. Pero sobre todo, le dolió un poco que la otra la considerara una pequeña.
Se volteo a mirar a Ámbar.
-¿Quieres que hablemos de lo de hace rato? ¡Bien! pues hablemos.-Decía al mismo tiempo que se ponía frente a la mayor, pero ésta la ignoro olímpicamente.- ¿Ámbar?-
La otra joven ni se molestó en mirarla, era un tanto bajo lo que estaba haciéndole a Luna, pero quería que la chica dejara de huir de sus problemas y que hablara claramente. Esto era un comienzo, si, uno muy malo, pero comienzo al fin y al cabo.
La pequeña se sentía frustrada. ¿Estaba molesta gracias a un libro? Y ahora que lo veía bien, ni siquiera era un libro, era una revista de modas, peor aún. ¿Ámbar prefería esa cosa antes que ella?
Luna soltó un pequeño gruñido al saberse celosa por una revista de modas.
-No te atrevas a ignorarme, Ámbar Smith.-La nombrada se obligó a permanecer inmutable, pese al escalofrió que sintió cuando la otra la llamo por su nombre completo.-¡No me ignores!-
-Antes eras tú la que, tercamente, no quiso hablar conmigo.-Ámbar bajo la revista y miro a Luna.-Pues ahora soy yo la que no quiere hablar contigo.-Subió nuevamente la revista.
-Oh, no, tu y yo vamos a hablar aunque no quieras.-Decía al tiempo que le arrebataba la revista y la lanzaba lejos de las manos de Ámbar. Ésta anticipaba una reacción como esa, pero se sorprendió que Luna lo haya hecho de verdad.
La rubia se cruzó de brazos y se negó a mirarla. Luna no lo podía creer, se estaba comportando exactamente como una niña caprichosa y mimada.
No lo pensó dos veces, ni siquiera lo pensó un segundo cuando se acercó a la otra y se sentaba en el regazo de la mayor al momento que cruzaba los brazos sobre su pecho. Ésta la miro incrédula. ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo es que las cosas habían cambiado tan drásticamente?
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