Capítulo 3: El cruce

(POV de Shadow y otras interacciones )
   Me estiré nada más levantarme, listo para intentar cruzar el río Hidraisis. Allí, el dragón Hidra, con sus tres cabezas, protegía el cruce al otro clan. Solo pasaba por el río durante una semana al año, pero cuando no estaba él en el río, el tiempo alrededor de la zona es muy peligroso. Cuando la marea del río baja, lo más probable es que Hidra esté esperando alguna presa, mientras que cuando está alta, es casi imposible cruzarlo para las dragones, así que Hidra no necesita estar ahí.
   Recuerdo que es la época de marea baja, y que probablemente me encontraré con un Hidra furioso. Pienso otra vez. Ahora soy un solitario, y como no somos de ningún clan, tengo la libertad de cruzar cualquier territorio, ¿cierto?
   Busco el lago más cercano, y lo mejor de todo es que había barro. Me revuelco en él y luego me ducho en el lago. Así eliminaré mi olor de dragón de clan, y así nadie me reconocerá nunca más por uno de ellos, solo como un solitario. Cazo un conejo y una pequeña ave rapaz y empiezo a zampar como si no hubiera un mañana. Tras eso, estoy listo para partir al Hidraisis.
   Estoy cerca del río, lo sé porque estoy en la frontera entre el bosque y la jungla. Las zonas de la jungla y pantanos suelen estar cerca de los afluentes más grandes. Eso es un buen signo.
   Me adentro en la jungla a toda velocidad, y esquivo todos los árboles con precisión. Incluso pude conseguir alguna pequeña presa. A lo lejos, veo el río, casi seco. Tendría que recorrer una distancia de medio kilómetro volando para atravesarlo. Sería fácil si no hubiera un maldito dragón de tres cabezas acechando y el poco oxígeno del aire de la zona me dejara volar con normalidad.
   Estoy listo a ello, puede que salga muerte o puede que no. Pero es mi única opción de ser totalmente libre. ¡Tengo que cruzar el río! Empiezo a coger velocidad, voy muy rápido. De repente, despliego mis alas y asciendo con rapidez. En la zona donde ahora estoy hay poco aire, estoy a unos 200 metros del suelo. Y aún así tengo que subir más, así que creo que mis fuerzas se agotarán. Al menos subir a unos 1000 metros estaría bien para sobrevivir al Hidra. Así que vuelo más alto, respirando agitadamente, quedándome sin oxígeno. Intento volar más rápido, pero las alas me pesan y mis pulmones casi no dan para más.
   Oigo un rugido, está un poco lejos, y viene de debajo mía. Pero ya estoy casi al final del trayecto, así que no me preocupo. Me voy quedando sin aire, hasta que me desmayo por no tener energías. Voy cayendo a las orillas del río. Termino de caer, sigo inconsciente, y escucho ese terrorífico rugido, pero como si estuviera al lado mío. De repente, de los arbustos sale una sombra que me lleva. Pierdo la consciencia del todo, y olvido la mitad del trayecto.
   Despierto en un bosque húmedo, sin nadie cerca de mí. ¿Cómo habría llegado hasta allí? Mis tripas están rugiendo, así que me comí un pequeño ratoncito. Tenía que reponer mis fuerzas lo más rápido que pudiera, la pequeña presa no me había quitado ni una pizca del hambre que tenia.
   Empieza a llover con fuerza. Estaba perdido. Sin refugio, sin comida, sin energía, sin nadie... ¿Al final mi decisión fue la correcta? ¿Ser un solitario es bueno? Me voy arrastrando por el bosque, en busca de una cueva o un hueco entre las raíces de los enormes arboles que a veces se encuentran en esta clase de bosques.
   Me giro deprisa, escuché como si alguien hubiera pisado las hojas y hubieran crujido. Me quedo mirando a los arbustos, sin quitarles la mirada ni un segundo. Veo una sombra acechar entre estos. "¡¿Quién está ahí?! ¡Responde ahora o calla para siempre!" grité con fuerza, en postura para defenderme de cualquier cosa que pudiera ocurrir.
   La sombra saltó de los arbustos y cayó detrás de mí. Era una dragona con pelaje blanco, rayas violeta, ojos rosado-púrpura y melena violeta. Sus ojos brillaban sin parar de mirar a los míos.
   "¿Quién eres?" le pregunté. Ella me dijo que no había tiempo para presentaciones, y me dijo de acompañarla hasta un lugar que no me quiso nombrar. Era mi única oportunidad de sobrevivir, así que le seguí.
   Llegamos a una cueva, con abundante lecho de hierba seca, plantas y un pequeño charco con agua consumible. Antes de entrar, le pregunté: "¿Por qué me has ayudado si soy un dragón del otro clan?" Y ella me dijo: "Me traes buenas vibras. No quería dejarte morir allí."
   Me dijo de entrar a la cueva, y yo, sin rechistar, entré. Habían pequeños troncos y ramas apilados en una esquina de la cueva. La dragona agarró algunos con su boca y los puso en el centro de la cueva. Luego, echó fuego por su boca, para así encender la hoguera y no tener frío.
   "Puedes dormir aquí" me dijo la dragona. "Por cierto, mi nombre es Amethyst" terminó de decir.
   Estaba muy cansado, así que le di las gracias y le di las buenas noches. Me acosté en el lecho, y cerré los ojos, quedándome dormido casi al instante.
   Empecé a soñar, pero eran las típicas estupideces de sueños sin sentido, así que no hice caso. Mientras seguía durmiendo, escuché sonidos parecidos al de cristales o piedras preciosas chocar. Un sonido tan mágico y bello. Me llenaba de paz. Seguía roncando, hasta que noté como si algo me hubiera tocado. Me pregunté si era mi mente, pero al entreabrir los ojos, vi a Amethyst, gritándome y agitándome para despertarme con rapidez. Le pregunté que estaba sucediendo y me levanté lentamente.
   Termino de abrir los ojos, veo todo un poco borroso ya que me acabo de despertar. Miro a mis alrededores, y noto una extraña fuerza. La cueva me parece un poco rara, ¿no es cómo la recuerdo? ¿Estoy loco? Empecé a ver mejor y me di cuenta de que algo raro acababa de ocurrir...

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